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Han pasado casi cincuenta años desde
que la cobertura de R.C. Profesional
Médica irrumpió en el mercado. Los
primeros 15 años casi pasó
inadvertida. Los aseguradores
argentinos no se mostraron muy
entusiasmados en desarrollarla.
A
partir de mediados de la década de
los noventa, varios de ellos con o
sin apoyo de reaseguro, tanto para
la cobertura de ocurrencia cuanto
para la de reclamo o claims made,
comenzaron a brindarla. Dentro de
ese “bouquet” de empresas, algunas
de ellas buscaron la máxima
especialización posible, diseñaron
textos de póliza en un idioma
comprensible, fijaron exclusiones de
cobertura adaptadas a la realidad de
la medicina asistencial tanto
pública como privada, modificaron
tarifas estableciendo parámetros de
análisis y evaluación del riesgo
para poder cotizarlo sin la
sofisticación de latitudes
septentrionales.
No sólo se redactaron nuevos textos
de póliza comprensibles y “a
medida”, sino que también se
desarrollaron formularios de
Propuesta de cobertura específicos,
a los que se logró vía
Superintendencia de Seguros de la
Nación, con aprobación de los planes
de cobertura que la Propuesta
formara parte del Contrato de
Seguro; se instituyeron sistemas de
“inspección”, similares a las
auditorías de procesos en terreno,
las que fueron efectuadas por
recurso humano especializado, en
cualquier lugar del país sin
importar el elevado costo, desde La
Quiaca hasta Tierra del Fuego.
Dichas Inspecciones arrojaron como
resultado los procedimientos que se
debían corregir, los que fueron
individualizados en las pólizas como
“Recomendaciones”, para luego
reiterar la Inspección, verificar el
cumplimiento y en caso negativo a
ello, colaborar con el Asegurado
para favorecer el cambio.
Las aseguradoras de Praxis Médica
sin distinción, desarrollaron
Manuales de Prevención de Riesgos,
diseñaron cientos de Formularios de
Consentimiento Informado para
decenas de prácticas médicas que
distribuyeron entre sus asegurados,
colaboraron en el diseño de
Historias Clínicas, se obligaron
contractualmente a colaborar en la
capacitación del equipo de salud
para la instauración en los
establecimientos de alta y mediana
complejidad los denominados Comités
de Riesgo, se diseñó y entregó a los
asegurados el Formulario de
recolección de Incidentes interno,
para que la Dirección Médica de cada
Establecimiento Médico pudiera estar
informada en tiempo real de lo que
estaba ocurriendo con un paciente,
ya sea por un resultado inesperado,
una queja de éste o del entorno del
paciente.
Las aseguradoras en conjunto o en
forma individual y según sus
estrategias, participaron en cuanto
Congreso, Seminario, Simposio médico
les fue permitido por la Comunidad
Médica, explicando sus experiencias,
transmitiendo los resultados de sus
recogidas de datos por la atención
de los siniestros, y las fallas de
conducta con la intención de
transmitir estrategias para
modificarlas, capacitando al equipo
médico al menos de las cuatro
especialidades tradicionalmente más
reclamadas. También las Aseguradoras
realizaron sus propios Congresos,
Seminarios o Simposios, corriendo
obviamente invitación a la Comunidad
Médica en General, así como a sus
propios asegurados y
fundamentalmente al “top ten” por
siniestralidad de cada aseguradora.
En ese sentido varias aseguradoras
le dan cobertura a la culpa grave
asimilable al dolo, excluyendo de la
garantía del asegurador, solamente
el dolo del asegurado o un
dependiente.
La Argentina probablemente sea el
país en América latina, donde
existen más reclamos por mala praxis
médica, más aseguradoras dando
cobertura, más personas físicas y
jurídicas aseguradas, mayor
frecuencia y mayor severidad en los
reclamos.
Los Aseguradores argentinos en estos
últimos veinte años han pagado unos
cuantos millones de pesos ya sea por
sentencias condenatorias en sede
judicial, cuanto por acuerdos en
Mediación prejudicial. No existen en
el mercado quejas de asegurados por
el comportamiento de las
aseguradoras de praxis médica. Las
aseguradoras “estamos”, no nos
“fuimos”.
La Comunidad Aseguradora ha
desarrollado cursos, seminarios,
congresos y simposios para informar
a los Funcionarios Judiciales cuál
es la problemática de la Medicina
Asistencia pública y privada en
todos sus aspectos, inclusive acerca
de la problemática de las
Infecciones Asociadas al Cuidado de
la Salud, los Falsos Positivos y los
Falsos Negativos.
La Comunidad Aseguradora ha
desarrollado en este tiempo una
serie de mecanismos y estrategias
para la prevención de los riesgos,
mejoramiento de la calidad de la
prestación y seguridad del paciente,
a veces a la par de las
organizaciones médicas, aunque en la
mayoría de los casos en soledad pero
evaluando la experiencia acumulada
en nuestro país, en el ánimo de
disminuir la frecuencia y colaborar
en la capacitación del equipo de
salud, para poner distancia frente
al riesgo de juzgamiento de su
responsabilidad profesional. Dicha
experiencia está basada en el
análisis de las conductas del equipo
de salud en cada acto médico, ya sea
de pacientes en situaciones de
emergencia, internación, actos
quirúrgicos programados o
ambulatorios, medicina domiciliaria,
centros de diagnósticos por
imágenes, laboratorios de análisis
clínicos, entre otros.
La Comunidad Médica en algunas
ocasiones ha tomado conciencia de
ello, y todos los aseguradores que
integramos el mercado argentino nos
sentimos muy orgullosos de tener en
nuestras compañías, ya sea interna o
externamente a grupos de
profesionales de la Medicina o del
Derecho con verdadera
especialización y dedicación
exclusiva a los temas de Derecho
Médico en su más amplia acepción de
la rama profesional. Por momentos
nos parece que por un precio (prima
o premio) muy razonable, la
comunidad médica tiene acceso a esos
profesionales para que los asesore,
los capacite o los defienda, todas
las veces que sea necesario, todos
los días del año y de sol a sol.
Estamos muy conformes con lo que
hicimos y seguiremos haciendo, por
la Comunidad Médica.
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