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Los
representantes de CONFECLISA, CEPSAL
y ADECRA se reunieron en la mesa de
Prestadores, titulada “En busca del
Arca de Noé”, para analizar en
profundidad los problemas que
enfrenta el sector y pensar cómo
resguardarse para poder construir un
renovado sistema de salud.
El
envejecimiento poblacional, la
opinión pública sobre salud y el
desajuste entre costos y precios.
Esas son las problemáticas que
salieron a la luz en el panel
dedicado a los Prestadores en Quo
Vadis Salud 2012. Con la
coordinación del Dr. Mario Lugones,
Presidente de la Fundación Sanatorio
Güemes, los disertantes Dr. Oscar
Miguel, Gerente Técnico de
CONFECLISA (Confederación Argentina
de Clínicas, Sanatorios y
Hospitales), el Contador Jorge
Gutsztat, Representante de CEPSAL
(Cámara de Entidades Prestadoras de
Salud), y la Dra. Laura Rodríguez,
Gerente General de ADECRA
(Asociación de Clínicas, Sanatorios
y Hospitales Privados de la
República Argentina), ahondaron en
los distintos condicionantes que,
hoy por hoy, ponen en jaque al
sector prestador.
PARA
UNA EPIDEMIOLOGIA DE LA FINANCIACION
El Dr. Miguel comenzó su
presentación haciendo referencia a
“uno de los elementos que, en
nuestros tiempos, ha trastocado al
mundo”: la transición demográfica. A
principios del siglo XX, recordó,
había 1000 millones de habitantes y
la expectativa de vida era de 40
años. El modelo sanitario de ese
momento era el de beneficencia.
Además, la base de nacimiento era
amplia pero muy pocos llegaban a la
adultez.
Pasados los años 50 y 60, la
revolución de las fuerzas
productivas llevó a un desarrollo
acelerado. “Es entonces cuando la
pirámide poblacional empieza a
modificarse: la base es más estrecha
y la punta, más amplia”, señaló
Miguel. El modelo sanitario era
médico-hegemónico, regido por una
“asimetría gigantesca entre el
médico y el paciente”. En 2010, la
pirámide poblacional de tipo cono
truncado aparece más pronunciada, lo
que significa que hay menos
nacimientos y más expectativa de
vida. “Es una buena noticia, pero
tenemos que saber cómo mantener una
población de 7000 millones de
habitantes en todo el mundo; es una
presión que nos incomoda, pero una
imposición lógica”, explicó el
doctor.
“Hoy tenemos medicina basada en la
evidencia y se ha horizontalizado la
relación médico-paciente”, detalló
Miguel. También recordó que, en
nuestro país, hemos mejorado el
índice de mortalidad infantil,
aunque, en este sentido, “la
fragmentación entre las distintas
provincias habla de una tremenda
inequidad”. El índice de mortalidad
materna, por otra parte, acusa un
sistema sanitario ineficiente:
“Uruguay invierte la mitad que
nosotros en salud y tiene el doble
de resultados en mortalidad
maternal”, analizó Miguel.
Es cierto, señaló el doctor, que
“tenemos un problema de financiación
urgente”, aunque, a su entender,
“resolverlo es necesario pero no
suficiente”. Según detalló, “no
estamos asumiendo la responsabilidad
que tenemos en cada sector”. Aunque
hemos avanzado mucho en el
cumplimiento del derecho a la salud,
“el avance no ha sido tan importante
en materia de accesibilidad y
equidad”. Es por eso queel Dr.
Miguel señaló que es necesario
“apuntar a los indicadores
epidemiológicos: no podemos seguir
financiando en función de la oferta
y la demanda; tenemos que pensar la
posibilidad de una financiación
basada en los valores
epidemiológicos”. Y concluyó:
“Estamos convencidos de que es
necesario un marco regulatorio desde
el Estado central, pero también
creemos que tiene que haber una
ejecución descentralizada por
provincia”.
LA
SALUD EN LA OPINION PUBLICA
En su presentación, el contador
Gutsztat expuso los resultados de
una encuesta sobre la opinión
pública en materia de salud en
nuestro país. Lo hizo para explicar
por qué el sistema sanitario no se
encuentra en la agenda política
actual ni tampoco en la lista de
preocupaciones sociales. El Estudio,
llevado adelante por el Sanatorio
Güemes, fue de corte
cuantitativo-cualitativo y consultó,
tanto a la población general como a
los médicos, cómo percibían el
sistema de salud.
El estudio se desarrolló a través de
tres baterías en tres grupos
focales, uno por cada subsector del
sistema de salud. Las preguntas
estuvieron dirigidas a explorar
varios aspectos puntuales: según
comentó Gutsztat, “nos interesaba
saber qué opinión tiene la gente
sobre la opción de instaurar un
sistema basado en el médico de
cabecera, sobre la historia clínica
universal electrónica, y sobre la
posibilidad de una reforma en
salud”. “La primera sorpresa fue que
cerca de 2/3 de los consultados
estaba conforme con el sistema de
salud, y se trata de gente que lo
utilizó en el último año”,
especificó Gutsztat. La segunda
sorpresa, continuó, fue que el 47%
no pudo mencionar algún aspecto
específico para mejorar.
Con respecto a la historia clínica
electrónica, la población consultada
se mostró de acuerdo. “Sí encuentran
fallas en la infraestructura de los
hospitales y en el acceso al
servicio”. También resultó notoria,
señaló Gutsztat, “la importancia que
la gente le da a la libertad, a la
posibilidad de elegir a su médico,
su tratamiento y lugar de atención”.
Es en este sentido que la población,
demostró el estudio, no quiere que
el médico de cabecera se transforme
en un stoper, en una barrera o
filtro: “Lo aceptarían si pudieran
elegirlo”, aclaró Gutsztat.
En relación a una posible reforma en
materia de salud, dijo Gutsztat, “la
gente la percibe como un peligro;
por eso, si nosotros queremos hablar
de reforma de salud tendríamos que
hablar de otra manera, con otras
palabras; se podría hablar de
mejora, por ejemplo”.
La sección cuantitativa del estudio
reveló que la población general
percibe positivamente al sistema de
salud en un 66%, mientras que los
profesionales médicos lo hacen en un
79%. Por otra parte, el 47% de la
población considera que la salud
está mejor ahora que diez años
atrás, mientras que sólo el 33% de
los médicos la percibe mejor.
En cuanto a la opinión sobre los
componentes del sistema, la
población general aportó una
evaluación positiva del sistema de
las obras sociales y del sistema
público y, en menor medida, de las
empresas de medicina prepaga. Entre
los médicos, por otra parte, se nota
una mejora en la percepción de las
prepagas a la vez que salta a la
vista la excelente consideración que
tienen del sistema público. El
estudio completo, sintetizó Gutsztat,
se puede consultar en
www.fsg.org.ar.
UNA
BRECHA PELIGROSA
La Dra. Laura Rodríguez tuvo a su
cargo la clausura de la mesa y, en
su disertación, expuso cómo se
encuentran los prestadores privados
en este arca de Noé propuesta en el
título del panel. Se trata,
especificó, de más de 10 mil
prestadores privados, 8 mil sin
servicio de internación y 2 mil con
servicio de internación. “Según el
último censo, detalló Rodríguez, los
prestadores privados atienden a 25
millones de personas”. “Para atender
a 25 millones de beneficiarios, se
necesita mucho trabajo: en 2011,
teníamos 246 mil personas trabajando
dentro del sector privado”, señaló.
Pero no todo son buenas nuevas: “A
pesar de esos números, el recurso
humano no es suficiente porque la
problemática es que cada vez hay más
dificultades para encontrar
personal”.
Luego de pasar revista a la
importancia económica del sector
prestador privado, que aporta 22 mil
millones de pesos a la economía del
país, la doctora se refirió al
índice de precios y costos que
realiza ADECRA: mientras que desde
2001 hasta 2012, el costo teórico se
incrementó siete veces, el precio
sólo aumentó cinco veces. “La
conclusión a la que arribamos es que
dentro del sector prestador hay un
retraso de precios muy marcado;
nunca logramos recuperarnos de la
caída de 2001 y hoy la brecha entre
costos y precios llega a un 32%”,
advirtió Rodríguez.
Más tarde, mostró el aumento de los
insumos médicos y de los diferentes
equipamientos de tecnología. Así,
constató que, por ejemplo, un
respirador aumentó dos veces su
costo o que un tomógrafo de 64
cortes incrementó su precio nueve
veces. Algo similar ha ocurrido,
demostró Rodríguez, con los precios
de los módulos prestacionales: “Un
módulo de días-cama aumentó siete
veces; un módulo de neonatología,
seis veces; una cirugía
cardiovascular, cinco veces”.
Es por eso que, hacia el final,
listó los factores que, en el Arca
de Noé para la salud, constituyen
los factores que preparan el
diluvio: la inflación en los precios
de los insumos, la alta presión
impositiva, los problemas para
importar y los costos salariales.
“La clave es el aumento de
aranceles; si no hay una
recomposición de los valores,
peligra la calidad de la atención
médica”, concluyó. “¿Nuestra
propuesta?: si no tenemos aumentos
de aranceles, vemos una solución a
través del cobro de copagos”.
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