|
Para la Gestión Sanitaria se reclaman políticas de
Estado, pero éstas sólo serán posibles a través de una
red asistencial que construya un verdadero sistema
sanitario en correspondencia con un proyecto de Nación.
El camino a transitar nos impone recordar lo que expresa
Lewis Carroll en Alicia en el país de las maravillas
cuando pregunta:
“podrías decirme por favor ¿qué camino debo tomar para
salir de aquí?”
“eso depende en gran parte del sitio en donde quieres
ir” dijo el Gato.
De esto surge que la planificación requiera de un saber
crítico, y el desafío de cómo elaborar una planificación
estratégica que posibilite construir un Sistema Federal
Integrado de Salud público-privado equitativo que
permita producir salud y consumir asistencia médica
oportuna, adecuada y eficiente.
Planificar implica pensar antes de actuar, con método,
de manera sistemática. Ponderar posibilidades, con los
pies en el presente y el ojo en el futuro. Para Carlos
Matus la planificación es una herramienta de libertad.
Para ello distingue entre la planificación estratégica,
que apunta a un cambio organizativo y administrativo; la
planificación operacional, que actúa sobre el flujograma
situacional y los nudos críticos (los focos a reformar o
innovar), y la planificación estratégica situacional,
que incluye a ambas y cuenta con las siguientes
características:
-
un
cuerpo teórico, metodológico y práctico.
-
actores en conflicto de cada sector de intereses.
-
consenso con negociación.
-
recetas para cumplir esquemas terapéuticos.
-
recorrer un camino crítico de programas
concatenados.
-
políticas públicas y compromisos privados.
Hacia
1920 la Unión Soviética incorporó la Planificación
sanitaria dentro de la política global económica y
social. En un pueblo de preponderancia campesina y sin
desarrollo industrial, se vieron obligados a la
planificación en Salud dentro de la Nueva Economía
Planificada. Por eso es que desde entonces se piensa en
planificación como sinónimo de centralismo estatal,
cuando ello no es necesariamente así.
Hacia 1962 en el Reino Unido, Gales con su gobierno
laborista en plena crisis de posguerra desarrolla el
criterio de planificación dirigida fundamentalmente a
las inversiones hospitalarias. Pero en 1976 se amplía
dando lugar al Sistema Nacional de Salud, National
Health Services (NHS), plasmado en el Libro Azul, donde
la planificación introduce el perfil de distribución
equitativa, bajo la ideología socialdemócrata
(laborista) con la consigna de la salud como derecho, y
no como un privilegio.
Otro ejemplo es Suecia, su enfoque de planificación
implantó los siguientes pasos:
-
estimación de un índice unitario de consumo en
relación a la diversidad etaria (la biodiversidad y
la tecno-diversidad) y a los cambios demográficos.
-
recursos necesarios según demanda regional.
-
distribución geográfica óptima que asegure la mejor
accesibilidad.
Y a
partir de estos elementos saber:
a) cuál es la estructura organizativa adecuada.
b) qué número de población según nivel asistencial.
c) cómo gestionar el acceso.
d) cómo garantizar la función de agencia y la evaluación
tecnológica en relación a lo dictado por el Observatorio
Nacional de Salud.
En nuestro país, aún en etapa de subdesarrollo, se
requiere de una planificación estratégica que integre
Estado –con un Observatorio Nacional de Salud–, Colegios
Médicos –que poseen un registro pormenorizado de la
actividad– y Universidades, que ante requerimientos
válidos puedan formar los profesionales pertinentes y
así evitar este mapa de atención médica en que se
multiplican los vacíos por falta de especialistas.
La filosofía de la planificación se sostiene en una
estructura de gestión que racionalice los servicios
sanitarios, dada la desigualdad en necesidad y demanda,
lo que no debe hacerse en términos de capacidad de pago
o compra individual sino a través de decisiones sobre
prioridades efectuadas por el sistema administrativo.
Subrayemos: el Estado no puede monopolizar la salud y el
mercado no puede liderarlo. El mercado no puede
planificar por sí mismo, pues no existe en salud la
autorregulación ya que carece de mecanismos que solo
puede aportar una Función de Agencia, entendiendo por
tal el monitoreo y la logística de la atención médica.
Esta evita la demanda inducida por el proveedor que va
desde el médico frente al paciente con su formación
asimétrica hasta la industria farmacéutica y la
incorporación acrítica de tecnología. De ahí que el
objetivo de una Función de Agencia y una Agencia de
Evolución Tecnológica sea determinar prioridades y
maximizar los beneficios del gasto sanitario.
CINCO PRINCIPIOS CLAVE
Para lograr la planificación satisfactoria de políticas
sanitarias se debe prestar especial atención a cinco
principios rectores.
En primer lugar, el federalismo. Un sistema de gobierno
federal como el nuestro confiere poder a funcionarios
elegidos que diseñan y administran políticas de acuerdo
con las necesidades locales y regionales.
Esto se vincula con la regionalización, que implica la
creación de un instrumento único de información
georreferencial, que permita la gestión eficiente de
recursos para la satisfacción de las necesidades propias
de cada espacio socio territorial, mediante la
organización en red de los componentes y la fusión de
fines a cumplimentar para concretar el derecho a la
salud.
El peligro de ambos principios lo representa la
autonomización, que es la característica de sectores que
actúan como si estuvieran emancipados de cualquier
responsabilidad y compromiso con el Estado, dada la
debilidad de la capacidad de control del mismo
(producto, en no pocas circunstancias, de delegaciones
inducidas por el mismo Estado). Son disfuncionales para
una correcta atención médica y potencian la
fragmentación.
Para ello resulta vital el principio de subsidiariedad,
en virtud del cual el Estado ejecuta una labor orientada
al bien común, cuando advierte que los particulares no
la realizan adecuadamente, sea por imposibilidad u otra
razón. Se propone asegurar la integración como Nación y
contribuir a fortalecer la identidad y así preservar las
singularidades regionales. En resumen, el Estado
Nacional debe hacerse cargo.
Por último, el Acuerdo Sanitario. Un acuerdo es por
definición una propuesta instrumental entre partes, la
articulación mediante una herramienta adecuada para
alcanzar un determinado objetivo como lo es la
construcción de un Sistema Federal Integrado de Salud.
El elemento central de toda sociedad democrática es el
conflicto. El acuerdo reconoce la crisis y asume el
conflicto recurriendo a la negociación para elaborar una
agenda de acción, no repite las inconsistentes
formalidades del consenso que no modifica el diseño de
la estructura nodal y pretende licuar las
contradicciones y los conflictos.
No resulta posible concebir una planificación racional
(fines) sin un criterio instrumental (medios).
Planificación racional implica la elección de
estrategias, técnicas y monitoreos. Una estrategia que
contemple criterios sociales, técnicas que se adecuen a
los medios empleados y monitoreos de seguimiento bajo
regulación informática. La planificación es previsión y
trabajo, compromiso y acción. No se trata de predecir el
futuro, sino de crearlo.
|
Ignacio Katz.
Doctor en Medicina (UBA).
Director Académico de
la Especialización en Gestión Estratégica de
Organizaciones de Salud Universidad Nacional del
Centro (UNICEN).
Autor de: “Claves jurídicas y asistenciales para la
conformación de un Sistema Federal Integrado de
Salud” (Eudeba, 2012) |
|