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A mediados de los 90, hace ya casi 20 años, daba mis
primeros pasos en el sector y escuchaba con gran
admiración a consultores muy reconocidos que disertaban
y nos capacitaban sobre los cambios radicales que el
sector de Entidades de Medicina Prepaga (EMP) tendría en
tiempos muy breves.
Los “gurúes” de aquellos días pronosticaban con
argumentos técnicos muy solventes conceptos como los
siguientes:
“Dentro de dos o tres años, los planes de cobertura
privada no tendrán nada que ver con los que se
comercializan en este momento”.
“El modelo de amplias cartillas con credencial libre sin
copagos ni médico de cabecera no es sostenible en el
tiempo”.
“Nadie podrá en el futuro cercano pagar este tipo de
planes de canilla libre totalmente descoordinado”.
Han pasado casi 20 años y estos pronósticos por supuesto
no se cumplieron. El sistema conocido y tradicional, no
sólo se mantuvo todos estos años, sino que creció
significativamente.
El lanzamiento de nuevos planes gerenciados con médicos
de cabecera, tuvieron y tienen dificultades de
implementarse exitosamente en inmensas cartillas
nacionales de prestadores. Resulta complejo, y también
oneroso, la administración de los mismos, pese a los
avances en la tecnología de las comunicaciones. También
son a veces rechazados, especialmente por los Círculos
Médicos.
Sin embargo, se conocen casos de éxito cuando son
manejados regionalmente en cartillas más reducidas o
cuando son administrados por importantes Hospitales o
Centros de Salud. Sin embargo representan una porción
muy menor en los 6 millones de asociados del sector.
CON-SU-MISMO-MEDICO VS CONSUMISMO-MEDICO
La dificultad de implementar un modelo gerenciado
“con-su-mismo-médico” de cabecera, tiene como efecto un
incremento del “consumismo-médico”. Amplias cartillas
con libre accesibilidad sólo presentando una credencial
sin abonar nada, viene generando una atención médica
descoordinada y cada vez más cara. La tasa de consulta
se ha duplicado en los últimos 10 años. Como bien
sabemos, al aumentar la utilización de consultas,
aumenta casi proporcionalmente los pedidos de estudios y
también los medicamentos. Es urgente racionalizar la
utilización del sistema para no seguir incrementando
injustificadamente los costos.
EL COPAGO
El copago, es un término usado que determina la
diferencia entre el precio de un servicio y su valor,
dentro de un seguro de salud.
Por lo tanto, en esencia, se trata de la suma de dinero
que tiene que pagar el afiliado en ese plan, para
acceder a dicho servicio.
Un estudio realizado por el IESE Business School en la
Universidad de Navarra sobre experiencias y estadísticas
internacionales sobre aplicación de copagos, llega a las
siguientes conclusiones:
1) En todos los casos estudiados el copago disminuye la
utilización de los servicios.
2) El copago no parece traducirse en un peor estado de
salud de la población, a excepción de personas de muy
bajos recursos o con algunas enfermedades crónicas.
3) Como es esperable la disminución es mayor en
consultas de carácter preventivo que en consultas por
enfermedades agudas.
4) En los sistemas donde se implementaron copagos sólo
en atención primaria, creció la atención de las
urgencias, aumentando el costo de las mismas.
5) Es recomendable la aplicación de copagos
diferenciados por pacientes y servicios.
6) Los copagos son una herramienta más para racionalizar
el gasto en salud pero desde ya que no debe ser la
única.
El principal objetivo de la aplicación de copagos es la
racionalización del consumo sin que esto redunde en un
peor nivel de salud.
En algunos países de Europa la crisis económica y el
impacto del envejecimiento poblacional están
repercutiendo fuertemente sobre el Estado de Bienestar y
en especial en el gasto en salud. Por ejemplo en España
comenzó a regir un copago en la compra de medicamentos
en julio del año pasado. Los primeros resultados están
dando una reducción de aproximadamente un 15% en la
prescripción.
Un Plan de Salud de un Hospital en la Argentina tiene
dos planes prácticamente iguales a excepción de un
copago en consulta de $30. El plan con copagos tiene una
tasa de utilización en el gasto ambulatorio entre un 25%
y un 30% menor que el plan sin copago.
Considerando que el gasto ambulatorio puede representar
aproximadamente entre un 40% y un 60% del gasto total
dependiendo de la edad promedio de la cartera, podríamos
concluir en que la reducción total de la aplicación de
copagos sería del 15%. Es necesario considerar que
cuando hay una libre elección de plan, naturalmente
existe una propensión de la población más sana a
adquirir planes más económicos con copagos y de la
población más enferma a planes más caros pero sin
copagos.
Según el cuadro adjunto sobre la evolución del
incremento de los gastos médicos en EE.UU. vs la
inflación general de precios y vs el incremento de
salarios, muestra claramente dos períodos donde el
porcentaje de incremento de primas va disminuyendo. El
primer período es durante la primer mitad de los años 90
con el crecimiento de la medicina gerenciada y las HMO.
El segundo período es a partir del año 2003 con los
incrementos de copagos y deducibles.
Hace unos meses estaba en un negocio de venta de
zapatillas en un shopping en Miami acompañando a mi
mujer y mis dos hijas mayores. Mientras esperaba
pacientemente que miraran y dieran (un apostolado!!) me
puse a conversar con una de las vendedoras sobre su plan
de cobertura. Ella pagaba un 50% del valor del plan y el
50% restante su empleador. Le descontaban u$s 400 por
mes. Ella justificaba ese valor argumentando que estaba
en una de las principales aseguradoras del mercado y que
su plan era muy bueno, ya que tenía algo de cobertura en
odontología y salud mental. Le pregunté si pagaba algo
cuando concurría a una consulta. Con toda naturalidad me
contestó ¡¡30 dólares!!
COPAGOS PARA
TODOS Y TODAS
Sin duda que es necesario racionalizar la utilización
del sistema y reducir el “consumismo” médico y en esto
el copago puede ayudar.
Sin embargo mi preocupación actual radica en que la
atención médica viene deteriorándose con consultas cada
vez más cortas. No hay tiempo para muchas preguntas y ni
hablar del contacto físico o de buenas relaciones
médico-paciente.
Los profesionales destacados huyen de las cartillas de
las EMP en cuanto pueden.
Muchas personas encuentran en la medicina alternativa
mayor satisfacción a sus demandas. La gente se siente
mucho mejor atendida por ejemplo con homeópatas que
brindan consultas de 45 minutos. Un conocido
traumatólogo me decía que el crecimiento de la
utilización de la osteopatía, era porque ellos ¡ya ni
tocaban a los pacientes! Cada vez más las consultas
médicas son breves, pocas preguntas, la birome lista
para pedir estudios y/o medicamentos y que pase el
siguiente. El médico como víctima del sistema.
Es finalmente sobre este punto que creo que no va a
quedar otra que impulsar un sistema de copagos. Es
necesario una consulta mejor remunerada y sin esperar
los tiempos largos de pago de muchos financiadores. Debe
estudiarse adecuadamente de modo que no genere
subprestación en temas de prevención. Vale aclarar que
en el sistema de EMP se atiende el 15% de la población
de Argentina, mayoritariamente aquellos de mayores
recursos económicos. Este grupo no va a dejar de atender
una necesidad de salud por un copago razonable que
modere la utilización y que permita una mejor atención
por parte del profesional médico. Profesionales médicos
satisfechos generan pacientes satisfechos y clientes
satisfechos.
No voy a cometer el error de mis maestros de aquellos
años y no creo que el sistema cambie radicalmente en dos
años, sin embargo expreso mi deseo que el candidato para
el 2015 sea el Sr. Copago.
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