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Como ocurre cada año, referentes de las Obras
Sociales hicieron un repaso de la situación que
atraviesa el sector. La judicialización del sistema y el
incremento de la población de monotributistas adheridos
complican la financiación de la cobertura y fueron los
ejes de un debate profundo que aportaron desde OSPAT,
OSFE, Construir Salud, FAOSDIR Y ANDAR.
Ante un salón de Conferencias colmado, el panel de Obras
Sociales expuso en detalle el momento por el que
atraviesa el sector, y repasó algunos factores que
presentan un escenario complejo en materia de
prestaciones. La judicialización de la cobertura, la
disminución de los recursos dentro de la seguridad
social, la presión impositiva al trabajador y el aumento
de la población monotributista dentro de la cobertura,
son algunos de los aspectos que, según referentes de
FAOSDIR, OSPAT, OSFE, ANDAR y Construir Salud,
complejizan la situación.

La mesa estuvo encabezada por el señor Daniel R. J.
Piscicelli, gerente Comercial División Salud de Assist-Card
Argentina; los doctores Osmar Yazda, director médico de
OSPAT; Antonio Guidazio, presidente de OSFE; Carlos
Espelt, director médico de Construir Salud; Miguel
Troisi, secretario de FAOSDIR y el abogado Maximiliano
Podestá, gerente de asuntos jurídicos de ANDAR.
LA JUDICIALIZACION DEL SISTEMA:
UN FACTOR NEGATIVO
El doctor Yazda fue el primero en exponer y se refirió a
un tema preocupante en los últimos años para las Obras
Sociales: la judicialización en el sistema sanitario.
Al respecto, el director médico de la Obra Social del
Personal de la Actividad del Turf, señaló: “Esto ocurre
porque existe una demanda originada en el avance del
conocimiento biológico y científico que actúa en todos
los niveles del ser humano, desde el inicio, el
transcurso y el fin de la vida. Y si a eso le sumamos
que se ha incorporado el derecho del paciente a decidir
sobre su salud y su bienestar ante esta nueva oferta de
avances científicos, la situación es compleja y de no
fácil resolución”.
La mayoría de las demandas de judicialización son
amparos, que se producen por ampliación de la cobertura.
“Esto hace que se plantee la cuestión en términos
judiciales y la actualización de los regímenes de
cobertura, llámese Programa Médico Obligatorio -PMO- o
de otra naturaleza, se está haciendo en base a
sentencias, y eso debe llamarnos a la reflexión”, indicó
el director médico de OSPAT, al tiempo que refirió que
se está “ante un problema prestacional y no jurídico” y
habló de la necesidad de que “se articulen todos los
mecanismos que tengan el suficiente rigor científico con
una adecuada relación costo beneficio, que contemple la
salud y el bienestar de los pacientes”.
Sin dejar de lado la cuestión sobre la que hizo eje,
Yazda indicó que es acotado el presupuesto destinado a
la salud, y que es necesario que esa situación se
revierta. “No podemos seguir manejándonos en el ámbito
meramente jurídico. Debemos insistir en el aspecto
científico, en la relación costo beneficio, y lo que es
mejor para el paciente, teniendo en cuenta que el
presupuesto de la salud es limitado y luchar por un
presupuesto mayor”.
“Estamos convencidos de que el bienestar de los
habitantes así lo necesita. Si no lo planteamos es negar
una realidad que hoy nos abruma. El avance científico es
muy acelerado y si no corregimos esta situación, la
judicialización de la cobertura continuará y quedará un
pronóstico mucho más sombrío del que tenemos hoy”,
advirtió, y agregó: “Debemos plantearnos analizar un
sistema donde se contemplen los derechos del paciente
pero dentro de un marco razonable de salud, y para eso
hay que recrear la confianza, pero no será posible si no
lo hacemos con la participación del médico y tratando de
lograr el compromiso del mercado”.
También pidió “analizar la posibilidad de que la
situación tenga la participación del Estado como
responsable del régimen de cobertura”. “El Estado es
responsable de la salud, salvo en aquellos casos que, a
través de instrumentos legislativos, ha trasladado la
responsabilidad a terceros. En el caso de las obras
sociales sindicales está la ley 23.660 a través del PMO
o la ley que extiende el compromiso a la prepaga. En las
obras sociales provinciales ocurre lo mismo, están
constituidas por ley, y su régimen de cobertura está
contenido en un estatuto y sus modificaciones se hacen
con raigambre legislativa”, concluyó.
“UNA CRISIS EN EL PUNTO MAXIMO”
Por su parte, el gerente de asuntos jurídicos de ANDAR,
la Obra Social de Viajantes Vendedores de la República
Argentina, Maximiliano Podestá, coincidió con su
antecesor en tratar el aspecto de la judicialización. En
ese sentido, advirtió que las obras sociales sindicales
“hoy pasan por una situación que no es buena”.
“Las opiniones de los jueces siempre apuntan hacia la
mala praxis”, sostuvo el joven funcionario, pero aseguró
que ese tema “no es la preocupación de las obras
sociales”, y tampoco de ANDAR donde, dijo, se toman
“todos los recaudos al respecto”. “Lo que preocupa es
que se lleva el tema a caminos en los que no tenemos ni
siquiera el poder de ser escuchados”, resaltó y afirmó
que existe una “crisis en el sistema nacional de seguros
de salud que está llegando a su punto máximo”.
También trajo a la mesa el concepto de amparo, según el
letrado un “remedio judicial que está en la Constitución
y es ejemplar”. “El problema es que con la capacidad que
tenemos los argentinos de distorsionar lo bueno, el
amparo en salud empieza a ser muy peligroso, porque uno
pierde el control de lo que sucede con sus
administrados, y con el patrimonio de todos, de los
afiliados”.
Para Podestá, el amparo, desde el término de salud se
debiera dar cuando no hay un remedio alternativo
judicial. “Esto tendría lugar cuando se ha encontrado de
parte del financiador de salud una reticencia no
justificada, cuando en realidad hay un peligro inminente
y un derecho”, resaltó mientras aportó un ejemplo: “En
ANDAR nos toca resolver amparos iniciados en 2007 que
ahora en 2009 obtienen una medida cautelar. Y me
pregunto ¿cómo hace dos años se presentó en el juzgado
una situación por la cual había peligro inminente de
pérdida del derecho de un beneficiario, y su señoría con
todo el criterio se ha tomado dos años para resolver que
hay un peligro de ese derecho”?
En sí, la obra social, en condición de requerida, hace
dos años se presentó y explicó los motivos por los que
no coincidía con el criterio médico de hacer lugar al
tratamiento específico, pero de acuerdo a la explicación
de Podestá, entonces “nunca se la llamó ni se le
preguntó, ni se hizo caso de opiniones médicas”. “Las
obras sociales a veces ni siquiera somos escuchadas. No
he tenido la posibilidad de acceder a una audiencia para
conversar con la persona sobre qué es lo que está
pidiendo y porqué se le dice que no, una respuesta que
siempre es fundamentada”.
Asimismo, indicó que existe en el sector una mirada “de
preocupación por la mala utilización de este remedio
judicial, que es el amparo”.
“Estamos hablando de un problema jurídico y no médico,
porque no se escucha a los médicos, y no importa lo que
opinan. A veces hay opiniones médicas que se deben tener
en cuenta, siempre considerando cuestiones básicas de la
salud”, subrayó.
De todos modos, en su cuestionamiento, Podestá rescató
el sistema en sí mismo. “Existen buenos elementos, el
sistema está bien pensado, sucede que lo estamos
alterando, estamos haciendo abuso de un remedio de
articulaciones cuando en muchos casos ni siquiera son
agotadas las vías previas del diálogo”, agregó.
“Creo suponer que no debe ser fácil ser juez y resolver
una cuestión que está entre la vida y la muerte de la
persona. Por eso llamamos a la reflexión. ¿No sería
importante, antes de tomar una decisión, escuchar los
motivos por los cuales no se ha accedido?”, interrogó.
Además, justificó que ANDAR apela a “medios alternativos
de solución” puesto que “existen abusos a la hora de la
solicitud de financiar coberturas”. “Me parece que sería
hora de que los administradores empecemos a acudir a
este amparo, porque hay un peligro inminente del derecho
de propiedad de todos los beneficiarios de las obras
sociales”, concluyó.
RECURSOS EN BAJA
Desde FAOSDIR, la Federación Argentina de Obras Sociales
de Personal de Dirección, su secretario, Miguel Troisi
aseguró que “existe una notable disminución de los
recursos” y “migraciones a planes inferiores además de
disminución de los aportes adicionales de parte de las
empresas”. “El panorama es que hay una fractura de
grupos de aportes, aportes al grupo solidario, que se
formaban dentro de las empresas, donde el que más ganaba
cubría al que menos ingresos tenía. En general se
formaba con todos los aportes un solo grupo. Hoy todo
esto lo vemos cada vez más en disolución”.
También habló de los recuperos de los fondos solidarios
y anticipó que hay una “presión impositiva al
trabajador”. “Si bien los salarios han aumentado, los
importes que regulan las contribuciones impositivas de
los trabajadores no fueron modificados. Eso afecta el
salario del trabajador y también al momento de decidir
cuál será su plan de salud”.
En cuanto a la población monotributista, un tema que por
cierto despierta queja y preocupación en el sector
disertante, según quedó reflejado, Troisi dijo que
obtiene los mismos beneficios que un trabajador en
relación de dependencia, pese a que los aportes no son
los mismos. “El trabajador activo está subvencionando
con sus aportes la salud de los monotributistas y es
importante entonces discutir el modo de financiarlo”,
indicó e incluso refirió que se ha registrado en los
últimos siete años un incremento en la cantidad de
monotributistas que acceden a la seguridad social”.
“Para dar un ejemplo: en 2002, el 56% de los
beneficiarios estaba dentro del plan de menor cobertura,
y seis años después esa cifra trepó al 72 por ciento”,
subrayó. Y en repaso de índices porcentuales, destacó
que “el 95% de la población está en obras sociales cuyo
promedio de ingreso por beneficiario es inferior al
valor promedio del plan de salud”.
Claro que no todo representa un escenario tan sombrío,
puesto que Troisi remarcó algunas mejoras de la
situación en factores como el tope a los aportes
salariales, la eliminación respecto a las
contribuciones, el aumento de los aportes y la
eliminación de los tickets como medio de pago. “A toda
la seguridad social, no sólo obras sociales, les
generaba un perjuicio terrible”, opinó.
En relación al tope de los aportes, en 1997 era de 4.800
pesos tanto para los aportes como para las
contribuciones. “Tardamos once años para darnos cuenta
de que ese tope estaba desactualizado. Hoy esa cifra
está en $ 9.351 y las contribuciones sin límite”,
agregó.
Otro componente en este esquema es el aumento del gasto.
En su enunciación, Troisi citó algunas cuestiones que
alimentaron esta tendencia como la litigiosidad
indebida, el incremento del gasto médico asistencial, la
medicina defensiva, la legislación con mayor exigencia
prestacional, la suba de las tasas de uso, y el aumento
de la carga impositiva.
Además, indicó que también existen en la actualidad
nuevos requerimientos de cobertura, como la obesidad, la
fertilización asistida –el 99% de los casos llegan vía
judicial-, hormonas de crecimiento, (baja talla
ideopática), tratamiento de inmunotolerancia de
hemofilia, acompañante terapéutico y auxiliar
domiciliario.
“No discutimos el derecho de una pareja en buscar la
fertilización, sino cómo se financia eso. No
cuestionamos prestaciones, pero que el legislador diga
quién lo paga y cómo. En la seguridad social son 14
millones de personas que hoy reciben salud”, cuestionó
Troisi.
Para concluir, consideró importante destacar que “los
pacientes deben recibir la medicina apropiada para sus
necesidades clínicas, en las dosis que cubran su
requerimiento individual, por un período adecuado de
tiempo y al menor costo para él y su comunidad”.
“SE NECESITAN SOLUCIONES
INMEDIATAS”
El presidente de la Obra Social Ferroviaria (OSFE),
Antonio Guidazio, en sintonía con el resto de los
integrantes de la mesa mostró un tono desanimado en
consecuencia con la realidad de las obras sociales. En
ese sentido, aseguró que “se necesitan soluciones
inmediatas”. “Necesitamos una Superintendencia de
Servicios de Salud con gran solvencia técnica, con
margen de maniobra política, con capacidad de consenso”,
subrayó y guardó un párrafo para hablar de cierto
“divorcio entre la conducción técnico política y las
obras sociales” lo cual “produce una anarquía del
sistema y la incoherencia en la atención”.
“Es importante contar con una Superintendencia con todo
su potencial y sus funciones trabajando para la
seguridad social. Y que la distribución de los recursos
del fondo compensador se haga de forma lógica y
doctrinaria. A nuestra obra social se le deben dos meses
de ingresos totales en concepto de reintegros. No hemos
trasladado el atraso a los prestadores, lo asumió la
obra social”, añadió.
“Nuestro sistema es incoherente, donde el propio mercado
dictó sus leyes de juego. Hoy en día la situación de la
seguridad social tiene distancia con su norma y es
juzgada por ésta. El mercado avanzó en forma distinta
pero hay que apuntar a una legislación para trabajar con
reglas claras de juego”, especificó Guidazio, y remarcó
que el sistema “debe tener otros recursos, como el fondo
compensador”.
Según el presidente de OSFE “existen cifras alarmantes
de riesgo” y además resaltó que será necesario decidir
dónde se ubicarán los recursos. “Hay patologías
crónicas, y eso es un gran desafío, porque obliga a una
gerenciación del tema en sí mismo. No hay costos reales
consensuados de los programas médicos de emergencia u
obligatorios, o sobre el programa real de atención de
cada obra social, que no es el PMO ni el PME, no tenemos
análisis de costos del sistema excepto el propio”.
“Esta problemática se va a llevar de a poco los recursos
de la seguridad social, por lo que pujan todos, los
hemofílicos, los discapacitados, o los pacientes
crónicos. Los desafíos que tenemos son muy importantes”,
indicó Guidazio, y concluyó sobre los lineamientos
básicos de cara al próximo año: “Será importante definir
el programa sanitario de cobertura del año 2010 con
consensos y recursos viables. Esto, en general es un
tema grave y necesita soluciones urgentes”.
MONOTRIBUTISTAS EN ASCENSO
El director médico de Construir Salud, la Obra Social de
la Construcción, Carlos Espelt se refirió a la
incidencia del aumento de los monotributistas que se
adhieren a las obras sociales.
“Hoy es vox populi que cualquier monotributista quiere
adherirse a Construir Salud y existe una tendencia que
indica que en los últimos años la cantidad de
monotributistas ha aumentado”, indicó.
En 2002 los beneficiarios obligatorios eran 243.971, los
monotributistas 57.197 y los de servicio doméstico
7.979. En 2009 hay 919.816 de la primera clase, en tanto
que monotributistas son 135.568. Esto, de acuerdo con
los datos aportados por Construir Salud, demuestra la
tendencia en alza.
En enero de 2007 eran 105.791 los adheridos, en tanto
que en abril del año pasado tuvo su pico máximo con
189.000.
“El monotributista viene de una entidad que si no era
una prepaga, se manejaba con los mismos criterios, en
cambio el obrero de la construcción tiene criterio de
solidaridad: todos para uno y uno para todos, en cambio
el monotributista es de todos para uno, y uno para uno”.
También abrió un capítulo para el tema de gastos en
tratamientos de patologías de alto costo por grupo
poblacional, y ratificó que está en el tapete un
problema vinculado a la distribución del dinero en
materia de afiliados. “Las obras sociales están
sufriendo un impacto muy importante. La cuestión es
distribuir el dinero que le corresponde a estas mismas,
porque esos son recursos de terceros, es decir, de los
obreros, es genuino, corresponde a las obras sociales,
no es un recurso del Estado”, sostuvo.
“Hay que hacer algo”, exclamó el director médico de
Construir Salud, mientras ejemplificó al decir que “se
gastan 7 millones de pesos que se deben devolver y no lo
devuelven. No podemos trabajar a futuro sin saber cuál
va a ser el nuestro”, refutó.
Sobre el cierre, el coordinador del panel, Piscicelli
reflexionó sobre lo expuesto, tanto desde el sector
privado y de la seguridad social y aseguró que “mientras
no haya decisión política de solucionar el problema, la
salud en la Argentina va a seguir siendo igual que hoy”.
Así, la mesa ha puesto claro sobre oscuro y, como cada
año, sus integrantes dejaron en evidencia con cada una
de sus disertaciones que las Obras Sociales no están
exentas a sufrir las consecuencias del complejo sistema
de salud.
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