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Opinión


La necesidad de una Política de Medicamentos en la Argentina

Por el Dr. Adolfo Sánchez de León (*)


El consumo de medicamentos constituye un aspecto muy importante en la vida cotidiana de las personas. Cada argentino compra en promedio 13 envases de medicamentos por año y el gasto en medicamentos representa el octavo rubro en importancia en la economía familiar. También constituye un sector muy importante en el aparato productivo del país siendo, la industria farmacéutica, la 2ª actividad de importancia en el valor agregado y la 8a en el monto de facturación.
Pero fundamentalmente y más importante, afecta (para bien o para mal) la salud de la población.
Pese a esta trascendencia, nuestro país no cuenta con una política destacada de medicamentos y las medidas adoptadas generalmente (y a pesar de grandilocuentes declamaciones) tienen un fuerte componente de interés económico y no de concepción del medicamento como bien social.
Veamos algunos aspectos importantes por el que se requiere de una verdadera política de medicamentos:

El medicamento como bien de consumo en la Argentina

Se estima que el gasto en medicamentos en nuestro país representa alrededor del 32 % del gasto total de salud o sea más de 95 mil millones de pesos. De esa erogación el 20 % es gasto de bolsillo lo que indica la importancia en la economía familiar. Tengamos presente que en general los países gastan menos del 15 % del gasto total de salud en medicamentos.
El mercado de medicamentos que más creció fue el de la Argentina (un 23% en el 2013 comparado con datos de 2012) superando ampliamente al resto de los mercados como Europa (creció un 1.4%) América del Norte (1.2%) y Japón (3.1%).
Pero en venta de unidades la Argentina muestra una desaceleración. En 2013 se vendieron en nuestro país solo un 4,1% más de medicamentos en volumen respecto del año anterior, mientras que para 2014 la estimación es directamente de estancamiento.
O sea que el principal factor de crecimiento en la Argentina fue el incremento de precios, lo cual es claramente regresivo.
El incremento en el precio de los medicamentos produce un impacto directo en las economías familiares, pero de manera muy agravada en la de los grupos más vulnerables. La población de menores recursos es la que destina un mayor porcentaje de sus ingresos a los medicamentos en comparación a la población de mayor poder adquisitivo. El gasto directo en medicamentos es totalmente regresivo. Cualquier aumento de precios disminuye el acceso a ellos o restringe la proporción de ingresos destinados a otros rubros como transporte, alimentos, vestimenta, etc.
Según el propio INDEC, en el primer bimestre de este año los medicamentos lideraron los aumentos con un 21,7 por ciento. Lejos de bajar, en mayo y siempre según el INDEC, volvieron a convertirse en uno de los rubros que más aumentó.

El medicamento como aparato productivo

La producción de medicamentos es una actividad valor agregado intensivo. En efecto mientras el valor agregado representa el 28,4% del valor bruto de producción para el conjunto de la industria manufacturera, para la industria farmacéutica se ubica en el 41,3%. Prácticamente 50% superior al del conjunto industrial.
El país cuenta con más de 200 compañías farmacéuticas, 6.000 representantes médicos, 690 supervisores, 11.765 productos, 24.509 presentaciones, 250 mayoristas y 12.000 farmacias, pudiendo estas últimas ser aún más, en función del modo en que sean consideradas. Los empleos que esta industria genera son 120.000, de los cuales 20.000 serían directos y 100.000 indirectos. El 80% de los laboratorios se ubican en la Ciudad y en la Provincia de Buenos Aires.

El medicamento como problema sanitario

Según el Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, 8 de cada 10 argentinos se automedican y el 50 por ciento de la población toma los medicamentos de forma incorrecta, lo que genera más de 60 muertes por día.
Se calcula que 162.000 personas necesitaron internarse también como derivación de la problemática, mientras que la mitad de la población ingiere los medicamentos de forma incorrecta.
Las aspirinas, el paracetamol, el ibuprofeno, el clonazepam y el viagra están en la cima de las sustancias farmacológicas que los argentinos utilizan de manera absolutamente descontrolada, causando un verdadero problema sanitario. Se calcula que durante 2012 fallecieron 22.700 personas, a un promedio de un caso cada 23 minutos, a causa del mal uso o abuso de medicamentos.

La necesidad de una Política Nacional de Medicamentos

El tema medicamentos es muy complejo y presenta diferentes aristas que impactan en la vida cotidiana de las personas. Hemos mencionado sólo algunos aspectos que justifican la necesidad urgente de una política integral de medicamentos.
Sin embargo el Estado aparece como ausente ante tamaña complejidad y cuando actúa lo hace mal y a destiempo. Recientemente el gobierno apeló en forma algo desprolija, a desempolvar dos viejas iniciativas: la denominada comúnmente ley de prescripción de medicamentos por su nombre genérico y la producción pública de medicamentos a fin de intentar controlar los precios. Ninguna de estas estrategias tendrá el impacto esperado en el control de precios y asistiremos nuevamente a una frustración de dos iniciativas correctas y positivas.
Los motivos por el cual fracasarán estas iniciativas en el control de precios de los medicamentos son variados pero fundamentalmente tienen que ver con el actual contexto político y económico, con la falta de credibilidad hacia el equipo de gobierno tanto económico como de salud y con la mencionada ausencia de una Política Integral. Ambas iniciativas deben ser políticas de Estado a largo plazo y requieren de una gestión adecuada y prolongada en el tiempo y no ser utilizadas como políticas cortoplacistas cuando se tiene la soga al cuello.
La lucha por el precio de medicamentos se debe insertar en primer lugar en una política coherente que ataque las causas reales de la inflación. De lo contrario ninguna medida específica para ese sector tendrá éxito.
En segundo lugar el tratamiento de este tema debe dejar la órbita de la secretaría de comercio para pasar a la de salud desde donde debe diseñarse una verdadera política nacional de medicamentos coherente, que incluya al menos la creación de una agencia de evaluación de tecnología, la elaboración de protocolos basados en evidencia de cumplimiento por parte de todos los financiadores, la regulación de la propaganda comercial, un accionar permanente sobre la prescripción, el control de la venta libre, la creación de un seguro de enfermedades denominadas catastróficas para toda la población y una política de investigación y desarrollo agresiva. Recién entonces las iniciativas desempolvadas por el gobierno, correctamente gestionadas, aportarán una contribución al complejo mundo de los medicamentos.

(*) Médico. Especialista en Salud Pública. Jefe de Trabajos Prácticos de Salud Pública en la Facultad de Medicina de la UNICEN. Integrante del grupo PAIS – Pacto Argentino por la Inclusión en Salud.

 

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