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El diseño de
una política pública como por
ejemplo para el sector
medicamentos requiere considerar
que se deberá ver confrontada y
regulando un “cuerpo vivo”, que
cambia, que es dinámico y que
aprende de la experiencia. No se
puede construir una política
permanente en el tiempo. La
política que no se adecua, que
no cambia deja de responder a
los objetivos para los cuales
fue creada e incluso puede
generar distorsiones y
consecuencias no buscadas. En
consecuencia la enseñanza es que
la construcción de una política
pública, debe estar acompañada
de los mecanismos de evaluación
y luego de adaptación o
modernización. La política debe
acompañar la evolución de la
realidad, teniendo en cuenta los
resultados y los actores.
POLITICAS DE MEDICAMENTOS
Cuando analizamos una política
de medicamentos de los países,
observamos que está fuertemente
vinculada a las particularidades
políticas, económicas y sociales
del ámbito donde se ejecuta.
Por lo general aquellos países
que tienen un desarrollo
relativo de la industria
farmacéutica, con presencia
local importante en la
producción de medicamentos
tienden a ser países donde la
regulación de precios es más
laxa y la cobertura tiende a ser
más amplia. En algunas
oportunidades se utilizan los
precios más altos porque son una
forma de generar cierta
rentabilidad a la industria de
tal manera que la misma cuente
con un mercado donde
desarrollarse. Lo grave de estas
políticas es dejar jugar al
mercado para generar incentivos
a la producción, y acompañar
esto de una política explícita
que defina por ejemplo que
porcentaje de investigación y
desarrollo tiene que aportar
esta industria que se beneficia.
La política pública tiene por
objetivo equilibrar en este caso
mayores precios a cambio de
mayor inversión en áreas claves
para el desarrollo tecnológico
de la economía.
Bajo este enfoque tenemos
sintéticamente tres grupos de
países:
Grupo 1: Países con industria
farmacéutica nacional –
investigación y desarrollo en el
país –
En primer lugar hay un grupo de
países, básicamente son los 7 u
8 países líderes en producción
de medicamentos, con una
industria farmacéutica nacional
y también con un desarrollo
importante en investigación y
desarrollo. Estados Unidos ha
pegado un salto en donde ha
dejado detrás incluso a esos 7 u
8 países, porque ha puesto a
funcionar al mercado mediante
precios altos y grandes
inversiones en ciencia médica
básica (investigación,
universidades e institutos
especializados) que ha generado
grandes atractivos, para que
muchos laboratorios se instalen
en las ciudades de ese país.
Existen muchos laboratorios
europeos que se posicionan con
la idea de aprovechar las
investigaciones del Instituto
Nacional de Salud de Estados
Unidos, y la masa crítica de
financiamiento y conocimiento
sumado a un mercado con gran
poder adquisitivo, amplio
respeto por el derecho de
propiedad y criterios más
flexibles para incorporar o
prorrogar la vigencia de ciertas
drogas. El poder político y sus
relaciones con el lobby
empresario farmacéutico son muy
fuertes y existe una interacción
entre las áreas de gobierno al
momento de tomar decisiones en
uno u otro sentido.
Grupo 2: Países con industria
farmacéutica nacional –
medicamentos similares -
Este es un grupo de países,
entre los cuales se puede
incluir hoy a España y la
Argentina que tienen un cierto
desarrollo relativo de la
industria nacional farmacéutica
a la cual le han brindado
durante años sistemas de
protección, pero sin pedir nada
a cambio, sin negociar con esa
misma industria beneficiaria
inversiones en áreas
farmacológicas consideradas
prioritarias. Uno se podría
preguntar respecto a ciertos
laboratorios que hacen mucha
propaganda de sus acciones en I
& D, cuánto financiamiento
destinan a la investigación y
desarrollo versus lo que
invierten en marketing y
publicidad. Lo que se ve es
mucha propaganda, muestras
gratis, congresos, bonos para
viajes pero muy pocos proyectos
de I & D. Por supuesto hay
excepciones, que nos impiden
generalizar, sin embargo hay una
cultura de la copia sin
inversión que será muy difícil
de desterrar de la conciencia de
los grupos familiares
empresarios del sector. Entre
las opciones han elegido incluso
la menos riesgosa que es
expandirse y consolidarse en la
distribución y comercialización
de los medicamentos. Son países
donde el lobby farmacéutico es
muy fuerte y alcanza los altos
poderes públicos y no estamos
solo refiriéndonos a salud, sino
a los ministerios de industria,
e incluso a la misma Presidencia
de la Nación.
Grupo 3: Países con escaso
desarrollo de la industria –
importación de medicamentos.
Y el tercer grupo son países con
escaso o nulo desarrollo de su
industria farmacológica. Que
importan medicamentos y donde
por lo general cuando tienen una
política sanitaria importante,
ésta se inclina hacia un esquema
con fuertes restricciones en
materia de selección de
medicamentos (vademécum) En este
caso la política esta construida
básicamente por los Ministerios
de Salud y es poca o nula la
relevancia de los Ministerios de
Economía o incluso de la
Presidencia de la Nación.
En la tabla 1 se puede observar
el % de gasto en medicamento por
área geográfica. En América
latina ese gasto asciende a
3,9%, incluyendo Brasil, México
y la Argentina, que son los tres
mercados más importantes de la
Región. Hablamos de un 3,9% del
gasto en medicamentos a nivel
mundial.
En las tablas 2 y 3 se observa
la cantidad de unidades vendidas
en el mercado farmacéutico
Latinoamericano, y según datos
de 2004 hubo 1,786.000 unidades
vendidas, y luego el consumo per
cápita en dólares corrientes
para el mismo período.
En la tabla 4 podemos ver el
precio promedio de los
medicamentos en la Región.
México en este sentido se ha
despegado y es uno de los países
que tiene el precio promedio más
alto dentro de América latina, y
un crecimiento del gasto en
medicamentos realmente
importante.
En
el caso que estamos analizando,
ninguno de los tres países más
importantes de América del Sur,
la Argentina, Brasil y Chile,
están dentro del primero de los
tres grupos que describimos
inicialmente. La Argentina tiene
una presencia importante en
cuanto a la producción en
laboratorios de capital privado
nacional mientras que en el caso
de Brasil hay una presencia
relevante de una red de
laboratorios públicos y
finalmente Chile tiene en
realidad un contexto en el cual
la escasa o nula es producción
propia de medicamentos, y tiene
un desarrollo del área de
distribución (cadenas de
farmacias) que se convierte en
un
actor importante en el momento
de formar precios. La Argentina
tiene el sector distribución
cooptado por la industria
farmacéutica y en consecuencia
con mucho poder de negociación
en tanto que Brasil produce
públicamente los medicamentos
más utilizados.
A favor de Brasil se podría
decir que la presencia de un
Sistema Unico de Salud y la
población a cargo, tiene ciertas
capacidades que le permiten
construir una política de
consenso y de negociación, a
diferencia de lo que sucede en
la Argentina, donde muchas veces
lo urgente siempre tiene más
peso que lo importante.
Argentina no tiene definido lo
importante (el bien a proteger o
las inversiones a realizar) y
esta ausencia de estrategia
respecto de lo que se quiere y
la fragmentación conspiran
fuertemente para
construir
una política de medicamentos.
Nuestro país tiene una ley de
patente aprobada, pero de la
cual muchas veces se hacen
libres interpretaciones sujetas
al reparto del poder en el
mercado entre laboratorios
nacionales y multinacionales.
Los atrasos del INPI en el
otorgamiento de las patentes,
los compromisos del gobierno con
la industria nacional, los
acuerdos entre la industria
nacional y la multinacional para
no competir ni perjudicarse
perdiendo mercado, ausencia de
una política de inversiones y
una definición económica y
sanitaria de la cobertura,
conforman un ambiente signado
por la incertidumbre y baja
institucionalidad.
Tenemos en la región desde hace
muchos años algunas enfermedades
que afectan amplios sectores de
la población (sin capacidad
económica y que en consecuencia
no constituyen un mercado por lo
tanto existe ausencia de
incentivos a las inversiones en
estas áreas terapéuticas), lo
que se denomina enfermedades
huérfanas y no tenemos todavía
una política común de I & D en
la región para hacer frente en
forma solidaria a este problema
de acceso.
Resumidamente entonces, digamos
de la Argentina, Brasil y Chile
que:
-
Ninguno está
en la primera categoría
donde sólo se encuentran los
países más desarrollados.
-
Chile está en
el tercer grupo, con un
desarrollo casi nulo de
industria local de
medicamentos
(importación-Plan AUGE).
-
La Argentina
y Brasil están en el segundo
grupo pero con diferencias,
dado que los laboratorios
nacionales tienen un
importante desarrollo de la
industria privada y en
cambio Brasil ha crecido de
la mano del desarrollo de
los laboratorios públicos.
Respecto
de la política de medicamentos
pareciera existir en los
gobernantes locales una vocación
por lo cuantitativo. Existe el
presupuesto de que el precio y
los medicamentos que se consumen
en el mercado interno son claves
para el desarrollo económico y
social del complejo industrial,
existe en consecuencia una
presencia hegemónica de la marca
por encima de cualquier proyecto
alternativo. Y en este contexto,
a quienes se plantean el uso
racional y no consumista del
medicamento o bien los discursos
que tienden a reemplazar los
medicamentos con patente vencida
por genéricos, se los hace
aparecer con un discurso
atrasado y no desarrollista. O
sea todos aquellos que hablan de
uso racional del medicamento, de
evaluación o de
priorización,
aparecen como gente que pone
trabas al desarrollo económico
del sector. Lo que deberíamos
preguntarnos es si el
crecimiento de la venta de
antibióticos o de analgésicos
constituye un bien con alto
valor agregado o si en cambio
están ampliando las arcas de una
empresa que ya hace mucho tiempo
que agotó su capacidad
innovadora (si la tuvo alguna
vez) y hoy está disfrutando del
posicionamiento en el mercado de
su marca que ha conseguido vía
publicidad, promoción e
incentivos a la prescripción.
Aquí hay que mirar claramente
cuáles son las áreas en donde
invertir, y cómo invertir y
vincularlo. Hay que definir una
estrategia adecuada, en forma
interdisciplinaria, porque no se
trata simplemente de dar
beneficios fiscales o subsidios
públicos sin pensar en lo que
debe aportar cada uno. Es
necesario sentarse, el estado,
el privado y los organismos
públicos de investigación a
trazar una política de
investigación y desarrollo
farmacológico y biotecnológico.
Es importante comenzar a
plantearse algunas ecuaciones
simples que nos permitan
analizar si vamos a financiar
medicamentos que podrían ser
reemplazados por genéricos de
calidad (bioequivalencia y
biodisponibilidad) lo cual
significa un genérico que no
hace promoción y publicidad y
debería tener un menor costo.
Este es una fenómeno nuevo en el
caso de la Argentina por- que si
observamos la evolución de estos
medicamentos genéricos nos
encontraremos con grandes saltos
en los precios de aquellos
productos que ingresaron al
mercado durante el año 2002 a
precios muy bajos y luego se
fueron acercando al precio del
líder en venta, a quien lograron
contener vía la competencia.
El gasto en medicamentos seguirá
aumentando y sobre todo aquellos
productos nuevos, innovadores
con baja incidencia y alto
costo. Vamos en camino de tener
cada vez más restricciones para
incorporar los medicamentos
innovadores, y vamos a tener
restricciones para poder ampliar
la cobertura de la población y
para que la gente pueda terminar
los tratamientos como
corresponde.
Es necesario que comencemos a
observar el mercado de los
medicamentos ya no simplemente
como un mercado de marcas, sino
tratando de modernizar ese
mercado, y esto significa
convivir con medicamentos de
genéricos como es el caso de los
países desarrollados. Por
ejemplo en Alemania o Estados
Unidos, el negocio de genéricos
da cuenta del 40 o 50%, y
convive con un mercado de
innovadores que genera en
realidad incentivos para la
innovación, pero que se financia
a partir de los ahorros, o sea
de un 30% a 50% de lo que se
logra ahorrar en medicamentos.
Por supuesto que esto necesita
una política y necesita un
regulador que brinde absoluta
confianza. El regulador en
nuestro caso el ANMAT juega un
rol clave en generar confianza
en la calidad y los controles.
Hay varios países que tienen
mucha seguridad en términos de
medicamentos, como los Estados
Unidos, que a sus ciudadanos
cuando viajan al exterior en vez
de consumir genéricos les
recomiendan productos de marca,
porque salir fuera del esquema
de la FDA implica un margen de
incertidumbre. Pero un espacio
de esas características se gana
solamente poniendo capacidades,
recursos, y dándole poder a la
autoridad regulatoria. Mientras
la autoridad regulatoria siga
siendo un apéndice del
Ministerio de Salud, o del
Ministerio de Economía o de
quien quiera manejarla, me
parece que no vamos a construir
desde el punto de vista
institucional lo que son los
controles cruzados, y vamos a
seguir escuchando a algunos
legisladores diciendo que si nos
ponemos muy duros con la
bioequivalencia y la
biodisponibilidad, por ahí
terminan cerrando algunos
laboratorios que son empresas
familiares y queda gente sin
trabajo, y todo este verso que
estamos acostumbrados a
escuchar, en donde el tema de la
seguridad del paciente y de las
garantías del punto de vista
cualitativo de la producción de
medicamentos no se cumple. |