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El 20 de
noviembre se celebró la “9na.
Conferencia General de Salud - Quo
Vadis Salud”, que en su edición 2012
reunió a especialistas del sector
bajo el lema “La salud no se
negocia”. A través de las diferentes
exposiciones de alto nivel
académico, se hizo oír con claridad
la voz de los diferentes
representantes del sector.
El paro general anunciado para el
martes 20 de noviembre no detuvo a
los más de cuatrocientos asistentes
que, desde las 8 de la mañana y
durante todo el día, fueron llegando
al City & Tower Hotel, sede de la
“9na. Conferencia General de Salud -
Quo Vadis Salud 2012”. Es que, como
todos los años, la jornada, ofreció
un panorama claro de las discusiones
y los proyectos que cada sector del
ámbito de la salud afronta por estos
días. Con la consigna “La salud no
se negocia” como su lema, la
Conferencia congregó a especialistas
y representantes de los diferentes
subsectores, quienes expusieron la
realidad de sus áreas y debatieron
abiertamente para sentar las bases
para una mayor integración del
sistema de salud.
Luego
del desayuno de bienvenida, fue el
Dr. Daniel Maceira, Ph.D. en
Economía por la Boston University,
especialista en economía de la salud
y organización industrial, quien
tuvo a su cargo la apertura de la
Edición 2012 de Quo Vadis Salud.
Maceira, que además también es
Licenciado en Economía y Profesor
Titular de la UBA, Investigador del
CEDES y Presidente Internacional de
la Society for Equity in Health (ISEqH),
aportó una perspectiva desde lo
económico sin dejar de lado el marco
en el que, expresó, debe entenderse
siempre la salud: la equidad. En su
presentación, Maceira contó con la
coordinación del presidente de la
Conferencia, Jorge Sabatini, y
ahondó en las problemáticas que el
sistema de salud enfrenta en nuestro
país y en los desafíos de generar un
ámbito federal integrado que genere
aportes al sector. Su disertación,
“Descentralización, financiamiento y
equidad en el sistema de salud”,
dejó en claro que, más que una
cuestión de financiamiento, lo que
afrontamos en nuestro país es un
problema en la gestión y asignación
de los recursos.
“En principio, señaló, trabajar en
temas de economía de la salud genera
una tensión entre la necesidad de
satisfacer un derecho y cómo hacerlo
efectivo”. Lo cierto, según expuso,
es que hay restricciones financieras
y operativas para garantizar el
derecho a la salud: “La
fragmentación desafía la capacidad
para garantizar un sistema eficiente
y equitativo. Es por eso que urge
dar forma a un mecanismo de
integración”.
FRAGMENTACION, INEQUIDAD Y GESTION
Más adelante en su disertación,
Maceira comparó a la Argentina con
Chile, la nación que más se nos
asemeja en ingreso per cápita. En
2011, la Argentina tenía un ingreso
per cápita de 1287 dólares y Chile,
por su parte, estaba ligeramente por
debajo de ese valor. Sin embargo,
constató Maceira, con ese nivel la
Argentina presentaba un índice de
mortalidad de 14 por mil y Chile, de
9 por mil. “Esto nos dice que el
problema no es necesariamente de
financiamiento, sino que radica en
cómo estamos gastando esos
recursos.”
Ante esta situación, Maceira sugirió
hacer una lectura doble del
problema. En la dimensión horizontal
de nuestro sistema sanitario,
expuso, es que se hace patente la
fragmentación: “Con la
fragmentación, surge un problema de
equidad porque no existe la
posibilidad de hacer un pool de
riesgo común, sino que cada uno se
concentra en las necesidades de su
grupo.” La dimensión vertical, por
otra parte, evidencia las funciones:
regulatoria, de financiamiento, de
aseguramiento, de gestión y
prestación de recursos. “El
aseguramiento nos dice cómo se
planea usar los recursos; si la
función de aseguramiento está
dispersa, más fragmentario y más
ineficiente va a ser el sistema de
salud”. En la cadena vertical se
hace visible cómo la prestación de
servicios está heredando conflictos
que vienen de la gestión y de la
estructura del aseguramiento,
resaltó Maceira.
Luego de verificar la atomización
que la gestión sanitaria sufre en
nuestro país, Maceira analizó el
gasto total en salud y su
repartición. En efecto, el 68% son
gastos provinciales, el 18% son
nacionales y el 14%, municipales.
“Las decisiones son de las
provincias; el financiamiento del
sistema de salud parte de las
provincias. Por eso, cualquier
reforma requiere un consenso”,
enfatizó. Pero la brecha entre la
provincia que más gasta y la que
menos gasta en salud es de 9,4 a
uno. Ante esta diferencia, el Estado
Nacional tiene un rol compensatorio:
transfiere más recursos a las
provincias más pobres. “Esto es
positivo, señaló Maceira, pero la
mala noticia es que la que más
recibe, Santiago del Estero, sólo
recibe un 15% de su gasto total, es
decir que, en gran medida, está
corriendo con sus propios recursos”.
LA
SEGURIDAD SOCIAL Y LA ECONOMIA
En relación a la seguridad social,
Maceira señaló que “hay una buena y
una mala noticia: la buena es que
cuando a la economía le va bien, al
sistema de seguridad social le va
bien. La mala es equivalente, pero
al revés: en momentos de vacas
flacas, el sistema recibe el
impacto”. Verificó esta influencia
recorriendo el arco temporal desde
los 90 hasta 2009.
“A
medida que el PBI sube, el nivel de
desempleo baja, y eso tiene un
efecto claro sobre la cobertura del
sistema de salud”, sintetizó. De
punta a punta de ese período, entre
1997 y 2009, el aumento en el
porcentaje de cobertura fue de un
44% y entre 2002 y 2009 fue casi del
100%. “Necesitamos un programa para
evitar esa dependencia; en la medida
en que no tengamos políticas
anticíclicas, estamos expuestos a
tener gastos financieramente
catastróficos”.
ATENDER, PERO TAMBIEN ATRAER
En cuanto al acceso al sistema, que
incluye el acceso físico a centros
médicos pero también la
accesibilidad a medicamentos,
Maceira brindó buenas nuevas. En
acceso a medicamentos, por ejemplo,
las cifras para atención primaria,
oncológicos o retrovirales rondan el
100%. Pero el desafío, señaló, está
en atraer a un 19% de posibles
pacientes que, estando enfermos,
deciden no recurrir al sistema de
salud: “Eso no nos habla de la
capacidad de atender que tiene el
sistema de salud, sino de la
capacidad de atraer”. Según Maceira,
el desafío está, justamente, en
lograr, mediante mecanismos de
promoción, que esas personas se
acerquen a los centros de atención
y, así, ingresen al sistema
sanitario.
FRAGMENTACION DE BASES HISTORICAS
En sus conclusiones, Maceira aportó
una nueva mirada a la cuestión de la
segmentación: “La fragmentación del
sistema de salud argentino es tal
que coexisten dos grupos de
subsistemas.” En relación al grupo
de subsistemas públicos, Maceira
aseguró que su atomización se debe a
la estructura federal constitutiva
del país: una “unión de
republiquetas en donde se delegan
funciones desde Nación a las
Provincias, y no al revés. Tenemos
que avanzar en una reforma sectorial
sabiendo que esa base nacional está
presente”. Por eso, enfatizó, es
hora de fortalecer entidades
nacionales, como el COFESA y el
COFELESA: “Hoy son espacios de
debate, pero no son vinculantes en
materia política; hay que fortalecer
esta estructura, para que lo que se
discute pueda aplicarse”.
Por último, Maceira destacó que, en
salud, al contrario de lo que se
suele decir en terminología
económica, con eficiencia asignativa
se logra la equidad. “En economía de
la salud, asignar eficientemente los
recursos es utilizarlos donde su
productividad es mayor, y eso es una
política de equidad porque implica
invertir en la gente que más
necesita.” .
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