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 QUO VADIS SALUD - MEDICINA PRIVADA


Pronóstico reservado


Los profesionales que disertaron sobre la situación actual del sistema de salud privado expusieron una problemática preocupante. Falta de fondos, ausencia de subsidios para el sector, aumento de costos e imposibilidad de establecer una suba de precios para garantizar el servicio, son los factores que Swiss Medical Group, Medifé y Mapfre Salud presentaron como una amenaza de riesgo para la actividad del próximo año.

Para analizar el escenario actual de la Medicina Prepaga y las expectativas para el próximo año, se dispuso en “Quo Vadis Salud” una mesa que integraron el doctor Carlos Abad, presidente de Medical Brokers, quien ofició de coordinador; el señor Patricio Pasman, gerente de Relaciones Institucionales de Medifé; la licenciada Alejandra Bozzani, gerente de Mapfre Salud y el licenciado Julio Diez, director comercial de Swiss Medical Group. Así, la Sexta Conferencia de la Revista Médicos propuso un debate esencial para el sector de la salud.

¿POR QUE NO “SALUD PARA TODOS”?

Visiblemente preocupado por la situación que atraviesa la salud privada, Abad cuestionó al Gobierno nacional respecto a las políticas sanitarias que implementa y aseguró que “al Estado no le interesa tener un seguro de salud”.
Además, se quejó porque no destina “subsidios” a la actividad de la medicina privada, mientras dispone extensiones para otros sectores. “Lo bueno parece ser subsidiar casinos, bingos, planes sociales descontrolados, y lo malo es aquello que aporta trabajo, cobertura, asistencia y un aceptable nivel de satisfacción en la gente”, fustigó.
Para el presidente de Medical Brokers, la medicina prepaga existe en función de las falencias en el sistema de salud público. “La medicina prepaga es fruto de una explosión de la demanda. Son nada más que 3 millones de personas en todo el país los beneficiarios, y es una actividad que ha crecido sin exenciones, subsidios ni créditos, que paga impuesto al cheque, ingresos brutos, IVA”, agregó, al tiempo que se quejó porque se destinen fondos a otras áreas, como el fútbol o Aerolíneas Argentinas.
“Los argentinos tendremos que poner en los próximos cinco años 10 mil millones de pesos para nuestra línea de bandera, y no menos de cien millones para el fútbol. Por eso me pregunto: ‘¿Por qué no salud para todos?´”, enfatizó, en alusión al eslogan “futbol para todos” que el canal oficial utiliza para promocionar las transmisiones gratuitas de los partidos.
“Una mamá que tiene un hijo con síndrome de Down, un hombre o una mujer con Sida, una persona con una discapacidad mental en la Argentina paga IVA, puede ser cuentapropista o tener una actividad individual. En cambio el juego no paga IVA, las revistas pornográficas, ni el circo ni el espectáculo, sin embargo en la salud penalizamos tributariamente a los enfermos”, concluyó.

EL ESTADO DE LAS COSAS

En sintonía con el tono crítico, Pasman también le puso calor al Quo Vadis Salud y advirtió que en los últimos meses la actividad se ha visto perjudicada. Como dato central aseguró que “el sector sigue creciendo en cantidad de afiliados pero a la mitad del ritmo que traía”.
Uno de los temas sensibles es el incremento en el precio de las cuotas de las prepagas, que según el gerente de Relaciones Institucionales de Medifé, está fundado en “una suba salarial” y en lo que denominó “inflación médica vinculada a la permanente incorporación de nuevas tecnologías y tratamientos”.
También la “judicialización del sistema” ha influido en esa variación, por los “amparos o resoluciones de organismos de defensa al consumidor que ha obligado a brindar coberturas que no corresponden de acuerdo a los contratos y normativas vigentes”, además de “el aumento en la cantidad de juicios de mala praxis”.
Afirmó que para el Estado “la salud no es una prioridad porque en un cuadro comparativo se puede ver que otros sectores de la economía, como la educación y el transporte, están exentos de pagar IVA o gravan el impuesto parcialmente, mientras que en la salud lo grava en su totalidad, excepto en las obras sociales”.
De acuerdo con su explicación, la educación y el transporte están “subsidiados y muy subsidiados” respectivamente, mientras que la salud no tiene ningún tipo de ayuda.
Pasman, sostiene que la prestación médica incrementó la cantidad de consultas en la última década debido al déficit en el sistema de salud pública, aunque también señaló otros motivos: “Se ha duplicado la tasa anual de consultas en los últimos 10 años por un mayor estrés general de la población, esta es una tendencia comprobada, pero además, y lamentablemente, aunque no sería justo generalizar, por algunos profesionales que viendo caer el poder adquisitivo de sus honorarios, fomentan el aumento de consultas”.
Además, mostró al Estado como “un competidor directo” de las empresas de medicina prepaga al asegurar que “si mejorara su servicio de salud mucha gente dejaría de pagar” por medicina.
“En la Argentina podríamos decir que las prepagas vienen a satisfacer en primera medida la necesidad de una cobertura y accesibilidad médica de una persona que considera que el Estado no se la brinda. En Suecia nos iría bastante mal”, añadió el Gerente de Relaciones Institucionales de Medifé, y finalizó su alocución con otro disparo por elevación a las políticas de gobierno en materia sanitaria: “Si matando la Medicina Prepaga logramos un mejor sistema de salud nacional o mínimamente mejoramos la salud de los más pobres, pues matémosla de una vez”.

AMENAZAS, PROPUESTAS, OPORTUNIDADES

La licenciada Bozzani, Gerente de Mapfre Salud, por su parte hizo un análisis de las amenazas y oportunidades del sector, acercando propuestas desde la óptica del flamante grupo que se lanzó al mercado de la salud hace dos meses en Buenos Aires.
Enumeró los factores que según su visión amenazan a las empresas de medicina privada, tales como la ausencia de un marco regulatorio específico para la actividad, la creciente incidencia de las organizaciones de defensa del consumidor, el control de precios que se ejerce sobre cuotas y aranceles prestacionales y la posible evasión de aportes de empleadores.
También mencionó como problemática la información distorsionada en temas de salud que publican algunos medios de comunicación.
Se refirió al aumento continuo de los costos prestacionales que tienen que afrontar las prepagas. Según Bozzani, ello se debe a factores como la sobrefacturación y sobreprestación de los efectores, la incorporación no selectiva de nuevas coberturas y costosas tecnologías y el marketing agresivo de la industria farmacéutica para estimular el consumo de nuevos y costosos medicamentos.
Mencionó, además, como amenazas la creación de asociaciones de especialistas con negociación corporativa de aranceles, y las crecientes demandas por mala praxis, los recursos de amparo, y el alto costo que trae aparejada la medicina defensiva.
Explicó que los cambios negativos en el perfil de la demanda y la pirámide etaria provocan un aumento de la población de pacientes ancianos y crónicos. Y mencionó factores socioculturales como el deterioro en la relación médico paciente, que aumenta la disconformidad, y los fraudes que se cometen por un “progresivo deterioro de la escala de valores”.
De todos modos, su exposición también rescató algunos aspectos positivos de la situación actual. Ellos son “la evolución favorable de índices macroeconómicos, la recuperación salarial, la continuidad de la desregulación de los aportes de las obras sociales, y los cambios en el concepto de la enfermedad y salud, con hábitos más saludables de los beneficiarios” según explicó.
Los avances tecnológicos también impactan positivamente en el sector, según Bozzani, debido a que facilitan arribar a un diagnóstico precoz y a procedimientos médicos menos agresivos.
El proyecto de ley de regulación de medicina prepaga se presenta como un interrogante para Bozzani, teniendo en cuenta que según cuál sea su enfoque significará una amenaza o una oportunidad. Por ello considera fundamental que las empresas del sector tengan una activa participación en la elaboración de la ley.
Ante este escenario, la representante de Mapfre Salud planteó una serie de propuestas que permitirían sortear algunos de los obstáculos mencionados. Bozzani mencionó a “la revalorización del rol del médico de familia y la concientización del paciente respecto al gasto en salud” y la puesta en práctica de la “medicina basada en la evidencia”.
También consideró importante que en los casos de mala praxis se limite la posibilidad de litigar sin gastos y se fijen montos de indemnización acordes al presunto daño.

“LAS PERDIDAS SON MILLONARIAS”

Desde Swiss Medical Group, el licenciado Diez retomó el análisis de la situación general de la medicina prepaga en la Argentina. En ese sentido, pronunció una queja sobre la imposibilidad de incrementar los valores de las cuotas de las prepagas, lo cual dificulta sobremanera la actividad.
Recordó que el proyecto de ley de regulación de prepagas que tiene media sanción de diputados tampoco solucionaría esta situación, ya que no permitiría aumentar “los precios de los socios directos, lo que en Swiss Medical representa el 60 por ciento de la facturación y la rentabilidad”. “Sin aumentos estamos como una estatua, inmóviles”, agregó también con preocupación.
La queja también señaló al Gobierno, por “la inacción” ante los requerimientos del sector. “Tuvimos muchas reuniones con el Gobierno, con ministros de salud, con la ex ministra Graciela Ocaña, con Juan Manzur últimamente, también con el ministro de Trabajo Carlos Tomada. Y finalmente no apareció nada, como era de prever. Hoy estamos con una paritaria que no está firmada pero sí convalidada, y sin la posibilidad de aumentar los precios”.
Las pérdidas, según el director comercial del grupo, son millonarias y van “in creyendo”. Un estudio anticipado asegura que en términos mensuales el déficit será de 18 millones de pesos desde agosto de 2009, en tanto que este mes esa cifra trepará a 28 millones de pesos.
Como salida, y para evitar que la suba impacte con fuerza en la economía del beneficiario, Swiss Medical Group implementó una serie de alternativas para paliar el aumento.
“Buscamos una regulación del sector y además dispusimos planes alternativos, con esto tendemos a generar alternativas que reducen a cero el impacto del aumento, con planes con reintegros parciales, con reintegros totales, distintas cartillas médicas, planes cerrados, planes cerrados con copagos, planes con `súper´ copagos”, indicó.
En su exposición, Julio Diez relativizó el impacto del aumento si se toma en cuenta la población general de la seguridad social: el incremento afectaría a 300.000 familias (unas 900.000 personas si se toma una proyección de 3 individuos por grupo familiar), sobre un total de 4 millones y medio de afiliados que cubre la medicina privada, 17 millones y medio que cuentan con obra social y más de 4 millones cien mil que tienen Pami. Siguiendo el razonamiento, el aumento lo sentiría solamente el 3,4 por ciento de quienes están dentro de la seguridad social.
Por el contrario, la consecuencia de no trasladar al aumento de costos a la cuota provocaría para muchas prepagas “una situación de quebranto en el corto plazo”.
No es un panorama alentador el que presenta el director comercial de Swiss Medical Group, quien habló de “un ensañamiento por parte del Gobierno con la medicina privada”. De no mediar cambios, el pronóstico para 2010 provocará un ajuste que puede afectar niveles de servicio, un estado de negociaciones permanentes y tirantez en la relación con los prestadores que podrían incluir cortes de servicio.

 

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