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La crisis del recurso humano en
salud
La palabra crisis es, seguramente, la más utilizada para
adjetivar el estado de situación de nuestro sistema de salud.
Desde hace muchas décadas venimos escuchando y hablando de la
crisis del sector.
La existencia de un sistema sanitario inequitativo en cuanto al
acceso, ineficiente en cuanto al uso de los recursos, ineficaz y
de baja calidad en cuanto a los resultados, producto de su
altísima fragmentación y segmentación, constituye una de las
mayores debilidades de las prioridades de la política argentina
desde siempre y de un Estado de características corporativas.
A las clásicas características negativas del sistema
(fragmentación, segmentación, ineficiencia, inequidad) se le
suma el agravamiento de otro problema que amenaza con
profundizar la crisis: el problema del recurso humano en general
y la del recurso médico en particular.
La pandemia hizo caer el velo sobre el sistema. En la Argentina
la salud no es uno de los sectores prioritarios, al contrario,
solo se rescatan los comportamientos y los esfuerzos
individuales y muchas veces voluntarios de su capital humano.
Pero esto impide ver muchas veces, las deficiencias
estructurales que se arrastran y que tienden a agravarse con el
desarrollo de las nuevas tecnologías, los cambios
epidemiológicos y la rigidez de la cual hace gala el sector ante
cualquier perspectiva de cambios que afecte intereses
anquilosados.
El Covid-19 impuso desafíos adicionales al devaluado sistema,
sacudiendo las organizaciones y forzando cambios en hospitales y
centros de salud para superar las emergencias, con un alto grado
de voluntarismo. El rol de los profesionales ha sido
fundamental, y el capital humano es sin dudas el principal valor
del sistema.
La pandemia mostró con crudeza la crisis del sistema y en
especial la del recurso humano, poniendo en evidencia la
ausencia de especialidades, el multiempleo, las bajas
remuneraciones y el burnout a que son sometidos diariamente.
La crisis del recurso humano en salud es una bomba de
profundidad que ya explotó hace años y que ahora está surgiendo
a la superficie con cada vez más fuerza.
Las grandes preocupaciones en el
tema recursos humanos en salud
Podríamos sintetizar en cuatro, las principales preocupaciones
que aquejan al sistema de salud en el tema recursos humanos:
1) La cantidad y distribución del RRHHS, 2) Sus cualidades y
habilidades, 3) La migración de los profesionales y técnicos de
la salud y 4) El mercado laboral de la salud.
Desde esta perspectiva podríamos decir que, si bien la cantidad
global de médicos en nuestro país pareciera más que suficiente,
la distribución y cantidad de algunas especializaciones marcan
un escenario muy complejo. Y si ampliamos la mirada hacia otras
profesiones del sector como enfermería y las tecnicaturas por
ejemplo el panorama se hace sombrío.
Los médicos migran en dos sentidos: en la geografía y en la
especialidad que eligen (Vilosio, J; 2014). Esta definición la
podemos ampliar al resto de las profesiones relacionadas con la
salud.
La migración geográfica presenta una doble complejidad: la
migración hacia otros países y entre las provincias.
Siguiendo a Vilosio: “Muchos clínicos y médicos de familia se
orientan a especializaciones más rentables. Muchos médicos ya no
“van” a esas especialidades donde el futuro previsible es el de
burn out, pasando años de su vida en prolongadas jornadas
laborales”.
También existe una migración constante entre los sectores
públicos y privados de la salud e incluso al interior del sector
público se observan “pases” desde hospitales públicos con leyes
de carreras sanitarias rígidas en cuanto a lo salarial, hacia
hospitales con diferentes formas estatutarias y posibilidades
más flexibles de contratación.
El mercado laboral aparece aquí como el principal incentivo de
estas migraciones tanto internacionales como internas provocando
un perjuicio a la provincia o país que invirtió en la formación
del recurso humano en salud pero que no logra retenerlo en
desmedro de los países o provincias que basan su política en un
fuerte reclutamiento por sobre la formación o como
complementaria a ella.
El problema del mercado laboral
En primer lugar, debemos replantearnos si los incentivos están
correctamente enfocados. Las políticas en salud de todas las
jurisdicciones están basadas, dicen, en la Estrategia de APS y
en la Promoción y Prevención de la salud dándole en los papeles
un nivel preponderante al primer nivel de atención. Sin embargo,
esta priorización no se observa a la hora de definir
presupuestos o incentivos remunerativos.
Dice Vilosio muy acertadamente. “Más de cuarenta años después de
empezar a hablar de la atención primaria de la salud, condimento
presente en los discursos de todos los ministros y políticos
desde entonces, la disponibilidad de médicos capacitados para el
primer nivel de atención, tanto en áreas rurales como urbanas,
sigue siendo un problema crítico en los sistemas de salud
provinciales y municipales.
La cantidad adecuada de médicos en cada lugar, como es el caso
de cualquier profesional que vende sus servicios en el sector
gubernamental o en el privado, depende de un conjunto de
estímulos relacionados con la remuneración, las condiciones de
trabajo (un aspecto singularmente importante) y las expectativas
de futuro”.
Paralelamente a esto, en los últimos tiempos, se viene
verificando un cambio en el modelo del RRHHS de uno más
vocacional y dispuesto al sacrificio individual con tal de
aprender a uno que primero analiza la ecuación económica, el
ámbito laboral, y las exigencias horarias antes de aceptar un
trabajo.
El burnout que producen muchas especialidades, así como la
inseguridad que está azotando cada vez más a los servicios de
salud son otros dos factores que hacen desistir a muchos
profesionales de seguir determinada especialidad o de aceptar
trabajos en zonas inseguras, lo cual agrava aún más la crisis.
La feminización de la medicina y de otras profesiones de salud
es otra característica que se viene verificando cada vez con
mayor intensidad y, según muchos especialistas del tema, está
relacionado (como causa para algunos, como consecuencia para
otros) a una disminución de los ingresos del sector.
Este combo está impactando fuertemente en los sistemas de
residencias, en los sistemas de emergencias médicas, en las
especializaciones críticas y en general en todo un sistema de
formación que también está en crisis.
El modelo de una medicina como actividad artesanal en el que el
maestro transfiere conocimientos personalizados a sus discípulos
ha cambiado definitivamente.
Priorizar la política de recursos
humanos en salud
Debe existir un gran consenso a fin de lograr una reforma en el
sector de los recursos humanos en salud. Sin esta reforma será
imposible reformar el sistema de salud. Se debe comenzar con una
reforma a la educación médica de grado y de postgrado
(residencias médicas).
En cuanto al mercado laboral, se deben colocar correctamente los
incentivos según el modelo que aspiremos. Si decimos que será un
modelo basado en Atención Primaria de Salud, debemos remunerar
adecuadamente al equipo de salud del primer nivel y organizar
una red de servicios que de soporte a este nivel.
Se deben cambiar formas y mecanismos de pago de los servicios y
especialmente a los profesionales. Cada vez es más frecuente
observar diferencias entre las especialidades clínicas y las
quirúrgicas y entre las que usan “aparatología” propia con las
que no. Se debe ser innovador tanto en hospitales públicos como
privados y financiadores.
Debe existir un alivio impositivo importante a los
profesionales. Los niveles de presión impositiva hoy día son
claramente confiscatorios.
Más allá de estas medidas u otras, lo importante es iniciar
poniendo este tema como prioridad de agenda en el sector público
en su conjunto. No sea cosa que, como siempre pasa, en breve sea
demasiado tarde
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(*)
Médico
Especialista en Salud Pública. Presidente Grupo PAIS |
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