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Un estudio de Towers Watson, una
compañía global líder en servicios
profesionales, muestra una tendencia
global de los trabajadores a
intentar perpetuarse en la empresa
donde trabajan pese a no estar
comprometidos con ella.
Aunque el mercado mundial pueda
estar preparándose en el largo plazo
para tiempos mejores, la recesión ha
cambiado el modelo del trabajador en
forma profunda, según el Estudio
Global sobre Población Activa
2010-2011 que Towers Watson ha
realizado en todo el mundo, para
sondear el estado de los Recursos
Humanos.
El Informe, un trabajo de
investigación sobre el nivel de
compromiso del empleado y la
percepción de su relación con la
empresa, confirma que la recesión ha
acentuado el tono crítico con el que
los trabajadores ven a sus líderes
en el trabajo y demuestra que los
empleados han reducido sus
expectativas de carrera. Cuando hay
crisis, escalar posiciones en el
trabajo queda atrás frente al deseo
de seguridad y estabilidad en el
empleo.
El trabajo, realizado cada dos años,
ha sido elaborado sobre un universo
de 22.000 empleados de empresas del
sector privado, en 22 países, a
través de cuestionarios online.
Principales Conclusiones: desencanto
y brecha emocional
En España – donde el perfil medio
del participante es un empleado de
38 años promedio con 10 años de
experiencia, con carrera terciaria
(58%) y con una ligera mayoría de
hombres sobre mujeres (60% y 40%,
respectivamente)- el trabajo
confirmó el descenso de los niveles
de compromiso de los empleados con
las empresas. Un 46% dice no estar
comprometido con su trabajo y su
compañía, en tanto que únicamente un
16% muestra un elevado nivel de
compromiso. Pese a lo llamativo del
dato, las cifras no son nuevas, ya
que el estudio de 2008 mostraba
resultados prácticamente idénticos.
El análisis preliminar permitiría
inferir que el empleado no encuentra
lo que espera de sus “líderes” en el
aspecto humano como la cercanía, la
confianza o la preocupación por su
bienestar, y la mayor parte de los
factores que intervienen en el
compromiso, tienen que ver más con
la organización que con el entorno
del empleado.
El compromiso en otros países
europeos es ligeramente superior: un
21% de los empleados se definen como
comprometidos frente al 40% de los
no comprometidos. Pero estos mejores
resultados pueden tener que ver con
la idiosincrasia del mercado laboral
español: Alemania cuenta con un 25%
de empleados plenamente
comprometidos y sólo un 6% de
empleados totalmente desmotivados.
Hay una brecha entre los atributos
deseables en la dirección y aquello
que perciben los empleados, son
valores que tienen que ver más con
lo humano que con lo técnico. Aunque
los empleados crean que el principal
valor en un directivo es la
capacidad para crear confianza y
credibilidad, sólo un 31% lo ve en
sus directivos y únicamente el 26%
cree que sus empleadores se
preocupan por su bienestar”, según
el estudio.
La estabilidad y la seguridad en
el empleo ganan importancia
Sin embargo, si cruzamos los datos
de motivación del trabajador y la
búsqueda de otro empleo, encontramos
que del 46% de la población no
comprometida, hay un amplio 85% que
no busca trabajo, eso supone un 40%
de la población que está
desencantada o desmotivada pero no
desea cambiar de empresa.
Esto mostraría que el empleado no
busca otro trabajo fuera de la
empresa, quizás por su visión
pesimista del futuro del mercado
laboral. Las cifras, en este
aspecto, son elocuentes puesto que
un 53% no tiene ninguna intención de
dejar la compañía, y sólo un 10%
busca empleo activamente. Se busca
principalmente estabilidad y
seguridad en la compañía; con un
proyecto a mediano o largo plazo en
la empresa, éste es el cambio
fundamental con respecto a estudios
de años pasados. Podríamos decir que
es destacable esa “fidelidad” pese a
que más de la mitad de los
encuestados (54%) dice no contar con
oportunidades de desarrollo en su
puesto actual. En todo el mercado
europeo, los resultados de búsqueda
activa de trabajo son muy similares
al caso español, el 9% está en ese
segmento.
Apenas un 24% de los españoles cree
que aumentarán las ofertas
laborales, mientras que la mitad, un
49%, no anticipa cambios
importantes. Por edad, los más
jóvenes (menos de 25 años) son más
optimistas -un 45% piensa que la
situación va a mejorar-, mientras
que los mayores de 45 años son los
más pesimistas, un 38% piensa que va
a empeorar. En el resto de Europa,
la opinión es aún peor y sólo un 17%
cree que el empleo mejorará.
Nueva percepción del desarrollo de
carrera
Ante este panorama, un puesto de
trabajo seguro y estable es más
importante que una retribución
superior o la oportunidad de
desarrollo de competencias, que hace
diez años estaban en primer lugar.
Por eso, no sorprende que ahora se
busque una relación a largo plazo
con la compañía. Hasta un 37% de los
empleados, desea un puesto “para
toda la vida” y el 25% no desearía
trabajar en más de tres empresas. En
el resto de Europa, los resultados
son muy similares, la suma de los
dos grupos citados es de un 65%,
similar al 62% español. Si dividimos
sectorialmente, el 45% de los
trabajadores de compañías españolas
con más de 10.000 empleados desea
quedarse, todo un desafío para la
gran empresa española.
El caso no es meramente europeo. En
Estados Unidos, donde la movilidad
es tradicionalmente mayor,
encontramos que hoy en día el 79% de
la población activa no estaría
dispuesta a cambiar más de tres
veces de empleo en su vida, un 40%
pretende hacer carrera en una sola
compañía. Este es un dato
extraordinario e inesperado teniendo
en cuenta la cultura y la dinámica
laboral en ese país.
Para completar el panorama, veamos
algunos datos de interés con
relación a la salud física y
emocional del empleado: aunque un
64% piensa que es buena o muy buena,
un 43% cree que tiene excesiva
presión en el trabajo. En ese dato
es significativa la presencia de los
empleados jóvenes, que en un 52%
piensan que la demanda de su trabajo
interfiere en su vida privada.
Trabajar desde la casa, al menos
ocasionalmente, es una realidad para
un 30% de la población, y sería
apreciado por aquellos que hoy no
tienen esa posibilidad (un 88% lo
valoraría). Curiosamente, los más
jóvenes quieren un espacio de
trabajo en la propia empresa, aunque
la tendencia europea es que el 42%
quisiera trabajar desde su casa. El
uso de redes sociales es pequeño
para fines profesionales. Un 76% no
ve el impacto de éstas en su
productividad.
En cuanto a la percepción de la
jubilación, un porcentaje alto (55%)
está preparado para retirarse a los
65 años o más tarde y sólo un 15%
quisiera hacerlo antes. Estos datos
dependen de la edad de los
encuestados. Cuanto más cerca se
está de la jubilación, más presente
se la tiene y, curiosamente, más se
quiere alargar el período laboral.
La población está más preparada de
lo que se cree para retrasar el
momento del retiro, lo que favorece
al hecho estadístico, irreversible e
inevitable, de retrasar la edad de
jubilación.
Recetas para la gestión
A la vista de los datos recogidos,
es más que necesario elevar el nivel
de compromiso de la gente que
trabaja en las empresas. Puede ser
una tarea importante para ellas,
especialmente si, como está
demostrado, la calidad del servicio
y la productividad están ligadas a
dicho compromiso, comenzando por
posiciones claves donde el
compromiso es un motor muy
importante. Vivir con empleados
desmotivados que no tienen intención
de irse “por abandono”, sin dudas
alejará a los clientes y contagiará
al entorno con su falta de energía.
Uno de los puntos que más le importa
a la gente, además de la imagen, es
la cultura corporativa. En efecto,
los empleados creen que se debería
impulsar el valor de la
comunicación, la cercanía y la
confianza -lo intangible- con
fórmulas de desarrollo profesional
dentro de la compañía.
Es más fácil convencer al nivel de
dirección que un mayor compromiso
influye directamente sobre el margen
operativo de la empresa, por lo que
tomar el pulso a la propia compañía
podría resultar fundamental.
Aunque no haya datos cuantitativos,
es fácil pensar que detrás de muchos
de los titulares de caídas de
grandes empresas se esconde esa
falta de compromiso, especialmente
de sus responsables.
Conclusión: amigo lector, el
compromiso de la gente es una parte
indudable del éxito y del fracaso de
las compañías, situación que se
acentúa en tiempos de crisis en que
la gente se vuelve más conservadora
en sus empleos. |