La responsabilidad médica, si bien
es un tema frecuente de conversación
entre los profesionales del derecho
y de la salud en los últimos años,
debería ser analizada por estos
últimos tratando de puntualizar las
acciones que la forjan, con el
propósito de cumplir acabadamente
con los principios y metas de la
misma.
Como integrante del equipo médico
que integra SMG Seguros he dado en
muchas oportunidades charlas sobre
responsabilidad profesional médica.
En cada una de esas oportunidades al
revisar el material a utilizar me he
enfrentado al cuadro adjunto, que
sumariza las referidas acciones que
conforman esa responsabilidad
profesional, y me he preguntado cada
vez, cómo lo recepcionará el
auditorio de médicos presentes, por
lo básico y la simpleza de sus
conceptos.
No obstante en cada disertación
nueva me convenzo de la gran
importancia de expresar en palabras
dichos puntos, por la importancia
que ellos tienen para nuestra
práctica asistencial.
ABC DE LA
RESPONSABILIDAD MÉDICA
-
Documentar hechos de la forma más
clara y objetiva posible.
-
Obtener evidencias para apoyar
hechos.
-
Investigar causas.
-
Apuntar siempre a la prevención.
-
El
conocimiento debe ser compartido.
-
Hacer un esfuerzo para leer debajo
de lo obvio.
-
El
culpable oculta la verdad acerca
de un error.
-
Un
error es nuestra chance de ver las
debilidades de nuestro sistema.
-
Aprender de los errores ajenos
beneficia a todos.
-
Las
culturas deben cambiar.
-
Nada cambiará hasta que nosotros
lo cambiemos.
-
Preguntar hasta que no queden más
¿por qué?
-
¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? es
igual a la raíz del problema.
-
Valorar la perspectiva del
paciente, aunque creamos tener
razón.
-
Comprometernos con el paciente y
el equipo de salud.
SÓLO
NOSOTROS PODEMOS HACER LA DIFERENCIA
Desarrollaremos brevemente los ítems
consignados:
Documentar hechos de la forma más
clara y objetiva posible, resulta
fundamental al confeccionar una
documentación médica, (historia
clínica), que lo consignado en la
misma sea objetivo y atinente
exclusivamente al paciente y su
cuidado. Debemos ser muy cuidadosos
en no volcar en dicha documentación
comentarios que no hagan
estrictamente a ello, salvo que
fundamentadamente se pueda
interpretar algún tipo de relación
con la patología que padece nuestro
paciente.
El profesional de la salud debe
tener siempre muy presente que el
objetivo básico de un registro
médico es informar a cualquiera que
acceda al mismo, sobre el cuadro que
presenta el paciente, las
alternativas diagnósticas y
terapéuticas pensadas, y la
evolución en base a las mismas.
Obtener evidencias para apoyar
hechos y justificar las decisiones
tomadas, resulta trascendente,
debiendo jerarquizar los hechos
surgidos en un interrogatorio, (anamnesis),
con evidencias que tornen confiable
los datos obtenidos.
Es indiscutible que pueden surgir
antecedentes de distinto tipo e
importancia al interrogar a un
paciente, no obstante no todos serán
válidos y relacionados al cuadro del
enfermo.
Es por ello que reviste gran interés
investigar las causas que pudieron
llevar a la expresión de los
distintos hechos surgidos.
Como elemento esencial se debe
apuntar siempre a la prevención, ya
que todas las medidas preventivas,
sin lugar a dudas redundarán en
beneficios a mediano y largo plazo.
En todos los aspectos de la práctica
médica, solamente por no ser la
medicina una ciencia exacta, y
además una disciplina aplicada por
seres humanos sobre seres humanos,
puede ser falible, pudiendo
acontecer en ocasiones tanto
resultados no previsibles, como
errores.
Es por ello muy importante, que
tanto aquellas acciones que redunden
en resultados ya sea positivos o
negativos y que nos dejen alguna
enseñanza, deben ser compartidas,
para que otro profesional que viva
una situación similar pueda sacar
provecho de experiencias previas, ya
que ello indiscutiblemente jugará en
beneficio de los pacientes.
En nuestra práctica médica, en
muchísimas ocasiones, los cuadros a
los que nos enfrentamos parecen muy
simples. Ahora bien es justamente la
complejidad del ser humano y sus
diferentes formas de reacción, lo
que tiene que obligarnos a hacer un
esfuerzo para leer debajo de lo
obvio, tratando de no ser simplistas
y automáticos, ya que como señalé,
un paciente puede expresar lo mismo
de muchas maneras diferentes.
Por otro lado es muy frecuente que
el culpable tienda a ocultar la
verdad acerca de un error, no
permitiendo con ello que el resto de
la sociedad médica pueda aprender de
los errores ajenos, beneficiándonos
todos, profesionales y pacientes.
Indiscutiblemente un error es
nuestra chance de ver las
debilidades de nuestro sistema,
permitiéndonos instrumentar las
medidas tendientes a evitar o
minimizar su repetición. Es por ello
que las culturas deben cambiar, ya
que no está arraigado en nuestra
sociedad el concepto que ser
responsable de un hecho no es
siempre sinónimo de culpabilidad,
pudiendo un error nuestro servir a
múltiples colegas en el futuro al
tomar conocimiento de la situación
vivida, es decir, aprender a partir
del error creando una Cultura de la
Seguridad tanto del paciente como
del equipo de salud.
Es histórico en nuestro medio el
criterio que “levantar la mano es
exponerse a que nos la corten “, de
ahí la importancia de modificar el
mismo, instaurando el concepto que –
estimular a reconocer errores no es
con fines punitivos, sino
preventivos, y en beneficio de
todos, comprendiendo que el error es
el eslabón final de un proceso donde
suele haber más de una falla, y que
sólo el análisis sistémico de este
proceso nos permitirá evitar la
reiteración del mismo.
Ahora, si bien lo señalado es a mi
juicio muy importante, nada cambiará
hasta que nosotros lo hagamos. Es
por ello que estoy convencido que
los programas de prevención de
riesgos en el área de la salud son
esenciales con el propósito de
disminuir los errores.
Siempre que acontezca un hecho no
deseado en la práctica de nuestra
profesión, resulta trascendente
llegar al fondo del problema, por lo
que -hay que preguntar hasta que no
queden más ¿por qué?, ya que ¿por
qué? ¿por qué? ¿por qué?, es igual a
la raíz del problema-, lo que nos
permitirá sacar provecho de un
evento adverso acontecido.
Finalmente es también importante que
los médicos valoremos siempre la
perspectiva de nuestros pacientes,
aunque creamos tener razón, ya que
debemos tener presente que pese a
que el problema que los aqueje no
sea de gran trascendencia, genera en
los mismos preocupación en mayor o
menor medida, derivando en conductas
a veces razonables y otras no.
Debemos comprometernos no sólo con
nuestros pacientes y su familia,
demostrándoles compromiso e interés
en solucionar sus problemas, sino
también con el resto del equipo de
salud, sobre un accionar basado en
principios éticos y de respeto
mutuo. Debiendo medir nuestras
palabras al estar interaccionando
más de un profesional, ya que ellas,
en la mayoría de los casos, tienen
gran importancia para nuestros
enfermos.
Todo lo desarrollado, a mi juicio,
como señalé al comienzo, puede
parecer banal por su obviedad y
simpleza, no obstante en los días
que corren, desde el punto de vista
de la responsabilidad médica
adquiere una gran significación,
debiendo dejar bien en claro que el
hecho solamente de recordarlo no
alcanza, sino que debemos
practicarlo efectivamente, ya que
Sólo Nosotros Podemos Hacer la
Diferencia. |