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Debemos reconocer que el costo no es una función
administrativa contable sino una función de producción
en la organización. La necesidad de calcular los costos
no nace en determinar el costo unitario para cerrar
inventarios o el costo total para cerrar resultados;
nace de la necesidad básica de sostenibilidad y
supervivencia de la organización. Existen sólo dos
opciones para sostenerse y supervivir, que son manejar
los ingresos y manejar los costos.
Los ingresos son manejables pero hasta cierto punto
solamente, porque dependen de su variable principal que
para el caso del financiador Obra Social es su paritaria
sumada al volumen de aportes. Los ingresos de las Obras
Sociales no son controlados por sí mismos, y por mucho
esfuerzo de mercadeo que se le imponga, como financiador
no pagará más que lo que esté dispuesto en relación al
ingreso y a los valores promedio del mercado.
Los costos son manejables en dos aspectos: los directos
mediante combinaciones de uso y origen (cambios en las
recetas o cambios en proveedores) y cambios en la
estructura (la organización, el cómo se hacen las cosas
y quién las hace).
Para lograrlo, hay que enfocar la tarea de los costos a
nivel de toda la organización y no solamente de las
necesidades contables. Es recomendable hacer depender la
función de costos de los departamentos productivos o del
más alto nivel, para que puedan enfocar su accionar
hacia todos los detalles en todos los departamentos
productivos y de apoyo.
Reconocer que los costos deberían ser una preocupación
corporativa global, y no solamente de los niveles altos
de dirección es un excelente plan. Por lo tanto, debería
ser socializado, explicado, confrontado también con
técnicas globales. Se deberían crear grupos en todo el
personal para analizar las maneras de cómo se trabaja,
los recursos que se usan, etc.
No basta con tener normas de calidad de cualquier tipo,
hay que lograr involucrar al personal en el objetivo de
reconocer, denunciar, luchar contra los costos. La lucha
contra los costos tendría que ser el eje de liderazgo
por el nivel más alto de la empresa. Y recalcamos este
concepto: es muy distinto al de encargar, ordenar,
comandar, monitorear. Esto implica crear organizaciones
internas que se encarguen de los costos, programas de
socialización y manejo, incitar la emulación entre las
unidades, facilitar el acceso a nueva información,
capacitar en técnicas, y monitorear estrechamente todo
este aspecto crucial de la actividad empresarial.
Una Obra Social tiene gastos fijos definidos por Ley
como el administrativo. Pero en muchos casos el
desenvolvimiento económico de las Obras Sociales es
insuficiente para cubrir adecuadamente los gastos
requeridos para la implementación de las prestaciones
demandadas por sus afiliados.
Nos debemos preguntar: ¿Disminuyó la recaudación por
falta de aportes de los empleadores?; ¿Resulta
insuficiente el ochenta por ciento (80%) de la
recaudación para cumplir adecuadamente las prestaciones
médicas?; ¿Los recursos de amparo injustificados
desfinancian aún más el sistema?
Por último, tener siempre presente las palabras de
Alberto Einstein: No esperes lograr distintos resultados
si sigues haciendo siempre lo mismo. Esta verdad debería
ser la columna vertebral de una Política de Costos
orientada hacia la productividad.
Las medidas del sistema como respuesta a la crisis, a la
incertidumbre y los contextos turbulentos deben ser
claras:
Un sistema operativo ágil, requiere de un método de
observación, proyección, armado y ejecución concreta.
Todo este proceso debe tener presente y aceptación de
antemano, la utilidad de prueba-error, que es lo único
que permite la flexibilidad del crecimiento.
Los contratos deben ser consensuados científicamente
como primer paso, luego evaluar los costos de éstos,
estableciendo con claridad los desvíos posibles en
dichos costos.
Suprimir la estructurada pugna entre el que paga y el
profesional de la salud.
El prestador debe saber que en la Obra Social hay un
profesional que entablará una discusión puntual
científica ante una propuesta de prestación y diferentes
criterios médicos (es frecuente que esta condición sea
desconocida o minimizada). Establecer la discusión en
los términos correctos evitaría un altísimo porcentaje
de recursos de amparo que, es sabido, son presentados y
emitidos sin una consulta académica previa.
(*) Médico - Maestreando
en Administración de Sistemas y Servicios de Salud; Sede
Fundación Sanatorio Güemes. Universidad de Buenos Aires.
Facultad de Medicina 2014.
Twitter @aacamerano
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