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El doctor Daniel Gril
expuso en su conferencia las disyuntivas actuales de
la internación domiciliaria a la vez que ahondó en
la necesidad de pensar un nuevo concepto de salud,
ligado al bienestar integral y a la formulación de
diagnósticos más completos.
En la segunda conferencia plenaria de Quo Vadis
Salud, el pediatra Daniel Gril, Presidente de la
Cámara Argentina de Internación Domiciliaria, estuvo
coordinado por el doctor Miguel Secchi, del Foro
para el Desarrollo de las Ciencias. Luego de iniciar
su conferencia con algunas críticas sagaces
dirigidas a participantes anteriores, el disertante
profundizó en la necesidad de redefinir el término
de internación domiciliaria. También expuso acerca
de la alta calidad en atención como contraparte de
un sistema que aboga por la atención rápida y
orientada solamente a los síntomas. Hacia el final,
fue la definición de salud la que generó sus
reflexiones, junto a la importancia que los recursos
humanos tienen en su sector.
Gril
inició su conferencia haciendo referencia a la
cuestión que convocó a todos los sectores a formar
parte de la quinta edición de Quo Vadis Salud: la
integración del sector. Enfatizó que “la búsqueda de
la integración va a ser un trabajo arduo”, a la vez
que recordó que “la profesión también tiene un lugar
para este tipo de encuentros, en espacios plurales;
temo para mí que las decisiones en salud están en
muy pocas manos y, evidentemente, están muy lejos de
las nuestras”. En relación a la polémica sobre la
ley de regulación de las empresas de medicina
prepaga, Gril no dudó en expresar su disconformidad
con algunos de los comentarios que habían sido
realizados en la mesa de medicina prepaga. Fue por
eso que criticó, “como buen viejo reciente”, la
“resistencia a despenalizarnos por parte de la
medicina prepaga; si llevo más de 30 años aportando
casi sin consumir, ahorré: la gente grande ya pagó”.
Agregó también que sería conveniente “no criticar al
Congreso”, aunque remarcó que también “desde el
Estado debería ser necesaria una reflexión: ¿cuánto
de lo que invertimos se queda en el camino y no va a
los destinos que tiene que ir?”
Ya entrando en el núcleo de su exposición, Gril
indicó algunos cambios en la práctica profesional:
“Los pediatras, históricamente, completábamos la
semiología de lo que les pasaba a los chicos yendo a
la casa de los chicos”. Destacó que ese lugar era
una fuente de información tan rica como los síntomas
del paciente: “Hacíamos un buen diagnóstico cuando
percibíamos las cosas que giraban alrededor de la
salud del chico”, puntualizó. Sin embargo, señaló,
este tipo de prácticas se han perdido porque el
modelo del ejercicio profesional cambió. Fue
entonces cuando apareció una “nueva-vieja”
modalidad: la internación domiciliaria, término que
el pediatra puso en discusión porque, a su entender,
sería más apropiado hablar de cuidados
domiciliarios: “No es lo mismo internar que cuidar,
ni semiológica ni fácticamente”, subrayó.
A la hora de pensar por qué se ha rescatado el
sistema de los cuidados domiciliarios, Gril se
refirió a una idea sorpresiva: “Así como hay un Hy
Tech, nosotros defendemos un Hy Touch.” Se trata de
un concepto que, abocado a la alta calidad en
atención, se propone recuperar la cercanía con la
gente y el vínculo que la práctica moderna de la
profesión hizo desaparecer. “Es necesario volver a
recuperar la cercanía con la gente y ese concepto
habla de alta calidad, no en tecnología, sino en
recursos humanos”. Luego de señalar que el 80% de
los costos de la modalidad domiciliaria se relaciona
con los recursos humanos, Gril ahondó en el vínculo
entre ese recurso humano y la práctica de la palabra
y, en ese sentido, se refirió a la necesidad de
recuperar la palabra como vínculo concreto entre
paciente y médico. Señaló también que, hoy en día,
“la palabra se encuentra desvalorizada: lo que no se
tiene tiempo de preguntarle al paciente se le
pregunta a los instrumentos”. Ese proceso que
profundiza la distancia resulta en una completa
desconexión entre lo que el paciente siente y el
diagnóstico que recibe: “Lo que nos pasa está
construido a priori de lo que sentimos”. Explicó
que, en la actualidad, lo integral de la vida del
paciente, su dolor más amplio, se ha excluido de los
factores de diagnóstico, lo que deriva en que “los
agentes de salud no podamos transformarnos en
verdaderos agentes de cambio”. En este contexto, la
tarea de la internación domiciliaria se vuelve
sumamente importante.
Hacia el final de su conferencia, Gril revisó la
definición de salud para encontrarse con un término
clave: el de bienestar. “¿Qué entendemos por
bienestar?”, se preguntó. Para delinear una
respuesta, presentó una situación que puso sobre
relieve una bipolaridad a partir de la cual
reflexionar: la de malestar y bienestar. “En salud,
algunos malestares son más saludables que algunos
bienestares; entonces, la definición de salud
aplicada estrictamente desde el consultorio nos
puede llevar a una equivocación”. A raíz de esta
posición, postuló la relevancia de trabajar por un
concepto de salud renovado e integral: “Solamente la
percepción de la calidad de vida integral de la
gente me puede llevar a un diagnóstico ecológico”. Y
es en el contexto de ese trabajo integral que los
cuidados domiciliarios encuentran un rol clave: “Los
cuidados domiciliarios son muy válidos a la hora de
hacer mejores diagnósticos, más completos”.
Por otra parte, el doctor, también remarcó que la
internación domiciliaria no sólo es útil para la
rehabilitación, sino que también brinda la instancia
ideal para realizar acciones de promoción de la
salud: “El ámbito de la casa podría ser el mejor
lugar para hacer educación para la salud y
prevención; mientras se va cuidando a un paciente,
se puede hacer prevención de accidentes, políticas
alimenticias, planes de vida saludable; con
programas adecuados, los cuidados domiciliarios
pueden dar la posibilidad de hacerlo”. Además, los
costos de esas acciones de prevención serían
realmente reducidos, ya que, mayormente, sólo
implican al recurso humano.
En sus conclusiones, Gril subrayó la responsabilidad
que su profesión implica: “Cada vez más se nos pide
a los médicos que seamos responsables de los costos;
y no reniego de eso; los médicos debemos actuar
responsablemente”. Y para esa acción responsable no
basta, según el doctor, con prestar atención a los
números: “Necesitamos escuchar a los economistas y a
los matemáticos, que cuando hablan de salud tienen
razón; pero tienen solamente eso: razón. Y la sola
razón no alcanza para seguir con la tarea de atender
el sufrimiento y el dolor de la gente”. |