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Estamos ingresando en una nueva etapa de las relaciones
de la sociedad con el sistema de salud y esta
vinculación se debe dar de una forma nueva y desconocida
hasta el presente, mediante el acceso generalizado al
“conocimiento”.
La determinación de canastas básicas o programas médicos
están en sintonía con el nuevo paradigma que significa
el cambio de posición del ciudadano respecto de su
propia salud. La interacción con los profesionales,
acceso a conocimiento que antes se consideraban
inaccesibles, van cambiando el tipo de relación y
aumentan la capacidad de entender y gestionar actitudes
y comportamientos que están relacionados con el estado
de salud. Esto implicará por un lado incremento del
nivel de exigencia a los profesionales y por el otro la
posibilidad de hacer corresponsable al paciente de su
propia salud.
La rigidez del sistema de salud se observa en la
renuencia y lentitud en la incorporación de las nuevas
tecnologías de información y comunicación, tanto en los
ámbitos más profesionales como en los ciudadanos y esto
es un contraste relevante respecto de la velocidad con
la cual evolucionan estas tecnologías.
Debemos evitar que esta brecha se incremente y es por
ello que el desafío es comenzar a desarrollar una
actitud más activa que facilite los medios e
instrumentos, que allanen el camino al desarrollo e
incorporación de profesionales y ciudadanos a una plena
aplicación de las tecnologías de información y
comunicación.
La sociedad se muestra exigente con el sistema de salud,
demanda cada vez que se la consulta mejor calidad,
modernidad y accesibilidad, capacidad y agilidad para
dar respuesta a las necesidades presentes y futuras.
Un programa de modernización de la salud que responda a
las expectativas que generan las tecnologías debe
sostenerse en tres pilares básicos:
a) el ciudadano como centro del sistema de salud. En este sentido
la historia clínica informatizada por paciente es un
camino trascendental.
b) Mejorar la calidad de los servicios asistenciales.
Informatización de los establecimientos y centros de
salud que permiten simplificar e incrementar la calidad
decisional de los profesionales respecto de los
diagnósticos, derivaciones y prescripciones.
c) Dotar de nuevas infraestructuras que cubran las crecientes
demandas (nuevos centros de salud).
Las tecnologías constituyen el núcleo estratégico al
servicio de los profesionales y ciudadanos que
permitirán convertir a este último en el centro de la
actividad asistencial permitiéndole disponer en el
futuro de su propia información así como facilitarle el
acceso a los recursos de salud y a la asistencia médica
mediante su correcta identificación brindada a través de
la historia clínica única.
Las tecnologías deben ayudar también a mejorar la
eficiencia del sistema a través de mejoras en los
mecanismos de gestión y ayudar a la toma de decisiones y
de gestión mediante la implantación de mecanismos que
permitan el monitoreo de la calidad de los servicios que
se prestan y los niveles de eficacia y eficiencia de los
mismos.
Impacto para
los profesionales que trabajan en el sector salud:
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Se
mejora la calidad diagnóstica de los profesionales al
poder contar con información sanitaria previa sobre el
paciente, lo cual permite centrarse en el diagnóstico e
incrementar la coordinación clínica y terapéutica además
de poder realizar un seguimiento más exhaustivo de los
pacientes.
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Se
facilita el aprendizaje e intercambio de opiniones y
consejos entre los profesionales de la salud, a través
de foros y otros intercambios basados en la información
accesible. Se mejora la distribución del trabajo entre
los profesionales permitiendo mayor flexibilidad y
adaptación de la organización del trabajo y finalmente
el médico que trabaja en zonas aisladas (centros de
salud) se siente más apoyado e informado (conectado).
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Se
agiliza el acceso a la información y su intercambio
gracias a las bases de datos digitales con casos
clínicos, las guías de diagnóstico y tratamiento,
referencia y contrarreferencia, etc. Se mejora la
conexión entre niveles y se potencia la formación
continua de los profesionales gracias al e-learning que
permite una mejor adaptación de los horarios y cargas de
trabajo.
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El uso
de las tecnologías de información facilita la gestión y
la toma de decisiones, dado que mejora el acceso y su
análisis. Acceso online a mucha información y parámetros
con los cuales diagnosticar la situación organizativa.
Comparar indicadores de eficiencia, calidad y de
satisfacción del paciente.
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En los
centros de salud las tecnologías pueden ayudar a mejorar
el funcionamiento de los mismos, en todo lo referido a
la gestión de turnos, comunicación con centros más
complejos y especializados, acceso online a la
información del paciente y acciones de formación.
El
camino hacia la coordinación del sistema e integración
por niveles no resultará fácil. Existen muchos intereses
afectados por este rumbo que no son los del paciente. Es
hora de atreverse a realizar reformas teniendo como
aliado al beneficiario y los servicios que el mismo
incorpora. Para ello es necesario tener metas que
permitan luego de un corto plazo mostrar resultados para
poder fortalecer la posición y seguir avanzando.
No es deseable permanecer sin hacer nada ante la
revolución tecnológica ni tampoco ir demasiado rápido
que no pueda ser entendida por los usuarios. Cabe a los
responsables del gobierno sanitario de las
organizaciones establecer los tiempos y los medios para
alcanzar los objetivos de poner al paciente y en
particular el mantenimiento de la salud en el centro del
sistema
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