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En esta ocasión, entrevistamos a Romina Rodríguez Menadier,
abogada, mediadora, negociadora especializada en salud,
fundadora del espacio Círculos de Confianza y referente en el
ecosistema de resolución de conflictos sanitarios en Chile.
Desde una mirada profesional y comprometida, nos explica cómo
funciona la mediación sanitaria, qué resultados ha dado y por
qué este mecanismo representa un puente entre el sistema de
salud, el derecho y la dignidad de las personas.
1. ¿Desde cuándo funciona la mediación sanitaria en
Chile?
Desde 2004, con la promulgación de la Ley 19.966 que establece
el Régimen de Garantías Explícitas en Salud (GES), se instauró
en Chile la mediación como procedimiento obligatorio antes de
demandar judicialmente al sistema público de salud por
responsabilidad civil. Esta normativa tiene un doble objetivo:
por un lado, descomprimir el sistema judicial; por otro, ofrecer
un canal rápido y efectivo para reparar a quienes sufrieron
daños derivados de atenciones médicas. El procedimiento se
realiza a través del Consejo de Defensa del Estado (CDE), que
designa mediadores especializados.
2. ¿La mediación aplica tanto en salud pública como en
privada?
Sí, pero con caminos diferentes. En el sector público, la
mediación es obligatoria y gratuita, canalizada por el CDE. En
cambio, en el ámbito privado, como clínicas y centros médicos
particulares, las personas pueden solicitar mediación a través
de la Superintendencia de Salud, que mantiene un registro de
mediadores privados habilitados. Esta mediación es voluntaria, y
sus costos son compartidos entre las partes.
3. ¿Los mediadores están capacitados específicamente en
salud?
Absolutamente. Para ser parte del Registro de Mediadores
Privados, se exigen requisitos exigentes: título profesional de
al menos 10 semestres, cinco años de experiencia, no haber sido
condenado ni formalizado por delito grave y acreditar formación
específica en salud: 180 horas teóricas y 40 de práctica en
mediación efectiva. Esta exigencia asegura un alto nivel de
comprensión del contexto clínico, jurídico y humano que estos
casos requieren.
4. ¿Los abogados apoyan este procedimiento?
Hoy, cada vez más. Aunque hubo escepticismo inicial, la
experiencia ha demostrado que la mediación sanitaria evita
procesos judiciales largos, costosos y emocionalmente
desgastantes. Instituciones como FALMED (Fundación de Asistencia
Legal del Colegio Médico) promueven activamente la mediación
como herramienta preventiva. Muchos casos se resuelven con
explicaciones, disculpas o acuerdos que van más allá de lo
económico.
5. ¿Qué dicen los números?
Solo en el primer semestre de 2024, el CDE recibió 1.276
solicitudes de mediación por daños en salud. El 96,2% fueron
declaradas admisibles, lo que muestra una alta pertinencia de
los reclamos. De las 1.095 mediaciones concluidas en ese
período, el 21,9% terminó con acuerdo entre las partes. Aunque
pueda parecer un porcentaje bajo, representa cientos de casos en
los que se evitó la judicialización, se reparó a las personas y
se construyó confianza. El tipo de daño reportado también es
significativo: el 62% corresponde a casos de muerte, invalidez
parcial o total. Las mujeres reclaman en mayor proporción (65%
del total), y también se observa que muchos pacientes
involucrados tienen entre 25 y 74 años, es decir, personas en
plena etapa productiva y familiar.
6. ¿Qué tipo de casos llegan a mediación?
El abanico es amplio: desde errores quirúrgicos, omisiones
diagnósticas, falta de seguimiento, daños durante el parto,
hasta negligencias en especialidades como medicina interna,
trauma- tología, obstetricia y pediatría. Las reparaciones
posibles incluyen disculpas, explicaciones, prestaciones
médicas, medidas intrahospitalarias y, por supuesto,
indemnizaciones. En casos de fallecimiento, el tope de
compensación alcanza las 3.500 UF, que actualmente superan los
137 millones de pesos.
Humanizar el sistema de salud a través de la palabra
Romina enfatiza que la mayoría de las personas no buscan
venganza ni lucro, sino verdad, escucha y una reparación justa.
“A veces basta con que se expliquen los hechos, que el sistema
pida disculpas y que se brinde una atención adecuada. El proceso
no solo trata de cerrar un caso, sino de cerrar una herida
humana”.
Agrega que la mediación es también una forma de educar al
sistema, detectar errores estructurales y prevenir futuros
daños. “Cada mediación bien realizada es una oportunidad para
mejorar la calidad del servicio y recuperar la confianza de la
comunidad en sus instituciones de salud”.
Un mensaje final para los profesionales de la salud
“Invito a los médicos, directivos, enfermeros y equipos de salud
a ver en la mediación una aliada. No se trata de culpabilizar,
sino de asumir el conflicto con madurez. Humanizar la medicina
también es saber pedir disculpas, escuchar al paciente y
dialogar. La medicina moderna necesita tanto de la ciencia como
de la palabra”, concluye.
En tiempos donde la salud atraviesa tensiones constantes, la
experiencia chilena en mediación sanitaria muestra que otro
camino es posible: uno donde el conflicto no es fracaso, sino un
punto de partida para la reparación y el encuentro.
Finalmente quisiéramos despedirnos con las palabras del Dr.
Manuel Martínez-Sellés presidente del Ilustre Colegio Oficial de
Médicos de Madrid. Catedrático de Medicina, Universidad Europea
de Madrid, en la publicación de Revista IIDOS: “En pleno siglo
XXI podemos cambiar “pociones y polvos” por los fármacos más
novedosos o las últimas intervenciones, pero para ejercer
nuestro trabajo de forma adecuada toquemos y miremos a los ojos
de nuestros pacientes”.
(*) Abogadas – Mediadoras - Consultoras en Mediación Sanitaria
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