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Tendencias y Paradigmas en Salud Pública

Los principales referentes del sector salud exponen en este informe sus perspectivas, cuestionamientos y propuestas en relación a las nuevas acciones a desarrollar en el área de la salud pública.

La cita fue en el 1er Congreso Universitario de Salud Pública, organizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en adhesión al Día Mundial de la Salud, que se festeja cada 7 de abril. Fue en el marco del panel “Nuevas acciones en el área de la Salud Pública”, que reunió al Lic. Federico Tobar, Coordinador Académico de la Maestría en Administración de Sistemas y Servicios de Salud (Sede Fundación Sanatorio Güemes), al Dr. Tomás Sánchez de Bustamante, Gerente General de OSDE, al Lic. Claudio Belocopitt, Presidente de Swiss Medical, al Dr. Gabriel Montero, Docente de Salud Pública y Gerente del Hospital Italiano de Buenos Aires, y al Dr. Alfredo Stern, Director Médico de FATSA/OSPSA, (Obra Social de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina). Juntos, bajo la coordinación del Dr. Mario Lugones, Director del Instituto de Medicina para Seguridad Social y Evaluación Tecnológica, y con los aportes del Secretario del panel, Dr. Benjamín Surace, Gerente de Planeamiento, Programas y Desarrollo de O.S.U.T.H.G.R.A. (Obra Social de la Unión de Trabajadores Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina), pasaron revista de los temas y preocupaciones que, hoy por hoy, afectan al sector de la salud pública en la Argentina.
Luego de la introducción de Lugones, que abrió el panel destacando la posibilidad de hablar, en esa oportunidad, “de lo que no se habla en materia de salud pública”, fue el Licenciado Tobar el primero en exponer. En su disertación, presentó un análisis económico en términos de oferta, demanda y necesidades para la salud pública. Luego, fue el turno del Licenciado Belocopitt, que se detuvo en las causas de la realidad problemática que enfrenta la salud pública. Más tarde, el Doctor Sánchez de Bustamante subrayó la importancia de recomponer la confianza y la cooperación para sanear el sector. El Doctor Montero, por su parte, se centró en los mitos que rodean a la salud pública en nuestro país. Por último, el Doctor Stern, se enfocó en el análisis de un cierto relato social que tiene su manifestación también en el sector salud. Hacia el final del encuentro, el Secretario de la mesa, el Doctor Surace, resumió los aportes de todos los expositores, de modo tal que pudo aportar aun más claridad a todo lo expuesto.

DESDE LOS NÚMEROS HACIA LAS NECESIDADES
Federico Tobar inició su presentación con una aclaración: “Me gustan los números”. Así, dio comienzo a su análisis económico de la realidad de la salud pública nacional. “En salud pública, tenemos la obligación de diferenciar oferta, demanda y necesidad”. Es a partir de un análisis cuantitativo, aclaró, que se puede arribar al ámbito de las necesidades: “El análisis económico nos permite llegar a esa tercera dimensión de la necesidad”.

Así, Tobar distinguió los componentes del sistema de salud. Del lado de la oferta, detalló, “están la salud pública, las obras sociales y las empresas de medicina prepaga”. Del lado de la demanda, hay una población con afiliación y otra sin afiliación. “Todos tienen cobertura, pero no todos tienen afiliación”, especificó Tobar.
La población con afiliación, prosiguió, según el censo de 2010, es de 25.3 millones, mientras que la que no cuenta con afiliación es de 14.3 millones. De la porción que sí está afiliada a algún subsistema, el 18.9% forman parte de alguna obra social, el 4.2% está asociado a una prepaga a través de obras sociales y el 2% forma parte de alguna empresa de medicina prepaga en forma directa. En este escenario, los seguros públicos, detalló Tobar, conforman un caso para analizar aparte: “No brindan el PMO completo pero organizan la cobertura con subsidios; es una de las líneas de reforma que se vienen implantando en materia de salud pública para que todos los que no tengan obra social pasen a tener algún tipo de aseguramiento”, señaló.

Federico Tobar:
“Hay un alto impacto del gasto de bolsillo: sabemos que un sistema de salud es bueno cuando el gasto de bolsillo es bajo”

En relación a la financiación, Tobar se detuvo en el detalle porcentual del gasto efectuado en salud. Así, especificó que, por ejemplo, del lado de la oferta, el Estado corre con el 27.3% del gasto total, las obras sociales con el 36.5% y los seguros privados con el 5.6%. El desembolso directo, agregó, llega al 30.5%. “Hay un alto impacto del gasto de bolsillo: sabemos que un sistema de salud es bueno cuando el gasto de bolsillo es bajo”. El problema es que “pagan más los que menos tienen”, advirtió.
Luego de presentar en un diagrama el circuito integrado del sistema de salud nacional, Tobar analizó las crecientes brechas en la financiación. Mientras que en el sistema público se invierten $ 167 por mes por habitante, de los cuales, no obstante, deben descontarse las transferencias, las obras sociales provinciales cuentan con $ 154, las obras sociales nacionales, con $ 219 y el Pami con $ 233. Las prepagas, por su parte, llegan a un pago voluntario promedio de $ 306 por persona por mes. “La transferencia más importante es de 10 millones de pesos que salen de la Seguridad Social hacia el sector de las prepagas”, advirtió. Todos estos números, indicó Tobar, acusan “una gran complejidad, una gran fragmentación y pulverización de la ecuación”.
Más tarde, Tobar se refirió a la utilización de los servicios, en especial a la que hace a la atención primaria: “Nuestro sistema de salud es muy hospital-céntrico, y se sabe que un sistema de salud es bueno si prioriza la atención primaria: eso ocurre cuando las consultas se realizan fuera del hospital”, advirtió. En relación a las tasas de utilización, Tobar subrayó que “los afiliados tienden a una mayor tasa de consultas y los no afiliados a una menor tasa de consultas: esto nos habla de la inequidad del sistema”.
En sus conclusiones, Tobar mencionó, como dato positivo, que la población con cobertura se ha incrementado en un 16%. Sin embargo, insistió en la problemática de la fragmentación: “Las decisiones se segmentan, los cuidados se fragmentan, la financiación se atomiza: todo esto lleva a que se acentúen las brechas”. “Las brechas de financiación disminuyen al interior de la seguridad social, pero aumentan hacia el exterior”, sintetizó.

Hacerle frente a los problemas
Más tarde, fue el turno del Licenciado Belocopitt, quien dio comienzo a su presentación con ánimo de claridad: “El sistema de salud funciona mal y uno de los factores responsables somos nosotros, los dirigentes”. Es por eso, señaló, que siempre es positivo intentar dialogar para aportar mejoras al sistema. Para dar un diagnóstico general, adelantó que “tenemos tres subsistemas indispensables y necesarios, que deberían funcionar bien”. En este sentido, enfatizó que es falso pensar que a un sector le conviene que otro no funcione: “El sistema privado necesita que los otros dos subsectores funcionen bien”. Cuando el sistema público y las obras sociales se vuelven disfuncionales, especificó, “las prepagas, que son voluntarias, se vuelven una necesidad”.
Lo cierto, detalló, “es que el sistema funciona mal y todos los actores se quejan, incluso aquellos que accionan en el ámbito del sistema público, lo que es muy triste porque la salud pública podría funcionar muy bien”. Cuando los reclamos son tan generalizados, explicó Belocopitt, lo que no funciona es el sistema en sí mismo: “Al sistema de salud tenemos que hacerlo de nuevo porque si no lo hacemos vamos a seguir discutiendo problemas que no tienen solución”.
El problema básico del sistema sanitario, señaló el licenciado, es el del financiamiento: “Los recursos no alcanzan”. Esta problemática, prosiguió, es la que la humanidad va a tener que enfrentar de cara al futuro, cada día más. “En la Argentina, esto todavía no lo entendimos”, advirtió. El aumento de la expectativa de vida, analizó Belocopitt, necesita de un financiamiento inteligente, pero, en este sentido, “nuestro país va por la contramano: todos los países hacen lo que nosotros no hacemos”. A modo de ejemplo, Belocopitt mencionó las continuas incorporaciones de prácticas al PMO, que se hacen “sin pensar de dónde van a salir los recursos”.

Claudio Belocopitt:
“Al sistema de salud tenemos que hacerlo de nuevo porque si no lo hacemos vamos a
seguir discutiendo problemas que no tienen solución”

Según Belocopitt, otro de los temas que afecta de forma creciente al sistema es el del aumento de las demandas por mala praxis, que “genera que el sistema se quede sin dinero para atender prácticas sanitarias muy costosas”. La realidad es que “si las prepagas aumentan la cuota se trata como si fuera una catástrofe, mientras que si el aumento se da en una empresa de seguros, no pasa nada”, analizó.
Es por eso que, en sus conclusiones, Belocopitt señaló que la salud no tiene precio “es una frase hecha; en verdad, la salud tiene costos muy altos”. “Si no entendemos que hay una crisis de financiamiento en el sector, las discusiones se van a hacer eternas; no hay que bajar los brazos; hay que seguir planteando claramente cuáles son los problemas”, sintetizó.

En pos de la confianza
El doctor Sánchez de Bustamante enfatizó desde el principio de su exposición que “el tema principal es la confianza; hay que construir confianza”, algo que se torna difícil en nuestro país, señaló, “por la creciente politización y las necesidades subsectoriales”. El doctor advirtió incluso que, en materia de salud, “este es un país hipócrita; la cooperación no existe”.
De todos modos, para intentar apostar a la reconstrucción de la confianza en el sistema de salud, Sánchez de Bustamante indicó que “ante las palabras confianza, cooperación, coordinación hay que bajar las armas.” Es por eso que desde su institución creen que es posible articular lo público y lo privado: “Llevamos adelante muchas acciones en ese sentido; tenemos que pensar que, como institución, se nos va a conocer por lo que hacemos para contribuir a la sociedad”.
En referencia a la naturaleza de las empresas de medicina prepaga, Sánchez de Bustamante apuntó que “tenemos una dualidad en nuestro ADN: somos empresas privadas pero queremos colaborar”. En el caso de OSDE, especificó, en muchas provincias trabaja juntamente con los hospitales públicos. Además, en los últimos diez años, OSDE ha repartido más de 70 millones de dólares en establecimientos públicos.

Tomás Sánchez de Bustamante:
“Ante las palabras confianza, cooperación, coordinación hay que bajar las armas”

Pero, más allá de la acción de los privados, el doctor enfatizó el rol que tiene que tener la política en salud: un rol de liderazgo. “La recoordinación del sistema es necesaria; el Estado deja hacer y deja que las responsabilidades caigan sobre un sector sin que medie discusión”. Entre las tareas a realizar, Sánchez de Bustamante listó un censo sanitario, “para saber qué tenemos y dónde lo tenemos”. También, propuso, “se podría armar un fondo entre empresas, un fideicomiso, para instalar salas en el interior del país”. “Esto no sólo sirve para mejorar nuestra imagen, sino que también amplía la cobertura”.
A modo de conclusión, el doctor volvió a remarcar el camino de la acción para lograr un modelo de confianza para el sistema sanitario: “Se pueden hacer muchas cosas con el fin de reconstruir la confianza y la cooperación”.

El peso de los paradigmas
El doctor Gabriel Montero aclaró en su disertación que iba a presentar sus ideas a título personal, sin representar a ninguna institución. Es por sus ideas mismas, reflexionó, “que muchas veces siento que nado en contra de la corriente”. Para dar paso a su presentación, Montero adelantó sus conclusiones, que sirvieron de marco para el resto de sus aportes: “Estamos presos de un paradigma conceptual en la dimensión de la escuela sanitaria; no nos atrevemos a dar el salto”.
En primer lugar, este modelo que pesa sobre la salud “dice que nuestro sistema sanitario es muy malo”. Pero lo cierto, señaló, es que todos los segmentos de la población tienen una buena imagen del subsector de la salud al que pertenecen. El segundo paradigma a franquear afirma que se gasta mucho en salud; el tercero, que hay que reformar el sistema por completo: “Todo se puede mejorar, claro, pero primero hay que sacarle el jugo a lo que ya hay”, enfatizó.

Gabriel Montero: “Estamos presos de un paradigma conceptual en la dimensión de la escuela sanitaria; no nos atrevemos a dar el salto”

Si éstos son los contenidos un tanto míticos que van conformando el paradigma, hay temas, en cambio, de los que no se habla, señaló Montero. “No se habla de calidad, no se habla de modelo de gestión, no se discute quiénes son los responsables de la inequidad”. En este sentido, Montero rescató un estudio de Richard Wilkinson en el que se demuestra que “la diferencia de ingresos entre los países no implican diferencias importantes en materia sanitaria o social; hay países con mejores resultados y peores ingresos”. Es aquí en donde la gestión marca el rumbo.
Así, Montero hizo extensivo este análisis a la realidad argentina para demostrar que “no son los niveles de ingresos los que marcan las diferencias de resultados sanitarios entre provincia y provincia, sino las variaciones en materia de inequidad”. Sin embargo, Montero también constató que “la Argentina tiene un buen nivel de desarrollo humano, tendencia que viene en alta”. Además, también se han reducido las brechas de inequidad.
Para refutar el segundo paradigma, el que indica que el gasto en salud es alto, Montero recordó que más del 30% del gasto en salud es privado: “Esto nos habla de inequidad”. Para invertir esta tendencia, el doctor mencionó algunos planes interesantes en política pública: es el caso del Plan Nacer, que, a noviembre de 2012, llevaba invertidos más de 1.100 millones de pesos.
Para cerrar su disertación, Montero destacó que “la cobertura institucional es imprescindible”. Asimismo, enfatizó el valor de la salud pública: “Hay que remarcar la fortaleza del clásico eje en lo público y las reformas que se hagan en este sentido deben tener cuidado de no avasallar lo que ya hay de bueno en nuestro sistema”.

El relato de la salud
Le tocó al doctor Alfredo Stern cerrar la mesa, y lo hizo analizando la manifestación que tiene en el ámbito de la salud un cierto relato social, más generalizado. “En salud también hay un relato que se va construyendo”, remarcó.
En primer lugar, ese relato “dice que hay que comenzar un debate sobre a quiénes les corresponden las obras sociales”. Pero en este sentido, subrayó, “no hay discusión posible porque es la ley misma la que señala que las obras sociales son patrimonio de los trabajadores.” En segundo lugar, también surge la pregunta, como parte del relato, de a qué o a quiénes destinan tantos fondos las obras sociales. “La verdad, manifestó Stern, es que los recursos que tenemos no alcanzan: las obras sociales contamos con $ 200 por persona para brindar nuestros servicios”.
Más tarde, Stern se refirió a la situación contraproducente que las obras sociales están viviendo con el Fondo Solidario: “Hay 6.500 millones de pesos que deberían haber reingresado a las obras sociales; de ese monto, sólo se reintegró la mitad”. Otro de los formantes del relato mítico que rodea a las obras sociales es la afirmación de que están mal administradas: “Generalizar pensando que todos son corruptos es difamatorio; no hay que castigar a un sector entero por el mal accionar individual”, señaló Stern. También se dice, comentó el doctor, “que nadie controla a las obras sociales”. “Esto no es así: tenemos múltiples instancias de control”.
Para dar un panorama de las problemáticas que enfrenta el sector de las obras sociales, Stern remarcó que todos los conflictos que se habían ido señalando en el panel están presentes en su sector: desde el peso del pago de bolsillo y el impacto de las nuevas tecnologías hasta la influencia de la actividad querellante. “Todo esto conforma un cocktail explosivo”.

Alfredo Stern:
“El sistema de la seguridad social está basado en la solidaridad; destruir eso sería destruir algo muy importante para nuestro país”

En sus conclusiones, Stern advirtió que hay que tener cuidado cuando se afirma que hay que rehacer por completo el sistema de salud: “Cada subsector tiene su historia; no diseñamos un país desde cero”. Por eso, sintetizó, “hay que tener en claro que pensar que un modelo exterior puede llegar a funcionar acá es simplista”. Por último, Stern recordó que “el sistema de la seguridad social está basado en la solidaridad; destruir eso sería destruir algo muy importante para nuestro país”. La apuesta, concluyó, “debe estar dirigida a pensar cómo fortalecer y mejorar el sistema público de salud”.

 

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