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Opinión


  ¡Una oportunidad perdida!

Por el Dr. Héctor Barrios,
director de Watson Wyatt Argentina.

 

Primero que nada, mil disculpas por el título. Quédese tranquilo amigo lector, no pienso hablar del conflicto con el campo ni de la oportunidad perdida como país. No sé usted, pero yo todas las mañanas, cada vez leo más “por arriba” las noticias del conflicto; duele ver la realidad de país que somos. Haciendo un símil con la medicina, es como si a un enfermo terminal le leyeran todos los días el diagnóstico de su enfermedad, le explicaran su pronóstico desfavorable, le contaran lo limitado de su expectativa de vida y encima le dijeran “¡que lástima, no sabe lo que se pierde al no poder vivir mucho tiempo más! En fin, es de esperar que como país no estemos en etapa terminal…
El título de esta nota está relacionado con el sistema de salud. Una vez más se ha “escapado” la posibilidad de modificar la oferta de servicios para lograr una utilización más razonable del sistema.
En efecto, algunas semanas atrás las empresas de Urgencias y Emergencias Domiciliarias desistieron finalmente de aplicar un coseguro realista que regulara la sobreutilización que existe en el rubro y que dio origen al colapso del sistema en el invierno pasado. La falta de acuerdo habría estado basada en la oposición a ponerle copagos a sus planes más altos, de uno de los principales actores del mercado.
No importan los nombres, lo interesante desde el análisis, es entender desde dónde deben venir los cambios al sistema.
A principios de 2007 las empresas de medicina prepaga ofrecieron al público Planes con copagos a cambio de no incrementar la cuota. El resultado: prácticamente nadie tomó esos Planes. El Director Comercial de una de las empresas me dijo por entonces: “Es lógico y no es malo que ocurra, ya que todavía hay un recorrido de precios ascendente. Igual no nos engañemos, a la corta o a la larga los copagos van a ser imprescindibles para regular la demanda. El problema es que la gente no los quiere”.
Es verdad, la gente no quiere copagos. De hecho, en materia corporativa, si usted le pregunta a cualquier Gerente de RRHH si quiere coseguros en lugar de un aumento de cuota, la respuesta que le van a dar es “discutamos el aumento, porque los copagos son prácticamente inaplicables”.
Con su permiso, voy a utilizar una frase de la generación “y”: la gente “la tiene clara”: quiere servicios gratuitos. Lógico, esto es como preguntar ¿Qué quiere usted, ser rico y sano, o pobre y enfermo? Es lo mismo que hacer preguntas directas en una encuesta en donde está en juego quién es quién, conforme a la respuesta que dé.
Siempre me acuerdo de mis primeras lecciones recibidas en comercialización y en particular, algunas obras y autores que me introdujeron a ese mundo particular de la oferta y la demanda. Y entre las cosas que siempre recuerdo, está aquel clásico de Vance Packard, The Hidden Persuaders, en donde relata la historia de una empresa que estaba por sacar al mercado los denominados libros “de bolsillo”. Decidió por lo tanto, hacer una encuesta para conocer el gusto de los consumidores y así garantizarse el éxito del nuevo negocio. Para esto preparó una larga lista de títulos, a partir de cuya lectura se le pedía a los encuestados que dijeran cuál era su preferido. El resultado fue arrollador; una mayoría absoluta se inclinaba por “La Biblia” y en segundo término por “Las obras completas de William Shakespeare”. En esa dirección marchó la editorial. El final: un fracaso de ventas total. La editorial, desesperada, acudió a alguien que “sabía más”. Solicitó validar los resultados. Y allí salieron nuevamente a hacer la encuesta con el “pequeño cambio” que luego de la primera elección, el encuestador sacaba una segunda lista de libros –que era igual que la primera con un orden distinto- y le decía al encuestado: “En agradecimiento por participar en la encuesta, la editorial le va a regalar un libro. Puede elegir usted el que desee de esta lista…”. Resultado: ganó abrumadoramente “La Reina del Varieté”. Corolario: evite las preguntas obvias.
Miremos un poco para atrás. ¿Cuál fue el único cambio sustancial en la oferta de servicios en los últimos años? La reducción de la cobertura en medicamentos del 50% al 40%. ¿Cómo se produjo? Sí, efectivamente amigo lector, los principales actores acordaron la reducción del 20% del beneficio y aquí no pasó nada. Podríamos decir que “fue por ley”.
Conclusión, los cambios no son generados por la demanda, sino por la oferta de servicios. Y en ese sentido, la falta de acuerdo respecto de nuevos coseguros para las visitas domiciliarias, ha sido una oportunidad perdida.
Y para el final, lo más importante: En la Argentina, en mi opinión, la única forma de dar un salto cuantitativo para financiar el retraso existente en materia de honorarios de los profesionales que integran el sistema, es la aparición de copagos “realistas”. Mientras tanto, conseguir médicos en muchas especialidades será cada vez más difícil -Psiquiatras y médicos a domicilio es hoy un buen ejemplo- y los servicios se irán ubicando muy por debajo de donde deberían estar.
Los cambios, cuando lleguen, no me cabe duda, serán para bien de todos.

 

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