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Son bien conocidos los recursos requeridos para
introducir una nueva droga en el mercado, que se estima
que trepan hasta u$s 1.300 millones en lo referido a
costos y de 10 a 15 años desde su primera selección
hasta la aprobación, estimándose un índice de fracasos
que se acerca al 95%. No es de extrañar que las
compañías farmacéuticas continúen intrigadas por la
posibilidad de hallar nuevos usos para drogas de
moléculas pequeñas bien conocidas, tanto para las que ya
se encuentran en el mercado como aquellas que fueron
abandonadas después de los ensayos clínicos de etapa
temprana, y que habiendo demostrado adecuados perfiles
de seguridad y biodisponibilidad habían resultado
insuficiente su eficacia u otras limitaciones.
Tanto se lo llame reposicionamiento, reutilización,
reperfilado o rescate, el proceso se basa en el hecho de
que las drogas a menudo interactúan con diferentes
blancos, produciendo efectos que pueden ser buenos o
malos. Si un determinado efecto colateral es deseable,
la droga podría ser reutilizada para una indicación
adicional. Un ejemplo clásico es la talidomida, que fue
retirada del mercado en 1961 después de provocar miles
de defectos congénitos; más tarde los científicos
demostraron propiedades antiangiogénicas e
inmunomoduladoras, y en 1998 la FDA aprobó la talidomida
de Celgene Corp para tratar la lepra y en 2006 para el
mieloma múltiple.
Además, los objetivos de las drogas a menudo se asocian
con otras enfermedades o indicaciones. Tal es el caso
del producto Propecia (finasteride) de Merck & Co, que
fue originalmente comercializado para tratar la
hiperplasia de próstata por medio del bloqueo de la
enzima que convierte la testosterona en dihidroesterona.
Posteriormente, se halló que este mecanismo de acción
previene la calvicie masculina, una indicación
secundaria que ha sobrepasado ampliamente a la original.
AHORRANDO
TIEMPO Y DINERO
La reutilización de una droga ya existente puede ahorrar
años empleados en el desarrollo y casi el 40% de los
costos requeridos para la comercialización de una droga,
eliminando la necesidad de evaluaciones toxicológicas y
farmacocinéticas adicionales.1 La pregunta es entonces
cómo descubrir nuevas y prometedoras indicaciones de
forma sistemática. Según Andrew Reaume, PhD, MBA,
presidente y CEO de Melior Discovery Inc. (Exton,
Pensilvania.), el reposicionamiento en realidad no es
una nueva idea. Agrega que “el concepto está
sobrevolando desde comienzo de la década de los 90, pero
rápidamente ganó espacios en la era posgenómica.”
Algunas de las empresas involucradas en aquellos
esfuerzos iniciales incluyen Sosei Pharmaceuticals
(Tokio), Gene Logic Inc. (ahora Ore Pharmaceuticals
Inc., Cambridge, Massachusetts.) y CombinatoRx Inc.
(ahora Zalicus Inc., Cambridge, Massachusetts). Los
enfoques iniciales involucraron bases de datos y
explicaciones tecnológicas pero desde entonces han
evolucionado hasta abarcar un rango de distintos rumbos,
tales como bioinformática, selección de alto rendimiento
utilizando modelos de enfermedad con bases celulares,
mapeo de la actividad genética empleando bases de datos
de perfiles moleculares compartidos, enfoques
quimioinformáticos basados en los ligandos y
experimentación in vivo empleando modelos animales de
enfermedades, entre otros.
PERSPECTIVA DE
LAS GRANDES EMPRESAS FARMACEUTICAS
La mayoría de las grandes compañías están en la búsqueda
de la reutilización de algún fármaco, ya sea de modo
formal o ad-hoc. Entre las que han dedicado recursos
para reutilizar drogas se incluyen la Unidad de
Descubrimiento de Nuevas Indicaciones del Novartis
Institute for Biomedical Sciences, la Investigación de
Mecanismos Comunes de Bayer Healthcare y la Unidad de
Descubrimiento de Nuevas Indicaciones de Pfizer (IDU).
“Nuestra misión es hallar nuevos usos, nuevas
indicaciones para las drogas en desarrollo de
Pfizer–compuestos que fracasaron en el pasado o que
estén vigentes en la actualidad”, comenta Steven L.
Roberds, PhD, un líder de investigación en IDU. “Estamos
tratando de ser diligentes. No podemos cambiar los
compuestos con los que contamos, son los que Pfizer ya
ha producido y que cuentan con buenas propiedades,
elevada afinidad por sus respectivos blancos, y que han
sido empleadas en seres humanos en ensayos clínicos,”
dijo durante un seminario llevado a cabo en la Escuela
de Medicina de la Universidad de Pensilvana el año
pasado.
Creada en 2007 y radicada en St. Luis, la IDU de Pfizer
es una unidad “virtual” que involucra personal
científico en colaboración con investigadores académicos
externos. El último año, Pfizer firmó un acuerdo por u$s
22.5 millones con la Washington University School of
Medicine en St. Louis, dándole a los científicos
académicos acceso a la información confidencial acerca
de las posibles drogas que están o han sido probadas. El
objetivo es aprovechar la experiencia científica de la
universidad para identificar nueas indicaciones en áreas
como enfermedad de Alzheimer, cáncer, diabetes y otras
afecciones metabólicas.
Pfizer no es un extraño en el tema de la reutilización.
El gigante de ventas de la compañía, Viagra (sildenafil
citrato), un inhibidor de la 5-fosfodiesterasa (PDE-5),
fue inicialmente desarrollado para tratar la
hipertensión arterial pulmonar. En 1998, la compañía
obtuvo la aprobación para comercializar la droga en el
tratamiento de la disfunción eréctil, ulizando el famoso
efecto secundario del fármaco.
En la búsqueda de hallazgos similares, Pfizer y otras
empresas farmacéuticas están trabajando con un par de
docenas de compañías biotecnológicas y biofarmacéuticas
así como organizaciones de investigación por contrato (CROs)
esperando encontrar nuevas y prometedoras indicaciones
para viejas moléculas. “Por lo general, participan
grupos de tecnología informática que analizan objetivos
y caminos de efectos diferentes a los conocidos que ya
han sido evaluados, entrecruzando luego esto con
potenciales indicaciones que pueden resultar de interés
para la compañía”, dice Aris Persidis, PhD, presidente y
cofundador de Biovista Inc. (Charlottesville, Virginia.
SIN DEJAR
PIEDRA SOBRE PIEDRA
La plataforma de Biovista es denominada Espacio de
Investigación de Resultados Clínicos (COSS, Clinical
Outcome Search Space). El sistema busca en la literatura
biomédica los datos del mecanismo de acción de alrededor
de 95.000 drogas y compuestos farmacológicamente activos
de dominio público comparándolos con aproximadamente
23.000 indicaciones, 6.000 efectos adversos y 20.000
objetivos en seres humanos. “No dejamos piedra sobre
piedad. Prácticamente no se nos escapa nada” dice
Andreas Persidis, PhD, CEO y cofundador de la compañía,
conjuntamente con su hermano Aris.
Biovista tiene su propia lista de reposicionamiento, que
incluye drogas que han mostrado factibilidad para varias
enfermedades y para las cuales no hay ningún estado de
la técnica en la patente o en la literatura científica
que las vincule con las nuevas indicaciones. Esto
incluye drogas para alteraciones oculares, diabetes y
obesidad, oncología y otras afecciones.
La plataforma de COSS ha llamado la atención de Pfizer y
de Novartis, habiendo ambas contratado a Biovista para
identificar nuevas indicaciones para sus drogas.
Biovista también ha licenciado la parte de análisis de
eventos adversos de la plataforma a la Oficina de
Farmacología Clínica de la FDA. Esta agencia está
utilizando la tecnología para estudiar eventos adversos
severos, tanto de drogas como de clases de drogas, a fin
de promover un uso más seguro de estas medicaciones.
Otra compañía que emplea metodologías de investigación
sistemática en NuMedii (Menlo Park, California). Fundada
en 2008, se basa en tecnología de bioinformática
translacional desarrollada en el laboratorio del Dr.
Atul Butte, MD, PhD, profesor adjunto de medicina en la
Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford. La
plataforma de Descubrimiento de Nuevas Indicaciones de
NuMedii incluye una base de datos de perfiles
moleculares de todo el genoma para más de 300
enfermedades conjuntamente con una completa información
de su eficacia. El sistema compara los perfiles
moleculares de diferentes enfermedades, buscando
similitudes.
“En muchos casos, una enfermedad sin tratamiento
conocido sería marcadamente similar a una enfermedad con
muchas terapias”, dice Atul, cofundador de NuMedii y
jefe de un consejo asesor científico. “Esto nos ha
movido a pensar cómo compartir estas terapias con
enfermedades de reciente descubrimiento, habida cuenta
de que podrían ser similares en sus perfiles de
expresión” dice Atul, y agrega que esto también ha
llevado al descubrimiento de dos drogas que muestran
resultados prometedores en modelos animales. NuMedii se
encuentra en el proceso de establecer alianzas con
compañías farmacéuticas, añade Gini Deshpande, PhD, el
otro cofundador de la empresa.
COMO CONSEGUIR
EXITOS INESPERADOS EN FORMA SISTEMATICA
Melior Discovery ha encarado el tema desde una
perspectiva totalmente distinta, para el cual Andrew
Reaume ha acuñado el término “serendipia sistemática”,
es decir sistematización de los hallazgos o éxitos
inesperados. Evita el así llamado método impulsado por
la hipótesis en la búsqueda de bases de conocimiento de
objetivos moleculares comparándolos con caminos
bioquímicos y asociaciones con estados patológicos. Por
el contrario, Melior prueba los compuestos prometedores
en hasta 52 modelos in vivo en animales, a fin de
detectar una eficacia potencial. “La base del
conocimiento colectivo es muy incompleta”, dice Reaume.
“ No estamos tratando de seguir un sendero de migas de
pan que nos lleve a alguna parte en la que quizás no
haya ni siquiera migas de pan” La compañía tiene un 30%
de éxito en la identificación de candidatos clínicos
para las drogas investigadas, dice Reaume. Además de
Pfizer y Merck, la compañía también ha hecho trabajos
para Johnson & Johnson y Cephalon Inc. Melior cuenta con
un candidato propio; el MLR 1023, un tratamiento
potencial de la diabetes tipo 2 adquirido a Pfizer, que
ahora está ingresando en la fase 2 de investigación
clínica.
Pueden encontrarse en todo el mundo empresas
involucradas en el reposicionamiento, y cubren un amplio
rango desde proveedores de grandes bases de datos, tales
como GeneGo/Thomson Reuters (San Diego), a compañías
biotecnológicas más pequeñas, por ejemplo Odyssey Thera
Inc. (San Ramon, California), que se ha enfocado en el
señalamiento celular, Horizon Discovery Ltd. (Cambridge,
Reino Unido), elaborador drogas genómicas
translacionales y ensayos para diagnóstico, In-Silico
Biosciences Inc. (Lexington, Massachusets) que
desarrolla modelos computarizados de enfermedades
neurológicas, y Veqrva Pharmaceuticals Ltd. (Melbourne,
Australia), que se concentra en enfermades metabólicas.
PROBLEMAS EN EL
HORIZONTE
Algunas de las grandes empresas farmacéuticas no están
completamente convencidas del valor de reposicionar una
droga, en especial cuando las drogas ya no están
protegidas por patentes y se dispone de genéricos. Si
bien la FDA acuerda exclusividad en la comercialización
para una nueva indicación, poco se puede hacer para
evitar que los médicos no prescriban en cambio una
versión genérica. “El descubrimiento de nuevos usos para
drogas sin patente puede ser excitante, pero es un
desafío para las compañías obtener de ellas beneficios
suficientes que sustenten la investigación clínica”,
dice Butte. “Por el momento es una pregunta sin
respuesta.
El Ministerio de Salud de EE.UU. (The National
Institutes of Health - NIH) se propone ayudar para
encontrar respuestas. Al comienzo del año pasado el
NIH’s Chemical Genomics Center (NCGC) abrió al público
su base de datos denominada Pharmaceutical Collection
que contiene casi 27000 componentes activos, y que
incluye 2750 drogas de molécula pequeña ya aprobadas,
así como todos los compuestos registrados para su empleo
en ensayos clínicos. 2
En abril de 2011, el NIH invitó a representantes de la
industria, del ámbito académico y autoridades
gubernamentales para debatir sobre métodos y
procedimientos que facilitasen el reposicionamiento de
estos fármacos. Este Ministerio espera que las empresas
farmacéuticas les permitan el acceso a sus bases de
drogas de molécula pequeña, así como también a sus
colaboradores académicos a fin de alcanzar nuevos
descubrimientos.
Como resultado de esta iniciativa, el NIH ha encarado un
esfuerzo conjunto que permita identificar compuestos
abandonados y que puedan ser revitalizados, según
declaró el Director del NIH, el Dr. Francis S. Collins,
en un comentario escrito después de dicho encuentro. 3
Fuente: Drug Discovery & Development
Agosto 01, 2011
REFERENCIAS
1. DiMasi JA, Hansen RW, Grabowski HG. The price of
innovation; new estimates of drug development costs. J
Health Econ. 2003; 22(2):151-85.
2. Huang R, et al. The NCGC pharmaceutical collection: a
comprehensive resource of clinically approved drugs
enabling repurposing and chemical genomics. Sci Transl
Med. 2011; 3(80):80ps16.
3. Collins FS. Mining for therapeutic gold. Nature Rev
Drug Disc. 2011; 10(6):395
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