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La mesa de prestadores
reunió las exposiciones de Gustavo Mammoni, Jorge
Gutsztat y Jorge Cherro, que expusieron la necesidad
de introducir a la discusión, en un contexto de
crisis, el concepto de rentabilidad y presentaron
una visión histórica del sector. Por otra parte,
también dieron cuenta de la necesidad de hacer
frente a los costos siempre crecientes que rigen en
salud.
La mesa que congregó a los prestadores se centró en
una temática que atrajo a los concurrentes durante
las últimas horas de la mañana. El binomio de
aranceles y costos fue el núcleo de las reflexiones
de los disertantes, quienes presentaron datos
concretos que ilustraron la situación del sector.
Los integrantes del panel fueron el doctor Gustavo
Mammoni, presidente de Confeclisa (Confederación
Argentina de Clínicas, Sanatorios y Hospitales), el
contador Jorge Gutsztat, representante de Cepsal
(Cámara Argentina de Prestadores de Salud), y el
contador Jorge Cherro, presidente de ACLIFE
(Asociación de Clínicas y Sanatorios de la Pcia. de
Buenos Aires Federadas) y representante también de
ADECRA (Asociación de Clínicas, Sanatorios y
Hospitales Privados de la República Argentina).
Estuvieron coordinados por el doctor Héctor Vazzano,
presidente de Fecliba (Federación de Clínicas,
Sanatorios, Hospitales y Otros Establecimientos de
la Provincia de Buenos Aires).
En
su introducción, Vazzano expresó su deseo de
integrar a las discusiones que se dan en encuentros
como Quo Vadis Salud al sector político: “Lamento
que no estén los legisladores; pero algún día lo
vamos a lograr”. En referencia al tema de la mesa,
el coordinador agregó que el sector sanatorial jugó
un rol muy importante durante la crisis de 2001 y
2002: “Supimos hacer frente a las circunstancias y
el sector pudo mantener su prestación, que es muy
necesaria para toda la población; es por eso que
estamos en condiciones de asesorar en relación a la
caída financiera actual”, destacó.
Fue Mammoni, más tarde, quien dio inicio al círculo
de disertaciones y, para hacerlo, introdujo un
tercer concepto al tema convocante: el de
rentabilidad. Luego, Gutsztat recordó la premisa que
se verifica constantemente en el sector: en salud
los costos se incrementan permanentemente. Por
último, Cherro realizó un estudio comparativo que
tuvo al IOMA como su patrón de medida, a la vez que
presentó una visión panorámica que revisó las
últimas décadas del ámbito de la salud.
LA RENTABILIDAD, TAMBIEN EN DISCUSION
Para dar inicio a su presentación, el Dr. Gustavo
Mammoni, presidente de Confeclisa, puso sobre la
mesa un concepto sobre el que, aclaró, “también se
debe discutir”: el de rentabilidad. Es por eso que,
enfatizó, “el título de la mesa debería ser:
Aranceles vs. Costos más Rentabilidad; creo que,
realmente, tenemos que empezar a hablar de
rentabilidad”. Ese tercer concepto es de una
relevancia fundamental, destacó Mammoni, dado que,
en el sector de la salud, “siempre peleamos por
poder pagar los sueldos y por cubrir el incremento
de los precios”.
Mammoni presentó más tarde un cuadro que especificó
qué expectativas tienen tanto los prestadores como
las obras sociales con respecto al futuro del
sector, a la vez que ilustró cuáles deberían ser los
criterios que la Superintendencia de Servicios de
Salud debe aportar. Entre las expectativas de los
prestadores, Mammoni mencionó el incremento de
aranceles, la revisión de la estructura de costos de
las prestaciones, y las condiciones favorables de
contratación, especialmente en lo relativo a plazos
de pago y deudas pendientes. En lo que respecta a
las obras sociales, el doctor mencionó como posibles
expectativas a la contención del incremento de los
costos de la atención médica, al establecimiento de
mecanismos eficaces de control para la
sobrefacturación, y a la restricción de la
permanente incorporación de procedimientos de
diagnóstico. En relación a la Superintendencia,
Mammoni destacó que “funciona como árbitro en el
sistema y debe tender a procurar el equilibrio entre
prestadores y prestatarias, para lograr condiciones
adecuadas de contratación y calidad para la atención
de todos los beneficiarios del sistema”.
Luego de referirse a las causas de la crisis dentro
del sector, Mammoni advirtió que “tenemos que
definir si una clínica es una empresa”. En este
sentido, ofreció una definición de empresa que
incluyó al concepto de rentabilidad, definido como
“el beneficio obtenido en un determinado período de
tiempo, con respecto a la inversión comprometida”.
Ante la premisa que establece que el objetivo de un
empresario es obtener el mejor rendimiento por cada
unidad monetaria invertida, Mammoni señaló que “en
la actualidad, la empresa de salud no tiene esta
posibilidad”.
Más tarde, el doctor expuso un esquema que evidenció
que “la salud es una de las actividades más
complejas” debido a su complicado contexto
institucional, en el que la empresa debe contemplar
diversos factores que, expresó el doctor, “afectan
la rentabilidad de la empresa”. En este complejo
contexto, sintetizó Mammoni, “el sistema de salud no
se puede tomar por separado del sector sanatorial;
son vasos comunicantes y hay que analizar la
situación como un todo”.
En sus conclusiones, Mammoni abundó en los factores
que, a su entender, llevan a una crisis del sector
privado. La pérdida de la rentabilidad de los
sanatorios y los impuestos distorsivos, junto con la
caída de los aranceles, el aumento de los costos y
la concentración del sistema, conducen a un estado
crítico de este subsector. En este sentido, y de
cara a un presente de crisis, Mammoni concluyó que
“hubiera sido necesario crear un fondo anticrisis
para momentos como éstos”.
EL DESAFIO DE LOS COSTOS CRECIENTES
Fue el contador Jorge Gutsztat, representante de
Cepsal, quien continuó el desarrollo de la mesa
aclarando, en su calidad de contador, que es inútil
postular una antinomia entre médicos y contadores:
“Todos compartimos un mismo ámbito y un mismo
objetivo: lograr una mejor administración de la
salud”, reflexionó. Al adentrarse en su disertación,
señaló que una de las leyes centrales de management
es la que establece que los costos y los precios, en
un mediano o largo plazo, siempre declinan. “Eso
rige en general, pero en salud hay otra ley: los
costos siempre se incrementan”, subrayó. Este hecho,
expuso, está respaldado por datos concretos de la
OMS, y se verifica internacionalmente: “La Argentina
no es la excepción: se registra una tendencia
ascendente desde 2002 hasta la actualidad”.
Luego de enumerar los factores más importantes que
explican el aumento permanente de los costos,
Gutsztat enunció uno de los mayores desafíos para el
sistema de salud: el de proveer un financiamiento
que mantenga el equilibrio: “Es un equilibrio
difícil de alcanzar”, admitió. Más tarde, el
contador presentó un esquema del financiamiento en
nuestro país, en el que se pudo ver que, como
destacó, “el sistema de la seguridad social
representa un porcentaje importante”. Luego de
exponer la distribución del financiamiento y referir
que éste se basa en porcentajes fijos sobre la
población activa, Gutsztat advirtió que, dada la
suba en la expectativa de vida, “la tendencia marca
un desfinanciamiento del sistema”.
Al analizar el porcentaje de efectores privados y
públicos, el contador ofreció cifras esclarecedoras:
mientras que los efectores públicos representan un
45%, los privados llegan a un 55%: “Los efectores
privados son una parte esencial del sistema de salud
y no se puede pensar un sistema de salud en la
Argentina sin los efectores privados”, remarcó. Fue,
justamente, al subsector privado al que dedicó sus
reflexiones luego, ya que Gutsztat pasó a realizar
un análisis detallado de los factores que afectan
los costos de los prestadores privados. Considerando
costos laborales, insumos médicos y no médicos, y
servicios públicos e impuestos, “se ha dado un
incremento neto del 105% desde 2006”, puntualizó.
Con respecto al incremento de los aranceles,
Gutsztat refirió que “la Superintendencia prevé un
66% de aumento para los precios?” Se preguntó,
entonces, “¿Cómo han financiado los efectores
privados esa diferencia del 39% entre aumento de
costos y aumento de precios”. La respuesta, aunque
evidente, no dejó de resultar preocupante: “En
primer lugar, con desinversión: se dejó de invertir
en equipar la instituciones, y eso es muy grave; en
segundo lugar, se financió con emergencia sanitaria;
ésos son los dos elementos que han permitido
soslayar estas diferencias”.
Frente a este panorama, en sus conclusiones Gutsztat
expuso una serie de alternativas para encarar el
incremento permanente de los costos: una de las
posibles soluciones, subrayó, sería “que el índice
que ajusta los costos de salud se vea reflejado en
los aranceles”. Por otra parte, también la
reformulación del sistema impositivo, la eliminación
del impuesto al cheque y del impuesto a la ganancia
mínima presunta serían otras medidas que
favorecerían una solución dado que, postuló, “se
trata de impuestos que llevan a la desinversión”.
Para concluir, Gutsztat agregó que el tipo de cambio
“constituye un aspecto al que hay que prestarle
mucha atención, ya que tiene un impacto directo
sobre los costos del sistema de salud”.
UN ESTUDIO COMPARATIVO
El contador Jorge Cherro, presidente de ACLIFE, basó
su disertación en la exposición de un estudio
comparativo que puso frente a frente los costos del
IOMA (Obra Social de la Provincia de Buenos Aires)
con los de las Obras Sociales de Dirección,
Sindicales y Prepagos, con los del convenio 122/75
FATSA y Guardia Médica, con los de Insumos Médicos
y, por último, con los índices macroeconómicos de
los informes de ADECRA.
El trabajo que presentó Cherro analizó el período
comprendido entre diciembre de 2003 y agosto de
2008, y tuvo como patrón de medida al IOMA. Se
analizaron tres tipos de patologías: clínica, en
módulo de nacimiento y en módulo de hemodinamia. En
el primer caso, apuntó Cherro, los costos del día
cama para la patología clínica sufrieron un aumento
del 175% en el IOMA, mientras que en las Obras
Socia- les de Dirección el aumento fue del 122%, en
las Sindicales fue del 154% y en los Prepagos, de
141%. En el caso de la patología de módulo de
nacimiento, el IOMA registró aumentos en sus costos
de día cama que llegaron al 218%, mientras que los
de otros indicadores oscilaron entre un 91% y un
125% de aumento. Para la patología de módulo de
hemodinamia, el aumento del IOMA fue de un 240%,
mientras que las Obras Sociales de Dirección
llegaron a un 104%, las Sindicales a un 157% y los
Prepagos a un 120% de aumento en sus costos.
El patrón para establecer la comparación entre el
aumento de los costos del IOMA y ese mismo
incremento en el Convenio 122/75 FATSA y Guardia
Médica fueron los aranceles destinados al básico de
enfermería. En este caso, los valores del Convenio
llegaron a superar en un 27% a los de IOMA. El
crecimiento de los costos de la Guardia Médica, por
su parte, expuso Cherro, llegaron a superar hasta en
un 64% a los del IOMA, mientras que también en los
precios de medicamentos y de otros insumos el IOMA
volvió a estar por debajo de los costos de los demás
indicadores. A partir de la exposición de las
tendencias de costos crecientes, Cherro señaló que
“tanto en Guardia Médica como en Medicamentos y
Otros Insumos sucede lo mismo: a partir de 2008, los
costos explotan; los costos suben más que los
aranceles”.
Luego de haber revisado los mecanismos de ajuste que
se dan ante esta situación de crecimiento continuo
de los costos y de haber constatado que conducen a
un detrimento de la calidad médica, Cherro realizó
una visión panorámica e histórica del sector salud
en nuestro país. Si en los ochenta, planteó, nos
encontrábamos con un sistema altamente regulado, y
en un contexto de alta inflación en el que regía una
actualización automática de los precios en salud,
durante los noventa se pasó a un marco desregulado,
en un entorno de estabilidad y de escasa movilidad
de costos y aranceles. Actualmente, “estamos en la
peor de las combinaciones”: seguimos en un ámbito
desregulado, y a eso se suma un entorno de inflación
creciente y carente de la actualización automática
de los precios que se verificaba en la década del
80.
En sus conclusiones, Cherro alertó acerca del las
perspectivas para el próximo año: “Se trata de un
futuro incierto, en el que se visualiza un correlato
casi perfecto entre PBI y la recaudación de las
Obras Sociales”. Por otro lado, también subrayó que
se prevé un escenario recesivo, a partir de la
crisis internacional, que se suma a los problemas
propios de nuestro país. Señaló también que “la
disminución del PBI producirá una reducción de los
recursos para la salud y, en consecuencia, se dará
un estancamiento de los valores y demoras en los
pagos”. Por último, Cherro apostó a la recuperación:
“El sector debe reaccionar con firmeza. Son
necesarias medidas cuya ejecución dependen de
nuestra voluntad y de la justa decisión de las
autoridades políticas para impedir la destrucción
del sector prestador privado”. |