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Los municipios deben ser la arena principal de la
transformación sanitaria argentina. Son
llamados a liderar el cambio porque es en el nivel local
donde la respuesta de salud se vincula de forma más
directa y tangible con la construcción del poder
político. Por eso, cuando los municipios despliegan
funciones de salud no deben hacer “más de lo mismo”,
deben innovar, complementar las acciones que los demás
niveles de gobierno dejan vacantes que son básicamente
dos: promoción y gestión territorial.
EL DIAGNOSTICO
Hasta ahora han sido los
convidados de piedra en la construcción de la política
de salud. Nunca en la historia de la
Argentina se ha convocado a los municipios para
participar en formulación de políticas sanitarias ni en
la definición de sus prioridades. Desde su creación por
el decreto n° 22.373/1980 el Consejo Federal de Salud no
incluyó a los municipios ni en una sola de sus
sesiones1. Tampoco ninguna provincia argentina logró
consolidar su propio consejo provincial de salud
integrando a todas las autoridades sanitarias
municipales, como lo hace Brasil. En ese sentido es
alentadora la iniciativa de la Provincia de Buenos
Aireas con su incipiente COPROSA.
Las funciones municipales en
salud crecieron por default. Sólo en la
provincia de Córdoba la Constitución asume la
descentralización de la atención primaria en el sentido
de una devolución a los municipios. En el resto, los
municipios fueron asumiendo responsabilidades en salud
bajo el modelo “apaga incendios”, para paliar los vacios
que Nación y Provincia dejaban en la asistencia médica y
las protecciones de salud.
La oferta de servicios y
cuidados locales creció de forma desarticulada
fortaleciendo las inequidades en el acceso a la salud.
Es que la dinámica en general es similar. El municipio
que pudo, incorporó un dispensario o salita, en la
mayoría de los casos más inspirado en los primeros
auxilios que en la estrategia de APS. En seguida, crece
la demanda por servicios y, cuando se requiere una
derivación, con frecuencia es muy difícil obtener
respuesta de los hospitales provinciales. Por eso, el
municipio que pudo creó su propio hospital. Algunos,
como en el caso de Bahía Blanca, llegaron a incorporar
tasas municipales para financiar la salud. Otros, como
Malvinas Argentinas, limitaron las prestaciones a los
munícipes, excluyendo a los ciudadanos de localidades
vecinas.
Este crecimiento desordenado responde, en gran parte, a
la ausencia de un órgano rector de la salud. En la
medida que el Ministerio nacional no acredita ni evalúa
servicios ni programas de salud locales, cada uno hace
lo que puede o lo que quiere. Por eso, como por lo
general, los recursos locales son escasos, es
imprescindible priorizar y asignar los pocos cuadros
profesionales, así como los magros recursos financieros
disponibles y las funciones más estratégicas para
producir salud.
LAS PROPUESTAS
Hay dos funciones en salud que los municipios pueden
desempeñar mejor que nadie. La primera de ellas es
constituirse en municipio saludable, la segunda es
partir de la gestión territorial para construir modelos
de salud familiar y comunitaria.
¿Qué significa constituirse en
municipios saludables?
Un municipio no es saludable porque hace acciones de
promoción y prevención en salud sino porque también
cumple con tres condiciones esenciales2:
a) Posiciona a la promoción de
salud en un lugar destacado dentro de la agenda de
desarrollo local. Lo más importante que deben
hacer los municipios en salud es promoción. La
asistencia médica debe ser una función secundaria. La
iniciativa de municipios saludables debe operar sobre
los determinantes y condicionantes de la salud. Por lo
tanto, es necesario que despliegue acciones desde los
servicios de salud. Pero en los casos que lo haga, éstas
deben apuntar a la transformación del modelo de
atención.
b) Establece alianzas y pactos
que promueven un cambio viable y sostenible hacia
condiciones de vida saludables. Aunque el fin
es la salud, el camino es la política. La iniciativa no
se restringe a la salud, ni mucho menos a sus aspectos
más estrictamente técnicos. Instaura una lógica de
transformación que además de sanitaria y ambiental es
social, política e incluso productiva. Para ello, el
primer requisito es concretar la voluntad política de
los tomadores de decisión y abrir espacios y dinámicas
que permitan construir la viabilidad de la iniciativa
sumando adhesiones. Los municipios saludables crecen
sumando actores y voluntades en un pacto por la salud.
Instauran así una lógica de un compromiso creciente por
conquistar respuestas en salud a la población. Se trata
de un pacto social que se hace sostenible en la medida
que su transgresión pueda ocasionar costos políticos
para los actores involucrados.
a) Incorpora lógicas de acción
particulares. Es que la identidad de los
municipios saludables tiene más que ver con cómo se
hacen las cosas que con qué cosas se hacen. Y en ese
cómo se destaca que el eje en la conducción local y su
afinidad con el despliegue de la gestión territorial
(que será abordada enseguida), la incorporación de la
participación ciudadana en salud y un necesario avance
hacia un enfoque multisectorial.
¿Qué significa gestión
territorial en salud?
Gestión territorial significa asumir la responsabilidad
por satisfacer las necesidades de la población que
habita un espacio determinado. Los municipios
deben constituirse en responsables primarios por las
protecciones de salud. Cuando las tienen, a partir de
centros de atención primaria (CAPS), cuando no, a través
de médicos de familia. En ambos casos asumiendo un rol
activo con la población que tienen a su cargo.
Los CAPS no deben ser salas de
primeros auxilios sino servicios con atención
programada. Deben desplegar acciones
extramuros, esto es salir a buscar a la población y
realizar acciones y controles preventivos y gestionando
la derivación a los servicios provinciales cada vez que
haga falta.
Es mucho más conveniente que los municipios se centren
en acciones colectivas que en brindar prestaciones
médicas de complejidad creciente. Cuando los municipios
incorporan hospitales duplican las funciones
provinciales. Mientras que ni la Nación ni las
Provincias pueden asumir de forma adecuada el abordaje
comunitario. Y esto resulta imprescindible porque no se
produce salud de forma individual. “Medicina comunitaria
vertical”, eso es un oxímoron. Lo que es vertical no
puede ser comunitario.
LOS MUNICIPIOS COMO PIEDRA
ANGULAR DE LA REFORMA DE SALUD
En la Argentina hay 1.160 municipios y otros 1.087
gobiernos locales sin estatus municipal de dependencia
provincial. A ellos se suman los gobiernos locales
dependientes de los municipios que han sido estimados en
300. Por lo cual el número de gobiernos locales en el
país se aproxima a los 2.6003. Si incorporan estas dos
funciones, los más de mil municipios argentinos se
constituirán en la piedra angular de la transformación
del sector salud.
Referencias
1 Tobar F & Rodrigañez Richeri P. Hacia un Federalismos
Sanitario Efectivo: el caso del consejo Federal de Salud
Argentino, análisis y propuestas. Ediciones Isalud
Buenos Aires. 2004
2 Tobar F &Anigstein C. Hacia una nueva teoría de los
Municipios y Comunidades Saludables. Documento elaborado
en el marco del proyecto ISALUD-OPS. Reposicionamiento
de la Estrategia de Municipios y comunidades Saludables
en las Américas. Buenos Aires. 2008
3 Blutman G. Introducción a la Administración Pública
Argentina: nación, provincias, y municipios. Editorial
Biblos. Buenos Aires. 2007. Página 101.
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