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Cuando se comparan los sistemas de salud, en términos de
su eficiencia y equidad, la fragmentación y segmentación
de los mismos constituyen un claro indicador, en el
sentido de que cuando mayores son, la ineficiencia y la
inequidad, predominan en los mismos.
No sucede lo mismo, por lo menos en forma tan clara, y a
pesar de las preferencias o disputas ideológicas, cuando
se analiza el mix público privado de la red prestadora,
aunque sí resulta clave la fortaleza de la rectoría, y
especialmente la calidad e intensidad de la regulación
de las mismas.
Pero un factor resulta contundente en todos los análisis
comparativos: resultan absolutamente más equitativos
aquellos sistemas en los cuales predomina el gasto
público, o mejor dicho, el gasto solidario, entendiendo
por tal el proveniente de rentas generales sumado al de
cotizaciones sociales (aportes y contribuciones).
Claramente, el aumento del gasto de bolsillo es un
fehaciente indicador de inequidad y habitualmente
también de ineficiencia.
La inequidad, en términos económicos (pues dejaremos
fuera del análisis las faltas de equivalencia en
calidad, acceso, tiempos de espera, etc.), está
focalizada especialmente en dos de los componentes del
gasto en salud: los medicamentos y la atención
ambulatoria.
Más allá de que en términos de política sanitaria
existen dos respuestas contundentes a esos focos de
inequidad: política de medicamentos (genéricos, uso
racional, etc.) y atención primaria de la salud
resolutiva y con redes integradas, la aplicación de
fondos, una correcta política regulatoria que tienda a
la integración y a una adecuada modulación del
financiamiento, son claves para mejorar la equidad y la
eficiencia.
Resultaría redundante y aburrido insistir en la brutal
fragmentación y segmentación que caracterizan a nuestro
sistema de salud, sobre las que nada se ha avanzado en
las últimas décadas.
Respecto de la regulación y la calidad institucional de
la misma resultan más que elocuentes los episodios que
involucraron en los últimos años a la Superintendencia
de Servicios de Salud.
Y tal vez sólo puedan rescatarse como trascendentes en
ese camino de búsqueda de una mayor equidad y
eficiencia, la política de medicamentos (programa
Remediar y prescripción por el nombre genérico), la
revalorización de la atención primaria de la salud sobre
la que se sustentaron valóricamente el plan Nacer y el
programa de Médicos Comunitarios y las medidas de
transparencia regulatoria e incremento de la solidaridad
que en algún momento llevaron a la misma
superintendencia a alcanzar el premio nacional a la
calidad.
Todas las acciones referidas pueden ser cuestionables y
discutibles en términos de su diseño, características de
implementación y profundidad, pero estaban
indisolublemente ligadas al concepto de mayor equidad
sanitaria.
Si a ello sumamos que, más allá de las posibles
discrepancias de medición en términos económicos, la
Argentina ha mostrado indicadores elocuentes de
crecimiento desde el 2003 en adelante (indicadores, que
si bien comunes a toda América latina, han sido de los
mejores en nuestro país), resultaría casi inexplicable
que ello no se traduzca en mayor equidad en salud.
Sin embargo, si se compara la composición del gasto de
consumo de los hogares según finalidad nos encontraremos
con algunas sorpresas: porcentualmente el gasto en
educación (32,3) y en salud (5,3) encabezaron los
aumentos entre 2004 y 2009, superando a la indumentaria
y el calzado (2,4) y a los alimentos (0,60). Para el
segundo quintil, esto representa en promedio unos $ 80
mensuales, de ingresos muy inferiores a los $ 900.
La “inexplicabilidad” estará solamente referida a la
públicamente declarada corrupción intrínseca del
sistema?, o a la inocultable falta de sostenimiento de
las políticas en términos de calidad institucional. Dado
que las nuevas conducciones del sector han recuperado y
hecho propias varias de aquellas iniciativas, el apoyo y
la sostenibilidad de las mismas parecen constituir
imperativos ineludibles.
De lo contrario, seguiremos discutiendo marginalidades,
o para decirlo en otros términos estaremos diciendo que
es un día soleado… mientras está lloviendo
torrencialmente.
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