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La seguridad de la
atención médica, entendida como “el conjunto de procesos
destinados a la prevención, mitigación y corrección de
los orígenes y consecuencias de los errores que ocurren
en el proceso de atención” constituye un desafío a nivel
mundial. Manifestado desde la Alianza Mundial para la
seguridad del paciente, la declaración de Luxemburgo
sobre seguridad de pacientes (Comité permanente de
médicos de la Unión Europea), la Agencia para la
Investigación de los cuidados de salud y calidad (Agency
for Healthcare Research and Quality) y la Joint
Commission entre otros.
Es decir, está surgiendo en el mundo, un cambio hacia
una “cultura de la seguridad” que intenta dar una mirada
“sistémica” al error, dejando de lado la mirada
tradicional individualista y punitiva, poniendo el
centro en los procesos del sistema.
Los Programas de prevención de riesgo hoy, centralizan
sus esfuerzos en lograr sistemas seguros, que garanticen
el Standard de atención, minimizando el riesgo
médico-legal.
Un capítulo central lo conforma el análisis del proceso
de dispensación de medicamentos ya que el mismo
constituye uno de los elementos más vulnerables dentro
del complejo proceso de atención médica.
Podemos mencionar por ejemplo, que se estima que mueren
en EE.UU. aproximadamente 7.000 personas por año por
causas relacionadas a errores de medicación, los costos
directos derivados de la atención de estos errores
conforman el 4% del gasto en salud de ese país.
Similares datos aportan distintos trabajos europeos, y
en nuestro país si bien no contamos con datos
nacionales, existen serios trabajos realizados por
distintas instituciones donde se analiza la alta
incidencia e impacto de los errores de medicación y se
proponen distintos programas de Farmacovigilancia
surgidos desde los Comités de Riesgo y de Seguridad.
Comencemos por definir algunos conceptos que constituyen
los pilares filosóficos, metodológicos y estratégicos de
esta Gestión:
El error como
oportunidad de aprendizaje:
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El
error es un fenómeno inherente a la naturaleza
humana, es decir que en todo proceso humano,
incluyendo el complejo proceso sanitario
invariablemente ocurrirán daños causados por error.
-
Para mejorar la Seguridad, entonces, es necesario
crear sistemas “resistentes” a los errores humanos,
es decir que ayuden a prevenirlos, a identificarlos
y a minimizar sus consecuencias, siendo ésta una
responsabilidad institucional.
-
La
Seguridad de un proceso no reside en el individuo
sino en el sistema en su conjunto. Por lo tanto no
hay que centrar la mirada en el individuo
“culpable”, sino en el sistema que facilitó el
error.
-
La
cultura organizacional, el flujo de decisiones y la
normatización de los procedimientos de una
Institución desempeñan un papel clave en su
Seguridad.
-
Los sistemas de Reporte permiten analizar el proceso
que condujo al error, encontrar las fallas y diseñar
los cambios necesarios para evitar su reiteración:
generar barreras de contención.
Error de
medicación:
La definición internacionalmente aceptada es la del
Nacional Coordinating Council for Medication Error
Reporting and Prevention (NCCMERP):
“Cualquier hecho previsible que pueda causar o conducir
a un uso inapropiado de la medicación o un daño al
paciente, mientras que la medicación está bajo el
control del profesional de la salud, el paciente o del
consumidor” (interpretando como consumidor a la persona
que presta la atención al paciente).
Esta definición permite agrupar los errores de acuerdo a
la gravedad del daño en 9 categorías:

“Proceso de
Medicación”
“El proceso de medicación está constituido por una
cascada de procedimientos interrelacionados que tienen
por objetivo la utilización segura, efectiva, apropiada
y eficiente de los medicamentos, iniciándose en el
momento en que el médico realiza la prescripción y
finalizando cuando el mismo es administrado al
paciente”.
Durante la internación participan de este proceso
distintos sectores del equipo de Salud: médicos,
enfermeros, Farmacéuticos y a veces personal
administrativo.
Etapas: Prescripción, transcripción,
dispensación, administración.
Reflexionaremos sobre la prescripción, ya que es la
etapa que tiene al médico por protagonista.
Culturalmente existe una subvaloración del acto de
prescribir que lleva a que el médico le dedique menos
tiempo del necesario considerándolo, casi una tarea
“administrativa”. Esto se traduce en distintos
detonantes de error: letra poco clara, abreviaturas de
dudosa interpretación, datos incompletos, por nombrar
los más frecuentes. A enfermería se le traslada la
responsabilidad de “traducir” adecuadamente la
indicación.
El otro gran déficit es la prescripción “genérica”,
donde no se especifica dosis, frecuencia, vía, y
hasta en no pocos casos…la droga: “analgésicos
según dolor” “Goteo según frecuencia cardíaca”, dejando
librado el éxito terapéutico, o el fracaso con
potenciales graves consecuencias, a la correcta decisión
de enfermería.
Debemos comprender que la prescripción forma parte del
acto médico y de la Responsabilidad Profesional, hoy más
que nunca, dada la complejidad creciente de los
procedimientos terapéuticos y la variedad de los mismos.
Definidos los conceptos principales, vamos a analizar
ahora un aspecto particular que tiene que ver con la
ejecución final del error: mecanismos de pensamiento
asociados a la conducta laboral:
Podemos dividirlos en dos grandes grupos:
Conducta atencional: relacionada con el análisis,
la planificación, el esfuerzo mental. Dependiente de la
formación personal. Requiere atención.
Conducta esquemática: automática o según una
guía, repetitiva, permite simultaneidad. Relacionada al
error por fatiga, estrés o vigilancia insuficiente.
De acuerdo a estas dos conductas surgen dos tipos de
errores:
Desliz: supone un error en una práctica conocida.
Sucede con la conducta esquemática por cansancio, exceso
de tareas o estrés.
Falta: supone una elección incorrecta. Por
múltiples causas: falta de información, interpretación
inadecuada, aplicación equivocada de una regla o norma.
Tiene que ver con la conducta atencional.
Es responsabilidad de la Institución planificar procesos
resistentes a ambos tipos de errores.
Ejemplos prácticos:
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Promoción de la conducta esquemática sobre la
atencional: formularios prediseñados, guías y normas
de procedimientos.
-
Supervisión de las normas y control de su
cumplimiento. Reevaluación periódica.
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Previsión de las contingencias frecuentes brindando
la suficiente flexibilidad al operador ante la
situación diferente o excepcional.
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Optimización de la conducta atencional a través de
la colaboración: discusión de casos, interconsultas,
ateneos.
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Admitir que los errores pueden
aparecer tomando su detección y prevención como un
hecho positivo.
Comentarios
finales:
La Seguridad de la Atención es una responsabilidad
compartida entre todos los que integran el equipo de
Salud.
Los errores de medicación son la consecuencia de un
proceso muy complejo y vulnerable que debe ser foco de
atención al momento de analizar la seguridad de nuestras
prácticas…y esto nos compromete a todos.
La Seguridad de los pacientes va de la mano de la
Seguridad del equipo y de la Institución, y una no se
logra sin las otras
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