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La contención de costos en los
sistemas de salud de todo el mundo abren una serie de
paradigmas en relación al desarrollo de drogas de alto valor
agregado, las que deberán comenzar a demostrar una buena
relación entre su costo y su efectividad para poder ser
autorizadas por las entidades financiadoras.
La investigación e innovación en materia de
nuevos productos son los ejes más importantes en el
desarrollo de la industria farmacéutica, que desde hace
varios años viene trabajando en todo el mundo en ese
sentido. Según algunos analistas del sector es
imprescindible empezar a trabajar con fuerza en la búsqueda
de nuevos medicamentos que deberán demostrar una muy buena
relación entre su costo y su efectividad para poder tener
perspectivas de éxito.
Para lograr este objetivo cada vez se utiliza una mayor
cantidad de herramientas para tomar decisiones, una
situación que implica capacitarse y poder adaptar fórmulas y
procedimientos que han sido exitosos en otros países, una
tarea en la cual Merck Sharp & Dohme (MSD) está trabajando
desde hace varios años. “Y sobre todo en el último período,
donde vimos que tanto en la Superintendencia de Servicios de
Salud como en el Ministerio de Salud estos temas cada vez
cobran mayor importancia”, aseguró Osvaldo Tibaudin,
director asociado de Políticas de Salud de MSD.
La
evaluación de la alta tecnología y la investigación de los
resultados en salud no son tareas que se puedan instrumentar
en forma inmediata en un sistema de salud, y en los países
donde estas experiencias han logrado desarrollarse,
fundamentalmente por el énfasis de los financiadores, las
mismas están bajo un “paragüas” dentro de las políticas de
salud y de las políticas de medicamentos.
La evaluación de las altas tecnologías en materia de
medicamentos va a estar dada por las evidencias que se
recojan de su aplicación y por una evaluación económica, dos
factores “que no sólo se utilizan en farmacoeconomía sino
que también son útiles para el resto de las tecnologías
médicas”, destacó Tibaudin.
Los factores que motivan que las decisiones en materia de
medicamentos tengan que ser cada vez más costo-efectivas y
más técnicas “tienen que ver con los presupuestos”, que cada
vez “son más acotados para cubrir la inmensa gama de nuevas
prácticas que aparecen”, destacó el directivo de MSD.
La innovación y la investigación colaboran con fuerza en el
desarrollo económico de los países que las fomentan, aunque
son actividades que impactan sobre los costos de las
compañías. “Por eso es necesario analizar cómo se aplica
cada tecnología, porque no todas tienen valor”, aclaró
Tibaudin.
“Por este motivo la industria farmacéutica, que produce
tecnología de alto valor agregado, ingresó en este tema,
porque es un gran actor del sistema de salud e invierte
mucho dinero en el mismo”, agregó.
Una de las dificultades salientes que existen en la
Argentina para el desarrollo de los análisis de
costo-efectividad de las nuevas drogas tiene que ver con la
falta de datos sobre los resultados de las mismas. “Y además
aparecieron requerimientos regulatorios de autoridades
sanitarias de muchos países que exigían estudios de
investigación de resultados para la cobertura y la
financiación de las nuevas drogas, algo que motivó que la
industria farmacéutica ingresará con decisión en el terreno
de la producción de esos datos”, subrayó el reconocido
analista del sector.
En la industria farmacéutica es necesario tener en cuenta
dos factores esenciales a la hora de desarrollar nuevos
productos. Uno tiene que ver con la capacidad del personal
dedicado a la investigación y el otro se relaciona
directamente con las bondades de la droga que se descubra y
con la infraestructura del laboratorio que la lleva a cabo.
“Por eso se requiere mucha inversión en investigadores de
calidad y mucho tiempo, porque el desarrollo de una nueva
droga oscila entre los 8 y los 12 años”, explicó Tibaudin.
“Esto deja en claro que la industria farmacéutica es de alto
riesgo porque a partir de 5 o 10 mil sustancias, en 12 años,
se puede llegar a conseguir sólo una droga que llegue a las
farmacias y que puede ser accesible al público en general”,
añadió el especialista.
En ese sentido, Víctor Rodríguez, gerente de Farma Política
de Novartis, precisó que aproximadamente de entre 5 mil o 10
mil compuestos sintetizados sólo entre 5 y 7 llegan a la
fase de desarrollo y que de cada 5 o 7 drogas estudiadas en
humanos prácticamente una llega al mercado. Además, agregó
que en el mundo se registra una inversión anual en materia
de investigación cercana a los 2 mil millones de dólares,
una cifra que aumenta entre un 10 y un 20% por año y que
representa un 25% del total de las ventas.
“A esto se agrega que el costo del desarrollo de un nuevo
producto requiere una inversión de casi 30 mil dólares
diarios y que el costo total de desarrollo de una nueva
droga oscila entre los 250 y los 300 millones de dólares,
con un costo por día de retraso de 1,3 millones”, sostuvo
Rodríguez.
Estas circunstancias, agregó, “hacen que la relación
costo-efectividad pueda ser una buena guía para la
identificación de prioridades relacionadas con la
financiación de los medicamentos”. “Y por eso la política
farmacéutica debe ir más allá de la tradicional regulación
directa o indirecta de precios para convertirse en una
política de gestión integrada del medicamento”, agregó el
especialista de Novartis.
Para lograr este objetivo, las políticas de medicamentos
“deberían ser concertadas, estables, transparentes y basadas
en el mejor conocimiento disponible”, recalcó el gerente de
Farma Política de Novartis.
En relación a Novartis, Rodríguez manifestó que la compañía
continúa expandiendo sus programas de investigación en
América latina “gracias a la calidad de los datos provistos
por los investigadores argentinos y de la región, a la
evolución de los controles regulatorios y a la necesidad de
los pacientes y los médicos de acceder a terapias
verdaderamente innovadoras”.
El directivo afirmó que durante el presente año el
laboratorio “mantendrá su nivel de inversión cercano a los
7,5 millones de dólares” en protocolos de investigación
clínica para el desarrollo global de nuevos productos e
indicaciones. “Esto lo hacemos porque estamos convencidos
que la industria farmacéutica, en su fase de investigación,
puede ser altamente exportadora debido a la existencia de
grandes centros y de excelentes profesionales”, añadió.
“En estos momentos nos vienen a buscar de otras partes del
mundo para realizar investigaciones, y esto hace que esas
tareas sean proclives en la Argentina, donde los pacientes
volcados a las mismas puedan acceder a las últimas
tecnologías”, destacó el reconocido especialista de la
industria farmacéutica.
“Por este motivo es necesario mejorar el cuidado sanitario y
conseguir el máximo beneficio de los recursos disponibles
valorando con acierto los resultados conseguidos”,
puntualizó Rodríguez.
Por último, el gerente de Farma Política de Novartis se
refirió a otro rol que la compañía está desarrollando con
fuerza en los últimos años. El mismo tiene que ver con la
responsabilidad social y persigue los objetivos de
consolidar una cultura de conducta ética en los negocios,
asegurar condiciones de trabajo justas para los empleados,
trabajar para reducir el impacto en el Medio Ambiente y
comprometerse con las comunidades locales.
“Este compromiso se refleja con claridad en la lucha contra
la lepra, en la cual Novartis forma parte de la Alianza
Global para su erradicación y aportó, durante el período
2000-2006, una terapia de alta calidad valuada en 34
millones de euros, o en el compromiso de la compañía en la
lucha contra la malaria y otras patologías que demandaron en
el último año una inversión aproximada de 570 millones de
dólares para llegar a 4,25 millones de pacientes en todo el
mundo”, remarcó por último el directivo de Novartis.
Fuente: Seminario “Escenarios
para la Salud en el 2007”.
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