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Daniel Gril, presidente de la Cámara Argentina de
Internación Domiciliaria, destacó el valor de concebir a
esta especialidad desde la calidez del recurso humano y
la contención familiar del hogar.
Con
la coordinación del doctor Rolando Gutesman,
vicepresidente de la empresa Odontológica Socdus, una de
las últimas mesas de “Quo Vadis Salud” fue la titulada
“La Enfermedad: Su diagnóstico desde la Internación
Domiciliaria”. En ella, el doctor Daniel Gril,
presidente de la Cámara Argentina de Internación
Domiciliaria, resaltó la importancia del recurso humano
para cuidar la salud y mejorar la calidad de vida del
paciente.
Fue una elocuente exposición, en la que Gril, médico
pediatra y jefe del área de Neonatología del Sanatorio
Mater Dei, eligió un enfoque “filosófico” sobre el
quehacer de su actividad, en lugar de optar por una
disertación tradicional referida a temas de gestión o
política corporativa.
“El ser humano es al mismo tiempo creador y criatura
porque crea las leyes que van a regir su comportamiento
social, pero a su vez es criatura de esas leyes. Esa
capacidad de creación puede ser interceptada por la
situación general. Y al hacerlo anula la capacidad de
ser protagonista de su propio destino”. Frente a un
atento auditorio, Gril destacó de este modo la
posibilidad de que el paciente se posicione en el rol
protagónico del tratamiento.
Puso énfasis en la importancia del vínculo
paciente-médico, con una mirada optimista: “Cuando se
nos propuso este espacio decidimos que en realidad no
queríamos hablar de las dificultades sino de la
esperanza que tiene que ver con nuestro trabajo”.
En sí, la internación en el hogar -“la niña bonita que
se incorporó más recientemente”, como la llamó Gril-,
propone el cuidado del enfermo en su espacio en su
propia casa, rodeado de sus afectos y sus pertenencias,
y se aleja de conflictos preexistentes en materia de
atención sanitaria respecto del encarecimiento de los
tratamientos en proporción a los costos tecnológicos u
otras vicisitudes. “Nosotros estamos cerca del otro
espacio, en el lugar en el que habitualmente somos
forasteros, que es la casa de nuestro paciente”.
“La condición humana apunta al querer ser. El hombre
para cumplir su destino tiene un trabajo diario, y por
eso es necesario que nos replanteemos una pregunta: ¿qué
entendemos por enfermedad? La salud es el estado
completo de bienestar, físico, psíquico y social.
Entonces uno se entromete con un par de términos porque
a veces las palabras quedan vacías”, subrayó Gril, y
volvió a preguntarse: “¿De qué otra manera nos podemos
referir al concepto de estar sano?”
En tanto, y para ahondar en el concepto, agregó
parafraseando al médico sanitarista Floreal Ferrara: “Si
todos los humanos tienen las mismas potencialidades,
cualquier cosa que trabe el desarrollo pleno de esas
potencialidades debiera ser considerado enfermedad”.
Además, siempre teniendo como eje fundamental el trato
familiarizado entre el profesional y el paciente, habló
de la historia clínica. “Como enfermos decimos lo que
nos pasa, pero eso lo escribe otro, y ese otro le da el
significado que su propio saber le atribuye. Esta
situación es frecuente en el hospital pero no en la
casa, porque la organización que ese otro va a tener del
sufrimiento cambia radicalmente”, sostuvo. Y añadió:
“Cada uno de nosotros es al mismo tiempo sus actos y su
enfermedad. Nosotros somos lo que decimos y lo que
hacemos”.
Gril también apeló a tener “una mirada ecológica sobre
los problemas del paciente, y desde allí intentar
entonces una nueva taxonomía de las enfermedades”. Y
exhortó además una profundización del trato con quien
recibe la atención médica, característica fundamental de
esta disciplina en cuestión.
“Nuestro modelo de vida actual es que no se puede
conocer verdaderamente quién es el paciente, qué le
pasa. Esas cosas se pueden facilitar con esta estrategia
de atención que nosotros empezamos a abordar, porque
entendemos que nos puede devolver cosas del ejercicio
profesional que hemos perdido en función del discurso
unidireccional sobre la enfermedad, que es el discurso
médico”. En ese sentido, pidió buscar una nueva
definición al respecto. “Habrá que tratar de encontrar
una nueva definición: cómo abordar este concepto de la
patología de otra manera. La enfermedad no tiene una
definición única y abarcativa sino que tiene tantas como
cada uno de los que participa de esto pueda dar sobre el
dolor y el sufrimiento”.
Pluralidad de discursos es entonces lo que propuso Gril:
“El dogmatismo es una forma de la muerte, porque ese
dogmatismo es el que remite a la existencia de los
discursos únicos. Si nosotros como agentes de salud
quisiéramos ser revolucionarios y mostrarle a la gente
los motivos por los que sufre, estaríamos hablando de
cosas mucho más amplias. Se puede hacer historia junto a
nuestros pacientes porque con cada encuentro podremos
cambiar las cosas”.
Lo importante para el presidente de la Cámara de
Empresas de Internación Domiciliaria es expresarles a
sus pacientes “el mejor deseo de que ellos puedan, a
través de la reflexión sobre el sufrimiento, modificar
las condiciones de la enfermedad”. “Esperamos así que
junto con nosotros puedan imaginar un mañana donde de
ese diálogo surja la posibilidad de transformar el mundo
y la construcción de una sociedad mejor para todos”,
concluyó el expositor.
Por su parte el doctor Rolando Gutesman, en su rol de
coordinador también destacó las ventajas de la modalidad
de internación domiciliaria. Señaló que “el devenir del
modelo sanitario fue desgastándose”, por lo que en la
actualidad “se reinstala el valor de la internación
domiciliaria profesionalizada y se revaloriza el
irremplazable valor agregado de la contención familiar”.
“Se logra una rápida y eficiente resocialización del
paciente, facilitando su reinserción social y laboral,
con una marcada mejora en la calidad de vida, aun en
pacientes con patologías terminales”.
Además, destacó, la importancia de disponer “toda la
tecnología y ciencia aplicada” sobre todo ante la
posibilidad de “contar con profesionales que a esa
cuestión tecnológica le agregan su calidad humana”.
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