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Opinión


DIVORCIO: MACRO versus MICRO
 
Por el Licenciado
Víctor Norberto Cerasale [MBA R&D]
 

Sostiene César Molinas (¿Qué hacer con España?, Ed. Destino, 2013) que el futuro se construye tirando de la organización, no empujando: hay que tener una visión de futuro, poner los piés allí y estirar de la organización. Juan Simó “Juan Simó. Centro de Salud Rochapea. Pamplona (Navarra)” se sitúa en 2024 e imagina los cambios que propone para la Atención Primaria española durante la próxima década. Los describe en un hipotético reportaje conmemorativo del 40 aniversario del inicio de la reforma de la Atención Primaria que se publicaría en 2024, pero que El Médico publica en 2014 coincidiendo con el 30 aniversario de la reforma de 1984 (http://www.elmedicointeractivo.- com/analisis/tribuna/125617/2024-regreso-al-futuro-de-la-atencion-primaria).

Siempre se hacen discursos extensos sobre la salud… los sistemas solidarios de salud… las equidades y las inequidades de la misma… y se esgrimen numerosos argumentos de esto y de lo otro, los cuales aparecen como soluciones, algunas mágicas, otras consensuadas, algunas muy bien diseñadas pero que nunca se traducen en resultados para el público, otras improvisadas que terminan produciendo más daños que beneficios… y la realidad, la implacable realidad, suele imponer sus evidencias, y éstas revelan que hay un divorcio entre el discurso y la calle, o si se quiere entre la salud desde lo macro y la otra que se representa en lo micro.
Asumimos que lo macro se refiere a los indicadores… de gestión… por ende de producción en salud, algo que tiene interés para los ámbitos políticos… y si bien, éstos alcanzan los estamentos de los servicios, no siempre se condicen con las respectivas realidades… esas que perciben los médicos/as, los enfermeros/as, los farmacéuticos/as, los bioquímicos/as, y todos los demás, que no son pocos, y que muchas veces asumen el rol de ser pacientes, o bien que deben “salvar” a familiares en tal condición… salvándolo de su enfermedad, pero también de las paradojas del sistema/modelo.
Asumimos que lo micro se refiere a las personas… intentando ser atendidas… intentando ser contenidas… intentando ser curadas… algo que la política suele recitar como referencia, pero que rara vez encaja en la realidad de los pacientes y/o familiares y/o amigos y/o “alguien” y/o algunos, que deben hacer verdaderos periplos para conseguir un turno, conseguir que alguien los escuche, conseguir que alguien los comprenda, conseguir que alguien les explique, conseguir que alguien los guíe en el laberinto de las administraciones mal llevadas y peor coordinadas, conseguir que los respete como personas, conseguir que alguien les resuelva el problema que se ubica más allá de su enfermedad, en general por sobre y por delante de ella… tema no menor a la hora de los enfermos y sus enfermedades, condenados por estas últimas (enfermedades) y también víctimas de un sistema que dejó de serlo hace mucho tiempo…
Cuando cada quien, o quien sea, camina los pasillos de la salud pública… visto con los mejores ojos, despojados de sentimientos de confrontación y/o persecución y/o exclusión y/o crítica malparida, descubre que hay un divorcio tangible entre lo macro y lo micro, o lo que es lo mismo, hay un divorcio entre el discurso y la necesidad genuina, creándose agujeros negros peligrosos, esencialmente peligrosos para los pacientes y sus cuitas… mucho más peligrosos para las finanzas familiares… y ni qué hablar de las usuales omisiones, negaciones, olvidos, que condenan a los enfermos a cargar con estados depresivos o bien a sentirse (así lo describen muchos de ellos) que están frente a una pared que no ve, no escucha, no entiende… pero que los goza.
La realidad, siempre implacable, nos enseña que no hay coordinación administrativa, por ende tampoco la hay en la gestión, por consiguiente mucho menos la hay entre los recursos humanos profesionales, y desde luego, tampoco la hay a la hora de los pacientes y sus desesperaciones y desesperanzas, siempre libradas a sus suertes, a sabiendas que una vez asumido el diagnóstico, lo que le seguirá será un calvario… ya que de no contar con un “amigo” dentro de la estructura a la que se asiste… se podrá perecer en el intento, o también durante la espera… parece o suena apocalíptico, y lo es para los individuos enfermos… aun cuando el resto del sistema/modelo ni siquiera lo perciba, no quiera darse cuenta, o no le importe.
En el punto donde la salud pública y/o privada y/o dudosamente solidaria y/o inequitativa se judicializa… indefectiblemente fracasa, o al menos demuestra que el sistema lo hace, o al menos enseña que el modelo no sirve, está fracturado, desintegrado, o hasta descoordinado, lo suficiente como para hacer que las personas/pacientes se vean frustradas en sus intentos de reclamar por algo que les corresponde por derecho…
Pami, como modelo fundacional de lo solidario y de lo equitativo, copiado y referido hasta el hartazgo por terceros involucrados directa o indirectamente… no ha servido para que el resto del sistema “aprenda” de sus aciertos tanto como de sus errores… por consiguiente, el resto del sistema, tanto el solidario como el que no lo es, ha seguido el criterio de los “errores”, dando lugar a una administración que se ha ido transformando en una máquina de impedir-salud-al-paciente… puede molestar o doler, pero dado que el universo de afectados es demasiado significativo, bien vale considerar la aseveración.
El mundo de la salud globalizada estima que la administración no puede superar el 5% de la estructura de servicios de salud… algunos coincidirán… otros lo rechazarán… en nuestro país, las administraciones ocupan más del 12% de cualquier estructura asistencial, y curiosamente, impiden, sea por acción, sea por omisión… aunque a decir verdad, la falla o el fallo se produce por carencia de coordinación, esto es “alguien” que colabore con los pacientes llevándolos de la mano por el laberinto de las estructuras asistenciales… entre otras cosas, claro está. El simple ejemplo que comienza con el intento de obtener un turno para ser atendidos… establece que el paciente, cualquiera sea, además de tal… se convierta en víctima del sistema.
Epílogo: la estructura asistencial de la salud pública demanda la presencia de “coordinadores” que resuelvan, sí… “resuelvan”… los problemas de los pacientes, a efectos que sólo deban ocuparse de sus enfermedades, y no de ver cómo esquivar las vallas que les imponen desde los sectores administrativos, siempre dispuestos a atropellar a cuanta persona se les cruza… siempre que no se trate de un “amigo”. Los ejemplos son muchos, demasiados, dolorosos… tanto que para cualquier paciente y/o familiar, se tornan insoportables, inmerecidamente insoportables.

 

Licenciado [MBA R&D] Víctor Norberto Cerasale, 2014-02-12. Copyright by Cerasale, 2014. Derechos reservados. Exclusivo para Revista Médicos, Medicina Global.
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