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No sólo en la ciudad sino también en
muchos rincones de la Argentina, la
Asociación de Médi-
cos Municipales es referente
esencial de la lucha en toda la
problemática de la salud pública; lo
es gracias a un protagonismo
construido a lo largo del tiempo,
armando una estructura de gran
solidez. Con todo, y a pesar de
algunas críticas las respuestas que
dimos fueron más acción y más
trabajo.
Hay que señalar que somos nosotros
los que contamos con una Carrera de
Profesionales, refrendada
fuertemente en 2010 con el primer
convenio colectivo de trabajo,
gracias a la cual podemos gozar de
estabilidad laboral y ascenso, tanto
vertical como horizontal, así como
de ingresar por concurso para que
entren los mejores y que nos saquen
sólo con un sumario previo, y no a
dedo o con la finalización de un
contrato; junto a la Federación de
Profesionales, durante dos años,
realizamos un trabajo enorme.
Debemos resaltar algunos elementos
importantísimos: la licencia por
estrés, algo que se venía reclamando
hacía mucho tiempo; cabe destacar el
capítulo de los accidentes de
trabajo, su cobertura supera a todo
el articulado de la ley nacional; y
subrayar la inclusión de las
condiciones y medio ambiente de
trabajo, sobre lo que en 2006
comenzamos a trabajar en forma
orgánica, y muy pocos conocíamos, y
cuyo estudio y tratamiento
lideramos.
La obra social fue otro de los temas
que estuvo por mucho tiempo en
discusión. Hoy tenemos una obra
social propia y la posibilidad de la
libre elección, es decir, de
transferir nuestros haberes adonde
creemos que vamos a recibir la mejor
atención. Fue una lucha enorme y hoy
es uno más de los objetivos
alcanzados que hacen a la solidez de
nuestra estructura.
Del mismo modo, logramos tener seis
horas destinadas a la capacitación,
como así también conseguimos que se
nos pague la recertificación, que es
el reconocimiento a todos aquellos
que se siguen formando y
actualizando para volcar ese saber
al servicio del paciente y de la
salud pública. Para todo esto
además, tenemos a nuestro instituto
de capacitación que tiene los
mejores docentes en los cursos de
administración hospitalaria y que
crece día a día.
Una mención especial merecen las
paritarias propias. Hace mucho
tiempo debíamos hacerlas con otros
gremios y hoy son exclusivas de los
médicos. Debemos remarcar que las
últimas negociaciones fueron reñidas
pero muy buenas y, año tras año,
conseguimos una pauta por encima de
la inflación. En nuestra paritaria,
la AMM no es furgón de cola de
ningún gremio.
En lo referido a la salud mental
tenemos todavía un gran trabajo por
hacer. Estamos seguros de que si los
equipos de la AMM, integrados por
médicos de todos los
neuropsiquiátricos, que están
trabajando en este tema no hubieran
hecho lo que hicieron, hoy las cosas
serían distintas, pero para peor.
Plenamente convencidos nos enseñaron
nuestros colegas del valor de esos
hospitales. Actualmente rige una ley
de Salud Mental nacional hecha para
la biblioteca de los políticos y no
para los pacientes. Acompañemos a
estos últimos y a nuestros equipos
de salud mental. No hay salud mental
sin hospitales neuropsiquiátricos
bien entendidos como tales.
Con todo, sobre el tema de la
violencia hacia el equipo de salud,
recordamos que cuando hicimos el
primer paro por las agresiones,
algunos dijeron que se trataba de
una medida política. Se equivocaron,
es un tema gremial. La AMM repite
constantemente que lo que hacemos es
política gremial y no política
partidaria..
En la Legislatura aportamos nuestras
ideas en los temas de salud que
afectan a los médicos, como la Ley
de Aborto no Punible, la de
Voluntades Anticipadas, la Ley de
Sangre, de Fecundación Asistida, y
en las incumbencias, etc. La
presencia de la AMM en la
Legislatura porteña ha sido
permanente, trabajando y colaborando
en lo relativo a aquellas leyes que
marcan los destinos de la salud
pública.
En relación a la tragedia de Once,
las inundaciones y todas las
catástrofes que se sucedieron en el
último tiempo, podemos decir con
orgullo, que quedó en evidencia que
el SAME, los médicos de guardia y
los de todos los hospitales siempre
están presentes. Son aquéllos cuya
capacidad no se mide por el horario
que cumplen o por el tamaño de un
expediente, son, en cambio, los que
se miden por su pasión a la hora de
trabajar y los que la ciudadanía
reconoce día a día por la entrega
durante esa labor. Son los que
hicieron excelso el sistema de salud
de la ciudad, que no consiste en
estructuras edilicias, sino en
nosotros y en todo el equipo de
salud. Es necesario reconocer a
aquellos que, cuando el país lloraba
a los muertos de Once, a las
víctimas de las inundaciones, etc.,
estaban ahí, anónimos, pero
presentes.
Por otra parte, hace meses los
nombramientos que habían sido
autorizados por el Gobierno de la
ciudad, y que fueran ganados por
concurso, llegaron desfinanciados a
los hospitales. Esta institución fue
la que luchó y terminó con esa
absurda situación. Desfinanciar el
recurso humano de la salud es
desfinanciar la salud pública y
atacar al paciente, el eje central
de cualquier política pública de
salud. Por eso nosotros, que a él
nos debemos, jamás vamos a permitir
que algo así vuelva a suceder. Somos
los que hacemos y los que exigimos;
los que tenemos más de 25 años de
trayectoria y afiliados en todo el
país, por lo que somos la compañía
más importante que defiende la
responsabilidad profesional del
equipo de salud.
En fin, somos los que defendemos las
políticas sanitarias, los que
trabajamos todos los días en los
hospitales públicos, por eso
insisto, somos los que sabemos.
Convenzamos a todos de que la salud
pública no se maneja desde los
escritorios sino desde las salas y
los consultorios de los hospitales.
Los médicos no sólo prescribimos la
salud: somos los que conducimos la
salud.
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