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Columna


La transparencia como recurso: de la sospecha a la certeza
Por el Doctor Ignacio Katz
   

Todos los procesos relacionados con la evolución de la salud pública tienen un alto grado de complejidad, porque involucran variables de los más diversos orígenes y no pueden ser reducidos a leyes exactas. Por lo tanto, es imprescindible observar los comportamientos de aquellas condiciones o eventos que determinan los estados de salud de las poblaciones, con el objetivo de poder tomar las decisiones correctas para perfeccionar o mejorar el presente sanitario de una comunidad. Recordemos la frase que el genial Albert Einstein le decía a sus alumnos: “Lo que buscamos en el fondo de la complejidad de las ecuaciones es el mejoramiento del destino de los hombres”.
En ese contexto, la función de un observatorio1 como expresión del compromiso social, adquiere singular importancia, revelándose como una opción estratégica que permite dar uso a la información generada constantemente en aquellas actividades que influyen de manera decisiva en los estados de progreso o mejoramiento de la sociedad. Vale rescatar lo expresado por Galileo en un relato de Bertolt Brecht: “el objetivo de la ciencia no es abrir las puertas de la sabiduría infinita, sino poner límites al infinito error”.
¿Para qué puede servir un observatorio? Principalmente, para la organización sistemática y ordenada de actividades vinculadas con la recopilación, análisis e interpretación de toda la información disponible, actualizada y diáfana de la realidad, sobre un conjunto de fenómenos de interés particular cuya distribución y conducta debe ser analizada con el fin de tomar decisiones u orientar acciones.
De lo que se trata es de establecer modos de observar librados de prejuicios, para poder ascender a un nuevo nivel de autoconciencia lo más ajustado a la realidad en constante movimiento, así como también conocer las conexiones entre esos elementos, sus interacciones y como éstas actúan en el curso de los acontecimientos. Sabido es que la capacidad de enfrentar los conflictos es mayor cuando menor es la falta de ajuste a la realidad. Desconocer a ésta es cuanto menos peligroso.
A través de su actividad organizada y continua, un observatorio de salud permite construir el conjunto ordenado de toda la realidad necesaria para garantizar, controlar y regular con suficiente confianza la evolución de los estados determinantes de la salud de los grupos humanos. Actualmente nos estamos manejando por sospecha. En todo diagnóstico, se requiere de exámenes y análisis complementarios de manera gradual, para ir de la sospecha a la aproximación y luego a la certeza. El mayor y mejor avance en ese sentido lo ofrece la puesta en funcionamiento del Observatorio, para poder recorrer el arco que va de las sospechas a las certezas, y poder manejarnos entonces con la racionalidad que amerita la realidad sanitaria argentina.
El Observatorio se presenta como el marco interpretativo unificador que permite superar el hacinamiento de datos y la fragmentación de la información, causales de la obstaculización del pensamiento. Ordenar e interpretar son pasos ineludibles para poner en marcha un sistema integrado que comience a ofrecer las respuestas necesarias para la salud de los habitantes.

DE LA INTENCIONALIDAD A LA ACCION
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), viene propiciando la iniciativa de creación de observatorios de recursos humanos en salud en las distintas regiones de América, y así contribuir a una mejor toma de decisiones en cuanto a todo lo relacionado con la política sanitaria. Atento a esta iniciativa, el Ministerio de Salud de la Nación ha declarado de interés el Observatorio de Recursos Humanos en Salud en octubre de 2007 y ha enunciado su creación.
Si bien no se desconoce la importancia de contar con información cierta, precisa, actualizada y en tiempo real vinculada a los recursos humanos en salud en todos sus niveles, esto es insuficiente desde la mirada integral que la necesidad sanitaria demanda. Por lo tanto, el Observatorio es un primer paso. Priorizar la epidemiología, el análisis de las enfermedades prevalentes, la infraestructura y el parque tecnológico son piezas sustanciales del mapa sanitario argentino, que deben sumarse en esta búsqueda de progreso.
La necesidad de evaluar la tecnología existente no es algo menor, ya que se abre camino en función de la velocidad de respuesta que se requiere. Esta debe estar orientada a la introducción sistematizada de las nuevas tecnologías en la práctica clínica, la definición de los criterios de uso apropiado de las mismas ya establecidas y la organización de los servicios de salud, prestando apoyo a los procedimientos de decisión.

OBSERVATORIO DEL SISTEMA SANITARIO ARGENTINO
El Observatorio del Sistema Sanitario Argentino (OSSA) se propone como componente estratégico para fomentar la producción, análisis y difusión de información relativa al campo de la salud, cuyo objetivo es que los planificadores y gestores tengan a su disposición información oportuna, válida y confiable para la toma de decisiones y el seguimiento de las políticas implementadas. Es un banco de herramientas nutrido de realidad y por lo tanto, legítimo instrumento para transformarla en concordancia con las necesidades.
Este nuevo organismo centra sus actividades en los siguientes ítems:
• recolección y sistematización de datos en relación a recursos humanos, infraestructura edilicia, y parque tecnológico.
• recolección y generación de información relativa a la estructura poblacional, patrones culturales y datos epidemiológicos y de enfermedades prevalentes.
• elaboración de indicadores basados en el procesamiento de los datos recolectados y sistematizados.
• pautas de conexión entre los distintos componentes del sistema: centros de atención primaria, de asistencia ambulatoria, hospitales de distinta complejidad que integrasen la red de atención médica.
Podemos citar algunas de las finalidades de uso de las tareas del Observatorio: entre ellas, el análisis y diagnóstico integral hospitalario, el diseño y validación de políticas públicas de salud y políticas de gestión, el asesoramiento y capacitación en temas afines y la elaboración de presupuestos para la salud pública y control de gestión en su ejecución.
Para que el Observatorio tenga resultados plenos, es primordial la generación de un contacto fluido con otros observatorios del mundo. En ese intercambio, se despliega un abanico de datos relacionados con avances tecnológicos, nuevas políticas en relación al manejo de la información, y la evaluación y seguimiento del estado de distintas problemáticas sanitarias.
Observar para conocer, conocer para comprender, comprender para transformar. Esa es la cadena de procedimientos que pueden llevar a una modificación de nuestra realidad.

A FIN DE DISCERNIR ANALOGIAS
Es importante no cometer el error de confundir la semejanza formal con la identidad sustancial. Al decir de Michel Foucault (“surveiller et punir”), vigilar y castigar son términos de amplitud o ambivalencia que sólo se aclaran al caracterizar el contexto en que se emiten, dándole consistencia a su aplicabilidad.
Con referencia al Observatorio, debe quedar claro que “conocimiento” no encierra, ni enmascara ni encubre una actitud persecutoria. Por el contrario, el tipo de saber que se busca es el necesario en el empleo de herramientas básicas en la elaboración de políticas de salud, en el marco de una planificación estratégica prospectiva. Valga la paradoja: el conocimiento no es peligroso, sino necesario a la hora de proponer alternativas de resolución de problemas. No olvidemos que tras el velo de la ignorancia se oculta la inequidad.
Tenemos que considerar al Observatorio como un ámbito de combinación y articulación del conocimiento empírico y de las ciencias universitarias, que permite una comprensión epistemológica que posibilite transformar la realidad que padecemos. Es útil para interpretar el pasado, actuar en el presente y tener menor incertidumbre en el devenir. Y forma parte insustituible del pasaje del conocimiento a la comprensión.
El Observatorio aporta una matematización2 de ese concepto, no como recurso retórico, sino como componente en la estrategia de planificación del cambio que la cotidianeidad reclama. Dicha estrategia debe ser parte de la elaboración de un Proyecto Nacional que tenga como finalidad alcanzar la dignidad humana, signo de auténtica soberanía.
La desintegración y el desgarro de la onda expansiva de 2001 obliga a comprender y dominar sus consecuencias mediante un pensamiento sistemático como el que puede generar el Observatorio para transformar la realidad que sufrimos. En fin, lo que se necesita es retornar al pensamiento lógico y a una acción coherente, como también a proponer nuevas formas de organización.

1. El origen del Observatorio se remonta a la obra de Jeremías Bentham editada a fines del siglo XVIII llamada “El Panóptico”. Para expresar con una sola palabra su utilidad esencial, es la facultad de ver con una mirada todo cuanto se hace en ella.
2. Esta matematización numérica y geométrica posibilita no sólo una reseña epidemiológica georeferencial, sino una restauración del enfoque sanitario y así alcanzar una comprensión que tiende a la solución de los temas planteados.

Ignacio Katz, Doctor en Medicina (UBA), Autor de: “En búsqueda de la Salud Perdida” (EDULP), Responsable Científico Académico del Observatorio de Economía y Gestión de Salud de la Universidad Nacional de La Plata.

 

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