|
¿CUI BONO?
En el artículo anterior subtitulé:
“Intentemos entender qué cosas hacen
difícil un Sistema de Salud
sustentable e integral en nuestro
país”. En la misma Revista Médicos,
un número antes, el Lic. Cerasale
enumeraba ocho causas que a su
juicio generan precisamente lo que
proponíamos intentar comprender.
Cito textualmente:
Sintetizando la visión, este modelo
es ineficiente por los siguientes
motivos:
-
No satisface las necesidades del
paciente.
-
Complica la relación médico-paciente
debido a su fragmentación.
-
Complica la labor profesional debido
a su atomización.
-
Al no atender los problemas en
tiempo y forma genera agujeros
negros que consumen recursos por
todo aquello que no se hizo cuando
era oportuno.
-
Los remiendos, antes que aportar
soluciones, contribuyen a aumentar
el gasto sin aportar mejoras en la
calidad de vida ni tampoco modificar
la fecha de muerte.
-
El individuo no es autorresponsable
por su salud.
-
El costo-beneficio focalizado sobre
evidencias circunstanciales se
transforma en una falacia que se
traduce en “pocos o ningún
resultado”.
-
Cada individuo excluido del modelo,
termina consumiendo el recurso
destinado a 3 personas incluidas él.
Tal vez alguien quiera agregar algo,
pero veo difícil que se pueda sacar
ninguno de estos motivos.
Mantener así el Sistema requiere
tanto esfuerzo y dedicación como
tener uno equitativo. Ante
situaciones torcidas, los romanos se
preguntaban “¿cui bono?”, (¿a quién
beneficia?).
La corrupción es tan antigua que ha
generado esta pregunta en latín,
sánscrito, arameo, y cada una de las
lenguas vivas y muertas.
Como decíamos en el artículo
anterior -insisto- empecemos a
recuperar la palabra y sus sentidos:
alguien se beneficia con el
perjuicio de muchos. Cifras
oficiales indican p.ej. que mueren
por año 18.500 niños de 1 a 5 años
por enfermedades prevenibles.
Estas muertes no son accidentales,
suponiendo que los accidentes sean
realmente inevitables. Sumen la
cohorte de muertes prevenibles de
cita habitual: neonatales, maternas,
infecciosas, etc.. Esta corrupción
afecta nuestra calidad de vida, las
instituciones, los valores
esenciales, y vacia la estructura
del país.
De todas las formas que adopta la
corrupción, en Salud/Enfermedad he
visto dos sistemáticas: el
robo-defraudación-estafa, y la
ineficiencia. Ambas operan con el
relativismo ético individual y moral
general, y se basan en las leyes del
más fuerte, el vivo vive del zonzo y
si todos curran no pasaré por bobo.
Es difícil precisar cuál es el gasto
en “salud” (¿un 8-10 % del PBI?),
cuánto se va en ineficiencias,
fragmentación y fallas de
planificación, especialmente
logísticas (¿30% del gasto total?),
y cuánto en los delitos englobados
en “corrupción” (¿otros 30%?). Menos
aún saber si toda esta depredación
es de creatividad individual, para
sostener aparatos
políticos/sindicales, o de otra
laya. Deberíamos hacer el esfuerzo
de saber, y luego hacernos cargo de
lo que sepamos.
En las “Notas 1, 2 y 3” del artículo
anterior preguntaba si nuestra
Sociedad puede y quiere tomar
conciencia; si puede, quiere y sabe
integrarse, lograr los equilibrios
indispensables, y mantenerlos en el
tiempo. Si para poseer un sólido
Sistema de Salud prescindiríamos de
toda hipocresía, y si nuestra
Sociedad quiere -al menos en lo
referido al sector- dejar de abusar
de la institución Justicia, asumir
sus responsabilidades, y tomar sus
decisiones en los Parlamentos y
Ejecutivos Municipales, Provinciales
y Nacional.
Tomar conciencia, integrarse en
equilibrio y mantenerlo en el tiempo
significaría p.ej. que las
Sociedades Científicas que aún no lo
han hecho ofrecieran a la Sociedad y
a sus Autoridades los Protocolos de
Consenso Científico en los que
dejaran claro -dentro de lo
humanamente razonable- qué, cómo y
con qué se aborda y trata cada
patología. Acabarían o acotarían
discusiones, pujas de intereses y
abusos, permitidos y alentados por
la falta de estos protocolos.
Significaría también que todas las
Universidades públicas y privadas se
concentren en darle al sector lo que
necesita: personal de enfermería con
licenciatura, la misma orientación
de las carreras médicas,
odontológicas, veterinarias y
afines, por ejemplo en el concepto y
práctica de la Atención Médica
Primaria, y todo lo necesario para
lograr un solo discurso y obtener el
silencio de la convicción, el
conocimiento y el trabajo concreto.
El del labrador en el surco, no
aquél de “el Silencio es Salud”.
Significaría que Municipio por
Municipio, Provincia por Provincia,
las Organizaciones de la Sociedad
Civil en tanto Comunidad en acción
(muy mal llamadas Organizaciones No
Gubernamentales, lo que las define
por lo que no son) se integraran en
grupos, mesas de trabajo/consenso y
equipos para definir su agenda local
de trabajo comunitario en Salud, sin
chocarse unas con otras en acciones
que casi nunca generan un proceso y
menos aún resultados. Si las OSC se
reunieran con las autoridades de su
jurisdicción, y sin narcisismos ni
juegos “al hijo preferido”,
integraran y repartieran esfuerzos
según la calificación de cada una y
sus capacidades específicas, en
planes a diez años, ocurriría … un
milagro. En el país pueden movilizar
cinco millones de voluntarios. Sólo
con informarlos, comenzarían a nacer
políticas consensuadas que podrían
ser aceptadas, respetadas y
concretadas hasta consolidarse como
Políticas de Estado.
La guía y supervisión profesional
del Gobierno, y su sincronización
con planes son indispensables para
las OSC’s. En especial cuando alguna
llega a un centro de salud o
comunidad con su cultura, sin pensar
que éstos tienen la suya y los
límites de tolerancia saturados a
que vengan a querer cambiársela y
luego los dejen sistemáticamente
frustrados.
Dejaríamos de ver en cada abordaje
social los estratos geológicos de
OSC’s que hicieron lo mismo en la
misma zona, a veces con las mismas
personas, obteniendo resultados
efímeros y cosméticos, de cuya
instalación y fracaso ningún nivel
de la sociedad queda indemne.
Los Gobiernos tendrían que aprender
a trabajar con las OSC’s sin usarlas
ni manipularlas, y en horarios que
para los Gobiernos son desusados: la
Administración trabaja, digamos, de
lunes a viernes de 8 a 18. Las OSC’s
-cuyos integrantes voluntarios
trabajan y lo estudian en esos
horarios- lo hacen de lunes a
viernes de 18 h en adelante , y
fines de semana completos. Como ven,
lo que hay que compatibilizar es muy
simple, pero no sencillo. Esta
muestra mínima es aplicable a todo
lo que debe cambiar: no habrá cambio
alguno sin integrarse, ni
integración alguna sin conocer y
respetar a los demás.
La labor conjunta de OSC’s y
autoridades siempre instala y
mantiene en la Sociedad valores
esenciales, en especial que la
vergüenza exista y tenga valor en la
comunidad, no sólo el precio que un
poco de corrupción consigue pagar en
dinero.
Podría significar que las
Autoridades sintieran orgullo o
vergüenza según sus resultados, y no
hubiera Provincias con mortalidad
infantil del neolítico, diez veces
superior a la media nacional, porque
tienen autoridades del neolítico.
Significaría que con unos pocos
parámetros, la Sociedad y sus
Autoridades sabrían y harían conocer
qué cosa mejoró objetivamente:
ocupación laboral, viviendas, agua
corriente, cloacas, inmunizaciones,
mortalidad infantil, materna y
esperanza de vida. Estos simples
parámetros definen claramente los
resultados de una gestión, y
orientan el voto. Por eso es tan
difícil encontrarlos, especialmente
en las jurisdicciones más atrasadas
que, sin vergüenza alguna,
justifican su falta de datos
precisamente en su atraso.
No hacer estas cosas es seguir
pasando una aplanadora “n” veces
sobre un gato muerto: el gato no
está más muerto, sino más aplanado y
menos identificable como gato. ¿Cui
bono?
* Segunda parte
** - Médico - Diplomado en Políticas
de Salud (FLACSO, Ecuador) - Mgr. en
Economía de la Salud y el
Medicamento (Pompeu-Fabra,
Barcelona). Socio de Cortesi-Vincent
y Asociados, Consultores en Farma y
Salud.
|