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Un reciente informe elaborado por OMS, UNICEF, Banco
Mundial, Fondo de Población de ONU (UNFPA) y la División
de Población de ONU reabre, sin proponérselo, una
polémica sobre la credibilidad de los datos del sistema
estadístico de salud argentino. El informe en cuestión
afirma que la mortalidad materna en nuestro país es del
69 por cien mil para el año 2013 y que ha sido uno de
los dos países en donde menos descendió esta razón desde
1990 a la fecha. El otro país en cuestión, Costa Rica
presenta la mitad de esa cifra ya desde los 90.
Por el contrario, según los datos oficiales del
Ministerio de Salud, la mortalidad materna para el año
2012 fue del 35 por cien mil
(http://www.deis.gov.ar/Publicaciones/Archivos/Serie5Nro56.pdf).
Incluso la presidenta anunció recientemente por cadena
nacional que esa cifra para el año 2013 rondaría el 28
por cien mil (Cadena Nacional del día 4 de junio 2014).
Esto está marcando no solo diferencias siderales en los
números respecto al informe antes citado, sino también
una tendencia decreciente importante en el tiempo. Y
estas diferencias no son menores porque definen si
estamos por el buen camino en este tema o por el
contrario si se requieren de fuertes correcciones en la
política materno infantil.
Un antecedente cercano, en cuanto a la credibilidad de
los datos, fue la polémica desatada hace unos años
respecto a las cifras de mortalidad infantil de la
Provincia de Tucumán en donde existieron sospechas de
manipulación de datos. Más precisamente se llegó a
acusar a la provincia de enmascararla a partir de
registrar la mortalidad de niños nacidos con menos de
500 gramos como mortalidad fetal ya que todos miran las
cifras de mortalidad infantil pero casi nadie hace
hincapié en las de mortalidad fetal.
Según una publicación de Página 12 del año 2009 mientras
la Argentina entre los años 2000 y 2007 redujo las
muertes fetales un 22,9 por ciento, la provincia de
Tucumán las aumentó un 85,7 por ciento. Y mientras que a
nivel nacional en ese mismo período disminuyeron las
muertes infantiles un 20 por ciento, Tucumán las redujo
un 43,5 por ciento (http:/www.pagina12.com. ar/diario/elpais/subnotas/1-41453-2009-07-27.html)
Desde la década del 60, en que se crea el sistema
estadístico nacional y el sistema estadístico de salud,
la Argentina puede ufanarse de poseer uno de los mejores
y más confiables sistemas de estadísticas en salud de
América latina. La Dirección de Estadísticas e
Información en Salud (DEIS) está conformada por personal
con un excelente nivel técnico. Pero el problema es que
la captura y transmisión del dato se realiza en las
provincias y no siempre es homogénea la calidad del
dato.
Diversos estudios realizados por la propia DEIS sobre
omisión de registros de nacimientos y muertes infantiles
muestran la preocupación por los niveles de subregistros
y su desigual distribución observados. Estos estudios
mostraron elevados niveles de omisión de defunciones
infantiles en diferentes establecimientos de Santiago
del Estero, Tucumán, y Misiones así como en el interior
de la provincia de Formosa mientras que las omisiones
eran casi nulas en Neuquén, Salta y La Pampa lo que
muestra esas diferencias citadas.
LOS OTROS SISTEMAS DE
INFORMACIÓN
Otro de los grandes sistemas de información en salud, el
Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica fue
fortalecido a principios de los 2000 a partir de un
proyecto financiado por el Banco Mundial, el VIGIA, el
cual informatizó el sistema, capacitó recursos humanos,
introdujo las encuestas para medir factores de riesgo y
creó un sistema de laboratorios para mejorar los
diagnósticos. Pero finalizado el préstamo el sistema se
debilitó y muchos nodos no informan como corresponde, lo
cual genera dudas sobre la información actual de las
enfermedades de notificación obligatoria. Nuevamente el
sistema nacional depende de las fortalezas y debilidades
de las provincias.
A su vez cuando leemos los informes oficiales sobre las
causas de egreso, otra de las grandes fuentes de
información sobre morbilidad, debemos tener en cuenta
que sólo se informan las de los hospitales del sector
público quedando afuera las de los establecimientos del
sector privado. Tampoco conocemos las causas de
consultas externas, en este caso ni siquiera del sector
público ya que no hay sistema nacional (ni provincial)
que las registre.
Completando el análisis podemos decir que los sistemas
que miden diferentes variables de atención como los de
rendimiento hospitalario o calidad en la atención,
brindan información solo de los hospitales públicos y no
existen sistema de agrupación de pacientes como pueden
ser los GRD, por ejemplo, utilizados en la mayoría de
los países desde hace más de 20 años.
Si a esto le sumamos la debilidad del sistema de
información para medir el gasto en salud tenemos que en
su conjunto la información en salud en nuestro país es
parcial, de baja calidad y genera interrogantes en
cuanto a su credibilidad.
Párrafo aparte merecen las encuestas nacionales que se
han implementado correctamente. Las Encuestas Nacionales
de Factores de Riesgo, la de Nutrición y Salud, las de
Utilización y Gasto en Salud y el Estudio de Carga de
Morbilidad son algunos nuevos aportes más que necesarios
que felizmente se han realizado.
LA GRAN APUESTA:
DESARROLLAR UN SISTEMA DE INFORMACIÓN EN SALUD INTEGRAL
Y CONFIABLE
Contar con información en salud confiable es básico para
poder elaborar y evaluar políticas públicas en salud.
Una de las deudas de esta década, que nos quedará como
herencia, es el debilitamiento de todos los sistemas de
información. El de salud no es una excepción.
De cara al futuro, como mínimo, debemos profundizar los
estudios sobre omisiones y subregistros de estadísticas
vitales en las provincias y mejorar la calidad del dato,
debemos reforzar el sistema de vigilancia epidemiológica
con programas tipo VIGIA pero con continuidad en el
tiempo, debemos integrar al sector privado al sistema de
información sobre causas de egresos, rendimiento
hospitalario y calidad en la atención, debemos
incorporar sistemas de agrupación de pacientes tipo GRD
y contar con la información de causas de consultas
externas y finalmente debemos generar un sistema
confiable de cuentas nacionales en cuanto al gasto en
salud. También debemos seguir desarrollando los Estudios
y Encuestas Nacionales que correctamente se han
realizado.
A su vez deberemos incorporar tecnología para lograr
integrar el sistema e introducir grandes dosis de
transparencia generando un sistema de rendición de
cuentas con información accesible y totalmente pública.
El próximo gobierno tendrá el enorme desafío de
recomponer los sistemas estadísticos nacionales. Desde
salud deberemos incorporarnos a esta gran tarea si
pretendemos comenzar a transitar un camino con seriedad
hacia un mejor sistema de salud.
(*) Médico. Especialista en Salud
Pública. Jefe de Trabajos Prácticos de Salud Pública en
la Facultad de Medicina de la UNICEN. Integrante del
grupo PAIS – Pacto Argentino por la Inclusión en Salud.
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