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“Atender a las personas en forma integral y no sólo
su posible enfermedad, es uno de nuestros
principales objetivos”, afirmó el doctor Miguel
Stariha, presidente de HOPE, Obra Social que con una
trayectoria de 35 años ha forjado una sólida
relación con sus afiliados y prestadores.
El
doctor Miguel Stariha es presidente de HOPE, Obra
Social que en 2006 fue distinguida por la
Superintendencia de Servicios de Salud con el Premio
a la Innovación de los Sistemas de Atención de los
Usuarios. Hoy está empeñado en realizar los cambios
necesarios para que se profundice un modelo de
atención centrado en el mejoramiento de los estilos
de vida que posibiliten mantener y acrecentar la
salud de los beneficiarios. Esto implica ir más allá
de la gestión de salud para instalar el concepto de
calidad de vida.
¿Por qué cuando se habla de cuidar la salud
enseguida se habla de enfermedad?
Definir la salud es bastante difícil generalmente
decimos simplemente “me siento bien”.
Ocurre que, al igual que la justicia o la libertad,
la salud es un valor, y éstos no son fácilmente
cuantificables salvo cuando faltan. Por eso, siempre
es más sencillo referirse a la enfermedad. Hablar de
salud es hablar también de saneamiento ambiental,
vivienda, trabajo, deporte, educación y cultura.
Sin embargo, cuando en 1970 se institucionalizó la
atención de los trabajadores en el Sistema de Obras
Sociales, se decretó también que las prestaciones
obligatorias fueran las destinadas al tratamiento de
las enfermedades, destinándose a ellas, como mínimo
el 80 % de los recursos. Posteriormente el Programa
Médico Obligatorio (PMO) sumó algunas acciones
básicas de prevención como planes de vacunación,
prácticas de laboratorio y diagnóstico para
detección precoz de patologías de alto riesgo
(cardiovasculares y/o cáncer).
Un dicho popular decía: “Tres cosas hay en la
vida, salud, trabajo y amor y el que las tenga que
de gracias a Dios”. ¿La promoción de la salud va en
ese camino?
Exacto. El estilo de vida de hoy pone en crisis las
concepciones tradicionales de la salud, el trabajo y
el amor. Las nuevas tecnologías -tan difundidas pero
de impacto en la salud aún desconocido- el nuevo rol
de la mujer, los cambios en la estructura familiar,
los datos ambientales, etc. son factores clave a
tener en cuenta cuando se piensa en la salud de una
población o parte de ella. Mucho se habla de atender
a las personas en forma integral y no ver sólo su
posible enfermedad. Este imperativo, claro pero muy
difícil de materializar, es el principal objetivo de
HOPE. Y podemos encararlo porque no existen demandas
insatisfechas en prestaciones, cubrimos un amplio
espectro de prácticas preventivas y trabajamos en un
programa de promoción y educación para la salud.
Implementamos un modelo asistencial que pone
especial énfasis en las pautas socio-culturales de
los beneficiarios. Así logramos conjugar
armónicamente la seguridad y la calidez. Si todo
esto no se hubiese llevado a cabo no podríamos
avanzar hacia el perfeccionamiento de la salud.
¿Cuáles son las dificultades que encuentran al
implementar este tipo de modelo?
La primera dificultad es cambiar la actitud del
asociado. Hace falta generar una nueva conciencia.
Asumir que los avances tecnológicos de la medicina
tienen impacto en la salud; estudios internacionales
afirman que en el Siglo XX sólo 5 de los 30 años que
aumentó la esperanza de vida fueron por la mejor
atención médica; apenas 15%. Mientras, las
condiciones sociales, ambientales y culturales, el
“estilo de vida”, la aumentó un 60%; el 25% restante
corresponde a factores congénitos. Es decir: la
atención de la patología está en nuestras manos,
pero el cuidado de la salud se encuentra básicamente
en manos de cada beneficiario.
En HOPE comprendimos que promover la salud es un
derecho que no se cubre con mero asistencialismo, y
estamos diseñando un programa de promoción y
educación para la salud que a mediano plazo
permitirá modificar algunos hábitos culturales
-especialmente, sedentarismo, estrés, adicciones,
violencia y mala nutrición-. Esto incidirá en la
demanda de prestaciones, al tiempo que posibilite
una mejor calidad de vida para nuestros asociados.
El concepto calidad de vida es demasiado amplio.
¿Cuál es el uso específico en el área de la salud?
Trataré de responder de un modo sencillo, aunque el
tema es muy complejo. Cuando se habla de calidad de
vida en relación con la salud se está definiendo una
percepción subjetiva. Es la manera como una persona,
o un grupo, percibe su salud física y mental con el
pasar del tiempo. Yo resumiría esta percepción en
tres momentos o circunstancias; la más general es la
que se refiere a la capacidad del individuo de
llevar una vida satisfactoria; otra intermedia que
se relaciona con el bienestar físico, emocional y
social luego del diagnóstico y tratamiento y por
último la que se corresponde con el impacto de la
enfermedad y el tratamiento en el funcionamiento
diario. Hay algunos puntos de consenso generalizado
a nivel internacional, ellos afirman que la calidad
de vida en relación a la salud es subjetiva,
multidimensional, incluye sentimientos positivos y
negativos y también es variable en el tiempo y en
cada cultura. |