|
La mesa de
Obras Sociales reunió a los
representantes de Construir Salud,
FAOSDIR, OSFE y ANDAR que, bajo el
lema “La Caja de Pandora”, ahondaron
en las problemáticas actuales del
sector a la vez que revitalizaron
sus cimientos históricos y
postularon herramientas para un
futuro en conjunto.
El segundo panel de Quo Vadis Salud
estuvo dedicado a las Obras Sociales
y llevó como título “La Caja de
Pandora”. Con la coordinación del
Contador José Luis Chinchilla,
Gerente de Servicios de OSTEL (Obra
Social del Personal de
Telecomunicaciones de la República
Argentina), los oradores, el Dr.
Carlos Espelt, Director Médico de
Construir Salud (Obra Social del
Personal de Construcción), el Dr.
Miguel Troisi, Presidente de FAOSDIR
(Federación Argentina de Obras
Sociales de Personal de Dirección),
el Dr. Antonio Guidazio, Presidente
de OSFE (Obra Social Ferroviaria), y
el Dr. Maximiliano Podestá, Gerente
de Asuntos Jurídicos de ANDAR (Obra
Social de Viajantes Vendedores de la
República Argentina), se refirieron
a la realidad de su sector para
identificar, inspirados por la
imagen mítica propuesta en el título
del panel, cuáles son los males que
aquejan hoy por hoy a sus
instituciones y plantear desafíos a
futuro.
Fue el Cdor. Chinchilla quien, en su
rol de coordinador, abordó la escena
del mito de Pandora para proponerla
como marco para las exposiciones que
seguirían: “En esa caja estaban los
grandes males de la humanidad;
aunque esto dista mucho de la
situación en las Obras Sociales, sí
es cierto que vivimos un escenario
complicado”.
LA CAJA
DE PANDORA EN LAS OBRAS SOCIALES
El Dr. Espelt asumió abiertamente la
figura de Pandora y pasó revista a
los elementos que dan forma “a
nuestra propia Caja de Pandora, en
función de las Obras Sociales”. El
primero de los males que pesan sobre
el sector, especificó Espelt, es no
saber cuál es el costo del PMO: “Al
no saber cuánto cuesta el PMO, no
sabemos lo que tenemos que
recuperar. Hace dos años, llegamos a
un número que rondaba los 101 pesos,
pero éstos han sido años duros”.
Otro de los conflictos relacionados
con el PMO, especificó Espelt, es la
incorporación continua de nuevas
prestaciones sin ningún tipo de
control: “Nadie puede criticar que
se incorporen, pero los recursos no
aumentan: con el mismo presupuesto
no vamos a poder mejorar la calidad
de los servicios”. “Lo que pedimos,
detalló, es que, antes de incorporar
algo al PMO, se realice un estudio
de efectividad y de utilidad en
relación con el costo”.

Las Obras Sociales enfrentan un
segundo conflicto, aclaró Espelt. Se
trata de la solidaridad invertida
que surge a partir del aporte mínimo
de los monotributistas: lo cierto es
que hay once categorías de
monotributo y todas, no importa cuál
sea su ingreso, aportan sólo 100
pesos a la Obra Social. “Los mismos
que aportan 100 pesos llegan a los
centros médicos en autos lujosos y
con choferes: a esa persona la están
financiando los que cobran mucho
menos. Por eso criticamos este
esquema de solidaridad invertida”,
señaló. Para solucionar este
conflicto, sintetizó Espelt,
“proponemos una medida justa: que
cada monotributista aporte el 9% del
total de lo que aporta en el año”.
Por último, Espelt se refirió al
conflicto que las Obras Sociales
tienen con el Fondo Solidario de
Redistribución. Si en enero de 2012,
el monto no redistribuido por el
Fondo llegaba a 10 millones 400 mil
pesos, en setiembre ya superaba los
14 millones. “Las Obras Sociales
somos pésimos gestores. Ese dinero
es nuestro; ¿cuántas empresas
resisten con un promedio de 10
millones de pesos de sus recursos
que no se devuelven?”, reflexionó,
hacia el final, Espelt.
LAS
PREOCUPACIONES DEL SECTOR
El Dr. Miguel Troisi abrió su
exposición recordando la entidad
jurídica de las Obras Sociales:
“Como en toda entidad sin fines de
lucro, no tenemos distribución de
utilidades, éstas se reservan o se
reinvierten”. Luego, pasó a listar
varios temas que preocupan al
sector. El de la ley de marco
regulatorio para la medicina prepaga
es uno de ellos: “Esta ley nos
incluye en la medida en que tengamos
beneficiarios adherentes. Entendemos
que esta ley era una norma
necesaria, pero genera mecanismos de
control a los que no estamos
acostumbrados”, señaló. Por eso
mismo, desde FAOSDIR, la entidad que
dirige, creen necesario reevaluar
ciertos aspectos de la normativa y
su aplicación, como la incorporación
irrestricta de afiliados con
preexistencias: “Nadie pone en duda
el derecho a la atención, la
cuestión es cómo se lleva adelante
porque la incorporación de
beneficiarios con patologías es
insostenible en el tiempo”.
Más tarde, Troisi insistió en la
conflictividad que genera el régimen
de monotributo en las Obras
Sociales: “A largo plazo, este
problema perjudica a los actuales
beneficiarios porque significa un
incremento en el costo, que se
traduce a precios; con el criterio
positivo de cubrir a un sector
estamos descuidando a otro”. Las
prestaciones de alto costo y baja
incidencia, junto a la falta de
reintegros, es otro de los temas que
tiene en vilo al sector: “Los
reintegros no llegan: necesitamos
que este mecanismo tome ritmo; es
imprescindible que los reintegros de
alta complejidad vuelvan a
encauzarse”, resaltó.
SEGUIR
ADELANTE: HERRAMIENTAS PARA LA
ADAPTACION
“Nunca dejo de sorprenderme de la
capacidad de adaptación que
tenemos”, comentó el Dr. Maximiliano
Podestá al iniciar su presentación.
Es que, al recordar las zonas de
conflicto que, año tras año, salen a
la luz en la mesa de Obras Sociales
de Quo Vadis Salud, Podestá resaltó
que “todos en el sector tenemos una
reacción orientada a sobrevivir;
vamos agudizando el ingenio para ver
cómo se puede llevar adelante la
administración de nuestras
entidades”. Fue en este punto que el
profesional se alejó de los
señalamientos que, más temprano,
había hecho el Dr. Espelt: “Las
Obras Sociales son buenas
administradoras; administrar salud
es complejo y si las Obras Sociales
fueran malas administradoras
estarían en quiebra, y no es el
caso”, destacó.
“Hay
que seguir adaptándose”, señaló
entonces Podestá. Pero, ¿cómo?
justamente a contestar esa pregunta
dedicó su disertación. Para empezar
a responder, hizo evidente una
paradoja que vive el sector: “Sucede
que las entidades sindicales, que no
son empresas, ahora, en algún punto,
tenemos que conducirnos como
empresas”. Este ha sido el efecto
que la ley de la medicina prepaga ha
tenido sobre las Obras Sociales.
“Exigirle a una entidad sin fines de
lucro comportarse como una empresa
no es posible; imponerle que
desdoble su economía y sus finanzas
y que incremente su gasto
administrativo realmente no es sano
para el sistema.”, señaló. Como,
según especificó el Dr. Podestá, “la
ley va a quedar y no se va a dar un
paso atrás”, la solución está en la
adaptación: “Tenemos que, encontrar
las herramientas para seguir; hay
que hacer presencia fuerte, como en
esta convocatoria, hay que sembrar
la discusión.”
Hacia el final, el Dr. Podestá
resaltó la importancia de que el
sistema de salud comience a nutrirse
“desde abajo hacia arriba”. “Las
leyes son buenas, pero habría que
celebrar que las leyes se dicten de
otra forma, para que nos contemplen
a todos sin dañar a nadie”,
concluyó.
RECORDAR EL PACTO HISTORICO
El Dr. Antonio Guidazio tuvo a su
cargo la última disertación de la
mesa de Obras Sociales y optó por
rever las bases históricas del
Sistema de la Seguridad Social para
poner en claro cómo deben entenderse
los problemas que, actualmente,
presionan a las Obras Sociales. “Hay
que tener en cuenta un factor
histórico: el gran pacto social de
la Argentina ha sido la creación de
las Obras Sociales. Empleadores y
empleados contribuyeron a un fondo
para dar bienestar, y esto es
realmente un pacto social”, recordó.
Y este pacto, continuó Guidazio, “se
mantiene aún, a pesar de todos los
inconvenientes”.
Según Guidazio, los inconvenientes
se originan de las diferentes
acciones que, queriendo mejorar el
sistema, “pierden de vista las
condiciones básicas del pacto”: la
universalidad de la cobertura y la
solidaridad. Estos han sido dos
principios fundamentales del sistema
de las Obras Sociales y, como
sugirió Guidazio, “las distintas
normas en el tiempo han provocado un
desorden estructural en el sistema,
de manera que se ha perdido la
identidad original”.
La identidad constituye una base tan
esencial porque surge de “un fuerte
compromiso ideológico-familiar y
logra crear un sentimiento de
pertenencia con la organización”.
Pero la desregulación fue una de las
medidas que, según el Dr. Guidazio,
más ha dañado la marca de identidad
de cada Obra Social: “La
desregulación demostró que realmente
se ha minado el sistema de la
identidad y provocó el descreme”.
El problema de fondo es la
desmaterialización de los vínculos.
“Todo estaba basado en vínculos en
nuestro país: estaban unidos los
empleadores y los empleados pero
también los prestadores. Hoy, los
vínculos no existen más. No hay
relación con los estamentos
oficiales y éste es uno de los temas
que hay que empezar a rehacer desde
abajo hacia arriba”, advirtió. En
sus conclusiones, enumeró los temas
que el sector deberá afrontar para
reconstruir su identidad: “Recrear
vínculos, regenerar la confianza y
continuar teniendo esperanza.”
|