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Lamentablemente nos hemos
acostumbrado a hablar de la
violencia casi a diario, está
presente en todos los sectores de la
sociedad pero es más preocupante
cuando la misma se traslada a los
pasillos de los hospitales, a las
guardias y lo que es peor, la viven
en primera persona los profesionales
de la salud.
Hace años que la Asociación de
Médicos Municipales de la Ciudad de
Buenos Aires, viene denunciando este
tema, puertas adentro primero;
después en la calle para que la
gente tome conciencia de lo
expuestos que están los médicos,
paradójicamente los que tienen la
tarea de cuidar y atender.
Ahora vemos cómo la problemática se
extiende y aparecen otros sectores
vinculados a la medicina que también
hacen sus relevamientos, como lo
hizo la Sociedad Argentina de
Pediatría, donde allí se advierte
que casi el 50 por ciento de los
médicos se siente inseguro en sus
lugares de trabajo.
Con todo, la AMM viene haciendo
hincapié desde hace tiempo con este
tema y además de las denuncias que
efectuamos ante las autoridades hay
un grupo que está integrado, entre
otros, por los doctores Héctor Nieto
y la doctora Alcira Fiorini, que
viene realizando una tarea de
capacitación para los que los
médicos aprendan a manejarse ante
situaciones extremas de inseguridad
y sepan cómo reaccionar, actuar y
qué lenguaje es el más adecuado para
utilizar.
Cuando nos preparamos para esta
profesión nos enseñaron a contener
al paciente, aprendimos a transmitir
las malas noticias y nunca
imaginamos que íbamos a pasar por
esta situación. Desde hace años que
los ataques se vienen produciendo
pero a pesar de todo nosotros nos
resistimos a acostumbrarnos a vivir
en medio del miedo; por eso hemos
colocados unos folletos en todos los
hospitales de la ciudad de Buenos
Aires que dicen “Ayúdenos a cuidar
al que cuida. Por una hospital libre
de violencia hacia el equipo de
salud”; esta es una manera de
prevenir y alertar al paciente para
que también se comprometa y cuide a
quien en definitiva los protege.
Los problemas son varios y no sólo
se trata de barras atacando la
guardia de un hospital, resolviendo
sus internas en medio del miedo del
paciente común que va a atenderse y
queda en el medio de la barbarie,
como hemos visto varias veces en los
medios de comunicación; el peligro
está latente y se manifiesta cuando
una persona siente que no hay turno,
camas o escucha el diagnóstico que
no quiere escuchar.; es ahí cuando
aparecen los empujones, los gritos,
las amenazas verbales que pasan a
los hechos directamente.
Es importante estar alerta e
insistir con esto porque ahora se
viene la época de bajas temperaturas
y es cuando la demanda en los
hospitales alcanza el pico máximo y
la paciencia de los padres, en
muchos casos, suele ser muy corta.
Los ejemplos que tenemos para dar
son muchos y no hay un patrón
determinado; nosotros tenemos muchos
médicos jóvenes y mujeres que
trabajan y que son los más
afectados; también es importante
destacar que esto sucede a cualquier
hora, por ejemplo uno de nuestros
médicos del Hospital Piñero fue
amenazado con un arma de fuego a las
diez de la mañana. Estamos viviendo
un estado de preocupación y de
incertidumbre. Un alerta que afecta
a los médicos y a todo el equipo de
salud. Esta preocupación tiene una
doble característica: en primer
término por la propia seguridad
física de cada uno y otra, por la
salud pública. Muchos podrán decir
que la agresión a un médico no
influye en la salud pública. Sin
embargo, la agresión a un médico
influye en la relación
médico-paciente; y es importante
porque la tranquilidad es
fundamental; no sólo en el ida y
vuelta, sino en todo aquello que
hace a la escucha, a la atención, a
la manera de “prestar” un buen
sistema de salud. Si un equipo de
salud es agredido por la sociedad,
que lógicamente en estas situaciones
está sufriendo un grado de
descomposición, es natural
preguntarse ¿quién asiste al que
asiste? o ¿quién cuida al que cuida?
Necesitamos un escenario seguro. La
Asociación de Médicos Municipales en
tanto está trabajando para preparar
al profesional pero las autoridades
tienen que entender que somos
médicos y no expertos en seguridad.
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