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Hacia un financiamiento sustentable
Los economistas Mónica Levcovich de AES y
Oscar Cetrángolo de CEPAL, el presidente de CONFECLISA,
Gustavo Mammoni, y el titular del Gremio de Sanidad, Carlos
West Ocampo, debatieron acerca de cuáles son las
alternativas para mejorar el sistema de salud.
El modelo de financiamiento
sustentable del sistema de salud” fue el tema que convocó a
debatir a los economistas Mónica Levcovich, de la Asociación
de Economía de la Salud (AES), Oscar Cetrángolo, de la
Comisión Económica para América latina y el Caribe (CEPAL),
el presidente de la Confederación Argentina de Clínicas,
Sanatorios y Hospitales (CONFECLISA), Gustavo Mammoni, y el
titular de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de
la Sanidad Argentina (FATSA), Carlos West Ocampo.
La
reunión se llevó a cabo en el marco de las Jornadas
Nacionales e Internacionales de Economía de la Salud
organizadas por la Asociación de Economía de la Salud (AES).
La conferencia comenzó con las palabras de Mónica Levcovich,
de AES, quien explicó que “El sistema de salud de la
Argentina es el pilar del financiamiento”. También expresó
que es necesario tener en cuenta y analizar cuán equitativo
es el sistema, el efecto sobre la cobertura y acceso, y la
contención de costos. “La Argentina se encuentra a mitad de
camino entre los países con mayor y menor participación de
la seguridad social y de gasto gubernamental, los que se
encuentran en mejor situación son Francia y Alemania”
–argumentó- “Acá es fundamental la combinación entre el
sistema tributario y el gasto público, porque mientras los
países de la Unión Europea tienen un nivel de carga
tributaria de casi un 40 por ciento, el promedio de América
latina es del 18 por ciento, y en el 2007 la Argentina se
ubicaba en un 28 por ciento”, explicó Levcovich. Además, a
la hora de analizar la problemática, la especialista formuló
algunas preguntas a los presentes, tales como, si es
adecuado el porcentaje del financiamiento público, si
deberían construirse mecanismos de compensación a nivel
nacional para alinear desigualdades en las provincias y si
esta distribución debería estar asociada al cumplimiento de
metas. Otro cuestionamiento estuvo referido a cuál debería
ser la vinculación entre las obras sociales y los seguros
privados, lo que generó un debate con respuestas similares,
y otras opuestas entre los profesionales presentes. “Sabemos
que los países no producen cambios drásticos en sus sistemas
de salud, y, cuando esto sucede, está asociado a otro tipo
de reforma del sector público o de los sistemas de
protección social, pero hay que destacar que el sistema de
salud argentino es bastante maduro, con un sistema de
seguridad social consolidado y de prevención público y
privado muy extenso”, continuó Levcovich. “Hay algunas
variables que se pueden y se deben cambiar, debemos
construir datos e informarnos para tomar decisiones
maduras”, concluyó.
Luego fue el turno de Oscar Cetrángolo, de CEPAL, quien
brindó otra visión del modelo de financiamiento sustentable
del sistema de salud y fue muy claro a la hora de ordenar
las ideas básicas a tener en cuenta para un buen
funcionamiento: darle primordial importancia a la cobertura
y al gasto, a la descentralización y cohesión territorial, a
la fragmentación de financiamiento y equidad, y a la agenda
de reformas vinculadas al financiamiento sustentable. “El
problema es que no todos tenemos un seguro en la Argentina,
y el país gasta entre un 9 y un 11 del punto del producto,
tanto el rol como el gasto del gobierno central es
fundamental, ya que el sistema de salud pública es
descentralizado y el financiamiento es bajo”, reflexionó
Cetrángolo. Y añadió: “Estamos en un mundo en donde los
indicadores de salud son mejores en las provincias que
tienen más recursos”. La idea que propuso el profesional es
que el sistema de salud pública no sea descentralizado, y
que sea homogéneo con respecto a todo el territorio, con una
mejora del presupuesto y reclamando que lo que destina la
Sociedad Argentina de Salud en cuanto a montos, no cubre los
gastos que se necesitan para solventar todas las
necesidades. “Equilibrar los sectores de financiamiento
sería la solución”, indicó. También hizo hincapié en las
nuevas demandas que presenta la sociedad, como el gasto de
la asignación por hijo y otras insuficiencias que no dejan
un margen alto para gastar en salud.
Más tarde, se presentó Gustavo Mammoni, Presidente de
CONFECLISA, quien comenzó su discurso relatando que en los
últimos tres años los costos de las clínicas y sanatorios se
multiplicaron en un 30 por ciento, destacando lo difícil que
es tener que adaptarse cada año a esta suba de valores. En
su reflexión, habló de la problemática del sistema de salud
en Latinoamérica y explicó que hay falta de articulación y
debilidades en las funciones de modulación del sistema de
salud, así como bajos ingresos de los prestadores de salud,
de financiamiento y una baja cobertura de aseguramiento.
“127 millones de personas no tienen un acceso estable al
sistema básico de salud, es por eso que creemos que hay que
hacer una protección social y universal de la salud”,
comentó Mammoni. A su vez, aclaró que la política del
financiamiento determina cuándo está disponible el
funcionamiento del sistema de salud y sugirió algunas reglas
para la sustentabilidad financiera: cumplir con las leyes,
tener una ley de emergencia específica que respete los
recursos sanitarios, mejorar la atención primaria,
incorporar la tecnología al sistema y al Programa Médico
Obligatorio (PMO), basado en la evidencia y relación costo-
efectividad de las relaciones, para adecuar la canasta
básica de los servicios a las posibilidades del
financiamiento. A esto, sumó mejorar la gestión y los
recursos de los hospitales estatales y mantener la
responsabilidad del trabajo profesional. “No sólo el modelo
de salud no es sustentable, sino también el modelo del país,
y con las cifras que contamos, el sistema de salud no va a
corregir la pobreza”, afirmó. Para finalizar, explicó que se
debería tener un trabajo más enfocado en la conservación de
la salud y principalmente en las enfermedades: “Creemos que
tenemos que financiar la demanda más que la oferta y separar
el financiamiento de la provisión de los servicios”,
concluyó el especialista.
Hacia el final de la jornada, el Licenciado Carlos West
Ocampo, de FATSA, señaló que el Estado argentino es el único
que retiene anualmente varios miles de millones de pesos de
las obras sociales que no se distribuyen, y que enfermedades
como la drogadependencia y la obesidad, entre otras, pasaron
a convertirse de agudas a crónicas.
Hizo referencia a los distintos períodos históricos que
tuvieron su correlato en diferentes sistemas de salud, y
subrayó que en la actualidad nuestro país podría tener un
sistema de salud no fragmentado, incluso con una sociedad
absolutamente fragmentada, con enorme desigualdad, millones
de desocupados y subsidiados.
Por último, se preguntó qué ha pasado con el sistema social
durante todos estos años: “Por qué las grandes empresas del
estado se fueron privatizando en los 90 y la desocupación
hizo que la sociedad se fragmente cada día más. Desregular
el sistema llevó a que las obras sociales tengan que
competir entre sí, haciendo participar de la peor manera a
la medicina privada en competencia con la seguridad social”.
SUMARIO
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