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En agosto pasado las empresas y
entidades del mercado de la salud,
comenzaron a aplicar a los socios
directos los aumentos de sus cuotas.
Efectivamente, con un 15% de
incremento inicial, estiman agregar
un nuevo aumento, hasta totalizar
una cifra promedio del orden del 32%
de ajuste.
También han comenzado a informar al
sector corporativo un porcentual
similar que será escalonado en dos o
en tres oportunidades según el caso.
Sin dudas, el incremento de salarios
del sector de la Sanidad -cuya
Paritaria se ubica en torno al 32%
de incremento- es un elemento de
gran influencia en la estructura de
costos de las empresas de medicina
prepaga.
Pero claramente no es el único
factor. Otros factores no menores
son la incorporación permanente de
coberturas obligatorias, que no
surgen solamente del organismo
regulador natural -la
Superintendencia de Servicios de
Salud- sino de otras fuentes.
Un poder no menor de nuevas
iniciativas de coberturas médicas es
el Congreso de la Nación. De hecho,
en forma reciente, las Obras
Sociales de Personal de Dirección de
empresas advirtieron que a lo largo
de 2009 se presentaron en la Cámara
de Diputados nada menos que 57
iniciativas y en la de Senadores 42
iniciativas legislativas con el
objeto de proponer la incorporación
de nuevas prestaciones al sistema de
salud.
Vaya como prueba la sanción de la
-ley 26.558 -denominada ley celíaca-
en diciembre de 2009. En su artículo
9°, la norma establece las
obligaciones de cobertura
asistencial que las obras sociales y
prepagas deberán cumplir para con
los celíacos, las que comprenden "la
detección, el diagnóstico, el
seguimiento y el tratamiento [...]
incluyendo las harinas y las
premezclas libres de gluten”, es
decir la incorporación a la
cobertura obligatoria de la base de
los alimentos para los enfermos
celíacos.
Si bien la Ley aún no ha sido
reglamentada, en abril de este año
la Cámara en lo Civil y Comercial
Federal procedió a ordenar a una de
las más importantes entidades
prestadoras de servicios médicos, la
cobertura de parte del costo de
harinas y premezclas libres de
gluten para una niña celíaca en la
misma proporción en que lo haría con
un medicamento.
Por otra parte y en lo que va del
año 2010, el número de iniciativas
no ha mermado: se han agregado 27
iniciativas en Diputados y 17 en el
Senado.
El Lic. Carlos Conte, uno de los
mejores especialistas en
Discapacidad, me comentaba que en
los últimos años, según una
investigación que llevó adelante, se
han presentado en el Congreso de la
Nación, no menos de 170 iniciativas
para normatizar la obligatoriedad de
incluir coberturas para este sector
tan especialmente sensible.
En otro orden de cosas, el Director
Financiero de una de las empresas
más importantes del mercado, me
señalaba que el crecimiento del
gasto que se genera por Amparos
Judiciales y litigiosidad en
general, alcanzaba al 40% anual: la
gente espera cada vez más del
sistema de salud y ha encontrado en
el marco judicial, el medio a través
del cual satisfacer esas
expectativas.
Asimismo, expresaba que a las
empresas les resultaba
imprescindible recuperar el retraso
que se les había generado a partir
de que a fines del 2009, se llevaron
adelante incrementos de cuotas
proyectando aumentos de costos del
orden del 20% para el presente año,
cuando la inflación real está
superando holgadamente esa cifra.
En el contexto actual, ¿Qué debería
esperarse a futuro? Naturalmente más
incrementos en los precios de las
cuotas.
Resulta obvio que una parte de los
incrementos de precios están
relacionados directamente a factores
vinculados con los incrementos de
los costos médicos que todos ya
conocemos, como son la creación de
tecnologías más costosas, el mayor
uso de la ya existente, la aparición
de nuevos medicamentos de alto
costo, el envejecimiento poblacional
y la mayor utilización del sistema
en su conjunto.
Pero si bien claramente todos
estamos de acuerdo con ampliar la
cobertura a los grupos mas
desprotegidos y en la necesidad
social de hacer igualitario el
acceso a la salud y a una mejor
calidad de vida, el gran debate que
nos debemos: es quién es el que debe
financiar todos estos cambios.
En mi opinión, decididamente no
pueden ser ni las Obras Sociales -ni
las empresas de medicina prepaga-
las que sabemos no cuentan con
ingresos ilimitados. La “salud” de
este sector también debe ser
cuidada.
No será una contribución a la
sociedad contar con instituciones
quebradas o forzadas a incrementar
fuertemente sus precios –que
finalmente amigo lector pagamos
nosotros, los consumidores - para
cubrir prestaciones que parecería
que deberían estar a cargo del mismo
Estado en las áreas de Desarrollo
Social o de Acción Social.
Alternativamente, también se cuenta
con importantes fondos excedentes en
la Administración de Programas
Especiales del Ministerio de Salud
–se habla de unos 800 millones de
pesos anuales-, los que
perfectamente podrían financiar una
importante cantidad de los costos
que estas nuevas medidas generan.
En resumen, se trata de canalizar de
forma adecuada e inteligente las
justas iniciativas de los diferentes
sectores sociales. |