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 Quo Vadis 2012 - Obras Sociales

 

 
Conflictos y adaptación

Mil intentos y un invento

La mesa de Obras Sociales reunió a los representantes de Construir Salud, FAOSDIR, OSFE y ANDAR que, bajo el lema “La Caja de Pandora”, ahondaron en las problemáticas actuales del sector a la vez que revitalizaron sus cimientos históricos y postularon herramientas para un futuro en conjunto.

El segundo panel de Quo Vadis Salud estuvo dedicado a las Obras Sociales y llevó como título “La Caja de Pandora”. Con la coordinación del Contador José Luis Chinchilla, Gerente de Servicios de OSTEL (Obra Social del Personal de Telecomunicaciones de la República Argentina), los oradores, el Dr. Carlos Espelt, Director Médico de Construir Salud (Obra Social del Personal de Construcción), el Dr. Miguel Troisi, Presidente de FAOSDIR (Federación Argentina de Obras Sociales de Personal de Dirección), el Dr. Antonio Guidazio, Presidente de OSFE (Obra Social Ferroviaria), y el Dr. Maximiliano Podestá, Gerente de Asuntos Jurídicos de ANDAR (Obra Social de Viajantes Vendedores de la República Argentina), se refirieron a la realidad de su sector para identificar, inspirados por la imagen mítica propuesta en el título del panel, cuáles son los males que aquejan hoy por hoy a sus instituciones y plantear desafíos a futuro.
Fue el Cdor. Chinchilla quien, en su rol de coordinador, abordó la escena del mito de Pandora para proponerla como marco para las exposiciones que seguirían: “En esa caja estaban los grandes males de la humanidad; aunque esto dista mucho de la situación en las Obras Sociales, sí es cierto que vivimos un escenario complicado”.

LA CAJA DE PANDORA EN LAS OBRAS SOCIALES
El Dr. Espelt asumió abiertamente la figura de Pandora y pasó revista a los elementos que dan forma “a nuestra propia Caja de Pandora, en función de las Obras Sociales”. El primero de los males que pesan sobre el sector, especificó Espelt, es no saber cuál es el costo del PMO: “Al no saber cuánto cuesta el PMO, no sabemos lo que tenemos que recuperar. Hace dos años, llegamos a un número que rondaba los 101 pesos, pero éstos han sido años duros”. Otro de los conflictos relacionados con el PMO, especificó Espelt, es la incorporación continua de nuevas prestaciones sin ningún tipo de control: “Nadie puede criticar que se incorporen, pero los recursos no aumentan: con el mismo presupuesto no vamos a poder mejorar la calidad de los servicios”. “Lo que pedimos, detalló, es que, antes de incorporar algo al PMO, se realice un estudio de efectividad y de utilidad en relación con el costo”.

Las Obras Sociales enfrentan un segundo conflicto, aclaró Espelt. Se trata de la solidaridad invertida que surge a partir del aporte mínimo de los monotributistas: lo cierto es que hay once categorías de monotributo y todas, no importa cuál sea su ingreso, aportan sólo 100 pesos a la Obra Social. “Los mismos que aportan 100 pesos llegan a los centros médicos en autos lujosos y con choferes: a esa persona la están financiando los que cobran mucho menos. Por eso criticamos este esquema de solidaridad invertida”, señaló. Para solucionar este conflicto, sintetizó Espelt, “proponemos una medida justa: que cada monotributista aporte el 9% del total de lo que aporta en el año”.
Por último, Espelt se refirió al conflicto que las Obras Sociales tienen con el Fondo Solidario de Redistribución. Si en enero de 2012, el monto no redistribuido por el Fondo llegaba a 10 millones 400 mil pesos, en setiembre ya superaba los 14 millones. “Las Obras Sociales somos pésimos gestores. Ese dinero es nuestro; ¿cuántas empresas resisten con un promedio de 10 millones de pesos de sus recursos que no se devuelven?”, reflexionó, hacia el final, Espelt.

LAS PREOCUPACIONES DEL SECTOR
El Dr. Miguel Troisi abrió su exposición recordando la entidad jurídica de las Obras Sociales: “Como en toda entidad sin fines de lucro, no tenemos distribución de utilidades, éstas se reservan o se reinvierten”. Luego, pasó a listar varios temas que preocupan al sector. El de la ley de marco regulatorio para la medicina prepaga es uno de ellos: “Esta ley nos incluye en la medida en que tengamos beneficiarios adherentes. Entendemos que esta ley era una norma necesaria, pero genera mecanismos de control a los que no estamos acostumbrados”, señaló. Por eso mismo, desde FAOSDIR, la entidad que dirige, creen necesario reevaluar ciertos aspectos de la normativa y su aplicación, como la incorporación irrestricta de afiliados con preexistencias: “Nadie pone en duda el derecho a la atención, la cuestión es cómo se lleva adelante porque la incorporación de beneficiarios con patologías es insostenible en el tiempo”.
Más tarde, Troisi insistió en la conflictividad que genera el régimen de monotributo en las Obras Sociales: “A largo plazo, este problema perjudica a los actuales beneficiarios porque significa un incremento en el costo, que se traduce a precios; con el criterio positivo de cubrir a un sector estamos descuidando a otro”. Las prestaciones de alto costo y baja incidencia, junto a la falta de reintegros, es otro de los temas que tiene en vilo al sector: “Los reintegros no llegan: necesitamos que este mecanismo tome ritmo; es imprescindible que los reintegros de alta complejidad vuelvan a encauzarse”, resaltó.

SEGUIR ADELANTE: HERRAMIENTAS PARA LA ADAPTACION
“Nunca dejo de sorprenderme de la capacidad de adaptación que tenemos”, comentó el Dr. Maximiliano Podestá al iniciar su presentación. Es que, al recordar las zonas de conflicto que, año tras año, salen a la luz en la mesa de Obras Sociales de Quo Vadis Salud, Podestá resaltó que “todos en el sector tenemos una reacción orientada a sobrevivir; vamos agudizando el ingenio para ver cómo se puede llevar adelante la administración de nuestras entidades”. Fue en este punto que el profesional se alejó de los señalamientos que, más temprano, había hecho el Dr. Espelt: “Las Obras Sociales son buenas administradoras; administrar salud es complejo y si las Obras Sociales fueran malas administradoras estarían en quiebra, y no es el caso”, destacó.


“Hay que seguir adaptándose”, señaló entonces Podestá. Pero, ¿cómo? justamente a contestar esa pregunta dedicó su disertación. Para empezar a responder, hizo evidente una paradoja que vive el sector: “Sucede que las entidades sindicales, que no son empresas, ahora, en algún punto, tenemos que conducirnos como empresas”. Este ha sido el efecto que la ley de la medicina prepaga ha tenido sobre las Obras Sociales. “Exigirle a una entidad sin fines de lucro comportarse como una empresa no es posible; imponerle que desdoble su economía y sus finanzas y que incremente su gasto administrativo realmente no es sano para el sistema.”, señaló. Como, según especificó el Dr. Podestá, “la ley va a quedar y no se va a dar un paso atrás”, la solución está en la adaptación: “Tenemos que, encontrar las herramientas para seguir; hay que hacer presencia fuerte, como en esta convocatoria, hay que sembrar la discusión.”
Hacia el final, el Dr. Podestá resaltó la importancia de que el sistema de salud comience a nutrirse “desde abajo hacia arriba”. “Las leyes son buenas, pero habría que celebrar que las leyes se dicten de otra forma, para que nos contemplen a todos sin dañar a nadie”, concluyó.

RECORDAR EL PACTO HISTORICO
El Dr. Antonio Guidazio tuvo a su cargo la última disertación de la mesa de Obras Sociales y optó por rever las bases históricas del Sistema de la Seguridad Social para poner en claro cómo deben entenderse los problemas que, actualmente, presionan a las Obras Sociales. “Hay que tener en cuenta un factor histórico: el gran pacto social de la Argentina ha sido la creación de las Obras Sociales. Empleadores y empleados contribuyeron a un fondo para dar bienestar, y esto es realmente un pacto social”, recordó. Y este pacto, continuó Guidazio, “se mantiene aún, a pesar de todos los inconvenientes”.
Según Guidazio, los inconvenientes se originan de las diferentes acciones que, queriendo mejorar el sistema, “pierden de vista las condiciones básicas del pacto”: la universalidad de la cobertura y la solidaridad. Estos han sido dos principios fundamentales del sistema de las Obras Sociales y, como sugirió Guidazio, “las distintas normas en el tiempo han provocado un desorden estructural en el sistema, de manera que se ha perdido la identidad original”.
La identidad constituye una base tan esencial porque surge de “un fuerte compromiso ideológico-familiar y logra crear un sentimiento de pertenencia con la organización”. Pero la desregulación fue una de las medidas que, según el Dr. Guidazio, más ha dañado la marca de identidad de cada Obra Social: “La desregulación demostró que realmente se ha minado el sistema de la identidad y provocó el descreme”.
El problema de fondo es la desmaterialización de los vínculos. “Todo estaba basado en vínculos en nuestro país: estaban unidos los empleadores y los empleados pero también los prestadores. Hoy, los vínculos no existen más. No hay relación con los estamentos oficiales y éste es uno de los temas que hay que empezar a rehacer desde abajo hacia arriba”, advirtió. En sus conclusiones, enumeró los temas que el sector deberá afrontar para reconstruir su identidad: “Recrear vínculos, regenerar la confianza y continuar teniendo esperanza.”

 

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