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Informe Especial


A qué se deben los excelentes resultados sanitarios de Costa Rica

Por Carlos Vassallo
Consultor Economía y Gestión de la Salud

Hay algo peor que comparar el desempeño de sistemas que es no poder comparar por carencia de información. Este principio puede ser aplicado a diferentes ámbitos pero en este caso nos interesa explorar las posibilidades que tenemos que aprender de otros sistemas de salud, de su origen, evolución y características de funcionamiento.
Si logramos aislar las características políticas, históricas y sociales de cada país podremos explorar y analizar, y en definitiva comparar cómo han hecho para obtener mejores resultados sanitarios, más eficiencia en la utilización de los recursos y equidad en la distribución y acceso.
El caso que nos ocupa es el sistema de salud de Costa Rica. Qué tiene de especial Costa Rica para la Argentina. En primer lugar explicar a que se puede atribuir 74 años de esperanza de vida al nacer en hombres y 79 en mujeres (similar a EE.UU. y Chile, por detrás de Canadá y por delante de Cuba) es un país de 4,5 millones de habitantes.
Las primeras respuestas que uno puede encontrar son que resultan importantes algunos aspectos geográficos, políticos, económicos y sociales: a) el tamaño del país, b) homogeneidad de la población, c) alto índice de alfabetismo, d) distribución del ingreso y e) tamaño del mercado formal de trabajo (segunda tasa más alta de trabajadores asalariados en su fuerza de trabajo). Estos factores han sido claves además para favorecer la estabilidad política y la democracia.
Intentando profundizar un poco más sobre los resultados, Vicente Ortún Rubio y un grupo de profesionales de Costa Rica, nos ayudan enumerando algunos hechos claves para la explicación que estamos buscando:

a) la supresión del ejército en 1949,
b) el impuesto sobre la renta introducido por un latifundista cafetero,
c) la ausencia de minerales (oro y plata) hizo que se tuviera que trabajar,
d) el que los segundones (segundos hijos) se afincaran en el Valle Central, en lugar de seguir una carrera religiosa, sin que aparecieran diferencias entre ricos y pobres,
e) influencia de los polacos (judíos venidos en la Segunda Guerra Mundial),
f) homogeneidad social y cultural, (sólo 3% de indígenas),
g) idiosincrasia del país: forma de bautizar la ignorancia en el mejor de los casos -o de consolarse de las deficiencias individuales apoyándose en las supuestas virtudes del colectivo– en el peor.

Costa Rica no se escapa de la regla general de la reforma de los sistemas de salud, rumbo claro, consensuado y con cierta permanencia.
Costa Rica tiene un gasto en salud por habitante más bajo que el promedio de aquellos países con esperanza de vida al nacer similar, lo cual estaría indicando a priori que el modelo de gestión no es menor al momento de considerar los factores. El gasto en salud en 1998 expresado en dólares americanos y ajustado por paridad del poder adquisitivo (PPA) fue de u$s 528 lo que resulta un monto muy inferior al registrado por el promedio de los diez países con una esperanza de vida inmediatamente superior (u$s 3.354 dólares en promedio) y al correspondiente a los diez países con esperanza de vida inmediatamente inferior (u$s 822 dólares en promedio) (OMS, 2001).
La predominancia del gasto público en salud es clave y ha tenido un rol incuestionable en la gestión estratégica, prácticamente se reconoce por consenso que bajo ningún otro esquema de gobierno, Costa Rica hubiera logrado los progresos e indicadores en materia de salud, con los que cuenta en la actualidad.
La historia, la evolución, nos permite comparar y para ello nada mejor que intentar ver por dónde andaba Costa Rica desde los años cuarenta en materia de salud.
1941 - el gobierno creó el Fondo de Seguridad Social de Costa Rica con el fin de brindar cobertura para enfermedades relacionadas con la maternidad y fondos de pensiones para los trabajadores asalariados urbanos.
1961 - se expandió la cobertura a toda la población en un período de 10 años pero su implementación se retrasó una década (este compromiso rompe con los principios doctrinales bismarckianos que caracterizaban el seguro social, que sólo cubría a los trabajadores asalariados).
1971 - una ley exigió la extensión de la Caja Costarricense de Seguro de Salud (CCSS) para brindar cobertura universal.
1973 - transferencia de todos los hospitales del Ministerio de Salud al CCSS obligando a éste a prestar atención a la salud de los sectores más pobres de la población.
1973 - se estableció un plan nacional de salud con un horizonte bien definido de trabajo tanto para el MS como para la CCSS. De este modo el MS quedó obligado a prestar servicios de salud preventivos y el CCSS servicios curativos.
1975 - Creación del seguro voluntario. Esquema contributivo orientado a trabajadores independientes, quienes pagan una tasa de cotización parcial con un complemento del Estado. Dio acceso además a los beneficiarios del régimen no contributivo de pensiones por monto básico con subsidio del fondo de desarrollo de asignaciones familiares.
1976 - Obligación de los pensionados de la Caja Costarricense de Seguro de Salud (CCSS) y de los regímenes especiales (contributivos y no contributivos) a cotizar para el seguro de salud. Los aportes están a cargo de cada programa que otorga la pensión o bien son responsabilidad directa del pensionado.
1984 - Creación de los convenios de seguro colectivo con organizaciones de trabajadores no asalariados de bajo ingreso, modalidad denominada convenios especiales. De igual manera, se creó un programa de asegurados por cuenta del Estado, el cual permite la cobertura de la población indigente mediante subsidio estatal.
Ya a principios de los años setenta tenía definido desde el punto de vista jurídico la universalidad, pero además había separado funciones y tanto el Ministerio como la CCSS tenían objetivos y tareas claras y definidas. El proceso se completó con la transferencia en años posteriores de la Atención Primaria a la CCSS que a su vez contrató externamente consultorios y centros de atención primaria organizados por cooperativas de médicos. (ver anexo 1)
La cobertura del sistema de salud de Costa Rica es una de las más altas de América latina (89%) de la población, cobertura que incluye servicios de medicina general, medicina especializada y atención a la maternidad, lo mismo que cirugía, hospitalización, servicios de laboratorios, atención dental, ciertos servicios de optometría y medicamentos para los asegurados (y pensionados) y sus dependientes (hijos/ y esposas).
Durante los años ochenta la economía de Costa Rica se vio sometida a las pésimas condiciones económicas que asolaron a América latina (En 1981 la tasa de inflación fue del 81% y la devaluación 320%). Crecimiento de la deuda y recesión económica se encargaron de reducir la capacidad del gobierno para cobrar impuestos y el país se vio obligado a producir recortes y ajustes.
Se comienza a transferir parte del sistema prestador de salud al sector privado y en particular según menciona André Medici la CCSS desarrolló tres programas: médicos empresarios, medicina mixta y cooperativas médicas, que se explican en el anexo 1.
Durante los años noventa se ponen en funcionamiento 87 áreas de salud que han fortalecido la atención primaria y ampliado la cobertura básica y la calidad de los servicios provistos.
La ley de desconcentración de instituciones de salud (1998) permitió concretar la separación de las funciones de financiamiento, compra de servicios de salud y provisión.
Este proceso ha permitido consolidar el compromiso de gestión como mecanismo contractual entre el comprador (CCSS) y los proveedores de servicios (hospitales y áreas de salud) Durante el año 2001 todos los proveedores están relacionados con la CCSS mediante compromisos de gestión y se le ha dado mucha importancia a la evaluación de los mismos. (ver Anexo II)
La asignación de recursos dentro del esquema modernizador debía ser: prospectivo, descentralizado y con elementos de competitividad. Uno de los primeros avances fue la introducción de mecanismos contractuales a través de la contratación de cooperativas autogestionarias de salud sobre la base de un pago capitativo (mencionado en el aparte).
En los CG se estableció el pago de un monto histórico per cápita (para las áreas de salud) y para los hospitales el pago por actividad con base en la unidad de producción hospitalaria (clasificación de pacientes tipo GRD). Durante el año 2001 estos esquemas no se estaban aplicando y la asignación se realiza en base al presupuesto por producción con la inercia inflacionaria que los caracteriza.
La introducción de la libre elección que se propuso tomando en consideración la experiencia sueca fue a nivel de hospitales y según el informe del año 2000 de la OMS constituye un complemento adecuado de los sistemas públicos con vocación universalista.

Conclusiones

Como sucede con la mayoría de los sistemas de salud en Costa Rica también existen problemas y los cambios externos e internos requieren continuas y permanentes adaptaciones para poder mantener los logros alcanzados. Nadie se puede dormir en los laureles y hoy los principales retos que tiene el sistema son:

1. Mejorar la información no sólo en los indicadores finales, sino en la construcción, recolección y procesamiento de datos, metodologías y análisis, cultura organizativa, normas de transparencia que regulen el acceso, disponibilidad, difusión y debate público.
2. Fortalecer las finanzas del seguro de salud (social, público y universal) mediante estrategias que fortalezcan las finanzas de este régimen. En este sentido parece importante aislar la gestión financiera de las exigencias gubernamentales, evitando desvíos hacia usos distintos a los objetivos de mejorar la salud. Combatir la evasión y la morosidad -desde el año 2006 es obligatoria la contribución de los trabajadores independientes al seguro de salud-. Evitar que el Estado incumpla obligaciones financieras con el seguro social al no pagar ni oportuna ni completamente sus deudas. Y finalmente parece necesario establecer una cuota uniforme para todas las modalidades contributivas de aseguramiento.
3. Mejorar la asignación de los recursos. Avanzar en modelos que vinculen recursos a producción, garantizando la viabilidad de los centros y el respeto a la legislación vigente. Pagos ajustados por riesgo en atención primaria y pago por caso cubierto (basando el costeo en las normas de atención) parecen ser los caminos elegidos. En el caso del tercer nivel se comienza a utilizar los GRD realizando ajustes que reconozcan diferencias entre unidades y ponderar las escalas de planta.
4. Regulación del mercado de bienes y servicios de salud en el sector privado. Crear una normativa legal transparente y equitativa que permita circunscribir la actividad privada en el mercado de la salud a ciertos requerimientos mínimos. Este marco regulatorio no debe ser un paquete de ataduras sino una forma de fortalecer el crecimiento sostenible del privado, favoreciendo el interés económico particular como el interés social.

Muchos de estos temas están fuertemente vinculados con los “lazos y nudos” que hoy traban la variedad y diversidad de coberturas sanitarias en la Argentina. La realidad cotidiana nos apabulla y nos impide muchas veces pensar si es posible encontrar un esquema de solidaridad más amplio que exceda lo grupal y permita consolidar un sistema más contenedor y equitativo. Asignar bien no es suficiente, es necesario también tener un modelo organizativo eficiente y ésta parece ser la fórmula de base.

ANEXO 1

Médicos empresarios: 630 empresas privadas contratan a un médico y le dan una oficina y una enfermera. Los médicos tuvieron que competir por los puestos asalariados dentro de las empresas y su rol es servir como filtro hacia los servicios especializados y como agente de orientación del paciente.
Medicina mixta: la persona asegurada escoge un médico entre los que se encuentran inscriptos en el programa y paga por los servicios. Esto puede ahorrarle recursos al sistema si los beneficiarios se enrolan con los prestadores más económicos.
Estos dos programas reciben apoyo de la Caja. Durante el período 1986-87 estos dos programas alcanzaron el 7% de la población, utilizando menos recursos diagnósticos, rayos e incapacidades pagadas.
El tercer programa es de Cooperativas Médicas. La CCSS firmó un contrato con dos cooperativas de salud responsabilizándolas de dos clínicas en el área metropolitana. En función de estos acuerdos la Caja construyó y entregó una clínica con un valor de 1,5 millones de dólares para que la gestione una de las cooperativas.
Esta cooperativa médica también se convirtió en responsable de la atención ambulatoria de la población de un distrito sanitario, donde la CCSS paga 30 dólares anuales por asegurado. La cooperativa presta servicios con base en un equipo de salud que cuenta con un médico, un asistente y un trabajador social para cada 3.000 - 3.500 personas. Considerando que los niveles salariales son relativamente altos, la rotación de personal es muy baja. Es un modelo de capitación en el cual el grupo de médicos, que trabajan conjuntamente todo el tiempo, prestan servicios de atención a la salud a cambio de un pago fijo per cápita que entrega el gobierno.

Fuente: André Medici (2000)

 

Anexo II – Compromisos de Gestión

La ley de desconcentración de instituciones de salud (1998) permitió concretar la separación de las funciones de financiamiento, compra de servicios de salud y provisión.
Este proceso ha permitido consolidar el compromiso de gestión como mecanismo contractual entre el comprador (CCSS) y los proveedores de servicios (hospitales y áreas de salud) Durante el año 2001 todos los proveedores están relacionados con la CCSS mediante compromisos de gestión y se le ha dado mucha importancia a la evaluación de los mismos.
La asignación de recursos dentro del esquema modernizador debía ser: prospectivo, descentralizado y con elementos de competitividad. Uno de los primeros avances fue la introducción de mecanismos contractuales a través de la contratación de cooperativas autogestionarias de salud sobre la base de un pago capitativo (mencionado en el aparte).
En los CG se estableció el pago de un monto histórico per cápita (para las áreas de salud) y para los hospitales el pago por actividad con base en la unidad de producción hospitalaria (clasificación de pacientes tipo GRD). Durante el año 2001 estos esquemas no se estaban aplicando y la asignación se realiza en base al presupuesto por producción con la inercia inflacionaria que los caracteriza.
No obstante es posible mencionar que en los hospitales se registraron mejoras de la atención y aumento de la prestación de servicios y se reorganizaron procesos de trabajo vinculados con las cláusulas adicionales. Si bien cierta imprecisión de algunos términos contractuales sumado a la mala calidad de los registros de actividad y resistencias de los funcionarios impidieron medir correctamente la producción hospitalaria, en este plano la ganancia principal consistió en todo lo que se aprendió sobre el proceso y el surgimiento en la institución de una mayor conciencia respecto de los costos de las prestaciones.
Además la mejora de los sistemas de información, de procesos y procedimientos contemplados en la amplia gama de cláusulas adicionales de las áreas de salud y de los hospitales pueden considerarse un punto de partida para avanzar en la medición de desempeño y cambiar la cultura de la gestión hospitalaria.
Los sistemas públicos de salud de Chile y Costa Rica son los únicos de América latina donde el financiamiento de las prestaciones se ha condicionado al establecimiento de contratos o compromisos de gestión con los proveedores públicos, se avanzó de esta manera en la conformación de cuasimercados surgidos de este proceso de negociación.
Los contratos no proporcionan únicamente un marco explícito en cuyo seno se derivan evidencias empíricas sobre las formas de organización (y por consiguiente son la fuente empírica básica para probar hipótesis sobre organización) sino también pistas e indicios sobre la forma mediante la cual las partes de un intercambio estructuran formas de organización más complejas (Douglass North)

 

BibliografIa

En el país de los ticos con las preguntas de siempre. Vicente Ortún. Revista Economía y Salud (enero 2001).
La reforma pendiente: introducción de la libre elección en el seguro de salud. Claudio Arce Ramírez y Carlos Muñoz Retama. Agosto 2001. Caja Costarricense de Seguro de Salud. Gerencia de Modernización y Desarrollo. Unidad Coordinadora Proyecto de Reforma.
La atención gerenciada en Costa Rica. André Medici. Banco Interamericano de Desarrollo. Boletín Informando & Reformando (2000).
Hacia unas nuevas reglas del juego: los compromisos de gestión en salud de Costa Rica. Ana Sojo. Serie Políticas Sociales CEPAL.

 

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