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Quo Vadis Salud 2008



Prestadores

  



Análisis y propuestas para el binomio de costos y aranceles
 

La mesa de prestadores reunió las exposiciones de Gustavo Mammoni, Jorge Gutsztat y Jorge Cherro, que expusieron la necesidad de introducir a la discusión, en un contexto de crisis, el concepto de rentabilidad y presentaron una visión histórica del sector. Por otra parte, también dieron cuenta de la necesidad de hacer frente a los costos siempre crecientes que rigen en salud.

La mesa que congregó a los prestadores se centró en una temática que atrajo a los concurrentes durante las últimas horas de la mañana. El binomio de aranceles y costos fue el núcleo de las reflexiones de los disertantes, quienes presentaron datos concretos que ilustraron la situación del sector. Los integrantes del panel fueron el doctor Gustavo Mammoni, presidente de Confeclisa (Confederación Argentina de Clínicas, Sanatorios y Hospitales), el contador Jorge Gutsztat, representante de Cepsal (Cámara Argentina de Prestadores de Salud), y el contador Jorge Cherro, presidente de ACLIFE (Asociación de Clínicas y Sanatorios de la Pcia. de Buenos Aires Federadas) y representante también de ADECRA (Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la República Argentina). Estuvieron coordinados por el doctor Héctor Vazzano, presidente de Fecliba (Federación de Clínicas, Sanatorios, Hospitales y Otros Establecimientos de la Provincia de Buenos Aires).
En su introducción, Vazzano expresó su deseo de integrar a las discusiones que se dan en encuentros como Quo Vadis Salud al sector político: “Lamento que no estén los legisladores; pero algún día lo vamos a lograr”. En referencia al tema de la mesa, el coordinador agregó que el sector sanatorial jugó un rol muy importante durante la crisis de 2001 y 2002: “Supimos hacer frente a las circunstancias y el sector pudo mantener su prestación, que es muy necesaria para toda la población; es por eso que estamos en condiciones de asesorar en relación a la caída financiera actual”, destacó.
Fue Mammoni, más tarde, quien dio inicio al círculo de disertaciones y, para hacerlo, introdujo un tercer concepto al tema convocante: el de rentabilidad. Luego, Gutsztat recordó la premisa que se verifica constantemente en el sector: en salud los costos se incrementan permanentemente. Por último, Cherro realizó un estudio comparativo que tuvo al IOMA como su patrón de medida, a la vez que presentó una visión panorámica que revisó las últimas décadas del ámbito de la salud.

LA RENTABILIDAD, TAMBIEN EN DISCUSION

Para dar inicio a su presentación, el Dr. Gustavo Mammoni, presidente de Confeclisa, puso sobre la mesa un concepto sobre el que, aclaró, “también se debe discutir”: el de rentabilidad. Es por eso que, enfatizó, “el título de la mesa debería ser: Aranceles vs. Costos más Rentabilidad; creo que, realmente, tenemos que empezar a hablar de rentabilidad”. Ese tercer concepto es de una relevancia fundamental, destacó Mammoni, dado que, en el sector de la salud, “siempre peleamos por poder pagar los sueldos y por cubrir el incremento de los precios”.
Mammoni presentó más tarde un cuadro que especificó qué expectativas tienen tanto los prestadores como las obras sociales con respecto al futuro del sector, a la vez que ilustró cuáles deberían ser los criterios que la Superintendencia de Servicios de Salud debe aportar. Entre las expectativas de los prestadores, Mammoni mencionó el incremento de aranceles, la revisión de la estructura de costos de las prestaciones, y las condiciones favorables de contratación, especialmente en lo relativo a plazos de pago y deudas pendientes. En lo que respecta a las obras sociales, el doctor mencionó como posibles expectativas a la contención del incremento de los costos de la atención médica, al establecimiento de mecanismos eficaces de control para la sobrefacturación, y a la restricción de la permanente incorporación de procedimientos de diagnóstico. En relación a la Superintendencia, Mammoni destacó que “funciona como árbitro en el sistema y debe tender a procurar el equilibrio entre prestadores y prestatarias, para lograr condiciones adecuadas de contratación y calidad para la atención de todos los beneficiarios del sistema”.
Luego de referirse a las causas de la crisis dentro del sector, Mammoni advirtió que “tenemos que definir si una clínica es una empresa”. En este sentido, ofreció una definición de empresa que incluyó al concepto de rentabilidad, definido como “el beneficio obtenido en un determinado período de tiempo, con respecto a la inversión comprometida”. Ante la premisa que establece que el objetivo de un empresario es obtener el mejor rendimiento por cada unidad monetaria invertida, Mammoni señaló que “en la actualidad, la empresa de salud no tiene esta posibilidad”.
Más tarde, el doctor expuso un esquema que evidenció que “la salud es una de las actividades más complejas” debido a su complicado contexto institucional, en el que la empresa debe contemplar diversos factores que, expresó el doctor, “afectan la rentabilidad de la empresa”. En este complejo contexto, sintetizó Mammoni, “el sistema de salud no se puede tomar por separado del sector sanatorial; son vasos comunicantes y hay que analizar la situación como un todo”.
En sus conclusiones, Mammoni abundó en los factores que, a su entender, llevan a una crisis del sector privado. La pérdida de la rentabilidad de los sanatorios y los impuestos distorsivos, junto con la caída de los aranceles, el aumento de los costos y la concentración del sistema, conducen a un estado crítico de este subsector. En este sentido, y de cara a un presente de crisis, Mammoni concluyó que “hubiera sido necesario crear un fondo anticrisis para momentos como éstos”.

EL DESAFIO DE LOS COSTOS CRECIENTES

Fue el contador Jorge Gutsztat, representante de Cepsal, quien continuó el desarrollo de la mesa aclarando, en su calidad de contador, que es inútil postular una antinomia entre médicos y contadores: “Todos compartimos un mismo ámbito y un mismo objetivo: lograr una mejor administración de la salud”, reflexionó. Al adentrarse en su disertación, señaló que una de las leyes centrales de management es la que establece que los costos y los precios, en un mediano o largo plazo, siempre declinan. “Eso rige en general, pero en salud hay otra ley: los costos siempre se incrementan”, subrayó. Este hecho, expuso, está respaldado por datos concretos de la OMS, y se verifica internacionalmente: “La Argentina no es la excepción: se registra una tendencia ascendente desde 2002 hasta la actualidad”.
Luego de enumerar los factores más importantes que explican el aumento permanente de los costos, Gutsztat enunció uno de los mayores desafíos para el sistema de salud: el de proveer un financiamiento que mantenga el equilibrio: “Es un equilibrio difícil de alcanzar”, admitió. Más tarde, el contador presentó un esquema del financiamiento en nuestro país, en el que se pudo ver que, como destacó, “el sistema de la seguridad social representa un porcentaje importante”. Luego de exponer la distribución del financiamiento y referir que éste se basa en porcentajes fijos sobre la población activa, Gutsztat advirtió que, dada la suba en la expectativa de vida, “la tendencia marca un desfinanciamiento del sistema”.
Al analizar el porcentaje de efectores privados y públicos, el contador ofreció cifras esclarecedoras: mientras que los efectores públicos representan un 45%, los privados llegan a un 55%: “Los efectores privados son una parte esencial del sistema de salud y no se puede pensar un sistema de salud en la Argentina sin los efectores privados”, remarcó. Fue, justamente, al subsector privado al que dedicó sus reflexiones luego, ya que Gutsztat pasó a realizar un análisis detallado de los factores que afectan los costos de los prestadores privados. Considerando costos laborales, insumos médicos y no médicos, y servicios públicos e impuestos, “se ha dado un incremento neto del 105% desde 2006”, puntualizó. Con respecto al incremento de los aranceles, Gutsztat refirió que “la Superintendencia prevé un 66% de aumento para los precios?” Se preguntó, entonces, “¿Cómo han financiado los efectores privados esa diferencia del 39% entre aumento de costos y aumento de precios”. La respuesta, aunque evidente, no dejó de resultar preocupante: “En primer lugar, con desinversión: se dejó de invertir en equipar la instituciones, y eso es muy grave; en segundo lugar, se financió con emergencia sanitaria; ésos son los dos elementos que han permitido soslayar estas diferencias”.
Frente a este panorama, en sus conclusiones Gutsztat expuso una serie de alternativas para encarar el incremento permanente de los costos: una de las posibles soluciones, subrayó, sería “que el índice que ajusta los costos de salud se vea reflejado en los aranceles”. Por otra parte, también la reformulación del sistema impositivo, la eliminación del impuesto al cheque y del impuesto a la ganancia mínima presunta serían otras medidas que favorecerían una solución dado que, postuló, “se trata de impuestos que llevan a la desinversión”. Para concluir, Gutsztat agregó que el tipo de cambio “constituye un aspecto al que hay que prestarle mucha atención, ya que tiene un impacto directo sobre los costos del sistema de salud”.

UN ESTUDIO COMPARATIVO

El contador Jorge Cherro, presidente de ACLIFE, basó su disertación en la exposición de un estudio comparativo que puso frente a frente los costos del IOMA (Obra Social de la Provincia de Buenos Aires) con los de las Obras Sociales de Dirección, Sindicales y Prepagos, con los del convenio 122/75 FATSA y Guardia Médica, con los de Insumos Médicos y, por último, con los índices macroeconómicos de los informes de ADECRA.
El trabajo que presentó Cherro analizó el período comprendido entre diciembre de 2003 y agosto de 2008, y tuvo como patrón de medida al IOMA. Se analizaron tres tipos de patologías: clínica, en módulo de nacimiento y en módulo de hemodinamia. En el primer caso, apuntó Cherro, los costos del día cama para la patología clínica sufrieron un aumento del 175% en el IOMA, mientras que en las Obras Socia- les de Dirección el aumento fue del 122%, en las Sindicales fue del 154% y en los Prepagos, de 141%. En el caso de la patología de módulo de nacimiento, el IOMA registró aumentos en sus costos de día cama que llegaron al 218%, mientras que los de otros indicadores oscilaron entre un 91% y un 125% de aumento. Para la patología de módulo de hemodinamia, el aumento del IOMA fue de un 240%, mientras que las Obras Sociales de Dirección llegaron a un 104%, las Sindicales a un 157% y los Prepagos a un 120% de aumento en sus costos.
El patrón para establecer la comparación entre el aumento de los costos del IOMA y ese mismo incremento en el Convenio 122/75 FATSA y Guardia Médica fueron los aranceles destinados al básico de enfermería. En este caso, los valores del Convenio llegaron a superar en un 27% a los de IOMA. El crecimiento de los costos de la Guardia Médica, por su parte, expuso Cherro, llegaron a superar hasta en un 64% a los del IOMA, mientras que también en los precios de medicamentos y de otros insumos el IOMA volvió a estar por debajo de los costos de los demás indicadores. A partir de la exposición de las tendencias de costos crecientes, Cherro señaló que “tanto en Guardia Médica como en Medicamentos y Otros Insumos sucede lo mismo: a partir de 2008, los costos explotan; los costos suben más que los aranceles”.
Luego de haber revisado los mecanismos de ajuste que se dan ante esta situación de crecimiento continuo de los costos y de haber constatado que conducen a un detrimento de la calidad médica, Cherro realizó una visión panorámica e histórica del sector salud en nuestro país. Si en los ochenta, planteó, nos encontrábamos con un sistema altamente regulado, y en un contexto de alta inflación en el que regía una actualización automática de los precios en salud, durante los noventa se pasó a un marco desregulado, en un entorno de estabilidad y de escasa movilidad de costos y aranceles. Actualmente, “estamos en la peor de las combinaciones”: seguimos en un ámbito desregulado, y a eso se suma un entorno de inflación creciente y carente de la actualización automática de los precios que se verificaba en la década del 80.
En sus conclusiones, Cherro alertó acerca del las perspectivas para el próximo año: “Se trata de un futuro incierto, en el que se visualiza un correlato casi perfecto entre PBI y la recaudación de las Obras Sociales”. Por otro lado, también subrayó que se prevé un escenario recesivo, a partir de la crisis internacional, que se suma a los problemas propios de nuestro país. Señaló también que “la disminución del PBI producirá una reducción de los recursos para la salud y, en consecuencia, se dará un estancamiento de los valores y demoras en los pagos”. Por último, Cherro apostó a la recuperación: “El sector debe reaccionar con firmeza. Son necesarias medidas cuya ejecución dependen de nuestra voluntad y de la justa decisión de las autoridades políticas para impedir la destrucción del sector prestador privado”.

 

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