:: REVISTA MEDICOS | Medicina Global | La Revista de Salud y Calidad de Vida
 
Sumario
Institucional
Números Anteriores
Congresos
Actualidad
Opinión
Suscríbase a la Revista
Contáctenos

 

 

 

 

 

 

 
 

 

:: Infórmese con REVISTA MEDICOS - Suscríbase llamando a los teléfonos (5411) 4362-2024 /  (5411) 4300-6119 ::
  

Columna


Por un futuro responsable
Por el Doctor Ignacio Katz

El legendario poeta inglés Percy Shelley, decía, allá por la primera mitad del siglo XIX, que “el futuro se construye en el presente como la planta en la semilla”. En estos tiempos que corren, si pretendemos transformar los escenarios del mañana, debemos seleccionar y sembrar ya las semillas para un verdadero cambio. Y una de estas semillas debe ser el Sistema Federal Integrado de Salud, como resultante de un esfuerzo mancomunado entre distintos sectores, comprometidos en la construcción de una Argentina solidaria.
La preocupación de las autoridades por la salud de los habitantes viene de larga data; ya en 1760 a.C. el Código de Hammurabi establecía “los honorarios de los médicos”. Y en la avanzada República de Venecia, a pedido de las asociaciones gremiales o corporaciones, el Estado era el responsable de la salud. En 1335, la propia república veneciana financiaba los cursos de capacitación de sus médicos.
Los tiempos que corren nos obligan a replantear las nociones con las que nos veníamos manejando. Queda claro que el Estado debe garantizar la salud de la población. Pasados los sucesivos cambios políticos, económicos, culturales y sanitarios que tuvo el mundo desde el período de esplendor veneciano, hoy más que nunca el sector público debe tener la capacidad de readaptarse a los tiempos que corren.
Necesitamos, por lo tanto, diseñar una planificación estratégica situacional, que, entre otros puntos, elabore un mapa sanitario. Este mapa debe contener información sobre:
• infraestructura adecuada.
• recursos profesionales
• parque tecnológico
• perfil epidemiológico
• porcentajes de población enferma, vulnerable o en riesgo.
• factores condicionantes, predisponentes y determinantes de enfermedades.

En la escala de valores que tiene que servirnos como guía en este proceso de transformación del país, la dignidad y la soberanía son dos palabras clave. Dignidad, porque de lo que se trata es de devolvérselas a las personas que sufren, en distintos puntos del país, consecuencia de las lógicas perversas que infectan el campo de la salud. Y soberanía, palabra algunas veces usada para propósitos contrarios a la vida humana, y que hoy debemos rescatar para un mejor objetivo.
Quiero recordar ahora una frase de uno de los pioneros de la ecología, Jacob Von Uexküll, retomado por el pensador italiano Giorgio Agamben, que decía. “No existe un bosque”, en cuanto ambiente objetivamente determinado. “Existe un bosque para la guardia forestal; un bosque para el cazador; un bosque para el botánico; un bosque para el caminante; un bosque para el amigo de la naturaleza; un bosque para el leñador; y un bosque de fábula en el que se pierde Caperucita Roja”.
Haciendo el paralelismo, no existe “un” sistema sanitario, para todos. Existe un sistema sanitario para la persona que trata de sobrevivir a un infarto en la sala de terapia intensiva de un hospital; uno para la madre que está pariendo a su bebé, en medio de dolores y contracciones; uno para los padres que esperan si su hijo se recuperará del accidente automovilístico que sufrió; uno para el médico que debe atender un paciente atrás de otro; Y la lista sigue…
Pero todo esto que estamos diciendo tiene como una dimensión envolvente al fenómeno de la pobreza. Pobreza que no es algo “natural”, sino consecuencia de determinadas acciones y omisiones de la configuración social, económica, política y cultural que es hegemónica en un territorio.
El epidemiólogo británico Michel Malmot, especialista de la Organización Mundial de la Salud asegura que “más del 20 por ciento de la población de la Argentina vive con dos dólares por día y se pregunta ¿Cómo es eso posible en un país del que en la escuela me enseñaron que es maravillosamente rico?”. Nosotros nos preguntamos lo mismo.
Desde hace muchísimos años, existe en la Argentina un fuerte desequilibrio entre el potencial económico del país y su nivel biológico. También es evidente, entonces, que las distintas gestiones políticas tienen una responsabilidad enorme en esa disparidad. Y es tarea de quienes se encuentren a cargo del país revertir esa asimetría que se paga con vidas humanas. Recordemos que un 28% de los chicos bonaerenses menores de 2 años están mal nutridos. Otro dato esclarecedor: el 60% de las muertes de recién nacidos en la Argentina obedecen a problemas de infraestructura y de resolución médica.
Para contrarrestar estos efectos, debemos lograr que se realicen mediciones y controles de los efectos de las políticas públicas. Es de trascendencia saber qué resultados arrojan los distintos planes que se ponen en marcha, y poder cotejar así resultados con objetivos. Reiteramos además la importancia de conocer, de manera fidedigna, los datos epidemiológicos del país.
Pero el cuadro no está completo si no se realizan análisis económicos, no para podar cruelmente partidas en nombre del “mercado” como mágico corrector de desigualdades, sino para conocer la dimensión y calidad de los servicios de salud; las negociaciones económicas entre los distintos actores del sistema, privados y públicos; la utilización del dinero; y, por último y no por eso menos importante, la asignación de los recursos.
Lo que importa entonces es poder medir el des- empeño de los distintos actores, para diseñar las políticas más coherentes y eficientes. Y, en particular, hay que poder medir el desempeño del sector estatal porque en la nueva configuración que proponemos, ejerce un rol fundamental. Por supuesto, también hay que poder evaluar el desempeño del sector privado.
Si asumimos que debemos comenzar a cuidar la vida desde la niñez; o, mejor dicho, desde la gestación, la pregunta que nos hacemos es: ¿Cuándo comenzamos entonces a cuidar a la primera generación?

Para construir un futuro que no sea prolongación del presente

... falta un presente expresaba Stéphane Mallarmé,
haciendo referencia a que la expectativa de vida es cada vez mas difícil e insegura.

¡Los errores del pasado repercutieron en nuestro presente, y de qué manera! Lo que tenemos que hacer, entonces, es superar este presente/pasado para comenzar a construir el futuro/presente. Hay que adoptar una visión que parta de la realidad que nos presenta, para elaborar una planificación estratégica.
El “que se vayan todos”, gritado en el 2001, expresó claramente una ruptura entre sociedad y política. Ese tajo, más allá de los progresos de los últimos años, no está totalmente cerrado. La meta ahora debe ser transformar la configuración social resultante de aquel quiebre.
Podemos machacar sobre la desnutrición en el Chaco, o el cáncer de útero en la región, pero el cambio se da cuando se toma conciencia y se plasma, entonces, qué es lo significativo y qué lo accesorio. Y ser consciente de algo es más que reconocerlo como verdadero.
La decadencia argentina podría condensarse en esa preclara expresión de Manuel Belgrano, que decía: “Me hervía la sangre al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la patria”.
Por eso mismo hay que rescatar los valores de dignidad y soberanía. Interés por la patria, o amor por la patria, para ser más directos. Necesitamos un nuevo Sistema Federal Integrado de Salud, soberano y digno, equitativo y eficiente, innovador y duradero.
Ya se han derramado demasiadas promesas, planes pensados únicamente desde el marketing y frases grandilocuentes. Se trata ahora de poner en acción el verdadero compromiso con el pueblo argentino y comenzar a modificar pautas culturales, políticas públicas y compromisos privados.
Creemos en la interacción fecunda entre los distintos actores del campo de la salud, para generar una norma que habilite a esta nueva configuración sanitaria que necesita el país. Salir de la inercia del fracaso constante es una tarea de todos. Como dijo el intelectual francés Jean Marie Domenach: “Lo contrario de la responsabilidad no es la irresponsabilidad, sino el conformismo”. Seamos responsables, y salgamos de la mediocridad que sólo potencia el sufrimiento.

Ignacio Katz, Doctor en Medicina (UBA), Autor de: “En búsqueda de la Salud Perdida” (EDULP, 2006). “Argentina Hospital, El rostro oscuro de la salud” (Edhasa, 2004). “La Fórmula Sanitaria” (Eudeba, 2003).

 

SUMARIO

 

Copyright 2000-2016 - Todos los derechos reservados, Revista Médicos