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Primera Plana

Comunicación y Salud

Una de las lecciones que dejó la Gripe “A” fue la manera en que los organismos internacionales manejaron su comunicación. “La Gripe A, más que una enfermedad, ha sido un síntoma de lo que puede estar pasando en la relación entre los expertos, los comunicadores y la propia Organización Mundial de la Salud”, destacó Aitor Ugarte Iturrizaga, vicepresidente para España del Foro Iberoamericano sobre Estrategias de Comunicación. En ese sentido, el catedrático cree que “estamos en una crisis de modelos y de estrategias en lo que tiene que ver con la Organización Mundial de la Salud”.

La Universidad Complutense de Madrid, la fundación OSDE y la Universidad de Flores organizaron las “Primeras Jornadas Internacionales en Comunicación y Salud”. En el Auditorio Ing. Amorosi de la Fundación, debatieron prestigiosos expertos nacionales e internacionales con el objeto de “desarrollar, analizar y discutir sobre estrategias de comunicación en el ámbito de la salud”.
En las jornadas se destacó la presencia del español Aitor Ugarte Iturrizaga, que además de ser un especialista en la materia (ver recuadro) es un carismático orador, que atrapó la atención del auditorio con una exposición cargada de filosa ironía y profundas críticas al referirse al manejo de la crisis llevado a cabo en su país y en todo el mundo ante la Gripe A que, a su entender, “más que una enfermedad, ha sido un síntoma”.
“Perdonen por la ironía- aclaró en un tramo de su discurso- pero me lo estoy tomando muy en serio, de verdad que me lo estoy tomando muy en serio, pero prefiero contarlo así”. Al iniciar aclaró: “esta presentación sobre todo va a generar dudas. Si les genera al menos las mismas dudas que me ha generado a mí mientras la he realizado, estaré muy contento”.

LA SOCIEDAD DEL RIESGO

Su discurso hizo eje en la diferenciación entre riesgo y crisis a la hora de comunicar. “Un concepto de riesgo muy, muy sencillo, es intentar ver la probabilidad que tenemos de que un rayo nos caiga aquí. Si estamos delante, al lado de un árbol, y se desata una enorme tormenta, tenemos cierta probabilidad de que sea cierto eso”. De esta forma graficó el modo en que nos relacionamos con los distintos niveles de riesgo, dejando en claro que se trata de un concepto sobredimensionado en la actualidad por quienes tienen el rol de comunicar. “Estamos en una sociedad en la que gente tan inteligente como estos señores que escriben en los periódicos y escriben libros dice que estamos viviendo en una sociedad que está caracterizada por el riesgo”.
Cuando se trata de riesgo y crisis, la misma comunicación interviene en la balanza: “se está comunicando en todo momento y siempre en la balanza, en el equilibrio de que el riesgo se convierta en crisis, y la crisis se convierta en riesgo. Si le damos al riesgo un lugar importante, la comunicación de riesgos también tendrá un lugar importante”.
Esta sociedad de riesgos es la que potencia la contratación de seguros, los fondos de garantía, la normalización de los procedimientos y las normas ISO. “La norma ISO en definitiva es un procedimiento que según sus índices te indica la calidad de qué: de salirte de la norma”, ironizó.
En este contexto citó ejemplos del uso de la comunicación del riesgo que hacen los gobiernos. En el caso de su país, reflexionó “¿por qué ha anunciado el presidente del gobierno políticas de ajuste económico importantes? Por el riesgo de que la crisis económica europea, sobre todo ligada a Grecia, nos termine absorbiendo y haciendo de España una economía que pueda llegar a tener tantos problemas como la de Grecia”. En ese caso, explicó “se ha comunicado más los riesgos que la crisis”.
Del mismo modo se refirió a la portada de Clarín de ese mismo día: “se decía que por la inseguridad -es decir por el riesgo de inseguridad- el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires había cambiado al funcionario que se encargaba de la seguridad”.
Otro de los ejemplos que citó es el del “riesgo país”, a escala internacional: “Podemos vender deuda o no podemos en función de que unos determinados señores definen que tiene mucho riesgo”. En el caso de su país, mencionó que existen “mapas de riesgo, seguros de riesgo, los riesgos laborales”, y los que define como “la gran cuestión de la salud pública: los factores de riesgo, el análisis de los riesgos”. Y apeló al sarcasmo al explicar que “aquí en la Argentina no han nacido miles de observatorios, pero en España son una auténtica pandemia. Todo se observa, todo se observa a través del observatorio, ya no puedes observar una cosa en la calle, tienes que ir a un observatorio”.
En este escenario, Iturrizaga considera que la propia Organización Mundial de la Salud está “entendida como una herramienta de gestión de riesgos”.

ALARMAS Y PELIGROS

Iturrizaga invita a leer a Peter Sandman, a quien considera “un autor verdaderamente básico para el análisis y la conceptualización de la comunicación de riesgos y crisis”. En su planteo teórico, Sandman concibe a la comunicación de riesgos con dos variables: el peligro y la alarma social.

Un interés común

El objetivo de la Jornada fue “poner a la comunidad de la salud en contacto con los mejores profesionales, científicos y académicos del mundo, especialistas en la materia para desarrollar, analizar y discutir sobre diversas estrategias de Comunicación y Salud y consolidar un espacio permanente de consulta y debate”. Osde fundamenta su participación en esta iniciativa como una forma de promover la mejora de la comunicación del sector de la salud.

De este modo y simplificando, explicó que el modo en que se combinan estos dos conceptos es lo que definirá la política de acción a adoptar en cada caso: “Si el peligro es alto y la alarma es baja, hay que promover la precaución. Si el peligro es bajo y la alarma es alta, hay que gestionar la indicación. Si el peligro es alto y la alarma es alta, hay que comunicar la crisis. Eso es lo que todos creímos que era, con lo cual estábamos comunicando la crisis cuando había que gestionar la indicación. El peligro nos lo estaban conceptualizando como alto cuando realmente era bajo”.
En ese sentido, Iturrizaga fue contundente al referirse a la situación de Gripe A del año pasado, al calificarla como “una epidemia que afectó a muy poca gente” en cuya comunicación de riesgo intervinieron la Organización Mundial de la Salud, los expertos que trabajaron en todas las administraciones (sociedades científicas, sindicatos, farmacéuticas, administraciones regionales) y los medios. “Estos tres grandes actores fueron los que hicieron que se volviera la cosa de un lado”.

EPIDEMIA DE NOTICIAS

“Se producía esta doble epidemia de la globalización: la epidemia de las noticias que se traslada de un lugar a otro de una manera rapidísima y la epidemia del transporte de los virus que también se traslada de un lado a otro de una manera rapidísima. Esto nos deparó una crisis mundial. En muchos sitios se la definió como la primera gran pandemia, la primera gran crisis, ‘nos vamos a morir todos’. Cuando llega el momento de la crisis -continuó en su relato- ya no solamente comunicamos riesgos, comunicamos crisis”.
En este sentido, se refirió al fenómeno que hace que en ocasiones la verdad no sea tan importante como la verosimilitud cuando de medios de comunicación se trata. “La crisis tiene el mismo efecto sea real o no lo sea”. Si bien reconoció que “no da lo mismo porque, claro, si el virus es muy poco agresivo, no mata tanta gente, si el virus es mucho más agresivo mata a mucha más gente, pero” –y este es el punto- “en cuanto a alarma social da lo mismo que sea real a que no lo sea”.
Sin embargo, ante una situación de alarma social entran en juego otros elementos: “tú no sabes cuándo va a surgir, hay riesgos legales, se necesita tomar decisiones, escenarios dinámicos, rapidez, inmediatez, todo el mundo está pendiente de ti, y en ese contexto es cuando las autoridades sanitarias tienen que adoptar decisiones. Cuando la Organización Mundial de la Salud dijo que había una pandemia y declaró la fase 5 se decía que era poco tiempo para organizar, comunicar y poner en práctica las medidas de mitigación planificadas, un panorama absolutamente tranquilizador”, volvió a ironizar.
“Cuando la directora general de la OMS, Margaret Chan, declaraba la fase 6, la crisis sanitaria mundial , decía: ‘He realizado consultas con destacados expertos que, conforme a los procedimientos previstos en el Reglamento Sanitario Internacional, me dicen que se cumplen los preceptos científicos que definen las pandemias”. Si bien reconoció que la OMS dio a conocer los análisis de los peritos, cuestionó: “¿alguien se preguntó sobre la cuestión de la percepción?, ¿a usted le apetece que le comunique todo esto?, ¿Usted está dispuesto que tener que quedarse en su casa, a no poder ir al fútbol, etcétera, etcétera, porque la OMS tiene unos determinados reglamentos por los que vamos a poner en marcha la fase seis?”.

DECIR Y HACER

El cuestionamiento a la forma en que se comunicó la crisis está vinculado a las acciones concretas que se adoptaron frente a esa crisis. “Si la primera tarea de todas es solucionar el problema en una crisis y tenemos un virus que se supone que es bastante severo y que está infectando a todo el mundo, la decisión es hacer vacunas, muchas vacunas, porque el virus de la gripe se puede vacunar. Las autoridades nacionales qué hicieron” –recordó- “vamos a comprar vacunas, la subasta de las vacunas”.
En este sentido, citó ejemplos de varios países: “Por hablar de Francia: 94 millones de dosis en un país de 60 millones de personas, ahora por supuesto que sobran vacunas y tienen que venderlas. En España se pusieron 2 millones de vacunas respecto a los 33 millones que se compraron, algunas de ellas creo que las tienen ustedes para ponérselas este año. El ministro de Salud de México –José Angel Córdova– aparte de lanzar el grito de que los países ricos acapararon las vacunas del H1N1, con razón, todavía cree que la respuesta ante la crisis debería haber sido igual”. En este punto Aitor volvió a apelar a su sarcasmo, al considerar la consecuencia económica que tuvo todo este accionar: “si yo hubiera sido ministro de economía lo hubiera intentado convencer entre copas al ministro de salud para que hiciera acciones fuertes”.

Aitor Ugarte Iturrizaga:

Doctorando en Comunicación y Magister en Marketing, es Vicepresidente para España del Foro Iberoamericano sobre Estrategias de Comunicación (FISEC), y adjunto al Gerente de Madrid Salud (Ayuntamiento de Madrid).

EL CASO ARGENTINO

En su recorrida por la forma en que los distintos países comunicaron la Gripe A, Iturrizaga se detuvo en el accionar argentino, al recordar el momento en que “se reconocieron 1.587 casos, se celebra una elección y se pasa a 100.000. Esto, que fue verdaderamente muy malo para su imagen internacional tiene una explicación comunicativa”.
“La explicación es que hubo un mal uso de la comunicación, y que eso sirvió para que hubiera una crisis interna. Cuando la ministra Graciela Ocaña se va al día siguiente de las elecciones (elecciones que supuestamente –yo no sé si eso se ha confirmado o no– quiso evitar que se celebren por la propagación) y llega Manzur al gobierno, que es un médico y se encuentra con los 1.587 casos, varios de los equipos enfocan el problema desde el punto de vista de la epidemiología, de la estadística, de la demografía”. Llegan a la estimación de que los infectados pueden ser alrededor de 100.000. “Eso, contado así, aquí en un congreso que hablamos de comunicación y salud, está muy bien –ejemplificó-, pero contado a todo el mundo quiere decir que se multiplicaron los casos en una semana”.
“Las cuestiones políticas también pesan mucho, evidentemente, pero en este caso ambas fuentes probablemente fueran ciertas y hubo un problema de comunicación: no saber gestionar la comunicación. Y hubo un gran lío interno, se podía ver eso”.

SOBRE LA ORGANIZACION MUNDIAL DE LA SALUD:

Iturrizaga define a la OMS como “la principal burocracia mundial de la salud”.
“¿Qué está haciendo la Organización Mundial de la Salud?, evaluarse. En mayo de 2011 decidiremos algo. En mayo de 2010, en esta asamblea general que tenemos ahora mismo (ver recuadro), les adelantaremos un poquito de lo que estamos evaluando, pero ya en mayo de 2011 les diremos algo, cuando venga la epidemia de H2N5”, volvió a satirizar.
En ese sentido, aseguró que “incluso el propio presidente del grupo que está evaluando, cuando le consultaron qué piensa de la política comunicativa. Lo primero que dice es: asunto espinoso. Desde luego que es un asunto importantísimo, espinoso veremos”, reflexionó.
Cuestionó también el grado de participación que se les dio a los países hispanos en esta evaluación “de los 29 casos independientes de la OMS que van a evaluar la actuación de la Organización Mundial de la Salud, tres son hispanos, español ninguno. Esto empezó en México, ¿no?”
La gran asignatura pendiente del organismo internacional según la mirada de Iturrizaga es “cerrar la crisis” de manera más crítica.

EL SINTOMA

“Al final, la gripe A, más que una enfermedad, ha sido un síntoma de lo que puede estar pasando en la relación entre los expertos, los comunicadores y la propia Organización Mundial de la Salud”, concluye Iturrizaga. En ese sentido, el catedrático cree que “estamos en una crisis de modelos y de estrategias en lo que tiene que ver con la Organización Mundial de la Salud, la burocracia que se creó en el año 1948”.

Las conclusiones de la OMS
Pese a las críticas recibidas, las conclusiones que la OMS publicó sobre este tema al finalizar la 63ª Asamblea Mundial de la Salud sobre la Gripe A fueron cuanto menos, escuetas. Su website oficial informa lo siguiente:

“Preparación para una gripe pandémica: intercambio de virus gripales y acceso a las vacunas y otros beneficios:
Los Estados Miembros expresaron su firme apoyo a los esfuerzos sostenidos desplegados por el Grupo de Trabajo de Composición Abierta para profundizar en la preparación para una gripe pandémica mundial mediante el fortalecimiento del intercambio de virus gripales y el acceso a beneficios tales como las vacunas. Los Estados Miembros hablaron de los progresos realizados en la reciente reunión intergubernamental (celebrada los días 10 a 12 de mayo de 2010) y caracterizaron la interacción como transparente, sustantiva, de eficaz colaboración, e importante como base para futuras negociaciones en ese campo. El papel de la industria como interesado directo en el proceso tendiente a aumentar la capacidad mundial de producción de vacunas, el aumento de la transferencia de tecnología a los países en desarrollo, y el acceso a suministros de vacuna y medicamentos a precios asequibles para los países con recursos limitados fueron algunos de los temas tratados. Varios países apremiaron a colaborar para seguir avanzando y lograr una mayor preparación para una pandemia y proteger la salud pública mundial. Ya examinado el informe del Grupo de Trabajo de Composición Abierta (15 de abril de 2010), se aprobó una resolución en la que:
- se pide a la Directora General que siga apoyando sus esfuerzos y que emprenda los estudios y consultas técnicas que sea necesario;
- se decide que el grupo informará al respecto, por conducto del Consejo Ejecutivo, a la 64.ª Asamblea Mundial de la Salud (mayo de 2011).”

En cuanto a la comunicación de riesgos, el aspecto más importante está dado en el enfoque que se le va a dar al tema. Un enfoque sería pensar “qué pena, qué bien lo hubiéramos hecho si la cuestión hubiera sido menos compleja, no hubiera cambiado tan rápido, si nos hubieran puesto los medios de comunicación un poquito más de nuestra parte, la gente no hubiera estado tan alarmada”. A la hora de acudir a un experto “por favor no contraten alguno de ésos. Contraten al que les diga: la situación es absolutamente dinámica, es tremendamente compleja, hay una incertidumbre tremenda sobre la severidad del riesgo sanitario al que nos afectamos y, así y todo, vamos a preguntarle a la gente a ver qué tipo de comunicación quiere que hagamos porque en definitiva manda la gente. Y si la gente está dispuesta a afrontar riesgos, quizás la burocracia normalizadora que nos dimos en 1948 no deba tener la potestad de decidir si podemos o no podemos salir de casa”.

 

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