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Mundial de fútbol 1990. La Argentina enfrenta a Brasil.
En el primer tiempo el equipo brasileño domina
ampliamente el partido ante un equipo argentino
totalmente desconcertado. Cuando van al vestuario en el
entretiempo, todos los jugadores cabizbajos esperaban
que el entrenador Carlos Salvador Bilardo los reprimiera
con un discurso largo y abrumador en función de lo
ocurrido. Contrariamente, Bilardo se sentó, tranquilo,
no les habló, ni siquiera los miró, los jugadores
hablaban en voz baja entre ellos sin entender mucho qué
estaba pasando... hasta que finalmente, terminado el
entretiempo y cuando se paran todos, el “Narigón” les
dice: “muchachos, lo único que les voy a decir es que si
queremos ganar no se la demos más a los de amarillo que
son de ellos…“
Esta inolvidable anécdota futbolera sirve como metáfora
de lo que comienza a suceder paulatinamente en el sector
de Entidades de Medicina Prepaga (EMP) que comienza a
asimilar que por falta de cooperación, entendimiento y
trabajo coordinado, entre otras dificultades, se
encuentran hoy regulados por una ley de muy difícil
aplicación y sustentabilidad.
Las distintas Cámaras trabajan en forma más activa,
aunque aún falta mayor coordinación y confianza entre
las distintas entidades. Entienden que el sector se
encuentra amenazado no sólo por la nueva ley sino
también por legisladores, jueces, organismos de defensa
al consumidor, autoridades y medios de prensa que no
conocen adecuadamente el rol que cumplen y las
características fundamentales de cómo se maneja esta
industria.
Construir redes entre compañías competidoras,
constituyen una forma de organizar las relaciones entre
empresas, que sin dejar de competir, incluyen la
cooperación como parte de la estrategia de negocio con
el propósito de alcanzar un mejor desempeño en un
determinado sector. Se utiliza el término “coopetencia”
para describir las situaciones en las que varias
empresas competidoras se unen para conseguir un conjunto
de beneficios. Los permanentes cambios, un mercado con
mayores controles y regulaciones y las posibilidades
tecnológicas de hoy, crean nuevas exigencias para el
sector, que tienen como resultado la necesidad de
adaptarse rápidamente.
Algunos ejemplos de “coopetencia” actualmente en curso o
en período de análisis:
-
Creación
de un fondo reasegurador común para enfermedades de alto
costo. Es imprescindible generar un “APE privado” que
permita sobrevivir especialmente a las entidades
pequeñas y medianas. Hay empresas reaseguradoras con
experiencia y entidades que disponen de una escala
importante de beneficiarios para trabajar en conjunto y
definir cálculos actuariales al respecto. Va a ser muy
difícil estimar hacia adelante los costos, ya que no hay
antecedentes en nuestro país y en el mundo para calcular
los efectos de la selección adversa en los nuevos
ingresos. Sin embargo, habrá que comenzar con el fondo e
ir haciendo los ajustes necesarios a medida que pase el
tiempo. Una alternativa siempre comentada y
probablemente conveniente, es que el Estado sea el
reasegurador de enfermedades de alto costo para los 40
millones de argentinos. Esto implica modificar
sustancialmente el régimen actual y seguramente puede
llevar mucho tiempo de análisis y negociaciones
políticas. Las entidades necesitan generar una
alternativa privada en el corto plazo.
-
Base
de datos compartida de morosos e incumplidores. De
acuerdo a la ley los usuarios pueden rescindir en
cualquier momento el contrato sin limitación y sin
penalidad alguna. No podrá supeditarse el ejercicio de
la facultad de rescisión contractual por el usuario a la
previa cancelación de las sumas adeudadas. Las entidades
solo podrán rescindir por falta de pago de tres cuotas y
por falsear la declaración jurada de salud. Sin
perjuicio de ello y a efectos de evitar el ejercicio
abusivo de este derecho, el mismo podrá ser ejercido
solamente una vez por año. La mora suele ser el motivo
de baja más relevante del sector y al igual que los
bancos, empresas de celulares y electrodomésticos,
deberán crearse bases de datos compartidas para prevenir
el crecimiento de este accionar. Aparecerán también
nuevos morosos por no pagar durante los tres años
establecidos las cuotas adicionales por preexistencias
de carácter transitorio. Por ejemplo una mujer que se
afilia embarazada el valor de cuota adicional puede
pagarlo en 36 meses. Si luego de haber tenido el parto
se da de baja quedará una deuda pendiente con la
entidad.
-
Formato único de facturación electrónica entre
financiadores y prestadores. Unificación de códigos de
prestaciones. Resulta cada vez más necesario trabajar en
conjunto para reducir gastos administrativos en éste y
otros temas pendientes.
-
Mayor
diálogo y consenso con la industria farmacéutica. Una
parte muy importante del aumento de los costos médicos
es causa de los nuevos medicamentos. Es posible unificar
criterios de cobertura y conseguir mejores condiciones
si el sector trabaja en un esquema de mayor cooperación.
-
Generar protocolos de tratamientos médicos complejos y
consensuar los mismos con las autoridades sanitarias.
Tomar un conjunto significativo de enfermedades y
describir el proceso en la atención para mejorar la
rapidez en el diagnóstico, efectividad en el tratamiento
y hacer menos costosa la atención, tanto para el
paciente como para la entidad prestadora de salud.
-
Mejorar la imagen del sector ante la opinión pública.
Lamentablemente no se goza de buena reputación y el tema
principal es siempre el alto costo de los planes. Sin
negar que hay ejemplos de entidades que han hecho las
cosas muy mal en el pasado y que quedan muchos temas por
resolver y mejorar, las EMP cumplen un rol importante en
el sistema y da respuesta satisfactoria a 6 millones de
personas que le confían su salud. Es necesario realizar
campañas que expliquen los servicios que se brindan. Por
ejemplo comparar la cobertura que se otorga con sistemas
privados de otros países dejarían muy bien parada a las
EMP argentinas.
Según
el Instituto Argentino de Análisis Fiscal, durante el
2012 la carga de impuestos de un trabajador en la
Argentina está entre el 46,8 % y el 53,3% del ingreso
total de una familia, dependiendo del nivel salarial y
tomando sueldos por encima de los $7.000. Está al mismo
nivel de Suecia (47%) o Dinamarca (48%), por encima de
Italia, Francia y Finlandia, todos con 43% y muy por
sobre lo que imponen países como México (20%), Estados
Unidos (27%) o Suiza (29%).
Las clases medias ante el alto costo de los colegios, la
seguridad y la cobertura médica privada en forma
inconsciente descargan, en algunos casos injustamente,
su enojo ante las entidades que prestan los servicios.
Esto es muy razonable ya que, pese a sufrir una carga
impositiva muy alta, no reciben del Estado los servicios
acordes que satisfagan sus necesidades.
Muchos especialistas pronostican que vienen tiempos
complicados para la economía del país. La cobertura
universal y gratuita del Estado a través de los
Hospitales Públicos, no es una opción deseable para los
beneficiarios del sistema, especialmente para aquellos
que pudieron acceder a coberturas de entidades de
medicina prepaga en estos últimos años de “vacas gordas”
creciendo a “tasas chinas”.
Seguramente crecerán los reclamos y las quejas ante los
inevitables incrementos de precios, generados por
paritarias del orden del 25%, el impacto de la nueva ley
de regulación, el aumento de inflación médica, la
judicialización y el consumismo desenfrenado de un
sistema de acceso mayoritariamente libre y sin copagos.
Recordando la célebre frase de Borges, al sector no lo
va a unir el amor sino el espanto. Escenarios mucho más
complejos obligarán a las entidades a cooperar entre
ellos manteniendo una sana y necesaria competencia.
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