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Pablo Giordano

Las entidades del cuidado de la salud no están cartelizadas

Con el inicio del año, vuelve la discusión sobre el valor de las cuotas de la medicina privada. El gobierno autorizó un aumento del 8 por ciento para todo el año, pero el presidente de la Asociación de Entidades de Medicina Privada sostiene que cada empresa definirá el momento y el monto de aumento que aplicará. Los factores que influyen en cada decisión.


Numerosas fueron las noticias vinculadas a las idas y vueltas entre el gobierno y las prepagas sobre los aumentos a aplicar. Hacia fin del año pasado los principales medios informaron que “las prepagas empezaron a enviar facturas con subas de hasta un 15 por ciento”. En realidad, se trataba de un incremento del 12 por ciento que ya se había autorizado en agosto. Finalmente el Secretario de Comercio, Guillermo Moreno informó que el aumento autorizado para 2010 es del 8 por ciento, a aplicarse en forma escalonada durante todo el año. Sin embargo, consultado por Revista Médicos, el Presidente de la Asociación de Entidades de Medicina Privada, Pablo Giordano, informó que “el aumento del 12 por ciento no se ha aplicado en el mes de enero en la mayoría de las entidades de cobertura médica privada”.
Sobre la forma en que las empresas aplicarán el incremento autorizado para este año, fue categórico: “Las entidades del cuidado de la salud no están cartelizadas. Cada institución define el momento y el monto de aumento de cuotas que requiere para asegurar a sus asociados la prestación del servicio en tiempo y forma”.
También relativazo el alcance del anuncio de la autorización del aumento, al afirmar que “no existe ninguna ley, decreto o resolución que determine los precios de una cobertura médica privada. No hay norma que faculte al Estado para imponer precios máximos a este sector. Al tratarse de una actividad privada, se rige por las normas del derecho común (Código Civil, Código de Comercio y normas complementarias), y éstas no contemplan las facultades que pretende irrogarse el Estado.
Giordano aclaró que “los aumentos de cuotas en cada entidad responden a diversos factores, tales como suba de aranceles de sanatorios, centros de diagnóstico, incrementos en los precios de medicamentos, aumentos de sueldos por paritarias para el personal de sanidad y de comercio, subas en las tasas de uso de los servicios, incorporación frecuente de nuevas prestaciones (prácticas y fármacos) al Programa Médico Obligatorio (PMO), judicialización de la cobertura (amparos que ordenan la cobertura de prestaciones no contempladas en las leyes o excluidas de los contratos), impuestos y tasas (IVA, ingresos brutos, impuesto al cheque, etc.)”.
“Pocos entienden que toda extensión de cobertura o incorporación de tecnología médica o fármacos novedosos, inexorablemente producirán aumentos de las cuotas que abonan los asociados”, agregó.
En ese sentido, destacó el hecho de que “la cobertura médica privada no recibe subsidios y paga impuestos, los recursos provienen exclusivamente de las cuotas de sus asociados”.

SOBRE EL PMO

El alcance e implementación del Programa Médico Obligatorio es tema de discusión permanente para todas las entidades de salud. El titular de ADEMP sostiene que “la multiplicidad de normas existentes desvirtúan los límites de cobertura inicialmente establecidos y determinados en el PMO. No existe ningún seguimiento de los costos que insume la prestación del PMO, ni evaluación de las posibilidades de su financiamiento”. Asimismo, sugirió que una manera de lograr mejorarlo sería hacerlo “más preciso y con el soporte de guías clínicas y protocolos”.
Giordano se manifestó a favor de la idea de segmentar la cobertura. “La implementación de planes parciales de cobertura, permitiría poner en manos del usuario del sistema una opción que complemente su acceso a los servicios que le brinda la cobertura obligatoria (ej. Pami-obra social u otra) o los hospitales públicos”. La situación actual que no permite ninguna cobertura menor al PMO provoca “que muy pocos tengan todas las prestaciones de salud y una inmensa mayoría de ciudadanos no reciba nada en salud”.

JUDICIALIZACION

Otro de los factores que preocupan a las entidades son la judicialización de la medicina y los amparos y medidas cautelares. Giordano sostiene que “la falta de imparcialidad y el desconocimiento por parte de los señores Jueces de las obligaciones y derechos de las partes en un contrato de Medicina Privada y la normativa vigente, lleva a que un gran porcentaje de los fallos de éstos pongan en cabeza de las Entidades del Cuidado de la Salud obligaciones que son propias del Estado”.
Esta situación viola, según Giordano, los contratos celebrados entre particulares. “Se parte erróneamente del concepto que el derecho de la salud es un derecho absoluto e ilimitado y de raigambre constitucional, razón por la cual las Entidades del Cuidado de la Salud deben hacerse cargo de toda prestación médico-asistencial que les soliciten sus asociados, sin importar si tal prestación se encuentra o no prevista en el contrato que dio origen a la vinculación, si el PMO la contempla como obligatoria para los agentes del seguro de salud, o si las erogaciones necesarias para cumplimentar la prestación provocarán un desequilibrio entre los ingresos y egresos de la Entidad que finalmente la llevarán a la quiebra”. De este modo “se perjudicarán también los asociados supuestos defendidos”, afirma Giordano.

DE CARA AL FUTURO

El presidente de la Asociación de Entidades de Medicina Privada sugiere algunas líneas de acción que permitirían hacer más sustentable el modelo. “Se debe asumir que no hay recursos económicos para asegurar todo y a todos en salud, ni en nuestro país ni en el mundo. El PMO debe adecuarse a los recursos disponibles para que todos los habitantes en cualquier lugar del país tanto sea en los hospitales, obras sociales como sector privado puedan recibir las prestaciones necesarias”.
Lejos de rechazar la intervención estatal en la actividad, Giordano afirma que “el Estado debe recuperar su protagonismo como generador y armonizador de las políticas públicas de salud, dejar de transferir sus obligaciones indelegables de asistencia sanitaria y requerimientos sociales a las obras sociales y entidades privadas, y ocuparse de la desnutrición infantil que es la usina que produce discapacitados”.
Para ello sugiere que la Superintendencia de Servicios de Salud, “debería ser el ente técnico de todas las instituciones de salud tanto públicas como privadas, contar con un equipo de evaluación de tecnologías e informar en forma inequívoca los alcances de cada prestación”.
“No habrá cobertura universal y protección social en salud sin financiación pública”, concluyó.

 

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