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El doctor Rubén Torres,
Consultor de OPS/OMS Uruguay, fue el encargado de
dar el cierre formal a la quinta edición de Quo
Vadis Salud, y lo hizo dando cuenta de las
problemáticas e ineficiencias estatales que explican
y definen la situación del sistema de salud en
nuestro país.
La
conferencia de cierre de la quinta Conferencia
General de Salud “Quo Vadis Salud” comenzó con una
disculpa del doctor Rubén Torres, Consultor de OPS /
OMS Uruguay y Ex Superintendente de Servicios de
Salud. Las disculpas se suscitaron por un cambio en
el tema de su exposición: en lugar de disertar sobre
el estado de situación de las obras sociales, tema
que le había sido sugerido, Torres optó por exponer
acerca de la situación del Estado, cuestión que
consideró de orden fundamental a la hora de pensar
cualquier problemática que competa al sistema de
salud argentino: “Me tomé el atrevimiento de hablar
de la situación del Estado porque esa situación es
la que nos va a permitir definir si los argentinos
vamos a tener una salud diferente en los próximos
años”, argumentó.
La
conferencia siguió con una aclaración que resultó
válida a los oídos de la concurrencia. “Quiero
aclararles que yo formé parte de todos los problemas
que voy a mostrar acá. Fui funcionario y, por lo
tanto, soy responsable de muchas de las cosas que se
ven acá. Tengo como disculpa que, cuando era
funcionario, decía las mismas cosas que voy a decir
ahora”, aclaró.
Acto seguido, y luego de marcar que cualquier
sistema de salud se compone de tres factores
(costos, calidad y acceso), Torres centró su
atención en la problemática que la accesibilidad
genera en nuestro país. Según el sanitarista, un
argentino se enfrenta al sistema de salud como un
aventurero a las puertas de un laberinto. Sin
embargo, matizó, “hay que aclarar que, comparando la
Argentina con el resto de los países de América
latina, el nuestro es el país con mayor
accesibilidad al sistema de salud”. En la Argentina,
postuló, el problema no surge de la accesibilidad en
sí misma, sino de la desigualdad en los servicios a
los que se accede.
Más tarde, Torres se refirió a la irracionalidad que
reina en el sistema de salud de nuestro país, donde
se da una superposición permanente entre hospitales
públicos, empresas de medicina prepaga, seguridad
social, centros de salud y ambulatorios municipales.
En este sentido, el doctor optó por dar un ejemplo
de este paradigma irracional: “Cuando el PMO costaba
$60, un 25% de las familias argentinas aportaban a
tres obras sociales diferentes y en ninguna de ellas
les alcanzaba para cubrir el PMO; no tenían la
posibilidad de fusionar sus aportes y ser atendidos
dignamente”. Sintetizó que “el acceso a la salud en
la Argentina es para todos; el problema es que es
desigual”.
Luego, Torres hizo mención al controversial rol que
el Pami cumple en el seno de nuestro sistema de
salud: “No hay ningún país del mundo que tenga un
seguro para la tercera edad”. El problema que se
deriva de esto es, según él, el de la cautividad:
“Los jubilados, que son los que más necesitan las
obras sociales, no pueden elegir”. Una de las
preguntas que más captó la atención de la audiencia
se refirió al fin de la corrupción en la obra social
de los jubilados: “Hay que preguntarse si con
terminar con la corrupción en el Pami alcanzó o si
habría que agregar gestión, porque no darle a la
gente lo que necesita también es corrupción”,
enfatizó.
En relación a la desigualdad que reina en el sector
salud, Torres hizo ingresar algunos datos
estadísticos a la discusión. Un 39% de niños y
niñas, expuso, dejó de ir al médico por razones
económicas: “Esto no es un sistema equitativo; por
eso no podemos hablar de las obras sociales; si
habláramos de ellas esta diferencia prácticamente no
se vería; pero la Argentina es esto”, subrayó. Este
porcentaje, agregó, está ligado también a la
imposibilidad de acceder a medicamentos y a
servicios de atención primaria.
Adelantando que siempre se tiende a criticar a
quienes no realizan ninguna propuesta positiva,
Torres presentó la suya: “Alentar la complementación
entre el Sector Público, Obras Sociales y Sector
Privado como mecanismo efectivo de control de costos
y de incremento de eficiencia a la luz de las
experiencias mundiales. Tenemos que pensar en
complementar los servicios”, postuló.
En los últimos años de marcado crecimiento
económico, en los que por primera vez en la historia
los países de la región crecieron un promedio del 5%
anual, el gasto en salud prácticamente no creció en
América latina, señaló Torres. “Esto es por lo menos
llamativo porque nuestros líderes políticos dicen
que la salud y la educación son prioridad”, sugirió.
Otra de las distorsiones que se dan en torno al
crecimiento económico es la baja en las inversiones
extranjeras: “Desde hace bastante tiempo, la
Argentina tiene números negativos en la entrada neta
de capitales extranjeros; hay países de la región,
sin embargo, que crecen mucho menos pero en los que
la inversión extranjera directa crece: esto se llama
credibilidad”, señaló Torres.
“Parece, aseveró el doctor, que en la Argentina el
problema no es el gasto total en salud, porque es
muy alto”. Sugirió entonces una revisión de los
gastos que el Estado realiza en materia de salud:
“En el caso de la Argentina, es muy poco lo que el
Estado pone, ya sea a nivel nacional, provincial o
municipal”. El gasto total en salud, ejemplificó, se
acerca, por ejemplo, al de la República Checa pero,
sin embargo, indicadores como la mortalidad infantil
muestran números preocupantemente más elevados en
nuestro país que en aquél, que dispone del mismo
capital para la salud.
Otro de los problemas que aquejan a la Argentina es
la desigual distribución del ingreso. En este
sentido, Torres indicó que “a pesar del crecimiento
económico de la Argentina, en los últimos años la
distribución del ingreso no se ha modificado; hoy la
distribución entre el 10% más rico y el 10% más
pobre es peor que en el momento de la
hiperinflación”.
En relación a la polémica ley de regulación de las
empresas de medicina prepaga, polémica que ya había
suscitado opiniones encontradas a lo largo de la
jornada, Torres señaló que “hacemos todo mal:
incorporamos todo lo que queremos y regulamos los
precios; la ley no trata lo que debería tratar:
posibilitar que las prepagas se unan a la seguridad
social de una forma transparente”.
A la hora de hacer sus conclusiones generales,
Torres comenzó reafirmando que “la reforma, la
transformación y la mejora del sistema de salud no
son tanto un problema de financiación, sino más de
un modelo de asignación que estimule la gestión por
resultados”. Y añadió que los únicos resultados que
justifican las reformas son las mejoras de los
indicadores de salud. Sería también necesario,
puntualizó, impulsar y definir protocolos de gestión
clínica, así como también supervisar su
cumplimiento: “Eso facilita el costeo, la evaluación
de resultados y de la sostenibilidad financiera”,
remarcó.
El doctor también apuntó que se requiere
responsabilidad nominada sobre la población, para
definir acciones y hacer sostenible la financiación,
pero que, en primer lugar, urge garantizar una
respuesta adecuada desde el sector público: “Sólo
luego se puede regular exigiendo lo mismo a los
seguros”, subrayó. La coordinación del gasto público
para lograr la equidad distributiva, junto con la
redefinición del esquema de protección social y la
legitimación de la presencia del Estado son, según
Torres, los pilares a ser construidos en pos de la
calidad institucional. |