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Pasó la gripe: ¿... y ahora qué? |
Por el Dr. Jorge Gilardi
Presidente de la Asociación de
Médicos Municipales
de la CBA |
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La pandemia de gripe A quedó atrás,
pero la crisis atraviesa los
hospitales y los aleja cada vez más
de la posibilidad de adoptar medidas
que anticipen los riesgos y protejan
a las personas expuestas,
perjudicando principalmente a
aquellos grupos más vulnerables.
Tales dificultades repercuten con
violencia sobre la salud de las
personas, razón por la cual la
inversión en salud adquiere, en
estas condiciones, un carácter de
urgencia mucho mayor.
La irrupción de la influenza A
(H1N1), su rápida propagación, el
temor colectivo que suscitó y el
tiempo que tomó la implementación de
las medidas sanitarias pertinentes
son factores que otorgaron alta
relevancia pública a la pandemia y
extendieron la preocupación a
políticos, funcionarios, directivos
de instituciones, trabajadores,
estudiantes y miembros de la
sociedad en general.
La pandemia dejó enseñanzas y cosas
que aprender: En esta lucha contra
uno de los problemas más graves y
prevalentes de la salud pública
mundial, debe destacarse la labor de
los médicos, una vez más, la mano
indispensable y diligente,
brindadora de dedicada atención bajo
riesgo, incluso, de la propia salud.
Fue gracias al trabajo abnegado de
los médicos en las guardias, así
como al de aquellos que atendieron
las salas colmadas de pacientes y al
de quienes en las ambulancias
asistieron durante las 24 horas del
día, que se lograron compensar las
falencias del sistema. Así se
consiguió superar la fase más aguda
de la emergencia sanitaria. Esta
situación obligó a afectar los
recursos y a concentrar esfuerzos,
de modo tal que las dificultades que
a diario enfrentamos todos los
trabajadores de la salud, se
desdibujaron en el fragor de esta
realidad inédita.
Con la pérdida de intensidad de la
sensación de emergencia retornan a
la luz pública, los déficits que
habían pasado a la penumbra del
segundo plano y nos obligan a
remediar tales situaciones o, al
menos, a proteger a la población de
sus riesgos y amenazas. Es por ello
que tanto nos apremia hoy disponer
las acciones necesarias, con el fin
de fortalecer el proceso de atención
mediante, por ejemplo, la
agilización de las listas de espera
quirúrgica, que se han engrosado en
este último tiempo como consecuencia
de haber dedicado durante semanas,
la atención prioritaria al problema
urgente de la influenza.
Hemos señalado con anterioridad que
las condiciones y medio ambiente de
trabajo distan de ser las deseadas.
Entre las medidas más importantes
que deben adoptarse se destacan: la
provisión de los insumos necesarios
y su disponibilidad para el
funcionamiento del sistema, la
solución de la obsolescencia
tecnológica, tantas veces denunciada
por esta asociación y, no menor en
importancia, la obligación de
mantener en adecuadas condiciones la
infraestructura hospitalaria.
Es imposible sostener las
situaciones aberrantes que conviven
con nosotros, que denunciamos sin
ser aparentemente escuchados, y que
nos llevarán al conflicto si no son
resueltas por las autoridades
responsables. Entre las más
acuciantes están las padecidas por
el Hospital Rivadavia: los
quirófanos permanecen cerrados por
reparaciones suspendidas; los techos
del servicio de neonatología,
deteriorados; y cuatro pabellones,
sin servicio de gas.
En el Hospital Bonorino Udaondo,
cuyo fin, como el de todos los
hospitales, debe ser proteger y
atender la salud, se ha detectado
contaminación por asbesto; situación
denunciada y sin resolver, que
expone a severos riesgos a la salud
de los profesionales y pacientes que
se hallan inmersos en ese ambiente.
En el Hospital Muñiz, que ha
desempeñado un papel descollante en
la reciente situación de emergencia
sanitaria, persisten aún serios
problemas en el servicio de Terapia
Intensiva y no existe una sala de
aislamiento que garantice mínimos
estándares de protección y seguridad
laboral.
De igual manera, el Hospital
Lagleyze sufre un corte en el
suministro de gas y falencias
edilicias graves. Además, se
registran múltiples situaciones en
otros hospitales, que podríamos
seguir enumerando.
Hay que destacar algunos logros
recientes: a través de una
resolución firmada por los Ministros
de Salud y Hacienda, se ha logrado
finalmente establecer la asignación
de cargos genuinos en lugar de
módulos asistenciales, así como las
prolongaciones horarias tantas veces
reclamadas (de 30 a 40 horas
semanales). El compromiso de la AMM
con la salud pública y el bienestar
de los médicos reafirma la dirección
de su gestión hacia el destierro de
la precarización laboral y el
refuerzo de los valores
fundamentales de su lucha gremial.
Hace tiempo que nuestro lema
convocante es Cuidar al que cuida,
asistir al que asiste. Continuemos
luchando para que esto sea realidad
todos los días.
Ante esta realidad cabe preguntarse
más que nunca: ¿Después de la gripe
qué? La respuesta es: clara: Basta
de improvisaciones, no más
dilaciones, mejor calidad de
atención significa solución de los
problemas antes enunciados; todos
los sectores dicen que así debe ser.
Tal vez los que tienen el poder
entiendan que ha llegado el momento
de establecer políticas de salud y
que ellas se cumplan. |
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