:: REVISTA MEDICOS | Medicina Global | La Revista de Salud y Calidad de Vida
 
Sumario
Institucional
Números Anteriores
Congresos
Actualidad
Opinión
Suscríbase a la Revista
Contáctenos

 

 

 

 

 

 

 
 

 

:: Infórmese con REVISTA MEDICOS - Suscríbase llamando a los teléfonos (5411) 4362-2024 /  (5411) 4300-6119 ::
  

Opinión


Una Ley que merece un debate serio

Por el Dr. Jorge Gilardi
Presidente de la Asociación de Médicos Municipales
de la CBA

La Cámara de Diputados votó por el proyecto de Ley Nacional de Salud Mental que se propone garantizar el derecho a la protección de la salud mental de todas los argentinos. Desde la Asociación de Médicos Municipales, sostenemos la necesidad de un abordaje interdisciplinario e intersectorial del asunto, lo cual es incuestionable por ninguna disciplina en la actualidad, dado lo complejo de la índole de los problemas a tratar.
En este sentido, la medicina debe participar en el proceso de diagnóstico y tratamiento, y no como pretende este proyecto, que habla de un equipo pseudo-interdisciplinario que surge del borramiento de las incumbencias que nosotros defendemos firmemente desde hace tantos años.
El artículo 12, por ejemplo, señala que “la prescripción de medicación sólo debe responder a las necesidades fundamentales de la persona con padecimiento mental y se administrará exclusivamente con fines terapéuticos y nunca como castigo, por conveniencia de terceros, para suplir la necesidad de acompañamiento terapéutico o cuidados especiales”. Esta aclaración demoniza al médico en el ejercicio de su saber científico y no contribuye a justipreciar la necesidad de su integración en el seno del equipo multidisciplinario de salud. Si el uso de la medicación psiquiátrica (y esto puede hacerse extensivo a todo tipo de medicación) se aparta de los fines para la que fue concebida, deben ser aplicados los marcos regulatorios ya previstos por las asociaciones científicas y profesionales, que prevén sanciones para quienes vulneran los principios deontológicos del quehacer profesional.
Además el texto cuestiona los desvíos que la internación significa, pues constituye uno de los graves problemas que suelen afectar a la atención psiquiátrica. Sin embargo, desconoce que la internación no coactiva ni indebida resulta necesaria para los fines terapéuticos y que, como tal, debe ser perfeccionada como una herramienta que sirva al proceso de restablecimiento y a la paulatina reinserción social del paciente. A pesar de esto, señala la necesidad de que se trabaje hacia la progresiva supresión de los establecimientos psiquiátricos, pero no indica con claridad cuáles serían las estrategias de reconversión que se pondrán en marcha durante este proceso hasta lograr su definitiva sustitución.
El cierre de los neuropsiquiátricos resulta una prédica de muchos sectores, pero su aplicación debilitaría aún más a las instituciones que hoy dan una respuesta pública a las necesidades de atención de miles de personas excluidas de toda contención y ayuda social. Cambiar y mejorar estos hospitales monovalentes no implica necesariamente abogar por la institucionalización masiva, sino considerar el derecho que los pacientes tienen de recibir la mayor protección y comodidad posible, que resguarde su bienestar mientras otra alternativa de sustitución a la internación no haya sido consumada.
Resulta inconcebible que, además, dicho proyecto no aborde, ni siquiera en el plano discursivo, los problemas que hoy afectan a las franjas etarias más vulnerables y demandantes de atención, como los grupos infantojuveniles y de la tercera edad. Tampoco enfrenta la problemática de las adicciones, que desde el uso de alcohol hasta de otras sustancias peligrosas constituye una de las dificultades más importantes en la actualidad.
En síntesis, si bien la importancia que tiene regular un área de la salud que carece hoy de una normativa a nivel nacional es digna de remarcar, denunciamos que todo lo actuado ha sido sin el consenso de las entidades gremiales, profesionales y de las instituciones más representativas del sector. Asimismo, una ley que debe ser aplicada en todo el territorio nacional debe lograr el más alto grado de acuerdo entre las provincias, sin cuya adhesión nada de lo que allí se formule puede sustentarse en la acción cotidiana y en la práctica de los servicios de salud.
 
 

SUMARIO

 

Copyright 2000-2007 - Todos los derechos reservados, Revista Médicos