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Existe una famosa
frase que dice… siempre que llovió
paro… y lamentablemente eso no fue
lo que nos sucedió durante el año
2015, un año donde nuestro sector se
vio fuertemente impactado por
diversos factores.
Por un lado, la insistencia del Ente
Regulador de continuar con una
política de control en el incremento
de las cuotas médicas no entendible
desde lo técnico. No sólo no
acompañaron las paritarias del
sector, sino que fueron autorizando
montos inferiores a los solicitados
y con vigencias dilatadas,
generándonos así un fuerte impacto
económico y financiero. Dentro de
este contexto, fuimos adaptándonos
para administrar una medicina de
primer nivel con una relación costo
vs. cuota que se fue deteriorando
fuertemente en los últimos años.
Hasta aquí podemos decir que las
empresas del sector nos hemos
adaptado a las dificultades que
presenta el país casi en forma
cíclica.
¿Pero qué agravó aún más la
situación? Por un lado, comenzó a
aparecer un ítem dentro de la línea
de costos que antes casi no existía
o era imperceptible, me refiero a la
Judicialización de prestaciones que
no se encuentran dentro de la
cobertura médica. Por otro lado, se
suma el impacto real que provocaron
las nuevas coberturas, las
coberturas por discapacidad y las
nuevas drogas de alto costo y baja
incidencia.
Para ahondar en uno de estos ítems
que parecería no tener un límite,
las prestaciones por discapacidad
han ido incrementándose no sólo en
valores por encima de los costos
promedio de las demás prestaciones
médicas, sino que la situación se
agrava por la gran diversidad de
nuevas coberturas que debemos asumir
pese a no estar dentro de las
enumeradas por la ley de
discapacidad. Si no son provistas
terminan siendo judicializadas y las
debemos cubrir por imposición,
siendo éstas extremadamente onerosas
y provocando grandes desvíos en los
costos médicos de las empresas.
Por otro lado, el número de
pacientes con certificados por
discapacidad se incrementó en los
últimos tres años a un promedio del
30% anual. Este escenario implica
para las Empresas de Medicina
Prepaga (EMP), cubrir luego de este
período, a casi el doble de
pacientes con certificados por
discapacidad.
Otra prestación que ha tenido que
asumir el sector de la medicina
prepaga es la cobertura de
Geriátricos, siendo éstos
instituciones “NO MEDICAS”. En
muchos casos, familiares de
pacientes con dificultades motrices
argumentan no poder ocuparse del
paciente y judicializan la
situación, derivando en las Empresas
de Medicina Prepaga la obligación e
imposición de cubrir esta prestación
no médica.
En resumen, de continuar esta
situación, estaríamos planteando un
escenario en el cual una persona
abonando una cuota a una EMP, puede
acceder tanto a todas las
prestaciones que le corresponden por
estar incluidas dentro del Programa
Médico Obligatorio (PMO); como así
también a todas aquellas que
considere el afiliado que deben
estar cubiertas, constituyendo de
esta manera una irrealidad que el
servicio médico actual no debe ni
puede asumir.
Claro está que durante el 2015 hemos
explicado en forma técnica al
Organismo de Control el impacto en
los costos de todo lo mencionado
anteriormente y la necesidad
imperiosa de perfeccionar la ley que
nos regula, insistiendo en tener una
regulación que no sólo proteja al
usuario, sino también a toda la
cadena que conforma el sistema de
salud de medicina prepaga.
Como todos los años desde Galeno
desarrollamos nuestra planificación
estratégica de ventas que consiste
en evaluar el contexto político
económico de los próximos 12 meses,
sin perder de vista el objetivo
trazado a largo plazo. En Galeno
desde hace más de 30 años venimos
desarrollando una estrategia
comercial no sólo basada en la venta
de Planes de Salud, sino también, en
la inversión en Sanatorios y Centros
Médicos estratégicamente ubicados en
todo el país. Recientemente hemos
inaugurado nuestro 7° Sanatorio de
la Trinidad en Ramos Mejía con la
más alta calidad médica, excelente
confort, hotelería y la más moderna
tecnología de última generación,
siendo un sanatorio de avanzada.
Cada año que pasa nos lleva a pensar
y reflexionar sobre la
vulnerabilidad de nuestra industria
al momento de salir a ofrecer
nuestros productos. Me atrevería a
decir que dentro del rubro de
servicios, las EMP venden una enorme
y costosa complejidad en los
productos que brindan y son las
únicas que pueden ser seriamente
lastimadas por compradores,
conscientes o no, de resolver su
problema médico sin medir el enorme
impacto que esto nos genera. El
desafío para el 2016 sigue siendo
trabajar cada vez más y en forma
conjunta con el Organismo de Control
para lograr el equilibrio adecuado
entre el regulador y el regulado.
Nuestro fin último es la
comercialización de nuestros
servicios en un mercado regido por
reglas claras, donde los posibles
riesgos empresariales sean
debidamente costeados.
Al final del día…para todos la Salud
no tiene precio pero debemos ser
conscientes de que tiene costo.
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