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Terminó un ciclo. Y
comienza otro. Este gobierno que se
inicia tiene una fantástica
oportunidad por delante. Y hay una
enorme ilusión de todos los
habitantes de este querido país.
Naturalmente, esto sí que no será
mágico. Muchos sectores –y también
muchos de nosotros– deberán –y
deberemos- contribuir con fuertes
cambios para ello.
Cada sector tendrá sus desafíos. En
mi opinión, la Salud tiene dos
grandes temas por delante.
Uno de ellos es hacer llegar la
atención médica a los que menos
tienen. El otro, producir una
transformación del modelo de
Medicina Prepaga que tenemos
instalado hoy en día.
Quiero contarle amigo lector, una
historia interesante. Hace un tiempo
almorzaba con quien fuera –muchos
años atrás– Secretario de Salud de
la Ciudad de Buenos Aires.
Conociendo su capacidad, se me
ocurrió preguntarle cuáles eran las
razones por las que no había podido
hacer ninguna transformación de
fondo en materia sanitaria. Muy
generosamente pasó a explicarme el
porqué: “Yo llegué allí con todas
las ilusiones de hacer una gran
transformación. El día que juré el
cargo invité por supuesto a toda mi
familia y a mis amigos. En un
momento, en medio de las
felicitaciones de rigor, el Jefe de
Gobierno me tomó del hombro, me
llevó aparte y me dijo: administrá
lo que te di, pero no hagas nada
raro, la salud no da votos...”.
Terrible... demoledor diría.
Digamos que la Argentina fue un país
pionero en la accesibilidad a la
salud. El modelo que impulsara el
Dr. Ramón Carrillo en la década del
50 fue increíblemente innovador, no
sólo en la Argentina, sino también
en Latinoamérica. Entre 1946 y 1951
se construyeron 35 Policlínicos en
todo el país, llevando así las camas
públicas a más de 130.000. Se
duplicaron la cantidad de médicos y
se triplicaron la cantidad de
enfermeras. Por primera vez miles de
personas vieron curarse a sus hijos,
a sus padres…y a ellos mismos. En
una palabra, Carrillo hizo GESTION,
así, con mayúscula.
Decididamente cuando una mamá llega
con su hijo enfermo a un Hospital
Público deja de importarle el signo
político del gobierno administrador
de turno. Lo que le importa es que
curen a su hijo.
¿Cuántos años llevamos escuchando
que en los Hospitales Públicos la
infraestructura está “venida abajo”,
que no hay gasas ni remedios o que
hay que esperar muchísimo tiempo
para una consulta y meses para una
cirugía? En la opinión de una
importante cantidad de votantes del
Presidente Macri, fue principalmente
la gestión que llevó a cabo la que
definió su voto. Gestión.
Resultados.
Y en ese sentido tenemos una gran
deuda: Se debe llevar adelante una
transformación de la Salud Pública y
en particular, como ya señalamos,
del Hospital Público, que devuelva a
la Argentina a los lugares que nunca
debió dejar. Miles de argentinos que
se encuentran bajo la línea de
pobreza esperan esto. Esperan que el
acceso a la salud garantizado por la
Constitución Nacional se vuelva una
realidad.
Sin ánimos de caer en una
simplificación, digamos que en el
país no faltan ejemplos de cómo se
puede llevar adelante una gestión
eficaz. De hecho, los Hospitales
fundados por las organizaciones de
inmigrantes entre mediados y fines
del siglo XIX como el Hospital
Alemán, el Hospital Británico y el
Hospital Italiano son un buen
ejemplo. Es decir que aún donde los
médicos “imperan” –como es en el
Hospital Público– se pude gestionar
con eficacia.
¿Y respecto de la Medicina Prepaga?
Todos pensamos que la regulación del
sector ha venido para quedarse. Pero
decididamente esa regulación debe
dar un “salto de calidad”.
Hasta aquí hay bastantes
coincidencias que, a partir de la
Ley de Regulación de la Medicina
Prepaga, básicamente se han hecho
dos cosas: primero, crearles a las
entidades la obligatoriedad de
brindar nuevas coberturas sin
definir sus fuentes de
financiamiento y segundo, limitar
los aumentos de precios.
Precisamente, no parece una
transformación en la dirección
ideal.
La sensación es que falta mucho para
hacer un cambio positivo del sector.
Debemos aspirar, como en todos los
países del mundo –si, efectivamente,
“todos”– a que tengamos resultados
de las prestaciones que se brindan.
Que podamos compararlas de una
entidad a otra. Que atento a que el
retraso del honorario médico se ha
vuelto una variable importante,
podamos saber qué valores promedio
se le pagan a los profesionales.
Necesitamos más datos públicos.
Saber qué tipo de calidad está
pagando el consumidor. Permitirle a
ese consumidor tomar decisiones
sobre la base de información y no
sobre la base de marcas.
También necesitamos una
transformación en materia de
medicina preventiva: en eso están
trabajando fuertemente los países
más desarrollados. La creación de un
sistema de premios y castigos puede
ser un camino a explorar. Para este
tema seguramente las ONG´s que
agrupan a los consumidores pueden
tener un papel importante en la
tarea conjuntamente con el INDEC y
con el Ministerio de Salud.
En fin, hay mucho por hacer.
Bienvenidas las expectativas de
cambio... es lo que nos permitirá
soportar mejor el presente y esperar
con optimismo el futuro y un mejor
2016!!!.
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