:: REVISTA MEDICOS | Medicina Global | La Revista de Salud y Calidad de Vida
 
Sumario
Institucional
Números Anteriores
Congresos
Opinión
Suscríbase a la Revista
Contáctenos

 

 

 

 

 

 

 

 

 
 

 

:: Infórmese con REVISTA MEDICOS - Suscríbase llamando a los teléfonos (5411) 4362-2024 /  (5411) 4300-6119 ::
  

Opinión


ABC de la responsabilidad médica
Por el Dr. Horacio E. Canto,
Gerente de Administración de Riesgo, SMG Seguros

La responsabilidad médica, si bien es un tema frecuente de conversación entre los profesionales del derecho y de la salud en los últimos años, debería ser analizada por estos últimos tratando de puntualizar las acciones que la forjan, con el propósito de cumplir acabadamente con los principios y metas de la misma.
Como integrante del equipo médico que integra SMG Seguros he dado en muchas oportunidades charlas sobre responsabilidad profesional médica.
En cada una de esas oportunidades al revisar el material a utilizar me he enfrentado al cuadro adjunto, que sumariza las referidas acciones que conforman esa responsabilidad profesional, y me he preguntado cada vez, cómo lo recepcionará el auditorio de médicos presentes, por lo básico y la simpleza de sus conceptos.
No obstante en cada disertación nueva me convenzo de la gran importancia de expresar en palabras dichos puntos, por la importancia que ellos tienen para nuestra práctica asistencial.

ABC DE LA RESPONSABILIDAD MÉDICA

  • Documentar hechos de la forma más clara y objetiva posible.
  • Obtener evidencias para apoyar hechos.
  • Investigar causas.
  • Apuntar siempre a la prevención.
  • El conocimiento debe ser compartido.
  • Hacer un esfuerzo para leer debajo de lo obvio.
  • El culpable oculta la verdad acerca de un error.
  • Un error es nuestra chance de ver las debilidades de nuestro sistema.
  • Aprender de los errores ajenos beneficia a todos.
  •  Las culturas deben cambiar.
  • Nada cambiará hasta que nosotros lo cambiemos.
  • Preguntar hasta que no queden más ¿por qué?
  • ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? es igual a la raíz del problema.
  • Valorar la perspectiva del paciente, aunque creamos tener razón.
  • Comprometernos con el paciente y el equipo de salud.

SÓLO NOSOTROS PODEMOS HACER LA DIFERENCIA

Desarrollaremos brevemente los ítems consignados:
Documentar hechos de la forma más clara y objetiva posible, resulta fundamental al confeccionar una documentación médica, (historia clínica), que lo consignado en la misma sea objetivo y atinente exclusivamente al paciente y su cuidado. Debemos ser muy cuidadosos en no volcar en dicha documentación comentarios que no hagan estrictamente a ello, salvo que fundamentadamente se pueda interpretar algún tipo de relación con la patología que padece nuestro paciente.
El profesional de la salud debe tener siempre muy presente que el objetivo básico de un registro médico es informar a cualquiera que acceda al mismo, sobre el cuadro que presenta el paciente, las alternativas diagnósticas y terapéuticas pensadas, y la evolución en base a las mismas.
Obtener evidencias para apoyar hechos y justificar las decisiones tomadas, resulta trascendente, debiendo jerarquizar los hechos surgidos en un interrogatorio, (anamnesis), con evidencias que tornen confiable los datos obtenidos.
Es indiscutible que pueden surgir antecedentes de distinto tipo e importancia al interrogar a un paciente, no obstante no todos serán válidos y relacionados al cuadro del enfermo.
Es por ello que reviste gran interés investigar las causas que pudieron llevar a la expresión de los distintos hechos surgidos.
Como elemento esencial se debe apuntar siempre a la prevención, ya que todas las medidas preventivas, sin lugar a dudas redundarán en beneficios a mediano y largo plazo.
En todos los aspectos de la práctica médica, solamente por no ser la medicina una ciencia exacta, y además una disciplina aplicada por seres humanos sobre seres humanos, puede ser falible, pudiendo acontecer en ocasiones tanto resultados no previsibles, como errores.
Es por ello muy importante, que tanto aquellas acciones que redunden en resultados ya sea positivos o negativos y que nos dejen alguna enseñanza, deben ser compartidas, para que otro profesional que viva una situación similar pueda sacar provecho de experiencias previas, ya que ello indiscutiblemente jugará en beneficio de los pacientes.
En nuestra práctica médica, en muchísimas ocasiones, los cuadros a los que nos enfrentamos parecen muy simples. Ahora bien es justamente la complejidad del ser humano y sus diferentes formas de reacción, lo que tiene que obligarnos a hacer un esfuerzo para leer debajo de lo obvio, tratando de no ser simplistas y automáticos, ya que como señalé, un paciente puede expresar lo mismo de muchas maneras diferentes.
Por otro lado es muy frecuente que el culpable tienda a ocultar la verdad acerca de un error, no permitiendo con ello que el resto de la sociedad médica pueda aprender de los errores ajenos, beneficiándonos todos, profesionales y pacientes.
Indiscutiblemente un error es nuestra chance de ver las debilidades de nuestro sistema, permitiéndonos instrumentar las medidas tendientes a evitar o minimizar su repetición. Es por ello que las culturas deben cambiar, ya que no está arraigado en nuestra sociedad el concepto que ser responsable de un hecho no es siempre sinónimo de culpabilidad, pudiendo un error nuestro servir a múltiples colegas en el futuro al tomar conocimiento de la situación vivida, es decir, aprender a partir del error creando una Cultura de la Seguridad tanto del paciente como del equipo de salud.
Es histórico en nuestro medio el criterio que “levantar la mano es exponerse a que nos la corten “, de ahí la importancia de modificar el mismo, instaurando el concepto que – estimular a reconocer errores no es con fines punitivos, sino preventivos, y en beneficio de todos, comprendiendo que el error es el eslabón final de un proceso donde suele haber más de una falla, y que sólo el análisis sistémico de este proceso nos permitirá evitar la reiteración del mismo.
Ahora, si bien lo señalado es a mi juicio muy importante, nada cambiará hasta que nosotros lo hagamos. Es por ello que estoy convencido que los programas de prevención de riesgos en el área de la salud son esenciales con el propósito de disminuir los errores.
Siempre que acontezca un hecho no deseado en la práctica de nuestra profesión, resulta trascendente llegar al fondo del problema, por lo que -hay que preguntar hasta que no queden más ¿por qué?, ya que ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué?, es igual a la raíz del problema-, lo que nos permitirá sacar provecho de un evento adverso acontecido.
Finalmente es también importante que los médicos valoremos siempre la perspectiva de nuestros pacientes, aunque creamos tener razón, ya que debemos tener presente que pese a que el problema que los aqueje no sea de gran trascendencia, genera en los mismos preocupación en mayor o menor medida, derivando en conductas a veces razonables y otras no.
Debemos comprometernos no sólo con nuestros pacientes y su familia, demostrándoles compromiso e interés en solucionar sus problemas, sino también con el resto del equipo de salud, sobre un accionar basado en principios éticos y de respeto mutuo. Debiendo medir nuestras palabras al estar interaccionando más de un profesional, ya que ellas, en la mayoría de los casos, tienen gran importancia para nuestros enfermos.
Todo lo desarrollado, a mi juicio, como señalé al comienzo, puede parecer banal por su obviedad y simpleza, no obstante en los días que corren, desde el punto de vista de la responsabilidad médica adquiere una gran significación, debiendo dejar bien en claro que el hecho solamente de recordarlo no alcanza, sino que debemos practicarlo efectivamente, ya que Sólo Nosotros Podemos Hacer la Diferencia.

 
 

SUMARIO

 

Copyright 2000-2007 - Todos los derechos reservados, Revista Médicos