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“Morir bien es morir a tiempo. No
hay peor infierno que el de asistir
a las exequias del propio deseo. Al
funeral de nuestras pasiones. No hay
castigo mayor que el de verse
integrando su cortejo fúnebre. La
muerte no es, por eso y para mí, lo
que sigue a la vida. Sino lo que a
diario nos acecha. Lo que nos
esteriliza. Lo que encallece la
piel. La ausencia de propósito, la
apatía, el desapego a los seres cuyo
trato nos constituye en personas. La
muerte es vida seca, marchita. Esa
es la muerte que mata y no la que
viene después. Por eso, imploremos:
que la muerte nos sorprenda
sedientos todavía, ejerciendo la
alegría de crear. Que nos apague
cuando aún estamos
encendidos”(Santiago Kovadloff).
El concepto de envejecimiento y el
concepto de vejez son dos cosas
totalmente diferentes. El
envejecimiento es un proceso
biológico marcado fundamentalmente
por la genética y la vejez es una
construcción social, donde la
genética tiene un porcentaje de
alrededor del 27%, donde los
servicios de atención médica tienen
un porcentaje de alrededor del 20%,
donde el ambiente tiene un
porcentaje de otro 20% y donde la
mayoría, aproximadamente el 40%,
está influenciado por el estilo de
vida.
En el proceso de envejecimiento este
contexto no está con- templado, ya
que hablamos exclusivamente de un
tema biológico. Esto lo podemos
comparar con otro tema controversial
que es el tema de la sexualidad,
cuando uno habla hoy de qué es el
sexo y de qué es el género. El sexo
es un proceso biológico que está
determinado en cada una de las
células, en los cromosomas y en el
ADN.
El género es una construcción social
que está determinada, en parte, por
esto que decimos en principio pero
que puede ser violentada totalmente
por la construcción social, por el
contexto y por la voluntad. Esto es
mucho más controversial que el tema
de la vejez y el envejecimiento,
pero uno puede compararlo para
entender que es lo que hablamos
cuando hablamos de vejez.
Para poder entender qué es lo que
nos pasa nos trasladamos al año 1953
cuando Frank W. Notestein estableció
una de las formas, tal vez la más
moderna y la más difundida, de lo
que significa la transición
epidemiológica que en aquel momento
la describió en tres etapas. Una
primera etapa que es la que está
vinculada a lo agrícola, en donde
nacen y mueren muchas personas,
entonces el crecimiento de la
población está autolimitado.
Una segunda etapa que es cuando se
produce la transición a las
ciudades, cuando se va de lo
agrícola a lo citadino, la etapa de
la industrialización, de la primera
y segunda revolución industrial. En
esta segunda etapa se produce una
reducción en la cantidad de
nacimientos y una reducción en la
mortalidad porque en principio,
aunque no es totalmente real, hay
más beneficios en las ciudades que
en el campo con respecto al contexto
social.
La tercera etapa es la de la
consolidación en las ciudades donde
disminuye la cantidad de
nacimientos, pero las personas viven
mucho más, entonces no mueren tantos
niños y ahí se produce el gran
crecimiento de la población. Esto
hace que en menos de doscientos años
la población pasó de ochocientos
cincuenta millones de habitantes en
el mundo a siete mil ochocientos
millones de habitantes.
¿Pero
qué ocurrió después de Notestein?
Lo que hoy consideraríamos una
cuarta etapa, que es en la cual
nacen muy pocos niños y lo que más
crece es la población de personas
mayores. Y no solo eso, sino que en
esta etapa la calidad de vida es tan
alta que las personas no solo viven
más, sino que viven mejor. Entonces
ya no tenemos solamente el concepto
de expectativa de vida, sino que le
agregamos el de expectativa de vida
saludable y en este concepto es en
donde está el tema de la vejez.
Lo que antes era vejez hoy está
lejos de serlo, es decir, a
principios del siglo XX, hace poco
más de 120 años, la expectativa de
vida global no superaba los 50 años.
Hoy la expectativa de vida en países
como el nuestro promedia los 78
años, es decir, los 80/82 años para
las mujeres y 74/76 años para los
hombres.
En los países más desarrollados,
fundamentalmente hablamos de Europa
Central y los Países Escandinavos,
la expectativa de vida no solo es
muy alta, sino también es de una
vida saludable, es casi tan alta
como la expectativa de vida misma.
Se dice que en los países
desarrollados si una persona supera
los 80 años de vida ha superado
todos los riesgos de enfermedades y
si conserva el estilo de vida
adecuado va a vivir, no se sabe
cuánto tiempo, pero sí que va a ser
mucho el tiempo que viva.
¿Por qué le damos tanta importancia
al tema del estilo de vida y del
ambiente, más que al de la genética
y al de sistema de atención?
Porque la realidad nos indica que el
gran crecimiento de la edad de la
población en la transición
demográfica de Frank W. Notestein
está marcada no por la atención
médica, porque
ustedes piensen que en esa etapa de
la que estamos hablando solamente
existía la vacuna antivariólica
(siglo XVIII) y no en muchos lugares
se empezó a dar la vacuna BCG para
la tuberculosis, pero las vacunas
importantes, es decir el resto de
las vacunas, son posteriores al año
1953.
Sin embargo, el hecho del agua
segura, las excretas, las vías de
comunicación, los medios de
comunicación son los que
fundamentalmente hicieron crecer la
edad de la población y la
expectativa de vida saludable.
También influyeron los alimentos más
seguros, mejor procesados, una mayor
disponibilidad de alimentos en el
mundo, gracias a las nuevas
tecnologías.
Pero después de Notestein todo esto
aún mejoró más. Aparecieron todos
los sistemas de atención médica de
calidad, los antibióticos, que, si
bien se habían esbozado siendo que
ya existían la penicilina y la
estreptomicina, eran solo para muy
pocas personas, pero ya la gran
expansión de la atención médica y
del acceso a los medicamentos, sobre
todo en occidente, hizo que la
expectativa de vida saludable
creciera muchísimo más. Esto fue
todavía aún más reforzado por el
tema del crecimiento tecnológico que
nos dio un empuje fundamental.
Pero, como todas las cosas, esto
está acompañado por una reducción en
la tasa de reemplazo, es decir, hoy
en los países desarrollados nacen
menos personas que las que fallecen
en el año.
Esto nos lleva a que está creciendo
más la franja etaria de 60 años a 80
años que la de 5 a 20 años.
Esto es muy importante y en algunos
países del mundo, fundamentalmente
en los Países Europeos y también en
Estados Unidos y Canadá, esto está
siendo reemplazado por una migración
de países donde todavía están en la
etapa dos o tres de la transición
demográfica de Frank W. Notestein.
Como dije anteriormente la vejez es
una construcción social. ¿Por qué?
Porque uno se siente viejo entonces
es viejo, pero si uno no se siente
viejo no lo es. Esto es exactamente
lo que hablábamos con respecto a la
construcción social del género, si
uno se siente mujer es mujer, y si
uno se siente varón es varón. Esto
no tiene necesidad de ser explicado.
La realidad es que cuando uno no se
siente viejo, no lo es porque hace
todo lo posible para mantenerse en
actividad, para tener un proyecto de
vida y este es el tema central de la
vejez. Una persona es vieja cuando
ha perdido el proyecto de vida,
cuando no se tiene proyecto. Esto es
como el amor, uno está enamorado de
una mujer o de un hombre cuando se
tiene un proyecto con esa persona.
El amor es proyecto, cuando se deja
de tener proyecto y son solo
recuerdos se terminó el amor.
Con la vejez es exactamente lo
mismo, cuando uno tiene un proyecto
no está viejo, no importa que a uno
la biología le marque arrugas o
canas, lo importante es que uno sepa
hacia donde se dirige, que se tengan
permanentemente nuevos objetivos.
Cuando sucede esto la persona no
envejece. Por eso, para muchas
personas, la jubilación es un
castigo porque son personas que no
han tenido un proyecto alternativo
de vida entonces la jubilación les
termina el último proyecto que
tenían.
Pero si estas personas tienen lo que
conocemos como un segundo proyecto,
es decir, yo me jubile de médico,
pero a partir de ahora voy a empezar
a trabajar en construcción, o voy a
empezar a dedicarme a la pintura, o
voy a dedicarme a vender seguros, o
voy a empezar a correr en auto, es
decir, siempre hay que tener un
segundo proyecto. Este segundo
proyecto es el que nos aleja de la
vejez.
Es muy importante porque cuando uno
ve a una persona que tiene muchos
años y que la biología los ha
alcanzado pero que tienen un
proyecto de vida como, por ejemplo,
el empresario Cristiano Rattazzi o
el médico Cormillot que a los 80
años acaba de tener un hijo, y uno
podría pensar que está loco, pero
no, eso es lo que lo aleja de la
vejez.
Hay muchos proyectos de vida
alternativos que las personas toman
como segundo proyecto para no
envejecer. Muchos deciden empezar a
trabajar fuertemente en el
vegetarianismo y dejar, no solo de
consumir animales sino en militar en
el hecho de la protección de los
animales, otros deciden navegar,
otros deciden simplemente comenzar a
cultivar la tierra, empezar a criar
animales.
Es decir, no siempre tiene que ser
proyectos gigantescos, otros deciden
simplemente comenzar a hacer
críticas literarias o de películas,
y escribirlas y tener un blog o un
canal de YouTube donde hablan de sus
experiencias de vida y les dan
consejos a las personas para vivir
mejor. Todos estos conceptos son las
que alejan a las personas de la
vejez.
Otros escriben el libro que siempre
habían soñado escribir y que no
habían tenido tiempo por su
ocupación, otros se dedican a
dibujar y a hacer comics que luego
puedan llegar a ser exitosos, otros
se dedican a la producción o al
comercio, pero siempre tienen que
hacer algo, no pueden dejar de tener
un proyecto y en ese proyecto está
hasta un proyecto de crecimiento.
Es fundamental el segundo proyecto.
Por supuesto que además hay que
cuidarse, mantener el estilo de
vida, de esto no hay duda, pero el
proyecto, el saber qué hacer con las
cosas es fundamental y no perder la
posibilidad de comunicación con
otras personas. El aislamiento,
aunque sea voluntario, siempre es
negativo para el proceso de la
vejez. Es fundamental no perder la
socialización de las personas, no
deben aislarse.
Por último, es fundamental no
olvidar todo lo vinculado al
mantenimiento y superación de la
reserva cognitiva.
(*)
Médico Neurólogo - Jefe del Dpto. de
Salud Pública - Facultad de Medicina
- Universidad de Bs.As.
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