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En estos días de
disputa política y reciente “ballotage”,
la realidad parece querer enseñarnos
algo: mirar en demasía al pasado los
logros alcanzados, y descontar un
éxito futuro, pueden ser caminos
errados.
Como profesional dedicado al mundo
de la salud y a los beneficios en
las organizaciones, estoy seguro que
el aprendizaje de las últimas
escenas políticas, es perfectamente
aplicable al presente del universo
empresarial. El mercado laboral se
ha ido recuperando fuertemente,
luego de un tiempo considerable de
ruptura, crisis y agonía como el
vivido en los tiempos de recesión a
finales de los noventa y principios
del nuevo siglo. Las necesidades de
desarrollo del mercado laboral, que
no son más que las necesidades de
las propias personas, han gestado un
clima que se refleja en el
crecimiento del consumo, la
disminución del desempleo, los
índices favorables de crecimiento de
los negocios, etc. ¿Resultado? El
mercado laboral se está moviendo.
¿Consecuencia? Los trabajadores se
vuelven más exigentes con los
empleadores, las personas quieren
que se satisfagan mayores
necesidades y las personas capaces
de ocupar y desarrollar roles claves
en las organizaciones laborales
comienzan a ser un valor a
enriquecer y retener.
Si en el mundo político mirar en
demasía hacia atrás y presuponer un
éxito electoral asegurado por haber
logrado un crecimiento económico
puede ser un error, en el mundo
organizacional de la Argentina
actual puede ser fatal. Hoy las
empresas precisan desprenderse del
pasado –los años de recesión -, al
menos en cuanto a gestión de
recursos humanos se refiere.
Aquellas variables de la crisis que
hacían que el trabajador se
mantuviera calmo, poco demandante y
hasta temeroso de perder su trabajo,
ya son parte del pasado. La
reactivación precisa ser acompañada
de una administración de recursos
humanos que identifique las nuevas
demandas de sus trabajadores,
aprenda de sus necesidades y obre en
consecuencia. Para lograr esto, es
siempre interesante, observar el
resultado de los “comicios internos
organizacionales”. Como todos
sabemos, las empresas de primera
línea, realizan en forma anual una
evaluación del clima laboral que,
desde diferentes puntos de vista,
mide el funcionamiento interno de la
organización, sus fortalezas,
debilidades y necesidades. Estas
encuestas hacen las veces de
“comicios internos
organizacionales”. La gente expresa
su opinión y muestra su posición.
Las empresas inteligentes valoran
estos “comicios”, interpretan los
resultados, identifican las
necesidades de su gente y actúan en
consecuencia para mejorar (aún lo
que está muy bien y puede estar
mejor).
¿Qué expresan actualmente los
“comicios internos
organizacionales”?
En momentos donde se produce el
crecimiento del negocio, y la
economía de la empresa se fortalece,
los trabajadores no sólo buscan
retribuciones económicas razonables,
sino que también priorizan sus
necesidades de salud, confort y
bienestar. Hay una tendencia cada
vez mayor a buscar condiciones de
empleabilidad que, por ejemplo,
respeten el balance entre la vida
personal y la vida laboral. El
trabajador capacitado actual está
cada vez menos dispuesto a entregar
su vida a la organización laboral,
si ella no puede respetar sus
necesidades personales. Cuando el
dinero es suficiente, el empleado
quiere que el empleador lo ayude a
tener mejores niveles de cuidado de
su salud, mayores comodidades y que
le demuestre preocupación y
valoración de su bienestar integral.
Una muestra clara de esta realidad
son los esbozos de “Gerencias de
bienestar” que están surgiendo en
algunas organizaciones, donde se
crea un puesto especialmente
dedicado a pensar y generar
estrategias que valoren y refuercen
el bienestar de los trabajadores.
Otra muestra indiscutible es el
crecimiento decidido de los
Programas de Asistencia al Empleado
en nuestro país. Estos programas son
beneficios tercerizados,
consistentes en ayudar a que los
empleados y sus familias solucionen
y prevengan dificultades
psicológicas, legales y financieras,
tanto personales como familiares
que, de no ser tratadas, se
convertirán en problemas
considerables como, estrés crónico,
deudas económicas irremontables,
procesos judiciales desgastantes,
crisis matrimoniales, cuadros
psiquiátricos etc. Si bien estos
problemas impactan a la organización
en términos de ausentismo,
propensión a accidentes,
desmotivación, malestar con el
empleador y baja productividad en
general, pareciera que las empresas
están desarrollando estos programas
basándose más en el concepto cierto
de “ayudar a los empleados” que en
el concepto de “ayuda al negocio en
términos de rentabilidad”. Las
empresas están otorgando estos
beneficios porque entienden que
ayudar a su gente, es la mejor forma
de demostrar su interés y respeto
por la integridad humana. Tal es el
caso de American Express y Federal
Express que desde hace años se
mantienen entre los tres primeros
lugares del ranking Great Place to
Work, organización que se encarga de
medir -y “rankear”- a las empresas
en términos de las contribuciones
que realizan para que el personal
las perciba como un excelente lugar
para trabajar. También la compañía
Dow Química fue reconocida con el
Award “Ciudadanía Empresaria”,
dentro del rubro Programas Sociales
para el Personal, por su Programa de
Asistencia al Empleado; otras
empresas de renombre como ESSO,
Chevron, Ford, Wal Mart y SC Johnson
& Son, también se han sumado a estos
cambios. Se calcula que
aproximadamente 50 organizaciones
laborales de primera línea, han
incorporado este beneficio en los
últimos años en la Argentina y en
varios países de América latina
(especialmente en Chile, Brasil y
México). Más allá de las buenas
intenciones, también hay que
destacar el excelente resultado que
las empresas están obteniendo con
estos programas. Hoy, dentro de los
encuestas de valoración de
beneficios, es usual encontrar que
los trabajadores nombren al Programa
de Asistencia al Empleado como algo
valorado y respetado.
Pareciera que las organizaciones
laborales están interpretando
correctamente las necesidades de su
gente y que este acierto,
razonablemente, trae aparejado
beneficios no buscados en forma
directa. No es extraño que estas
organizaciones mantengan mayores
niveles de retención, fidelidad e
identificación entre sus
trabajadores. Tan viejo como el
mundo: la realidad sigue
mostrándonos que practicar el bien,
es la mejor manera de crecer y
desarrollarse en este particular
camino que es la vida.
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