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 La Medicina en el Cine - Autor: José Moviola jose.moviola@yahoo.com.ar

 
Síndrome de inmunodeficiencia adquirida*

Filadelfia
(Jonathan Demme - 1993)

Sinopsis
Vista con la perspectiva que dan 20 años desde su realización, esta película multipremiada en su momento, nos presenta un claro documento de la mirada sobre el Sida en la década de los 90 y puede servir como punto de partida para un análisis comparado con el posicionamiento médico y social de la patología en la actualidad.
Andrew Beckett (Tom Hanks) es un joven inteligente con un brillante futuro profesional en la compañía donde trabaja como abogado. Es homosexual, tiene un amante latino y ha desarrollado el Sida.
Cuando comienzan los primeros síntomas de la enfermedad (sarcoma de Kaposi) es despedido con la excusa de una presunta negligencia profesional. Sabe que el motivo es otro y demanda a la empresa pero sólo hay un abogado en la ciudad, llamado Joe Miller (Denzel Washington), que finalmente se atreve a aceptar el caso. (1)


La patología en foco
Antes de comentar la película hay que dejar claro que el planteamiento es bastante engañoso.
A simple vista parece que se trata de un filme sobre el Sida (al menos eso es lo que le queda al público: “la película en la que Tom Hanks hace de paciente con Sida”), cuando en realidad, el virus simplemente es una excusa para plantear el problema de la discriminación a los homosexuales en Estados Unidos. Como se verá más adelante ése es el motor de la historia, y varios personajes lo dejarán claro a través de sus intervenciones.
Antes de sumergirse en el análisis puro, existe la obligación de encuadrar temática y temporalmente la película. En cuanto al género, obviamente esta película es un drama, y si profundizamos más diremos que un drama judicial, (según la clasificación genérica de Sánchez Noriega)(2). Hay que destacar que es la primera película de Jonathan Demme después de recibir el Oscar a Mejor Director por El silencio de los inocentes (1991), y que supone un cambio absoluto de registro, muy acertado, por cierto. Sus futuros giros profesionales, desgraciadamente, no tendrán tanta fortuna, pero esa es otra historia. Esta película comenzó a gestarse a comienzos de los años 90, la época en la que de verdad se empezó a hablar del Sida en la calle (cuando estalló la alarma social), y, como el cine es la industria que cuenta las historias que el público quiere escuchar, era el momento de que aparecieran este tipo de películas.
Ha habido otras antes, y después, pero la que de verdad caló fue ésta, por una parte por su plantel de nombres, y por otra, por lo que antes se ha señalado: no es una película sobre el Sida sino sobre el rechazo y la discriminación social.

Andrew frente a su enfermedad
Una vez que Andrew toma contacto con su diagnóstico y que la transformación física ya ha comenzado, y en cierto modo también la anímica, irá mostrando paulatinos cambios de conducta. Va a la oficina a dejar el trabajo que hace desde su casa en las horas que no hay nadie, y empieza a probar con los maquillajes para disimular sus manchas...
Se muestran sus alteraciones digestivas (algo tan evidente que hace que cualquiera note el cambio) y se vuelve a los encuadres subjetivos y a los actores mirando a cámara. Por fin el personaje de Andrew reconoce que tiene que ir al hospital. El hospital sirve para mostrar las derivaciones del diagnóstico hecho que puede complicar cierta comprensión para el público no médico debido a la carga léxica: se habla de colonoscopia (algo que se imagina terrible, pero que no se sabe lo que es), AZT... Y cuando ya sabe que lo que en realidad tiene es Sida se puede preguntar ¿para qué tantas vueltas y nombres extraños? ¿Es necesario? Probablemente no... claro que esto favorece el proceso de negación del personaje.
Andrew (Andy) pone al espectador al corriente de su enfermedad y su despido, mediante un flashback en primera persona. La revelación de su patología la hace a Miller (Denzel Washington) un colega rival que él tomará como confidente y asesor legal.
También se ve en esta escena cómo empieza la transformación de Miller: rechaza el caso por su repulsa hacia los enfermos de Sida y los homosexuales, una visión que poco a poco irá cambiando... una actitud que le llevará a visitar a su médico para comprobar si está infectado. A continuación, gracias al doctor, el espectador recibe una pequeña clase en la que se le explica cómo se transmite el virus, derribando muchas leyendas que entonces, y aún hoy, circulan, generadas por el desconocimiento.
Y gracias a la escena con su mujer se evidencian sus prejuicios sobre los homosexuales (empieza a apuntarse el tema de la película).
Una nueva muestra de discriminación hacia un Andy cada vez más demacrado, que se produce en una biblioteca, será lo que lleve a Miller a aceptar el caso. Éste es el primer punto de giro de la historia. A partir de aquí la película se centra en el proceso judicial.
Los prolegómenos del juicio sirven para seguir conociendo detalles del virus y del proceso de despido, todo entremezclado para un más fácil procesamiento.

El juicio
Tras el mayor salto en el tiempo (7 meses) se entra en el juicio, donde el director cuenta la acción desde la perspectiva del jurado, como si quisiera convertir al espectador en un miembro más. El testimonio de Andrew cumple con todos los presupuestos de los dramas judiciales en lo que se refiere a argumento. Lo que la hace especial es su planteamiento visual: la cámara se acerca mucho a los personajes en principio, a medida que las fuerzas de Andrew empiezan a flaquear se recurre al encuadre subjetivo, con planos cada vez más aberrantes según se va sintiendo peor.
Andrew acaba sufriendo un empeoramiento en el juicio y no podrá asistir al final del proceso, del que, como todo el público esperaba sale victorioso. Esto constituye el segundo punto de giro de la historia, que ya definitivamente se encamina hacia el fatal desenlace del protagonista.

El final
Una vez acabado el proceso, la acción conduce al hospital, donde tendrá lugar el intensísimo clímax, con un Andrew absolutamente deteriorado y un Miller que deja de ser el abogado para ser más que nunca un amigo.
El arco de transformación de Andrew también se completa, ya que al borde de la muerte se pone a contar chistes, cuando hasta este momento siempre se había comportado de una manera muy seria y dramática. Evocando a la escena antes comentada.
La despedida de ambos personajes es muy significativa: “te veré luego” aunque ambos saben que no va a ser así. Al igual que sucede cuando Andrew y su pareja (Antonio Banderas) se quedan a solas: se limita a decir “estoy listo”.
Una elipsis temporal conduce al funeral de Andrew. Es curioso ver que los personajes dentro de su pena no aparecen tristes sino que ríen y bromean... esto unido al video de Andrew niño es una especie de canto a la vida muy emotivo para cerrar la película.


Título: Filadelphia
Título original: Philadelphia
País: Estados Unidos
Año: 1993
Director: Jonathan Demme
Música: Howard Shore
Guión: Ron Nyswaner
Intérpretes: Tom Hanks, Jason Robards, Denzel Washington, Roberta Maxwell, Buzz Kilman, Antonio Banderas, Karen Finley, Daniel Chapman, Mark Sorensen, Jeffrey Williamson, Mary Steenburgen, Ron Vawter, Robert Ridgely, Charles Napier y Lisa Summerour.
Color: color
Duración: 119 minutos
Género: drama
Productora: Clinica Estetico Ltd.; TriStar Pictures
Premios: Oscar al Mejor Actor (Tom Hanks) y Mejor Canción (Bruce Springsteen).
Nominada al Oscar a Mejor Guión Original, Mejor Maquillaje y Mejor Canción (Neil Young).

Referencias
1.- Sánchez Noriega JL. Historia del cine. Teoría y géneros cinematográficos, fotografía y televisión. Madrid: Alianza Editorial; 2002.
2.- Oliva JA. Philadelphia (1993): las claves de un icono cultural. Rev. Med. Cine 1 (2005): 109-114.

* El autor agradece el valioso aporte de JA Oliva (ref.2).

 

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