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Algunas premisas para mejorar los servicios de salud de la Ciudad de Buenos Aires

Por Carlos Vassallo – Consultor Economía y Gestión de la salud - vassalloc@gmail.com  // www.lgsconsulters.com

 
En salud resulta muy difícil bajar el gasto por el fuerte impacto de la introducción de innovaciones médicas y el incremento del uso por parte de la población, pero eso no debería impedir que los recursos se utilicen en forma eficiente produciendo mejores resultados que es lo que no ocurre por lo general dentro del sistema.
Las organizaciones sanitarias se deben preparar para establecer cambios estructurales que les permitan gestionar mejor la complejidad, y en definitiva asegurar la sostenibilidad del sistema.
El año próximo será difícil desde el punto de vista económico, luego de la fiesta vivida durante los últimos años de incremento de ingresos, consumo y crecimiento del mercado interno. El sistema de salud requiere un proceso de cambio y mejora en la gestión de los recursos. El entorno ha cambiado y las organizaciones han permanecido detenidas en el tiempo, en particular respecto a la gestión de los recursos humanos que constituye el 70% del gasto del sector.
No debemos caer en las viejas consignas de disminuir el gasto por el solo hecho de hacerlo, en forma indiscriminada. Las medidas coyunturales terminan teniendo un efecto rebote y son hoy como se dice en la calle “pan para hoy y hambre para mañana”. Ya pasamos por programas de ajuste económico que introducían más distorsiones que soluciones.
No obstante esto no debe impedirnos avanzar y sentar las bases para plantear nuevos esquemas de gestión del personal en salud. La mayor parte de los profesionales y no profesionales tienen regímenes estatutarios que inmovilizan la relación, donde los derechos adquiridos del personal son más importantes que los derechos de los usuarios, clientes, pacientes y ciudadanos que concurren al sistema a buscar soluciones.
La flexibilidad en la gestión de los recursos humanos y de los propios pacientes (en especial los enfermos crónicos) así como el proceso de unificación de servicios hospitalarios y de laboratorios es necesario que formen parte de un consenso para el cambio en el funcionamiento del sector.
Los criterios que nos brinda la Medicina basada en la evidencia, la seguridad clínica y del paciente, constituyen un buen hilo de Ariadna para conducir el proceso de redistribución de los recursos en base a la demanda de la población.
En el caso de la Capital Federal es importante comenzar a vincular y asociar a los servicios y áreas de los hospitales con el fin de lograr mayor coordinación, economías de escala y fundamentalmente calidad. Los profesionales deben estar donde se los necesita y donde pueden brindar el mejor y más calificado servicio.
¿No será hora de pensar que el sistema de salud de la Capital Federal debería tener un solo Laboratorio Central donde se concentren todos los estudios y análisis que requiere el sistema? El Instituto Karolinska (Suecia) recibe y procesa 32 millones de muestras cada año y en la Comunidad de Madrid el Laboratorio Central de Radiodiagnóstico es una muestra de mejora en la gestión de servicios.
El gobierno de Macri en la ciudad ha dejado en un segundo plano el sector salud y en este segundo mandato no podrá eludir esa importante cuestión. Hay cambios estructurales que necesita un sistema de 33 hospitales y centros dispersos que avanzan cada uno por su lado sin mecanismos de integración y coordinación, careciendo de una estrategia como red que permita mejorar la calidad y la eficiencia del sistema.
Existen por lo menos tres áreas sobre las cuales se debería trabajar en el próximo mandato:
1) Definir un plan operativo para lograr una utilización de servicios compartidos (estructuras clínicas y directivas) dotando de mayor eficiencia, coordinación y gobierno del sistema.
2) Replantear el tema de los recursos humanos en particular repensando el profesionalismo y apostando por favorecer la efectividad sistémica e institucional y no lo individual. Médicos que trabajan medio día o algunas horas en el sector público le sirven muy poco al sistema y es necesario organizar un equipo profesional con dedicaciones más importantes y consustanciado con el servicio público.
3) Finalmente es necesario replantear la gestión de los pacientes crónicos y del área sociosanitaria (pobreza, envejecimiento, adicciones) muy descuidados por un modelo sanitario anacrónico organizado para la atención de pacientes agudos pero que no puede mantener la continuidad, seguimiento y especificidad que requieren estas nuevas patologías y situaciones sociales
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