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 MEDICINA Y CINE

Un Largo Romance

Si analizamos las películas desde el punto de vista de la presencia o relación con enfermedades o con el ambiente médico, debemos descartar desde un principio las que podríamos llamar películas “saludables”, es decir en las que no hay rastros de dolencias en sus tramas. En cuanto al resto, es decir aquéllas con alguna referencia a la medicina y a los enfermos, es prácticamente imposible precisar el impacto y el tipo de enfermedades en el cine, pero sí se puede asegurar que es enorme y que está presente desde los comienzos de esta manifestación artística y que se han incorporado a los guiones multitud de enfermedades, destacándose las psiquiátricas y las infecciosas.
Existen numerosos ejemplos en los que la enfermedad o los médicos (y/o enfermeras) juegan un rol central. Si consideramos en primer lugar este último grupo, podemos citar Adiós a las Armas (A Farewell to Arms) en sus dos versiones, la de 1932 (Frank Borzage) y la de 1957 (Charles Vidor), la primera con Gary Cooper, Helen Hayes y Adolphe Menjou y la segunda con Rock Hudson, Jeniffer Jones y Vittorio De Sica. Se trata de la historia de amor entre una enfermera inglesa y un soldado americano herido, en el frente italiano, durante la Primera Guerra Mundial. También en el ambiente bélico se sitúa M.A.S.H. (Robert Altman, 1970) en la que un grupo médico asignado a la guerra de Corea, utiliza el humor a fin de mantener la salud mental frente a los horrores de la guerra.
Valga también como ejemplo, entre otros muchos, La Ciudadela (The Citadel) (King Vidor, 1938) versión de la famosa novela de Cronin, historia de un joven médico, primero dedicado a la atención primaria y a la investigación en una mina de carbón de Gales y luego transformado en un exitoso profesional londinense.
En algunos casos, existe la presencia puntual de la enfermedad, tanto en aspectos visuales como en comentarios, utilizaciones metafóricas o incluso como insultos. Un paso más es cuando un proceso mórbido, o varios juegan un “papel importante” en el guión, como sucede en Mejor... imposible/ As Good as It Gets (1997) de James L. Brooks, en la cual Melvin (Jack Nicholson) es un obsesivo compulsivo, su vecino debe ser internado a causa de una paliza y su camarera tiene un hijo asmático cuya enfermedad le impide, en algún momento, que asista a su trabajo y lo sirva a él.
Por último hay películas en las que la enfermedad es “argumental” como en Pánico en las calles / Panic in the Streets (1950) de Elia Kazan, la acción se centra en el control de un brote de peste neumónica y toda la acción gira alrededor de esta idea central.
Lógicamente la presencia de la enfermedad se da no sólo en el cine convencional (No serás un extraño/Not as a Stranger, 1955, de Stanley Kramer) sino también en el de televisión (Experimento Tuskegee/ Miss Evers’ Boys, 1997, de Joseph Sargent) y en los cortometrajes (Hongos, 1999, de Ramón Salazar). La participación de la enfermedad en un argumento cinematográfico es decisión de guionistas, directores y productores, tal como sucede en muchos filmes dirigidos por Billy Wilder o John Ford en los que la presencia de alguna enfermedad es bastante habitual.

¿Por qué la medicina se interesa por el cine?
En los últimos años los profesionales de la salud han comenzado a investigar qué enfermedades trata el cine y cómo las trata. Sus estudios han merecido: a) la publicación en revistas profesionales de prestigio; b) la organización de ciclos cinematográficos sobre temas médicos; c) la celebración de reuniones científicas sobre cine y el acto médico y d) la edición de páginas Web. Si bien se puede valorar el impacto de la enfermedad en el cine y el tipo de tratamiento, el cine no es un tratado científico y sus guiones no siempre se adaptan a la verdad histórica y científica y comete excesos, incursionando en el terreno de la ciencia ficción, incluso en películas que no pertenecen a la ciencia ficción pura. En Epidemia/Outbreak (1995) de Wolfgang Petersen la captura de un mono portador de un virus productor de fiebre hemorrágica permite obtener en horas un tratamiento eficaz de actuación inmediata, ¡con una velocidad que más quisieran los médicos y los pacientes!

¿Por qué la utilización del cine por la medicina?: divulgación y formación
El cine y su prima hermana, la televisión, son sin duda dos medios de gran impacto social y tienen enormes posibilidades para informar, divulgar mensajes y formar a la población. En la era preantibiótica numerosas películas mudas y sonoras fueron utilizadas para alertar de los peligros de la sífilis y cómo evitarla. La irrupción del Sida determinó la realización de numerosos filmes con esta temática en las que están presentes diversos aspectos informativos y educativos. Lo mismo podría decirse de otras.
Patologías, como el Parkinson, el mal de Alzheimer o la depresión. Además, por supuesto, se pueden utilizar en la formación profesional, utilizando la metodología apropiada.

Autor: José Moviola
jose.moviola@yahoo.com.ar
 

Referencias

1.- Lozano Sánchez FS, Gómez Alonso A. Ser médico, médico y ser: No serás un extraño/ Not as Strange (1955). Rev. Med.Cine. 2005; 1: 7-11.
2.- Cañizo Fernández-Roldán A. El experimento Tuskegee/Miss Evers’ Boys (1997). Estudio de la evolución de la sífilis en pacientes negros no tratados. Rev. Med. Cine. 2005; 1: 12-16.
3.- García Sánchez JE, Fresnadillo Martínez MJ, García Sánchez E. El cine en la docencia de las enfermedades infecciosas y la microbiología clínica. Enferm. Infecc. Microbiol. Clin. 2002; 20: 403-406.
4.- Pappas G., Seitaridis S, Akritidis N, Tsianos E. Infectious diseases in cinema: virus hunters and killer microbes. Clin. Infect. Dis. 2003; 37: 939-942.
5.- Clark RA. How Hollywoods portray cancer. Cancer Control. 1990; 6: 517-527.
6.- Tarré M, Bosch F, Roset PN, Baños JE. Putting Clinical Pharmacology in context: The use of popular movies. J. Clin. Pharmacol. 2004; 44: 30-36.
7.- Hudson Jones A. Medicine and the Movies: Lorenzo’s Oil at Century’s End. Ann. Intern. Med. 2000; 133: 567-571.
8.- Fresnadillo Martínez MJ, Diego Amado C, García Sánchez E, García Sánchez JE. Metodología docente para la utilización del cine en la enseñanza de la microbiología médica y las enfermedades infecciosas. Rev. Med. Cine. 2005; 1: 17-23.
9.- Aijón Oliva J, Salazar Alonso-Villalobos V. Análisis cinematográfico de El aceite de la vida/ Lorenzo’s Oil (1992). Rev. Med. Cine. 2005; 1: 3-6.
10.- García Sánchez, JE, Trujillano Martín, I, García Sánchez, E. Editorial: Medicina y cine ¿Por qué? Rev Med Cine. 2005; 1: 1-2.

 

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